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12. UN POCO DE MI HISTORIA

(🚬)

BATCUEVA

Rachel soltó un suspiro mientras colocaba las manos en sus rodillas, cerró los ojos por un segundo y trató de concentrarse, buscando en algún rincon de su mente alguna predicción. Naturalmente, éstas llegaban en formas de pesadillas, sueños qué de a poco se volvían cada noche repetitivos. Molestando hasta que encontrará a la persona sobre la que se trataba su predicción o hiciera algo al respecto.

Luego de un rato de estar sentada y en aquella posición su respiración se volvió ligera y los mechones cortos de su cabello cayeron hacia adelante al tener su cabeza hacia abajo. A su lado, Gar la miró con una sonrisa de lado sabiendo muy bien que la chica se encontraba profundamente dormida, entrenando su mente a pesar de no parecerlo.

Por su parte, Rachel miraba la escena que se reproducía delante de ella en un departamento desordenado y con pocas cosas; solo un sofá y una pequeña mesa a un lado de la cocina, la cuál estaba llena de platos sucios.

¿Jason? Jason, cariño... ¿Le haces un favor a mamá? —preguntó con dulzura una joven mujer de rubios cabellos, dibujando una sonrisa nervisa que Rachel pudo captar de inmediato— ¿Vas a la tienda a comprar algo de pan? Y comprate alguito...

El niño enfrente de la mujer miró como su madre buscaba el dinero en su cartera, esperando de manera paciente las siguientes palabras de su madre e hizo una mueca.

—Solo ve... ve por pan. ¿Si, cariño? —pidió, extendiendo el dinero— Ahora apurate, mi amigo Robby está viniendo para ayudarme con... algo, y sé que no te agrada...

Los cabellos castaños del niño escondieron sus ojos por un momento, mientras él tomaba el dinero sintiendo una pequeña puntada de furia en su pecho, pero a pesar de eso, no era con su madre con el que estaba molesto.

—Es un traficante de drogas. —la voz molesta de Jason se hizo notar. Pero no dijo nada más y fué hasta la puerta, llegando a abrirla ligeramente antes de escuchar de nuevo la voz vacilante de su madre.

—Él es... Cuando sea mayor lo entenderás. Está ayudandome.

Y antes de cerrar la puerta, Jason la miró con tristeza en aquellos orbes verdes.

En un pestañar, la escena para Rachel se disolvió y dejó ver a Jason en el pasillo, donde caminaba con las manos en los bolsillo hasta las escaleras donde un hombre rubio de barba desarreglada venía subiendo.

—¿Que hay, niño? ¿Está tu mami en casa? —cuestionó con altanería, pasando a su lado.

—Vete a la mierda. —insultó Jason, sin siquiera mirarlo.

Mala idea.

Inconciente de sus acciones, Rachel se acercó unos cuantos pasos a la escena al ver como el hombre tomaba del brazo con fuerza al niño y de un momento a otro, estampaba su cabeza en la pared a su lado con brusquedad.

—... ¿Quieres hablar rudo?  Mejor que estés preparado para defenderte.

—¡NF!

Jason abrió los ojos hasta el tope al ver la daga que el hombre le mostraba con amenaza, y gruñó en la mano de él.

—Estoy aquí por que tu mamá, esta enferma... —lo soltó y Jason se llevó una mano a la mandíbula, tocandola con cuidado mientras sus ojos se ensombrecian— y necesita de su medicina. Ahora pierdete, pedazo de mierda.

Por unos segundos la escena volvio a cambiar, ahora, Jason alzó la cabeza al escuchar el sonido de la puerta abrirse dandole paso al rubio que, tambaleante, salia del departamento.

—Pero, que mierda, niño ¿Has estado aqui afuera todo este tiempo? —preguntó con los ojos dilatados— Je, tomó mas tiempo de lo normal... Decidí tomar algo de "medicina" tambien. El departamento es todo tuyo, chico rudo. —Jason empezó al levantarse del suelo, colocando la bolsa de panes para sándwich bajo su brazo derecho. Su mirada poco a poco se ensombrecia— Pero tu mamá va al estar durmiendo por un rato.

La mirada verdosa del niño se oscurecieron en su totalidad al tenerlos bajo la sombra de su frejillo castaño, pero a pesar de todo no quizo hacerle caso aunque mientras escuchaba al rubio balbucear y balbucear sobre como estaba tan cansando y queria ir a su casa a desansar, la rabia aumento con un rapidez exponencial que solo le hizo actuar de la manera mas impulsiva y brutal.

Se detuvo a mirada del pasillo, girando su cabeza para observar al hombre bajar las escaleras y de pronto, a largas zancadas se movio hasta él y lo empujó.

Lo empujó con tanta fuerza que el hombre cayó por las escaleras aparatosamente.

Entre tanto, Jason solo se quedo de pie en la cima de las escaleras.

Mirando lo que habia provocado.

Yo nunca tuve oportunidad, ni por un segundo.

Se escuchó aquella frase como un susurro en el largo pasillo, fuerte y claro.

Siempre tuve esa necesidad, o instinto de hacer daño...

En un momento de mi vida pensé que era un rabia inexplicable que se extendía por mis venas sin razón, hasta que un día supe en que podría gastar aquella rabia y fué que poco a poco, el sentimiento fue menguando...

Pero eso si, nunca desaparecía, por mucho que una parte racional en mi cabeza quisiera.

Yo era así... nací asi, y aunque quisiera no podría cambiarlo, ni por un segundo...

Ante la ultima palabra Rachel se despertó con la respiracion agitada y mirando a todo lados con los ojos exhorbitados, dirigiendolos a los de Dick que la observaba con el ceño frucido.

—¿Estas bien? —le preguntó con un tinte de preocupación en su voz.

Rachel se fué calmando con los segundos y asintió, levantandose con cuidado con ayuda se Dick, después de todo aún se encotraba algo mareada por la cantidad de informacion que habia recolectado, de alguna manera, sobre la infancia de Jason y algunos pensamientos del mismo.

Aún en su cabeza no lograba saber por que había visto aquello... Después de todo, Jason se había ido de su vida hace mucho tiempo.

A su lado, Gar le sonrió disculpándose con la mirada y comenzó a hablar un segundo después de que Dick se alejara.

—Lo siento, Rachel. Le dije a Dick que no te despertara pero ya sabes como es —se encogió de hombros sin quitar su sonrisa apenada de las facciones que se habia vuelto más etereas y duras con el tiempo— Pero bueno, ¿lograste algo? ¿Alguna pista de como salir vivo del mercenario loco?

La pelimorada sonrió, aunque negó con lentitud. No habia visto nada sobre Red Hood, muy en el fondo pensaba que con el poco contacto que habia tenido con el mercenario dias antes en unas de sus patrullas nocturnas le ayudaria, pero solamente eran esperanzas sin sentido.

No habia logrado hacer nada para averiguar algo, al menos un cosa minuscula sobre él. Estaba frustrada.

—Será para la proxima, ahora solo quiero dormir por mucho, mucho tiempo. —ambos rieron. En el interior, Rachel sintio unas irremediables ganar de vomitar y se tambaleó, siendo sujeta por Gar de inmediato— Llevame a mi habitacion, Gar. Por favor.

Le pidió sintiendo su cuerpo pesado. Ah, estupidos sintomas secundarios. Pensó con molestia, por su parte el peliverde la tomo entre sus brazos, colocando uno de sus brazos abajo de sus rodilla y otra en su espalda, cargandola con delicadeza.

—Duerme, Rae... Estuviste dos horas inconciente, te mereces descansar.

Dejó caer su cabeza en el pecho de Gar y suspiró, cerrando los ojos hasta caer en la oscuridad de su mente. De nuevo.

(...)

GOTHAM CITY

Al anochecer todo el equipo Titans a excepción de Tim se movilizaban por distintas partes de Gotham. Buscando pistas, patrullando y haciendo los esencial, trando de encontrar al mercenario de capucha roja.

lgunas horas pasaron y las cosas avanzaron a favor del equipo, atraparon a varios delincuentes menores y llevándolos a la comisaría. Tim a cargo de las computadoras en la batcueva habia logrado dar, gracias a las camaras de seguridad, con Red Hood en una fabrica de quimicos en la partes sur de Gotham, actuando de una manera demasiado sospechosa.

En la fabrica las luces rojas titilaban con lentitud por los pasillos oscuros que eran recorridos por varias personas. Dick, vestido con su traje de Nightwing mirada a los demás dandoles una señal para dividirse, buscando la manera de acorralar a Red Hood sí se daba la oportunidad. Después de todo, ya eran demasiados los problemas que aquel mercenario estaba dandole a su equipo, a la ciudad y por poco, al pais sí es que viajaba hasta las demas cuidades.

Rachel se fue por su lado con las manos llenas de su bruma y los ojos destellando en un rojo sangre al igual que la gema en su frente. Se dejó llevar por su instinto, escuchando de vez en cuando pasos pesados y seguidos, y estuvo un noventa porciento segura que no eran de ninguno de sus compañeros.

Al entrar a una sala llenas de mesas y herramientas cientificas se detuvo en el centro, logrado escuchar la pasos acercarse con más rapidez y luego deteniendose... Estuvo asi, quieta, con las defensas al cien y preparada para cualquier cosa cuando de imprevisto, lo sintió llegar.

Giró su cuerpo, lanzando su brazo derecho con la mano disparando una gran cantidad de bruma oscura tratando de darle a su objetivo el cual se movió esquivando el golpe, que llego a parar a la pared detras de él. Red Hood tomó su brazo y con un puñetazo en el estomago que la hizo encorvarse del dolor y uno en el rostro la alejó, la espalda de Rachel llegó hasta la orilla de una mesa que dejó caer toda las pequeñas botellas de vidrio al suelo, esparciendo su contenido mientras ella reposaba sus brazos a ésta para sostenerse.

La pelimorada escupió sangre y apretó los dientes, mirando con rabia al enmascarado que solo ladeo la cabeza.

—Ésta me la pagas.

Con esta palabras, Racgel extendio su bruma hacia él con una rapidez alucinante que solo logro rozarle un brazo a Red Hood, mientras éste desenfundaba sus armas y arremetia contra ella, obligandola a cubrirse con aquella bruma hasta dirigirla a él un segundo después de escuchar que se quedaba sin balas en ambas armas, logrado darle al fin.

La bruma lo azotó contra la pared con un fuerte golpe, dejándolo aturdido. Volvió a recargar sus armas y disparó, momento en el que Rachel pudo escuchar a Tim diciendole a todos su ubicacion para lograr detener al mercenario.

Fue en ese instante en donde la voz de aquel chico se escuchó en su comunicador cuando se distrajo, ganandose un fuerte golpe por parte de Red Hood que la envió al suelo hasta golpearse la cabeza.

—¡Agh! —al momento de escupir sangre escuchó las pisadas de mercenario alejandose de alli con rapidez— ¡Mierda! ¡Robin, se acaba de escapar! ¡Manda a los demás a la zona oeste del edificio! ¡Ya!

Esa noche nadie logro atrapar de manera efectiva a Red Hood a pesar de que a varios se les había cruzado entre los pasillos y habían peleado contra él.

No obstante, y sin que nadie lo supiera, Dick habia descubierto un secreto que nadie habia podido predecir esa noche, al menos no en tan poco tiempo.

Logró descubrir la identidad de Red Hood.

Mientras, las horas pasaban hasta transformarse en días y semanas. Se habían cumplido dos semanas desde el descubrimiento de Dick que le ocultó celosamente a todos en la mansión Wayne para evitar algún percance.

Sabia muy bien que sí alguien se enteraba de ello las cosas se pondrían peor de lo que ya estaban y el equipo se dividiría como años atrás de nuevo.

(...)

AFUERAS DE GOTHAM CITY

Un hombre de cabellos castaños se movía en la cama con insistencia y sudando frío, sintiendo de manera desgarradora dentro de su sueño como aquella linda chica de cabellos morados le hablaba despacio con algunas gotas de sangre saliendo de su boca.

—Ja... son... —su respiración era irregular pero no le impidió colocar un semblante serio que poco a poco se iba desgarrando al hablar— P-Por que lo hiciste... ¡¿Por que los asesinaste?! ¡Los asesinaste a todos!

—Rachel... Yo...

Su mente se dispersó al escucharla, a la vez algo en su pecho empezó a doler al ver los cuerpos ensangrentados que empezaron a aparecer en el suelo.

—¡Te odio! ¡TE ODIO!

Sollozó al escucharla repetir esas palabras en el sueño, sin ser conciente que en la realidad su cuerpo se abrazaba a si mismo y soltaba lágrimas mientras murmuraba incoherencias.

—Jason...

La voz de Rachel lo despertó, tan suave y clara que por unos segundos pensó que ella se encontraba allí con él, ayudándolo con las pesadillas como hace años hacia en su pequeño departamento.

Soltó un pequeño gruñido y pateó las sábanas a un lado, llevando sus manos a su cabello para despeinarlo totalmente furioso con sí mismo. Pensó que con su estricto regimen en la Liga de Asesinos las pesadillas habían desaparecido. Ya vio que solo era una mentira para solo dejar de pensar en ello.

Limpió sus lágrimas con brusquedad y suspiró, observando en su teléfono desechable que apenas era las tres de la madrugada. Su mirada se desvío hasta el arma que reposaba en una mesa a unos metros, a su lado el casco rojo que tanto atormentaba a los delincuentes de Gotham y a la ciudadanos la acompañaba.

Jason apretó los puños, levantándose de la cama hasta tomar el casco entre sus manos y sonrió de lado, esas pesadillas tendrían que irse a los más profundo de su mente hasta terminar lo que había comenzado desde que entró a la Liga de Asesinos, tenía que acabar con el Joker. Había entrenado para eso después de todo.

Pero algo en su cabeza no lo dejaba avanzar desde hace días y necesitaba darle un punto final a ello.

—Voy por ti, Rachel.

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