02. SIN RECUERDOS
DEPARTAMENTO DE
RACHEL ROTH, GOTHAM.
Rachel no entendía muy bien cuales eran los sentimientos de protección que emanaba su cuerpo al estar cerca de Jason.
Pensaba que seguramente podrían ser por que el castaño se encontraba tan roto y tan frágil como nunca lo había hecho después de verlo retener las lágrimas el día donde lo acusó injustamente.
Así que mirándolo con esperanza, se limpió las lágrimas con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Jason, será mejor que... —no término de hablar.
El castaño la miro con esos ojos blancos y frunció el ceño, hundiéndose en el sofá como su tuviera miedo de su alrededor.
—¿En donde estoy? —el castaño tragó en seco, mirando a su alrededor para detener sus mirada en ella— ¿Quien eres tú?
Abrió la boca mirando a Jason fijamente, sintiendo las lágrimas picar sus ojos y un dolor en el pecho que la dejo aturdida por un momento.
Lo que estaba sucediendo no podía estar pasando en verdad.
De un momento a otro y sin que se diera cuenta al estar ocupada en sus pensamientos, Jason se agitó tanto mirando a su alrededor que su pecho subía y bajaba con rapidez y sus ojos que antes no expresaban nada, ahora sólo reflejaban angustia y miedo.
Rachel sintió el golpe de sentimientos golpearla de lleno, eran tantos que un pequeño mareo se hizo presente. Pero de entre tantos, el dolor, la confusión y el miedo eran los sentimientos que predominaban.
—¿Quién soy yo? —el labio inferior de Jason tembló.
Sollozos salieron de sus labios. Cerró los ojos, no podía estar pasándole eso a Jason. No podía.
Trató de calmarse primero, no podía estar así enfrente del castaño. Él necesitaba ayuda y no podía ponerse con sentimentalismos en ese momento, aunque lo único que quería era echarse a llorar por lo injusta que había sido la vida con Jason.
Soltó un suspiro tembloroso al quitar su mano de sus labios— ¿No recuerdas nada?
El castaño negó, apretando las orillas de su sucio traje entre sus manos como un gesto nervioso.
—Okey... —sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa para transmitirle un poco de seguridad a Jason— Yo me llamo Rachel y tú eres Jason, Jason Todd. ¿Lo recuerdas? ¿Esos nombres te traen algún recuerdo? —preguntó lo último con inseguridad.
El castaño la miró con atenció, tratando de buscar en su mente al rostro para identificar a esos nombres. Pero todo, completamente todo estaba en blanco. No había nombres, ni rostros, ni recuerdos.
No recordaba nada.
Comenzó a agitarse de nuevo. ¿Porqué no recordaba nada? ¿Que le había pasado? ¿Por que se encontraba lleno de suciedad y lo único que recordaba era los ojos azules de la chica a su lado?
Rachel colocó una mano en el hombro de Jason izquierdo, mirándolo con angustia.
—Esta bien. —comenzó a acariciar con su pulgar el brazo del chico— Mantente tranquilo, todo esta bien.
—¿Por que no recuerdo nada, Rachel? —titubeó un poco al decir el nombre, haciendo que la chica sonriera.
—No lo tengo muy en claro. —apretó sus labios en una fina línea, mirando hacia otro lado— Puede ser una pérdida de memoria temporal, poco a poco vendrán los recuerdos. —sonrió— No te preocupes, ¿esta bien?
Jason asintió con vehemencia, derrepente se había puesto rígido.
—Me siento... extraño... —susurró Jason, cerrando los ojos mientras que su respiración se volvía pesada y apretaba sus manos con fuerza.
Alargó su mano hasta la mejilla, sintiendo la piel súper caliente de Jason.
—¡Joder, estas hirviendo!
Jason se removió en su sitió al escucharla hablar tan fuerte. Siendo solo un movimiento débil, minúsculo y lastimero. La pelimorada se levantó del sofá sin saber muy bien que hacer, mientras miraba a su alrededor.
Trató de ir buscar algo que sirviera para ayudar a bajarle la fiebre a su compañero, pero Jason se lo impidió tomándola con fuerza de su brazo.
—No... no te vayas. —fue un susurro débil y roto. la chica lo miró con angustia.
—Tengo que buscar algo para ayudarte, Jason. —trató de quitar la mano del chico, pero éste se aferraba a ella como si fuera a irse para siempre.
—Rach... -parpadeó pesadamente, su agarre se debilitó y su mano cayó inerte a un costado de su cuerpo, estaba demasiado debilitado y ella ni siquiera sabia el porqué de esa fiebre tan repentina.
Instintivamente miró el cuerpo de Jason en busca de heridas visibles, si mal no recordaba, Dick le había enseñado que cuando una herida estaba infectada estos eran sus efectos.
—No te duerman, Jason. Abre los ojos. —pidió, poniéndo el brazo de castaño alrededor de su cuello para darle algo de agarre al chico para poder llegar al baño del departamento.
Rachel estaba consciente que la fiebre que tenía era demasiada y necesitaba urgentemente bajarsela con agua fría, los pequeños pañuelos en la frente estaba vez no servirían. No con él. No en estas circunstancias.
A paso lento, ya que Jason no era precisamente una pluma, Rachel llevó a un Jason medio conciente al baño y lo sentó en el retrete mientra ella llenaba la tina con el agua más fría que había. Mientras la tina se llenaba Rachel miraba a Jason que se encontraba un poco encorvado, mientras balbuceos sin sentido salían de su boca.
Estaba delirando.
¿Y como no? La pelimorada no lo confirmaba pero parecía tener como 42°, eso a una persona normal sin poderes como Jason lo dejaba delirando y quejándose. Hasta podría ser peor.
Minutos después al tener la tina llena de agua fría, se acercó al castaño y comenzó a quitarle aquel smoking negro. Estaba un poco incómoda, pero se repetía en su mente que eso lo hacia para ayudar a Jason y que se lo tomara como algo profesional. Al tenerlo con el torso desnudo no pudo evitar mirar demas, haciendo que un pequeño rubor se extendiera por sus mejillas.
Rachel, deja de verlo como una acosadora.
Se reprendió, comenzando con su labor de quitarle los pantalones y dejarlo en boxers, rápidamente desvío la mirada al techo para no ver más de lo que tenía que observar y tomó de los brazos a Jason para meterlo con cuidado en la bañera, dejándolo sentado.
Apenas tocó el agua fría Jason abrió un poco los ojos y la miró sin saber que pasaba.
—Sé que se ve raro, pero es para bajarte la fiebre —le informó ella con una pequeña sonrisa, empezando a hechar agua en la cabeza al castaño.
Después tomó una esponja y empezó a frotar sus hombros y espalda, quitando la suciedad y dejando ver en la piel pálida del chico algunas cicatrices recientes. Mordió su labio inferior limpiando con cuidado las heridas, mirando como Jason comenzaba a relajarse y dejaba caer su espalda en la pared.
Después de un rato, el agua ya estaba pintada de un rojo vivo. Pero Jason todavía seguía igual, los delirios poco a poco parecía incrementarse y el castaño solo se quejaba entre susurros.
—Jason, no me hagas esto. Abre los ojos. —sostuvo su rostro entre sus manos— No te duermas.
La voz de la pelimorada se escuchaba muy lejana para Jason. Sentía el cuerpo entumecido de pies a cabeza y el dolor en las heridas que aún no cicatrizaban era horrible.
—Rach... —susurró, sintiéndose cada vez peor.
La chica miró sus manos un segundo y después a Jason, sabía lo que tenía que hacer pero temía la reacción del castaño. Suspiró, colocando sus manos cerca del pecho de Jason pero sin tocarlo.
—Esta bien, todo estará bien... —le dijó a Jason, pero eso había sonado como si se estuviera convenciendo a si misma de ello.
Tenía miedo. Miedo de que sus poderes se salieran de control e hiciera más daño. Si hiciera eso nunca se lo perdonaría. Un quejido salió de los labios de Jason mientra cerraba los ojos fuertemente y sus cejas se arrugadas por causa del dolor.
Rachel mordió su labio inferior. Era ahora o nunca.
©LUBEISKASALAS 2022
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