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14 de febrero del 2002
Nueva York, Nueva York.


Spencer achino sus ojos tratando de ver entre la multitud de personas, pero el Times Square estaba repleto de parejas que se reunían a disfrutar del hermoso día nevado para celebrar del amor y la amistad, y aunque Spencer al parecer también iba a celebrarlo, no era ese el motivo por el cual estaba ahí.

En realidad, Spencer había viajado tres horas en tren a Nueva York porque Camille estaba en un curso en la gran ciudad, y cuando su mejor amiga le había hablado para pasar San Valentín juntos, él no había podido negarse.

Spencer nunca podría negarle algo así a Camille. 

—¡Spencer! 

Se giró justo a tiempo para atrapar a Camille que brinco a sus brazos para darle un fuerte abrazo.

—¡Spencie estamos juntos! —gritó sobre su oreja, provocando que Spencer cerrara sus ojos ante su exclamación y comenzará a reír.

Al momento de bajarla con delicadeza, la rodeo con sus brazos en un abrazo más cálido.

—Te extrañe demasiado, Millie. 

La morena suspiró sobre el cuello de Spencer—. También yo, Spencie —respondió con una sonrisa.

Se tomaron de las manos para comenzar a caminar y Spencer miro Times Squares con asombro.

—Nunca antes había venido a Nueva York —confesó con una sonrisa.

—Lo sé —dijo Camille un tanto divertida—. Siéntete dichosa, ¿sabes a cuántas personas rechace el día de hoy? —Spencer alzó sus cejas un tanto sorprendido.

—¿A cuántas? —preguntó con cautela.

—Tres —respondió rodando los ojos.

Hubo un tumulto de gente. Camille se posiciono delante de Spence y alzó su brazo para que sus manos aún siguieran entrelazadas mientras caminan entre la multitud.

—¿Quienes? —cuestionó alzando un poco la voz.

—Dos chicos que conocí en el curso, y Hunter, ¿lo recuerdas?

Spencer rodó los ojos. Afortunadamente, seguía detrás de Camille y ella no pudo verle reaccionar de tal forma.

—Claro que lo recuerdo, fue mi compañero de cuarto por tres años —le recordó esta vez él a ella.

—Bueno, sigue creyendo que podrá salir conmigo —dijo un tanto burlona.

—¿Y podra? —le cuestionó alzando una ceja.

La avenida se abrió ante ellos y Camille regreso a ponerse al lado de Spencer.

—Claro que no, Spencer. Necesitará más que un tonto ramo de rosas para convencerme de salir con él —comentó con diversión, provocando Spencer sonriera.

—Sí y no te gustan las rosas —señaló Spencer.

Camille fingió vomitar—. Tan típicas —dijo haciendo muecas—. Por cierto Spence, ¿mañana tienes clase? —preguntó alzando una ceja.

Él negó apretando sus labios—. Nop —respondió puntualizando la pe—. Ya adelante la materia...

—Por que no me sorprende —murmuró con una pequeña sonrisa.

Spencer le dio un ligero codazo juguetón, haciéndole reír.

—Camille, irás a la ceremonia de graduación, ¿cierto? —le preguntó Spencer deteniendola.

—¡Obviamente Spencer! ¿Crees que me perdería de ver como le dan su doctorado a mi mejor amigo de veintiún años? ¡Eso nunca! —chilló negando con su cabeza.

Las mejillas de Spencer tomaron un ligero color rosado y Camille se paró de puntitas, tomó con cuidado de las mejillas de Spencer y le planto un sonoro beso.

—Te amo tanto, genio —confesó entrelazando su brazo con el de Spencer.

—Yo te amo demasiado —musitó Spencer haciendo que los ojos de Camille brillará.

—¡Dios! Nos amó cuando nos ponemos cursis, somos tan hermosos —aseguró soltando una risita nerviosa.

—Por cierto, ¿a donde vamos? —curioseo Spencer. 

—A nuestra cita —aclaró Camille—. Creí que ya lo sabías...

—Bueno, me dijiste que tendríamos una cita, pero nunca me dijiste a dónde iremos —le dijo Spencer alzando una ceja.

—Eso es por que es una sorpresa, Spencer —respondió con obviedad con Camille—. ¿Alguna vez me dejarás hacerte una sorpresa sin que me preguntes que es?

Spencer fingió pensarlo—. No —respondió por fin, haciendo que Camille soltará quejido.

—¡Ya camina, niño! —pidió tirando de su brazo.

—¡Pero soy mayor que tu por un mes!


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Llegaron a un gran parque el cual Spencer reconoció de inmediato. Central Park se veía repleto de parejas disfrutando del día nevado. Camille camino tirando del brazo de Spencer dando pequeños brincos mientras señalaba la inmensa pista de patinaje. Sonrío sin poder evitarlo por que no sabía si le gustaba más la vista o Camille.

Camille, definitivamente le gustaba más Camille. 

Continuaron tomados de la mano, mientras Camille lo llevaba por donde había más nieve y en algunas ocasiones, se detenían para hacer pequeñas peleas de bolas de nieve. Hasta que, se adentraron entre los árboles que rodeaban el lago y Spencer siguió a Camille sintiendo ligeros nervios. 

Algunas veces, era imposible no sentirse nervioso al lado de Camille. No importaba cuánto tiempo llevaba conociéndola, o el sinfín de ocasiones que habían caminado tomados de la mano, como si fuesen una pareja, él siempre llegaría a sentir nervios cerca de ella por que algunas veces, era difícil evitar no lucir tan enamorado. 

¡Taran! 

Spencer mostró sus dientes en una hermosa sonrisa. 

Frente al lago congelado, hay un pequeño picnic montado. Una canasta entreabierta que muestra una botella de vino, algunas uvas y galletas. Esquinada entre las mantas del picnic, hay una guitarra y una libreta. 

—Camille...

—¿Te gusta? ¿Te gusta? —preguntó con entusiasmo y ligeros nerviosismo.

—Millie, me encanta —susurró tomando su mano.

Camille soltó un pequeño gritito y se colgó del cuello de Spencer para darle un fuerte abrazo. Permanecieron abrazados por cuestión de minutos, donde sus cuerpos se dieron la calidez necesaria, y, al separarse, Spencer acarició la mejilla de Camille con ternura. 

—Eres la mejor, ¿lo sabías? —le confesó en un voz baja.

—Lo sé —murmuró con una pequeña sonrisa.

Su nariz y mejillas tomaron un color rosado, sin embargo, Spencer sabía que eso se debía a que en esa parte del parque hace mucho más frío. 

—Anda, procure poner muchas mantas y te aseguro que no nos congelaremos —le comentó algo divertida.

Tomaron asiento y Camille comenzó a sacar poco a poco los alimentos de la canasta. Spencer le ayudó a abrir la botella de vino y lo sirvió en las dos copas que había.

—Por... por otro año más juntos en San Valentín —brindó Camille con una pequeña sonrisa ladina.

—Por otro año más juntos en San Valentín —repitió Spencer sonriendo con una ligera emoción. 

Bebieron de sus copas viéndose a los ojos y Camille cerró un poco sus ojos, disfrutando del sabor de la uva. 

Comieron un par de uvas y de los emparedados que había Camille comprado, por que Spencer sabía que su amiga no eran tan buena ni para hacer un emparedado de esos. La escuchó cantar mientras él prestaba atención y memorizaba su voz y su mirada y charlaron un poco de los últimos meses que no habían logrado verse. 

—Camille, yo... —Spencer jugueteo con una uva ladeando una mueca.

—¿Tu que, Spencie? —preguntó Camille untando con delicadeza un dip de queso crema en una galleta. 

Tomo un poco de aire y exhalo en respuesta—: No sé que haría sin ti —dijo por fin.

Camille dejó de lado la galleta y ladeo un poco su cabeza.

—Bueno, definitivamente no estarías en Nueva York —le dijo soltando una pequeña risita.

Spencer negó con su cabeza y sonrió sin poder evitarlo.

—Hablo en serio, Camille —susurró Spencer—. Sí... sí nunca te hubiese conocido, creo que podría decir que realmente viví infiernos en la escuela, pero... no podría decir eso —confesó—. Te debo tanto —susurró.

Estiro un poco su brazo en dirección al de Camille y ella terminó por tomar la mano de Spencer, para entrelazarla con cariño.

—No me debes absolutamente nada —aseguró Camille, frotando sus dedos entre los guantes de Spencer.

—Millie, si que lo hago...

—¡Bien! —dijo con una sonrisa—. Pero tienes que saber que te defendí todo este tiempo sin esperar nada a cambio, más que tu amistad, por que era realmente lo único que quería —aseguró—. La amistad de un niño tan... lindo como tú —susurró. 

Spencer bajo su cabeza bastante tímido.

—Aparte, tú también me has cuidado a mi, ¿lo olvidas? —le preguntó alzando una ceja.

—Me alegra saber que dejaste el tequila, Camille —ambos soltaron una risita y Camille se acercó a Spencer.

Sus narices se rozaron en un beso y se separaron lentamente, mientras mantienen una pequeña sonrisa en sus rostro.

—Yo... si llegó entrar al equipo del FBI...

—Y lo harás —le interrumpió con una pequeña sonrisa.

—Prometo cuidarte, con mi vida entera —aseguró con una sonrisa. 

—Sé que lo harás, Spencie —murmuró con emoción—. Sabes, nunca te lo he dicho, pero... me siento muy orgullosa de ti —admitió soltando un suspiró—. Crecimos juntos, Spence y... te estas convirtiendo en un gran hombre... ¡Ah! Corrección, ya eres un gran hombre.

—Oh, Millie...

—Y... ¿sabes que siempre te voy a amar? —susurró.

Spencer asintió con su cabeza, pudo ver los ojos de su mejor amiga cristalizarse.

—Y sí que llegará el día en donde encuentres a una mujer que...

—Camille, no —negó Spencer.

—No, por favor, déjame decirlo —pidió dando un pequeño brinco de berrinche—. Es solo que... estamos lejos todo el tiempo Spence y, a veces es muy dificil para mi estar lejos de ti —confesó—. Sin embargo, siempre encontramos la forma de vernos, por que... nos necesitamos, el uno al otro —dijo frotando sus manos—. Pero, eventualmente llegará alguien con quien serás feliz a su lado y... por favor, solo, no te olvides de mi, ¿si? 

—Nunca podría hacerlo —comentó con una pequeña sonrisa—. Vamos, ¿por qué dices eso?

—Spencer, estamos creciendo, ¿no te das cuenta? —dijo en un susurró—. Todo lo que hablábamos cuando éramos pequeños... se está haciendo realidad y... solo, quiero que a pesar de la distancia, o de las personas con las que lleguemos a salir, siempre estemos conscientes de que nos tenemos el uno al otro.

Spencer alzó su dedo anular de la mano izquierda, donde yace un anillo de plata. Camille le imito mostrando el mismo anillo y ambos entrelazaron sus dedos.

—Eres mi mejor amiga, Camille. Nada lo podrá cambiar, ¿si? —ella asintió con una pequeña sonrisa y se abrazo de Spencer escondiendo su rostro en su pecho.

—Perdoname por ser tan sentimental —susurró en un sollozó—, es solo que... te extrañe mucho estos últimos meses y... en una semana estaré en mis días, ya sabes —trató de excusarse.

Spencer comenzó a reír y negó con su cabeza.

—Hey, no tiene nada de malo que seas sentimental —le aseguró separándose de ella. Tomo el rostro de Camille, acunandolo y se inclinó para besar el puente de su nariz—. Se que me cuesta trabajo expresar mi-mis sentimientos, pero, pero Millie, cuando te digo que te amo... yo, yo lo hago, en serio, te amo —susurró parpadeando varias veces.

Sus rostros se juntaron una vez más y sus nariz se rozaron por segunda ocasión. Camille pudo ver como Spencer relamía sus labios y sin pensarlo dos veces se inclinó para darle un corto beso que provocó que toda la piel de Spencer se erizará. 

No era la primera vez que se besaban, sin embargo, se sintió justo como la primera vez.

Las manos de Spencer tomaron con cuidado y cariño las mejillas de Camille, profundizando más aquel cálido beso repleto de sentimientos. Se separaron lentamente y frotaron sus rostros en una caricia romántica.

Ambos se dedicaron una pequeña sonrisa y Spencer abrazo a Camille sintiendo su corazón latir rápidamente.

—¿Te quieres quedar? —preguntó en voz baja.

—¿Cómo dices, Millie? —le preguntó sin entenderle.

Ella soltó una pequeña risita antes de hablar—: Me refiero a que si... te quieres quedar hoy conmigo —susurró—. Ya sabes, hacer una pijamada, como los viejos tiempos —aclaró ladeando una sonrisa.

—¿Quieres que me quede? —le cuestionó en voz baja.

Camille asintió lentamente con su cabeza.

—Solo si quieres —volvió a agregar la morena.

—Lo haré. Sí, me quedaré —respondió sonriendo y arrugando un poco su nariz.

—Podremos ver Star Wars y comer palomitas —dijo Camille mordiendo su labio.

—Ese es un increíble plan —confesó Spencer tomando su mano.

—¿Quieres iniciar con el plan? Me estoy muriendo de frío —ambos soltaron una risita y Spencer asintió.

—Andando, estamos a seis grados y, ¿sabes que pasa cuando tu cuerpo se expone demasiado tiempo al frío?

—Ilumíname, futuro Doctor Reid —pidió mostrando una gran sonrisa. 


───────────────↷👩‍❤️‍👨ˎˊ-


La habitación de hotel donde se estaba hospedando Camille tenía la calefacción que ayudaba a ambos a mantenerse en un agradable clima. Sin embargo, ambos se encontraban recostados en la cama, cubiertos con todas las mantas que había en la habitación, mientras había algunas palomitas por el piso y diversos envases de bebidas vacías. 

Y aunque la televisión se encontraba mostrando el episodio III: La Venganza de los Sith, ninguno de los dos estaba mirándola por que Spencer se encontraba teniendo una pequeña pelea con Camille. 

—Bien, pero no me puedes decir que Padmé no hizo lo correcto al proponer el Gran Ejército de la República —dijo un poco desesperado.

Camille se llevó una palomita y negó con su cabeza.

—¡Camille! —exclamó desesperado.

—¡Spencer ni siquiera había suficientes Jedi! ¡Es como si Hitler hubiera creado un ejército con poquitos Nazi! ¡No tiene sentido! —exclamó desesperada.

Spencer tuvo que parpadear dos veces.

—No acabas de decir eso —murmuró.

—Sí que lo hice... 

—¡Son dos cosas completamente distintas! —chilló con voz realmente aguda y llevando las manos a su cabeza—. ¡Estamos hablando de-de Jedis no Nazis! ¿Acaso comparaste un Nazi con un Jedi? Camille, tu dices que... y yo-yo me enojaré demasiado —aseguró inflando sus mejillas.

Camille soltó una carcajada y comenzó a aplaudir bastante divertida. 

Oh, ella adoraba ver cuando Spencer perdía la paciencia.

—Ya no te quiero —susurró Spencer cruzándose de brazos.

—¡Claro que me quieres! —aseguró.

Spencer giró su cabeza, para no verla; sin embargo, con el comportamiento infantil de Camille, le era imposible no mostrar una pequeña sonrisa, ya que se encontraba tirando de su brazo y hablando con voz chillona.

—¡Spencie! ¡Spence! ¡Spencer! —exclamó haciendo un puchero.

Brinco para quedar encima de Spencer y lo tomó de las mejillas para verlo. Spencer comenzó a reír y le mostró su lengua de manera infantil.

—Te odio —lloriqueo Camille.

—¡Claro que no le dices! —respondió esta vez él con seguridad—. Me amas, sería imposible odiarme —aseguró—. No puedes odiar a alguien a que amas, simplemente... no tendría sentido, sería contradictorio. 

Camille soltó una risita y pego su barbilla al pecho de Spencer—. Me gusta que sepas todo de todo —confesó juntando sus manos sobre el pecho de Spencer.

Fue capaz de sentir como su corazón palpitaba con rapidez y Spencer tragó saliva un poco nervioso.

—Spencie —susurró Camille, pegando su oído al pecho de Spencer—. Tu corazón late muy, muy rápido —dijo en voz baja, como si no quisiera molestar a alguien.

—El motivo por el cual el corazón late muy rápido en ciertas ocasiones varía, sin embargo, estoy consciente de que mi corazón está latiendo a 130 pulsaciones por minuto. Esto debido a que el corazón late más deprisa cuando vemos a un ser querido, o sea a ti —susurró apretando sus labios—. En realidad, esto beneficia la capacidad muscular,la presión arterial máxima y la producción de glóbulos rojos.

Camille mostró una radiante sonrisa al ver como Spencer había comenzado a divagar, sin embargo, no decidió interrumpirlo por que le encantaba escuchar todos esos datos tan interesantes que solo él podría saber.

Apoyo su barbilla viendo a Spencer y cerro sus ojos relajándose ante la voz de Spencer.

—Oh rayos, te aburrí —susurró algo preocupado.

Se gano un golpe en el brazo que lo hizo soltar un quejido—: Nunca me aburres, bobo —parpadeo un par de veces y sonrió al ver como Camille se abrazaba de él—. Es solo que me gusta escuchar tu voz y, adoro cuando te pones a divagar —confesó con una pequeña sonrisa. 

—¿En serio? Las demás personas lo considera odioso —murmuró.

—Spence, yo no soy como las demás personas —le recordó Camille algo ofendida. 

—Lo sé —respondió con una pequeña sonrisa. 

Camille posó sus manos en el pecho de Spencer para impulsarse a sentarse sobre sus caderas. Apoyó sus rodillas hundiéndose en la cama y se inclinó un poco para ver a Spencer con una pequeña sonrisa.

—Te tengo una propuesta, Spence —susurró con ligera emoción.

—Te-te escuchó —respondió algo nervioso.

Las manos de Camille se separaron del pecho de Spencer para pasarlas por su cabello, el cual se encuentra ligeramente despeinado. Mostró una tímida sonrisa y jugueteo con sus manos de manera infantil, algo nerviosa.

—Bueno... se me ocurrió una idea (ya sabes, mis ideas llegan de la nada), y estaba pensando que... bueno, que tu y yo nos conocemos... mejor que nadie —aclaró ladeando su cabeza—. Entonces, pensé: amo a Spencer más de lo que amo los tamales y, eso es mucho decir Spencie —murmuró con una mueca, haciendo que Spencer soltara una risita—. Entonces... bueno, en realidad, se me ocurrió mientras veía Friends —confesó suspirando—. Ya sabes, me gusta ver Friends, me hace feliz y...

—Millie, creo que te estás desviando del tema —susurró Spencer tomando su mano.

La chica soltó una risita nerviosa y bajo su cabeza algo sonrojada—: ¿Qué piensas de casarnos en diez años? 

Spencer abrió sus ojos con sorpresa y parpadeo varias veces, mientras la pregunta se repetía una y otra vez en su mente.

—Me refiero a que, si ninguno de los dos tiene pareja o está comprometido, o algo así —agregó rápidamente—. Podríamos... casarnos, ya sabes —musitó con una pequeña sonrisa arrepentida—. Ugh, es tan mala idea...

—No, no, no —le interrumpió rápidamente Spencer, sentándose un poco y sujetando de la cintura de Camille para continuará sentada sobre su regazo—. En realidad, no es... no es tan mala idea —musitó alzando una ceja—. Es algo loco y... eso —apretó su mandíbula parpadeando varias veces—, pero-pero, tiene un poco de sentido, para mi...

—¿Verdad? —susurró Camille con emoción—. Spence, tu y yo tenemos una conexión increíble —aseguró la chica con una sonrisa—. Y claro, podíamos casarnos ahora, ¿por qué no? —llevó su cabello hacia atrás haciendo reír a Spencer—. Pero, tenemos veintiún años y... no lo sé, se me ocurrió que... pasar el resto de mi vida contigo no sería malo...

—Pienso lo mismo, Camille —confesó Spencer en un suspiro. 

Las manos de Camille recorrieron el rostro de Spencer haciendo muecas adorable hasta llegar a su cabello largo, el cual acarició con cariño.

—¿Es una promesa? —susurró con una pequeña sonrisa.

Spencer alzó su dedo anular de la mano derecha—: Es una promesa.






Nota de autora: 

¡Buenas! Yo chillo por qué hice esa promesa con una amiga y la sorra no me habla ): 

Anyways, el largo de los capítulos va a variar, usualmente cuando se traten de recuerdos serán más largos, mientras que los capítulos del presente más cortos, no se sabe por que, pero ajá. 

¡No olviden votar por que lectores fantasmas aquí no se permiten!

Lots of love, Cici x

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