
01| 𝐒𝐨𝐫𝐫𝐲
❦𝐋𝐨 𝐬𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨❦
—————————————
—¿Me estás diciendo que todavía no han llegado las telas que pedí?— preguntó de una forma autoritaria la diseñadora.
—Exactamente, señorita Itō. Acaban de comunicar que ha habido un pequeño accidente con el transporte.— explicó con nerviosismo su secretaria, la señorita Nanami Tanaka.
—Eso no se lo cree ni dios. Iré yo misma para recogerlas entonces. No tenemos tiempo que perder. El siguiente desfile es la semana que viene y aún quedan hacer un par de vestidos mas.— Honey, como se llamaba profesionalmente, agarró su chaqueta que diseñó ella misma y salió del estudio. Para posteriormente dirigirse a la pequeña tienda de telas, puede que no sea un local de ricos pero portaban buena tela.
Solo eran diez minutos de paseo. Quisiera ir en coche, pero está en el taller intentando arreglar el motor. Que casualidad.
La gente pudo reconocerla y pidieron autógrafos y fotos con ella. Accedió a algunas, pero el resto tuvo que negarlas por que si no llegaría tarde.
Al girar una calle, se chocó accidentalmente con otra persona. Un chico.
Lo que provocó que cayera al suelo y el otro estuviera de pié.
—¡Ah! Mierda.— maldijo en voz baja.
—Dios, lo siento mucho. ¿Estás bien?— preguntó con preocupación.
—Si, pero ten cuidado la próxima vez. Aunque yo también haya tenido un poco la culpa.— la fémina se levantó del suelo y se sacudió su falda larga de color beige. Cuando terminó miró hacia arriba, el chico era mas alto que ella, y contempló sus rasgos asiáticos.
Tenía que admitir que era bastante guapo. Con el pelo negro hasta los hombros y sujetado en un pequeño moño. Con un par de piercings en su cara escultural. Tenía pintas de ser un chico malo, pero bueno.
—No pasa nada. Espero que estés bien.— le dijo con una sonrisa sincera.
Naoko miró su reloj y se dió cuenta de la hora. Iba tarde.
—¡Dios! Lo siento, pero me tengo que ir. ¡Adios!— corriendo, salió de ahí y siguió su camino.
—¡Espera!— intentó pararla el chico.— Quería saber tu nombre por lo menos.
Volviendo con Naoko, al fin pudo llegar a la tienda.
—Aquí tiene sus telas señorita Honey, acaban de llegar.— la dependienta le extendió un para de bolsas negras con las supuestas telas.
—Bien, ya era hora. Que no vuelva a ocurrir.— advirtió.
—Por supuesto, señorita Honey.—
—Ahh.— suspiró.— Es hora de irme, tengo que terminar de hacer los vestidos.
Otra vez, salió y volvió a ir a su compañía de moda.
Pero está vez se encontró con Barbie, su mejor amiga y modelo N°1 de su compañía.
—Hola Nana, ¿Vas ha hacer más vestidos?— le preguntó al ver las bolsas de alta calidad.
—Si, faltan un par para la colección de verano.— la morena se dirigió a su despacho y comunicó a su asistente que trajera las demás telas faltantes. Para así poder empezar a trabajar y a crear y coser sus diseños.
[•••]
—¡Agh! ¡No puedo concentrarme!— gritó con frustración poniendo las palmas de sus manos en su cabeza.
—¿En qué estás pasando?— le dijo Williams al verla tan frustrada.— O mejor, ¿En quién estás pensando?— puso su típica cara de coqueta mientras levantaba Y bajaba sus cejas.
—En un chico con quién me he chocado está mañana...—
—Ah , que no es coña.— la rubia no se lo creía para nada. Es más, Honey se negaría al instante.— ¡¿Quién eres y que le has hecho a mi amiga?!
—¡Soy yo Barbie! Tranquila. Solo...— pensó.— Nada, da igual.
—Noo, vamos. Cuéntame.
—Dejalo señorita Barbie, sabe cómo es cuando se pone así.— la secretaria entró por la puerta.
—Mmh, está bien...— dijo la rubia bajando su tono de voz poco a poco.
—Podéis iros por favor, me acaba de venir la inspiración. Adios.— Naoko se levantó de su silla y empujó levemente a sus dos amigas de su despacho, cerrando la puerta de un portazo en sus estupefactas caras.
—... Estará en sus días.— exclamó por ultimo para seguidamente irse a su camerino y quitarse el maquillaje tan elaborada que tenía.
Volviendo con Naoko, ella no sabía que le estaba pasando. No dejaba de pensar en aquel chico con el que se había chocado. Eso no era muy típico de ella. Ni siquiera lo conocía y no lo podía sacar de la mente.
Unos segundos después pudo reaccionar y dejar de pensar en el, así que procedió a seguir con su trabajo de diseñadora y poder terminar sus vestidos.
No pasó mucho desde que terminó sus diseño; solo pasaron un par de horas. Y como ya eran las nueve de la noche, todos los trabajadores y empleados terminaron sus turnos y se prepararon para irse a sus casas.
Cuando Naoko estaba recogiendo sus cosas, la secretaria Tanaka entró junto a Barbie. Inmediatamente empezó a hablar antes de que ésta se negara a algo.
—¿Vamos a la cafetería de siempre?— preguntó alegre.
—¡Si! Dicen que han sacado una nueva bebida, tenemos que probarla.—
—Ésta vez me apunto, os diseños y modelos ya están terminados así que puedo descansar un rato.— accedió, a lo que las dos la miraron sorprendidas, mas no pusieron alguna queja.
Al terminar, las tres féminas salieron del edificio rumbo a la cafetería, dejando que los limpiadores hicieran su trabajo.
El nombre del dicho lugar era "Cat Cafe Mocha", un lugar donde las personas pueden convivir con los gatos mientras tomas algo caliente.
—¡Uaaa! ¡Que monos! ¡Mao!— gritó la modelo para seguidamente ir corriendo hacia un gato pelirrojo. No tiene sentido que le pusiera ese nombre, pues significa mas oscuro que el negro. Pero bueno, para gustos colores.— Te he echado tanto de menos.
—Barbie, deja en paz al pobre gato. Lo vas a asfixiar.— le alertó Naoko. Intentando apartarla del pobre animal.
—Pero...— intentó decir algo, pero la mayor no la dejó.
—Nada de peros. Hemos venido por la nueva bebida.— y con eso, la diseñadora y su secretaria se llevaron a la rubia con ellas.
[•••]
—Buaa, estaba riquísimo. Otro día me pediré dos.— comentó Barbie sobre la bebida.
Nanami bostezó.— Tengo mucho sueño. Será mejor que nos vayamos a casa, son las once y media y mañana tenemos que levantarnos a las siete.
—Estoy de acuerdo con ella. Mañana tendré una ojeras increíbles si voy mas tarde.— dijo Itō.
—Pues bien, entonces ya me voy. Adios chicas.— la secretaria de Naoko término de hablar y comenzó a caminar hacía donde estaba su casa. Las dos féminas sobrantes hicieron lo mismo.
Cuando llegaron a la casa de la modelo se despidieron. Y la rizada siguió su camino. Pero pasó algo totalmente inesperado. Por su cabeza pasó un deja vu.
Se había vuelto a chocar con alguien.
—Agh, dios. Otra vez...— miró arriba y se quedó estática. Era el chico de antes. Al que no dejaba de pensar.— Tu..
—Vaya, nos volvemos a ver.— el chico extendió su mano y ella la aceptó.— ¿Será una señal?
—Ho-hola de nuevo.— dijo con vergüenza.
—Tu nombre.— dijo de repente.
—¿Que?—
—¿Cuál es tu nombre? Me he quedado con las ganas de saberlo.— sonrió.
—Ah, bueno. No te conozco de nada. Eres un extraño.— se intentó excusar.
—Bien, soy Suguru Niragi. Ya no somo extraños.— realmente tenía que estar bromeando.— Si quieres podemos ir a tomar algo por ahí y conocernos más.— se relamió el labio.
—Am, bueno. Entonces sí. Soy Naoko Itō. Encantada. Y, lo siento por chocarme contigo. No era mi intención.— se puso más nerviosa. Era muy tímida al hablar con chicos.— Y sobre lo de tomar algo, no puedo. Tengo que ir casa temprano, mañana me tengo que levantar a las siete y tengo que trabajar.
—Bueno, entonces dejame acompañarte a tu casa. Una chica como tú no puede estar a solas a estás horas.— propuso.
—E-está bien...— Niragi Y Naoko empezaron a caminar hacia la dirección donde indicaba la chica.
No pasaron más que diez minutos en llegar a su casa. Que resulta que era una gran mansión de dos pisos.
—¿Es... Tu casa?— preguntó anonadado.
—Si, ¿Es demasiado grande?— le dice preocupada. Eso pasa cuando eres un diseñadora rica.
—No no, tranquila. Está perfecto.— todavía no salí del shock. ¿Acaso era una niña rica? Si.
—Pues... Ya estamos, vivo aquí. Así que, hasta luego. Y gracias por acompañarme.— se giró hacía el e hizo una reverencia.
—A tí por dejarme hacerlo. Ah y... ¿Me podrías dar tu numero? Es para quedar algún día y tomar algo por ahí.— Naoko vio como de su bolsillo trasero sacaba su teléfono y se lo extendía.
—Claro, por supuesto.— ella lo agarró y tecleó su numero, para seguidamente agregarlo y devolvérselo.— Aquí tienes.
—Gracias. Ahora si, espero que nos veamos por ahí.— de repente sujetó su mano y se lo acercó a sus labios, para propinarle un pequeño beso.— Adios.
El se fue, y ella todavía seguía ahí parada, sin saber que hacer. ¿Que acaba de pasar? Le... Había dado un beso, ¿En la mano?
Definitivamente fue amor a primera vista.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro