08. UNA PARTE DE LA VERDAD
(🚬)
Habían pasado varios meses desde aquella noche con Jason, la cual no había pasado de solo algunos besos robados de parte de ambos y una buena resaca por parte de Jason.
Era un viernes por la mañana. Se había levantado con un ánimo realmente bueno, tarareaba una canción popular mientras colocaba la poca ropa sucia en la lavadora. Era algo que hacia cada vez que observaba que a Jason comenzaba a escacearle ropa para ponerse, después de todo ella solamente había tomado muy poca del clóset de la antigua habitación de Jason, ese problema se había solucionado con varias compras pero no era suficiente y a causa de eso, tenía que lavar ropa cada semana.
Colocó un poco de suavizante y encendió la lavadora, absorta aún en sus pensamientos, ya no tenia mucho dinero para seguir comprando ropa y si seguía así, el dinero se acabaría. El trabajo de medio tiempo que tenía en una cafetería cerca del centro ya no daría para tanto, el pago no era poco pero al pagar para la comida, la luz, la calefacción y demás, dejaba poco para comprar cosas que estuvieran fuera de esas opciones.
Soltó un suspiro, no le quedaba de otra. Tendría que ir de nuevo a la torre a escondidas para buscar la ropa que había quedado en la habitación de Jason.
—¡Llegué!
Sonrió de manera inconciente al escuchar la voz del castaño y después el sonido de la puerta principal cerrarse.
Salió del pequeño cuarto y lo encontró colocando unas bolsas llenas de comida en la isla del comedor, Jason había salido temprano para comprar la despensa que los sustentaria al menos por dos semanas.
—¿Todo bien? —preguntó al apoyarse en la isla. Jason asintió, comenzando a colocar las cosas que había traído en su sitio.
—¿Que hacías antes que llegará? —preguntó casual, dándole una pequeña mirada.
—Poniendo algo de ropa en la lavadora. —se encogió de hombros— Necesito que la saques cuando este lista, ¿bien?. Voy a salir por un rato.
No quería decirle nada, pero Rachel sabía que no podía ocultarselo así que cuando le dijo que iría a la antigua casa en donde vivió ella anteriormente él se apuntó de inmediato para acompañarla.
—Déjame ir contigo, Rachel, no seas amargada. —insistió, pero ella volvió a negar mientras comenzaba a caminar a su habitación pero la detuvo— Espera.
—No...
Calló, al sentir los labios de Jason sobre los de ella. Sus labios se movían con suavidad, lentos, saboreando con lentitud los labios del otro.
—Iré contigo... —Jason mordió su labios inferior y la volvió a besar— ¿si?
—Deja de jugar —respondió Rachel entre risitas, colocando sus manos en las mejillas del contraria deteniendolo para que la mirada a los ojos— No me tardare...
—Racheeeel... —pronunció con una sonrisa.
—Deja de manipularme. —regañó.
—No te estoy manipulando —fingió demencia, dándole otro pequeño beso en los labios— Yo nunca haría eso. —contestó con tono pausado, claramente siendo bastante sarcástico.
Después de unos segundos de pensárselo bien, suspiró— Bien, te llevaré pero tendrás que quedarte en la que era mi habitación mientras buscó algunas cosas fuera de ella.
—Perfecto. —le dio un último beso en la frente, arriba de su gema y revolvió su cabello con burla para perderse por el pasillo que llevaba a las habitaciones del departamento. Ella solo rodó sus ojos y lo siguió.
(...)
TORRE TITANS
Colocaba con rapidez la ropa de Jason en la pequeña maleta que había llevado con ella, tenía que ser rápida, nadie en aquella torre podia ni tenia que verla, y menos sacando ropa que no era de ella de la habitación en la cual Dick no quería que nadie pasará.
Soltó un pequeño gruñido, molesta. Dick ni siquiera se había pasado por ahí para arreglar lo que hace varios meses había hecho.
Tomó la maleta y salió de ahí, tenia que regresar rápido a su habitación pero al voltear después de cerrar la puerta se llevó una sorpresa.
—R-Rose...
—¿Que hacías ahí, Rachel? —preguntó la peliblanca con molestia en su voz, mientras se cruzaba de brazos.
—No te incumbe. —le respondió, mirandola con altanería. No se dejaría intimidar por Rose, pero tampoco estaba de ánimo para una discusión.
Así que comenzó a alejarse de ella pero no fue por mucho.
A unos metros de ahí en la habitación de Rachel, Jason miraba con curiosidad las pocas fotografías que la chica había dejado, la decoración, todo... Pero después de un rato, todo comenzó a aburrirlo. Con una foto de Rachel junto a un chico peliverde en la mano empezó a deambular por la habitación hasta después de varios segundos en donde dejó la foto en su sitio y decidió salir al escuchar unos gritos.
Se movió por los pasillos con cuidado, escuchando cada vez mejor las cosas que una chica parecía gritarle a Rachel con enfado. Trato de esconderse un poco para que no lo vieran al estar al final del pasillo que llevaba a una sala bastante amplia en donde dos personas se encontraban de espaldas a él, atentos a la discusión.
—¡Solo vine a buscar lo que quedaba de mi ropa, Rose! ¡¿Podrias dejarme en paz ahora?! —gritó Rachel, apretando las correas de la maleta entre su mano derecha con fuerza.
—¡Si solo buscabas ropa tuya, entonces! ¡¿Porque demonios estabas en la habitación de Jason?!
La furia con la que aquella peliblanca le gritaba a Rachel lo hacía enojar. Pero, al escuchar su nombre se desconcertó. ¿Mi habitación? Pensó. Pero yo ni siquiera vivo aqui... O al menos, ni siquiera recuerdo haber vivido aqui.
—¡Eso...!
La burbuja de pensamientos que se estaba creando en su cabeza explotó de un momento al escuchar hablar a chico el cuál, extrañamente, le reconocía la voz.
—Vienés por ropa, y ni siquiera entras por la puerta, ni siquiera desde que te fuiste nos visitas. ¿Por que, Rachel? Ahora apareces y Rose te encuentra saliendo de esa habitación.
La expresión de la pelimorada estaba sería, mirando a cada uno en la sala con cautela y algo de nerviosismo.
—No es que no quiera visitarlos, encerio... Solo he estado... Ocupada.
—¿Ocupada? ¿En qué? —le preguntó Dick, con los ojos entrecerrados.
—Trabajo. —respondió sin titubeos— Comencé a trabajar en una cafetería y eso toma todo mi tiempo, llegó tarde a casa y...
—Tu trabajo es de medio tiempo, Rachel.
Aquello hizo que al igual que Jason, Rachel se pusieran alerta. A nadie de ahí le había dicho que trabajaba y ahora, Dick parecía saberlo desde hace tiempo.
—¿Has estado siguiéndome? —fue lo único que pudo preguntar en un jadeo incrédulo.
—... Solo te cuido.
—¿Cuidarme? ¡Eres un maniático, Dick! —soltó la maleta y empujó al chico, descargando algo de fuerza en él— ¡Estas enfermo!
—¡Solo trato de cuidarte! —se defendió— Pero parece que estas muy bien acompañada, he visto a un chico entrar en tu departamento como si viviera ahi. —el rostro de Rachel se puso pálido al escuchar sus palabras y sentir las manos del chico deteniendola— ¿Es que acaso fue por eso que te fuiste? ¿Es eso, por que ahora tienes novio?
—No... Emm...
Mientras tanto, y sin que nadie lo notará Gar había logrado percibir el olor de Jason cerca de ahí por lo que al girar su cabeza a la izquierda en donde se encontraba el pasillo su rostro se lleno de pánico. Oh, mierda... ¡¿Rachel por que carajos lo trajiste?! Pensó, caminando disimuladamente hasta donde Jason se escondia.
—¡¿Que rayos haces aqui?! —susurró, ceñudo.
Jason funció el ceño, mirandolo de arriba a abajo— ¿Te conosco?
No se acuerda de mi... ¿Será por eso que no volvió? ¿Por que no recordaba nada?
—No deberías de estar aquí...
—¿Porque ese chico se comporta así con Rachel? ¿Es su hermano?
—Es complicado. —respondio Gar— Tengo que sacarte de aquí ahora.
—Espera, yo...
—¡Ya basta! —la voz de Rachel los interrumpió, ambos giraron sus cabezas para observar a la chica, la cual tenía la mejilla roja. Mientras la chica peliblanca se acercaba peligrosamente a ella para darle otro golpe.
Jason actuó sin pensar, y corrió directo hacia ella para tomar con fuerza el brazo de la desconocida, dejando a Rachel detrás de él como método de protección.
—Vuelve a tocarla y esto se pondrá muy feo.
—J-Jason... Tú... —Rose estaba paralizada, al igual que los demás en aquella sala. Gar solo pudo maldecir en su mente— ¿Que hiciste, Rachel?... ¡¿QUE CARAJOS HICISTE, FENÓMENO?! —gritó mirando a la pelimorada, que solo se eescogió en su sitio tomando su cabeza entre sus manos mientras lágrimas salían de sus ojos.
—¡Yo no hice nada! ¡Él apareció, revivió solo! —respondió, sintiéndose angustiada y abrumada.
—¡Tuviste que haber hecho algo! —el agarre que mantenía Jason en Rose se intensificó, robándole un quejido.
—Ella no hizo nada, loca. Yo reviví sin ayuda de nadie. —la soltó con brusquedad, alzó una ceja— ¿Acaso te conocía antes? ¿Acaso los conocia a todos ustedes?
—¿No recuerdas...? —susurró Dick, mirandolo con los ojos llenos de lágrimas.
—Jason, mirame, Soy Rose... ¿Acaso no me recuerdas?
—Reviví y no tenía recuerdos, aun no los tengo por completo pero Rachel lo único que hizo fue ayudarme y apoyarme, hizo más de lo que mi propia familia pudo haber hecho. —pronunció lo último con resentimiento. Dick sintió algo dentro de si mismo romperse al escucharlo.
—Entonces tú eres el chico que esta viviendo con ella... ¿Desde cuando nos están viendo la cara, Jason?
—¿De que hablas, imbécil?
—¿De que habló? ¿Por que no te trajo aqui? Pudimos haberte ayudado, tratar que tu memoria regresara. ¿Sabes lo neurótico que se puso Bruce con la muerte de Jason, Rachel? ¡Si hubiese sabiado que Jason esta vivo no estaría pasando por un depresión!
Jason soltó una risa seca, ganándose la mirada sorprendida de los demás por su reacción— Te refieres a Bruce Wayne. Ese hombre no esta pasando por una depresión por mi muerte, parece ser que no fui lo suficientemente importante en su vida —se encogió de hombros, acercando a Dick— Depués de todo, me remplazo meses después de mi muerte. Se notaba muy feliz con ese chico nuevo, ¿sabes?
—Jason, ya basta...
—No, Rachel. Dejame decirle a este imbécil que su preciado Bruce Wayne se olvido de su hijo adoptivo. ¿Quien eres, ah? ¿Eres su hijo acaso?
—Jason, vámonos. ¡Jason! —giró su cabeza para verla, tenía los ojos llenos de lágrimas y las mejillas empapadas, su cabello estaba revuelto— Vámonos, Jay.
Rose no podía creer lo que sus ojos veían, Rachel se comportaba con tanta naturalidad con Jason y él parecía acostumbrado a su presencia. Los ojos verdes aqua que algunas vez le profesaban cariño se lo transmitían a la pelimorada y fue ahí cuando lo entendió.
Después de todo, Rachel también lo miraba con esos ojos.
—Te enamoraste de él...
LUBEISKASALAS 2023 ©
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