𐔌 ᥩྀི. ˔ ، OO1; Army Dreamer ꒱‿︵‧˚₊
◟ ͜⠀⠀ ۪⠀ That way, the world be restored ❛ ⠀ㅤ𝑐𝑜⠀ㅤ𓈒⠀
Todo fue una emboscada que no vio venir.
Maldito Marki.
Una risa desquiciada resonó por todo el bosque, mezclados con el crujir de las ramas bajo las lamidas frías del viento y el aleteo de las aves en un ambiente helado y desolador. Su mano, arrastrándose fuera del tronco oscuro, dejó una marca sangrienta en su camino; cada paso se volvía vago, y su mirada se tornaba inestable, como si la vida misma se desvaneciera ante sus ojos.
Mierda, debe de seguir huyendo.
Apretando con fuerza su herida, intentaba contener el torrente de instintos que amenazaban con arrastrarlo hacia la desesperación. El eco asqueroso de esa risa burlesca lo irritó aún más, haciendo que apretara los dientes hasta que dolieran.
Pero, ¿qué caso tiene seguir luchando?
La herida no era lo que ardía como mil soles; era la traición de quien había depositado toda su confianza. Aquella persona a quien había amado y adorado con todo su ser, por quien había derrocado reyes e imperios, ahora se había convertido en un traidor.
Maldito traidor.
Murmuró para su propio corazón mientras vacilaba por un instante ante el recuerdo despiadado de su hermoso amado: esa dulce sonrisa y su cálida piel. Tropezó con una piedra y cayó en la nieve como una torre inestable; su cabeza chocó contra el frío suelo blanco y su visión se nublaba cada vez más, sintiendo los copos de nieve caer sobre él como un manto de olvido.
En ese momento, la desesperanza se apoderó de su ser. La lucha parecía fútil; cada intento por levantarse era un recordatorio de la traición y del dolor que lo consumía. La nieve, fría y ajena, absorbía sus lágrimas silenciosas mientras el eco de la risa seguía resonando en su mente, un recordatorio constante de que la salvación era solo un sueño lejano.
La nieve caía en un silencio sepulcral, cubriendo el bosque con un manto blanco que parecía absorber toda esperanza. En medio de ese paisaje helado, su corazón latía con una desesperanza palpable, cada golpe resonando como un eco de la traición que lo había llevado hasta allí. Maldito Marki. La mirada llena de desprecio infecto su mente al recordar su antiguo amor aún retumbaba en su mente, como un recordatorio cruel de lo que había perdido.
Mientras se arrastraba por la nieve, su mente se llenaba de recuerdos amargos. La traición no solo había desgarrado su cuerpo; había destrozado su espíritu. Había sido un guerrero sanguinario, dispuesto a derrocar a quien sea con tal de verlo feliz y libre de las manos despiadadas de su captor para describir que todo era un vil engaño, y ahora se encontraba solo, con la sangre manando de su herida y el frío apretando su pecho. Cada paso era un recordatorio de que había entregado todo a alguien que solo sabía jugar con sus sentimientos.
Se volteo encontrándose cara a cara con esas nubes que miraban su sufrimiento, como los cuervos lo rodeaban como una presa a punto de ser despojada de su vida y un delicioso banquete para los animales salvajes que se pelearon por su rica carne. Su aliento se escapaba de sus labios creando ese pequeño calor que expulsa, un recuerdo fugaz le recordó el calor que compartía con su amado.
Con cada copo de nieve que caía sobre él, sentía que el frío lo envolvía más y más, como si el invierno mismo quisiera reclamarlo. No había refugio, no había salvación a la vista. Solo quedaba el eco de su propia desesperanza resonando en el vacío del bosque, mientras se preguntaba si alguna vez podría levantarse nuevamente o si estaba destinado a ser solo otro recuerdo perdido entre las sombras del pasado.
(---)
—¡Tranquilízate!— una voz femenina gritó alarmada, intentando lo mejor posible retener al hombre herido en la cama, pero él seguía agitado, su respiración entrecortada y su mirada perdida en un abismo de dolor y desesperación. La sangre manchaba de su herida, empapando las sábanas blancas y tiñendo el aire con un olor metálico que hacía que el estómago de ella se resolviera.
La situación era crítica. Ella sabía que cada segundo contaba. Con manos temblorosas, presionó un paño limpio contra la herida, intentando detener el sangrado. "Debo mantener la calma," pensó, mientras el pánico comenzaba a apoderarse de ella. Las instrucciones que había aprendido en clases de curación de su maestro resonaban en su mente: aplicar presión directa, mantener la herida elevada, buscar ayuda médica si el sangrado no cesaba.
¡ELLA ES LA AYUDA MÉDICA!
—¡Quédate quieto!¡Tu herida se puede abrir más!— imploró, sintiendo cómo la desesperanza se filtraba en sus palabras. Sabía que él estaba luchando no solo contra la pérdida de sangre, sino también contra los demonios de su propia mente; recuerdos de traición y dolor que amenazaba con consumirlo.
El hombre cerró los ojos con fuerza, como si pudiera bloquear la realidad que lo rodeaba. "¿Por qué?" murmuró entre dientes, su voz quebrada por el sufrimiento. "¿Por qué lo hizo?" La traición de su amado lo perseguía como una sombra oscura, y ahora se encontraba atrapado en una lucha que parecía no tener fin.
Ella lo miró con ternura y determinación. —No puedes rendirte,— le dijo suavemente, apretando el paño con más fuerza. —Tienes que luchar.— Pero en su interior, sentía la creciente desesperanza; ¿y si no era suficiente? La vida de él pendía de un hilo, y ella se sentía impotente ante la magnitud del sufrimiento.
No tenía muchas energías desde que lo uso para curarlo que nada más fue de ayuda para detener el sangrado, solo pudo desinfectar y cocerlo pero por todo el remolino de emociones que pasaban el guerrero le daba cierta impotencia. El sufrimiento de una tracción y el dolor constante de ser apuñalado al revivir esos recuerdos, si, ella había espiado su mente para saber qué ocurría y se asombró bastante con lo que le había ocurrido, su pasado y presente, Desde que uno de sus perros lo encontró tirado en la nieve, moribundo y dependiendo del hilo de la vida, había sentido un impulso irrefrenable de ayudarlo.
Con cada segundo que pasaba, el sangrado parecía incontrolable. Ella recordó las advertencias sobre los signos de infección: el enrojecimiento alrededor de la herida, la posibilidad de fiebre. La idea de perderlo era insoportable; no podía imaginar cómo marcaría una muerte en su cráneo, teniendo la oportunidad de salvarlo y de que ella después de curarlo no le ató las manos después de ver todo lo que ocurría en su revoltosa mente.
"Debo hacerlo," pensó con determinación, mientras trataba de calmarse a sí misma. "No puedo dejar que se rinda." Con cada palabra que le dirigía, intentaba infundir un poco de esperanza, aunque su propio corazón se sentía pesado por el miedo a lo desconocido.
—Recuerda quién eres,— continuó, tratando de mantener su voz firme a pesar del temblor en sus manos. —Eres un guerrero. Has enfrentado cosas peores y has sobrevivido. Esta es solo otra batalla.
Él abrió los ojos lentamente, buscando su mirada como si necesitara aferrarse a algo tangible en medio del caos. —No sé si puedo,— admitió con una fragilidad desgarradora.
—¡Sí puedes!— exclamó ella con fervor. —Tienes que creerlo. No estás solo en esto.
Mientras hablaba, sintió cómo las lágrimas amenazaban con brotar; sabía que debía ser fuerte por él. "Voy a hacer todo lo posible para salvarte," prometió, sintiendo una conexión profunda entre ellos en ese momento crítico.
—Te salvare,— murmuró mientras apretaba el paño contra la herida una vez más. —Lo juro, lo hare.— En ese instante, Farfadox comprendió que no solo estaba luchando por su vida; también estaba luchando por los fragmentos rotos de su propio corazón, por la esperanza de un futuro donde él pudiera sanar y tomar venganza contra aquellos que lo despreciaron.
¡Que se jodan las advertencias de mierda de su maestro!
Sabía que no solo era una curandera; también era una bruja con habilidades ancestrales que habían sido transmitidas a través de generaciones. Mientras trataba su herida, comenzó a murmurar palabras antiguas en un tono suave y melódico, invocando energías curativas para fortalecerlo desde adentro. "Que la vida fluya a través de ti," repetía mientras sus manos brillaban tenuemente con una luz verde esmeralda.
Mientras el calor reconfortante de la magia curativa lo envolvía mientras las sombras comenzaban a disiparse lentamente de su mente. Farfadox recordó momentos de su vida antes de la traición: las batallas ganadas, los amigos leales y el amor que había creído inquebrantable. Ahora, esa luz parecía volver a brillar en su interior, empujando las sombras hacia atrás.
Ella continuó su trabajo, aplicando un ungüento hecho de hierbas que había preparado con antelación. —Esto te ayudará a sanar más rápido,— explicó cansada mientras untaba la mezcla sobre la herida. —Las plantas tienen un poder inmenso; son aliadas en la lucha contra el dolor.
"No estoy solo," pensó Farfadox mientras sentía cómo las energías curativas penetraban en él aunque también cansando, tal vez era la energía que se consumía para sanarlo, su cuerpo exigiendo tomar una debida siesta ante todo el esfuerzo que hizo para mantenerlo con vida. Sus anteriores palabras de alguna manera le daba fuerzas; no sabia que demonios era ella una curandera o una bruja; era un faro de esperanza en medio de su tormenta personal.
Finalmente, cuando el último destello de luz se desvaneció y la herida comenzó a cerrar, Ella se inclinó hacia él con una sonrisa llena de aliento, pero sus ojos indicaba el dolor y el cansancio que ella misma sentía por el uso excesivo de sus poderes, a los que no estaba muy acostumbrada. —Estás en el camino correcto— le dijo suavemente. —Ahora es tu turno de luchar por lo que deseas.
Farfadox asintió lentamente, sintiendo cómo la determinación crecía dentro de él. Sabía que aún había mucho por enfrentar, pero con ella a su lado y sus poderes curativos fluyendo en él, estaba listo para levantarse y pelear nuevamente. Sin embargo, también se preguntaba si tal vez se estaba volviendo loco con todo lo que sucedía; aun le dolía el corazón por la traición, pero quería enfocarse en el ahora.
"Solo quiero una maldita siesta," pensó, sintiendo cómo la anestesia que ella le había administrado comenzaba a hacer efecto. Agradece a su salvadora, pero también se daba cuenta de que su mente divagaba entre la confusión y el alivio. "Quizás estoy diciendo tonterías."
Lo observó cómo la lucha interna de Farfadox se reflejaba en su rostro. —Descansa un poco,— sugirió con dulzura. —Tu cuerpo necesita recuperarse.— Ella sabía que había un camino largo por delante y que la batalla no solo era física; también era emocional.
Mientras él cerraba los ojos, sintió cómo el cansancio lo envolvía como una manta cálida. Las imágenes de su pasado comenzaron a desdibujarse en su mente; las traiciones, las pérdidas y las luchas se mezclaban con la promesa de un futuro incierto pero lleno de posibilidades.
—¿Qué haré después?— se preguntó mientras luchaba contra el sueño.
La voz de la mujer lo trajo de vuelta a la realidad. —No estás solo en esto,— le recordó, como si pudiera leer sus pensamientos más oscuros. —Juntos podemos enfrentar lo que venga.— comentó animada alzando los brazos hacia arriba y levantarse animada pero se arrepintió al instante por el mareo de no haber comido y el agotamiento físico.
Farfadox abrió los ojos nuevamente, encontrando consuelo en su mirada decidida. —¿Y si no soy suficiente?— cuestionó, sintiendo una sombra de duda acechar o la maldita anestesia que lo hacía soltar tantas boludeces, no quería nunca volver a meterse con locas.
—Eres más fuerte de lo que crees,— respondió con firmeza y determinación, —Has sobrevivido a cosas peores. Esta es solo otra batalla en tu camino.
Con esas palabras resonando en su mente, Farfadox sintió cómo la determinación comenzaba a reemplazar sus dudas. Aunque su corazón aún cargaba el peso del dolor y la traición, sabía que tenía una nueva razón para luchar: no solo por sí mismo, sino también para completar su venganza con esos hijos de puta y destruir el esfuerzo de ese grupo que no lo apoyo.
—Está bien,— murmuró finalmente, dejando que el sueño lo reclamara lentamente. —Lucharé.
Mientras se dejaba llevar por el descanso, sonrió al ver cómo su respiración se volvía más regular y tranquila. Sabía que este era solo el comienzo; juntos tendrían que enfrentar las sombras del pasado y los desafíos del futuro. Pero en ese instante, rodeados por la calidez del refugio y la promesa de un nuevo amanecer, ambos encontraron un destello de esperanza en medio de la oscuridad.
Sonrió con cansancio cuando un destello feroz de recuerdos desgarradores inundó su mente por una brecha de segundos pero lo dejo pasar cerrando sus ojos y quedándose dormida en la silla.
despues de varios meses, ya decidi publicar ahora esperen otros mas jaja
mentiris -stars
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