𝟎𝟎𝟑 ; 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚 𝐊𝐚𝐦𝐮𝐫𝐚
A K E N T O ' S P O V :
Mi vida se había ido al carajo cuando ella llego.
Fue mi perdición.
¿En que momento permití que mi vida fuer controlada por ella?
Akento Kamura, yo. Crecí en un barrio de clase media, vivía de forma sencilla y tras la jubilación de mi padre herede su restaurante. Kamichiko.
Todo había salido según lo planeado, excepto ella. Mi vida cambio cuando los Akito llegaron, con aquella belleza peligrosa. Michiko Akito fue mi perdición. Debo reconocer que la joven era hermosa. Ese cabello marrón claro, ojos avellana y esos labios rosados carnosos que te daban los deseos de besarla, y ni hablar de su cuerpo. Pero eso no era lo que me desagradaba.
Ella por mas bella que fuera por dentro estaba seca, era horrible. Era una hipócrita. Aun me acuerdo cuando Fishiku, una amiga nuestra (de alta clase), era su mejor amiga, pero, ¿Que tampoco dije que era una aprovechada? Ella se aprovecho de ella, Fishiku le daba ropa u incluso la ayudaba económicamente pero un día, su padre invirtió mal y todo el negocio de ellos quedo en la ruina. Entonces Michiko decidió dejarla sola, no la ayudo ni la compadeció. Ese día también fue mi perdición...
" P A S T O F A K E N T O 1/?"
REED :
¡Eh, Akento! ¿estas bien? —Pregunto mi amigo con una voz algo preocupada.
AKENTO:
ah, Si si... Disculpa, estaba pensando.
REED :
¿En que? ¿Que o quien te tiene así? —Pregunto con una sonrisa burlona— Pero, eh, cuidado si es Michiko!
Mi amigo estaba enamorado de aquella joven hermosa pero no, mi mente y corazón era de Fishiku Arumi, aquella mujer fina y hermosa e intocable. Tan noble, y por esa razón siempre quise esforzarme en que mi restaurante fuera el mejor y tuviera mas ganancias para demostrarle a su Padre, El señor Kumaru Arumi, que era digno de casarme con ella.
AKENTO:
Tu sabes que yo la veo como si fuera una niña pequeña aun... —suspire algo pesado.— Estoy pensando en como presentarme uno de estos días en la casa de los Arumi, voy a dar mi presentación y solicitud de acortejar a su hija.
Mi amigo me miro sorprendido pero al instante sus ojos brillaron, este puso su mano en mi hombro y me sonrió.
REED :
¡ Yo opino que le des un kimono, mi madre te puede ayudar !
La mamá de Reed, Ushita Kanaro, era una modista pero claro, su negocio era pequeño y no ganaba mucho. Pero por lo menos era una mujer agradable y de buen corazón pero muy chismosa.
AKENTO:
Jumm... Si, tienes razón, tu madre puede hacer un vestido y quizás, si me aceptan reconozcan el trabajo de tu madre y ella tenga más ganancias.
Ambos muy ilusionados sin perder el tiempo hacia la Boutique de La familia Kanaro, aquella boutique con talento poco valorado. Al llegar a la calle de la vecindad encontramos miradas de algunos amigos e incluso señores que venían de otros pueblos en busca de trabajo, diversión o turismo. Sonreí al ver a todos mis conocidos pero rápidamente mi sonrisa se desvaneció y se perdió en una confundida, al verla a ella. Michiko, la joven estaba caminando con un grupo de mujeres, seguramente estaban haciendo su debut para entrar a la sociedad. Esos segundos que la mire, me sonrió y me miro con esos ojos brillantes como si intentara llamar mi atención pero ni caso le hice y seguí corriendo. No seré un tonto del montón que va tras esa mujer, sinceramente quería estar alejado de ella, mi papá solía decirme que tuviera cuidado. En aquellos días ni bien te veían junto a alguien, ya era porque se iban a casar o ocurría algún acto impuro entre ellos, por eso siempre mantenía mi distancia y respeto hacia toda mujer. Mi amigo se detuvo ante la puerta de su casa, hice lo mismo, nos arreglamos las vestiduras y pasamos.
REED :
¡Madre! —este la abrazo muy fuerte, la elevo. Todos los miembros de su familia eran muy fuertes pero mas los hombres.— Mi bella madre, hemos regresado.
USHITA:
Me alegra tenerte en casa Reed —Al verme, me dio una sonrisa leve y cálida. Le devolví el gesto.— Akento, cada día estas mas grande, ¿que te trae por aquí?
Me puse al lado de Reed, y me incline para mostrar mis respetos. Era costumbre mía y de mi familia hacerlo ante todos, sin importar que.
AKENTO:
Lamento molestarla así, pero quería pedirle un favor —trataba de encontrar las palabras adecuadas— dado que ya estoy haciéndome mayor, he tenido el interes de acortejar a una joven muchacha de clase alta.
Sus ojos brillaron como diamantes, su rostro expresaba sorpresa y emoción. Puso su mano en mi hombro.
USHITA:
¿Así que viniste para pedirme hacer un vestido? —pregunto entusiasmada.
REED :
Y no es nada mas que, Fishiku Arumi!
Ni bien exclamo Reed, su madre se ilumino. Me lo esperaba, todos la adoraban, ella era la mujer perfecta. Tan buena, tan carismática, tan valiente...
USHITA
¡Lo hare con gusto! —exclamo mientras me abrazaba— Yo se que su padre es estricto pero es un buen hombre, esa mujercita es para ti, Akento.
AKENTO:
Muchísimas gracias señora Ushita, nunca olvidare que usted me apoyo... —yo le correspondí su abrazo y luego nos separamos— le juro que le pagare por ese vestido, quiero que sea el mas hermoso y fino de todos, que demuestre lo Diosa que es ella... Que su padre deslumbre y sepa lo mucho que significa para mi
USHITA:
¿Tus padres están enterados? —me pregunto con una voz cantarina.
AKENTO:
No, es una sorpresa, pero estoy seguro de que amaran la idea! —exclame muy emocionado.
REED :
Madre, creo que tendrás mucho trabajo por hacer, ¿No? —le sonrió a Ushita, quien asintió— Entonces llamare mas tarde a las demás para que se pongan de acuerdo.
Tras un rato de charla, decidí partir. En la puerta me despedí de Reed y su madre, y empece mi caminata de nuevo, mientras veía como pasaban mercaderes, vendedores, personas, clientes u conocidos. A lo lejos divise a aquella joven que había cautivado mi corazón, sus cabellos marrones oscuros, ojos verdes como esmeralda y esa piel suave y blanca. Estaba acompañada de su dama, Naruki y su mejor amiga, Michiko. Rápidamente me acomode el cabello y trate de calmarme, ella se dio cuenta de que me acercaba a ella y dejo de conversar con Michiko para acercarse a mí.
Cuando estuvimos a un metro de distancia, me incline ante ella. Demostrando mis respetos, al levantarme me di cuenta de la presencia de sus acompañantes y volví a inclinarme.
Dama, Naruki:
No es necesario la reverencia jovencito pero igualmente, gracias, es un gusto verte. —dijo la anciana con una voz tranquilizante, dándome una sonrisa leve.
Michiko, intento acercarse pero di un paso atrás. Dándole a entender que no quería su cercanía, comprendo que capaz no lo hubiera sabido por sus clases de etiqueta. Pero igual le di una sonrisa leve y ella también, aunque sentí un aura pesado y molesto de ella.
FISHIKU:
Es un gusto verte, Akento, agradezco tu cortesía ante mi dama de compañía y Michiko —me dedico una sonrisa, que me sonrojo las mejillas y me puso los pelos de punta.
AKENTO:
Lo haría hasta el final de mis días, Fishiku, tu eres un símbolo de respeto y elegancia, nunca podría estar a tu altura aunque tuviera la mejore educación del mundo —dije algo nervioso y trate de no demostrar mi sonrojo.
La Arumi se sonrojo levemente ante sus palabras, en cambio su amiga, trataba de mantenerse firme. ¿Porque no le daba atención a ella también? La envidia la carcomía, ella estaba acostumbrada a tener a todos a sus pies. Hombres, comiendo de su mano y locos por ella. ¿Porque con el era diferente? Esto la estresaba.
NOTITA GAY;La historia de Akento sera publicada en el apartado de Información en algunos dias.
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