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04. DESCONCIERTOS

DEPARTAMENTO DE
RACHELROTH, GOTHAM
TRES MESES DESPUÉS

(🚬)

—Recordé algo, Rachel.

Aquello llamó la atención de la chica mientras movía los huevos revueltos que se cocinaban en el sartén y desvío la mirada de ellos para ver al castaño sentado a un lado de la barra.

—¿En serio? ¿Qué recordarte? —preguntó, apagando la cocina para colocar los huevos revueltos en un plato junto a un pedazo de pan tostado y entregándoselo a Jason.

—Era un hombre, creo que fue quien me adopto después de mi vida en las calles... —la pelimorada término de colocar su desayuno en la mesa y se sentó enfrente de él, teniendo solamente la mesa separándolos— Se llama Bruce Wayne. —Jason sonrió, mirándola con ojos llenos de brillo, aquello le pareció tierno y le devolvió la sonrisa, vacilante.

—¿Quieres...? ¿Ir a verlo? —preguntó, moviendo su comida como un gesto nervioso.

Las circunstancias no habían sido buenas desde que tenía a Jason ahí, en la torre se hacían preguntas sobre el cambio que Rachel había hecho al mudarse indefinidamente a aquel departamento, las personas había comenzado a sospechar y ella no se arriesgaría a que encontraran a Jason, no ahora, no dejaría que personas que se había olvidado de él lo buscarán.

Tanta rabia le daba todo el asunto que al recordar que nadie se había dado cuenta de la falta del cuerpo de Jason en su tumba, aquel sentimientos se incrementaba y la hacia querer romper todo lo que se atravesara en su camino.

Todos lo habían olvidado, excepto ella.

—No lo se... —la voz de Jason la saco de sus pensamientos y volvió a la realidad— Vi como aquel hombre me quería, a su manera, pero lo hacía junto a otro señor, Alfred, el mayordomo. —el castaño miró sus manos sin saber que decir— Quiero ir a verlos. Aquello...¿estará bien? No lo se, ya sabes, legalmente estoy muerto.

La miró esperando una repuesta.

—Si tú quieres ir, puedes hacerlo. No te detendré. ¿Quieres que vaya contigo? —pregunto después de pasar algunos segundos pensándolo, no podía negarle a Jason algo así. Él ya lo recordaba y tenía todo el derecho de ir y buscar a la persona que lo había criado al menos por dos años e iría seguramente si ella se interponía.

—Si, por supuesto. —Jason asintió— Me has estado cuidando estos meses, quisiera que mi padre viera quién fue la persona que cuidó de su hijo.

Sonrió abiertamente, aunque muy en el fondo sentía que algo no saldría bien, las cosas no iba a ser tan sencillas.

La vida no lo haría así.

(...)

›MANSIÓN WAYNE
›DOS HORAS DESPUÉS

El camino a pie hacia la mansion había estado lleno de tensión después de que Rachel hubiera accedido a ir al lugar. El castaño estaba emocionado y a la vez asustado por lo que haría Bruce cuando lo viera.

¿Lo abrazaría?

¿Volverian a ser esa pequeña familia que había visto en su recuerdo?

Todo eso comenzaba a impacientarlo, tanto que quiso regresar sus pasos y no ir. Se estaba acobardando. Pero después de llegar a la afueras de una gran mansión, supo que tenía que hacerlo. Además, Rachel lo estaba animando y si algo malo pasaba, ella estaba ahí para él.

—Tú puedes. —ánimo Rachel, señalando con un suave moviento de cabeza la gran estructura que se alzaba a unos cuantos metros de ellos.

Suspiró, Armando de de valor para caminar u  poco más hasta llegar a las rejas que resguardaban la mansión y miró unos segundos el botón que llamaría a las personas en el interior con expresión insegura.

Giró la cabeza para mirar a Rachel un segundo.

—Tú puede, Jason. Hazlo. —le dijo la pelimorada a unos metros de él, sonriendo.

Regresó su mirada al frente y acomodo un poco se cabello, además de su ropa y cuando sintió que estaba preparado para aquello, se dispuso a presionar el botón que devolvería las cosas como estaban antes de perder la memoria.

Al fin volvería a estar ahi, junto a su familia...

Hasta que miró más allá, a lo lejos un chico más pequeño que él caminaba tranquilamente por el jardín. Jason frunció el ceño, no recordaba a nadie más viviendo en la mansión, ¿Por que ese niño se encontraba ahí?

Las puertas de la mansión se abrieron y Bruce se dejó ver, fue directo al niño y por lo que Jason pudo ver, le sonrió para después decirle algunas cosas y abrazarlo por los hombros, guiándolo hasta volver a entrar a la mansión.

La sonrisa de Jason decayó en el momento que había visto a Bruce sonreírle a aquel niño y al verlo abrazarlo de esa manera, viéndolo como miraba a ese extraño como lo había hecho con él en aquel recuerdo...

La tristeza y la rabia se hizieron presentes, junto a una presión en su pecho que hizo que sus ojos verdes se llenarán de lagrimas al instante. Lo había entendido.

Había entendió todo.

Lo había reemplazado.

Apretó los puños con fuerza, quitándose con furia una lágrima que había caído sin permiso a su mejillas y comenzó a retroceder mientras negaba. Después de algunos paso, se giró y comenzó a correr lejos del lugar

Rachel lo vió, sintiendo una oleada de dolor e ira mezcladas viniendo a ella y frunció el ceño al no entender que era lo que había pasado.

—Jason... —llamó al ver al castaño acercarse a ella— ¿Jason? —el chico no le contestó y pasó a su lado con rapidez— ¡¿Jason, a donde vas?!

Miró en dirección a la mansión y no vió nada, no sabia que era lo que había pasado. Él había estado tan feliz por ver a Bruce que su cambio tan repentino de emociones la confundió.

¿Que había pasado?

¿Qué era lo que había visto Jason para que su ánimo ahora estuviera de aquel modo?

(...)

Las horas habían pasado y Jason todavía no regresaba. Rachel había llegado a las doce de la mañana y eran las nueve de la noche, y Jason ni sus luces.

Se encontraba preocupada ¿Y cómo no estarlo? En esos últimos meses que había estado con Jason lo había conocido mejor... Al que nunca conoció por qué nunca quizo acercarse. Conocerlo. Entenderlo.

Y en verdad, cuando Jason se abría con la gente era una persona completamente diferente. Era alegre, bromista y un amante de la lectura. Se sintió horrible al saber que el destino nunca le había dejado conocerlo así, a fondo. Como ahora lo hacía.

Miró inquieta su celular, observando la hora. Nueve y media.

Listo, buscaría a Jason en todas los lugares de Gotham si era necesario, pero lo encontraria y volverían al departamento. Se levantó del sofá y no dió ni dos pasos cuando la puerta se abrió abruptamente.

Frunció el ceño al escuchar una risa boba y ronca, se acercó a la puerta al escuchar un estruendo seguido de otra risa y ahí lo encontró. Herido, con la ropa hecha tirones y para terminarla, completamente borracho.

—Jason. —gruñó, molesta. Acercándose a ayudarlo a levantarse del suelo.

Al tomarlo del brazo el chico sonrió, coqueto.

—Te ves muy linda...

Rachel frunció más el ceño mientras se levantaba con él tomadolo de los brazos, sintiendo derrepente las mejillas calientes.

¿A que venía ese halago tan repentino?

Se limitó a ayudarlo sin decirle nada, lo cual pareció molestarlo ya que formó un puchero con sus labios, disconforme.

—Racheeel... —intentó.

La chica comenzó a llevarlo cerca del sofá, ignorandolo olímpicamente.

Él no se rindió.

—Raachel...

Nada, ni un pestañeó. La pelimorada estaba muy concentrada en no prestarle ni la más mínima atención, seguramente para castigarlo.

—Brujita... —acercó su rostro al cuello de Rachel— Oye, brujita... —sintió como la chicas se tensaba ante el suave y repentino toque de sus labios en su cuello.

Jason le dió una pequeña mordida juguetona que Rachel rechazó al empujarlo contra el sofá, roja hasta las orejas.

—¿P-Pero que carajos, Jason...? —titubeó, confundida.

El castaño inclinó la cabeza a un lado, haciéndose el inocente.

—¿Qué?

—¿Qué rayos te pasa? ¿El alcohol te pone estúpido o qué? —Rachel estaba inquieta, sintiendo extrañas sensaciones que nunca había experimentado.

Y todo por culpa de Jason.

—¿Qué, es qué no puedo decile lo linda qué está a mi novia?

Rachel pestañeó dos veces, sin creer muy bien lo que había escuchado salir de los labios de Jason, tanto que tuvó que preguntarle que había dicho.

Tragó duro.

—¿Q-Qué dijiste?

Jason se levantó como pudo, acercandose a ella mientras la hacia retroceder hasta dar contra una pared.

No tenía escapatoria.

—¿Por qué nunca me dijiste que eras mi novia, Rachel?

Y la besó.

©LUBEISKASALAS 2022

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