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Actualidad.
Las Vegas, Nevada
02:34 a.m
Spencer se sirvió café y bebió un poco para caminar al centro de la oficina, permitiendo que todos pudiesen verlo mejor. Penélope, desde la videollamada ajustó sus lentes.
—Conocí a Hunter a los 17 años, cuando cambie mi residencia a los dormitorios de la MIT. El estaba graduado de ingeniería en sistemas y estaba haciendo un doctorado en matemáticas. La primera vez que Millie y él cruzaron palabra fue cuando me espero en el dormitorio a que saliera de mis clases, él estaba ahí y aunque se mostró amigable con Camille, a ella nunca le agradó —aseguró tomando la taza con fuerza, mientras tenía la atención de todos—. Continuamente Hunter intentaba coquetear con Camille, quien siempre le recordaba que era menor que él por seis años, a lo que Hunter decía que cuando fuese ella mayor de edad, aceptaría salir con él.
—¿Lo hizo? —preguntó Emily alzando una ceja.
—Salieron por unos meses, sí, pero nada formal —respondió dejando su taza en la mesa—. Es... es una historia larga.
—Sera mejor que empieces a contarla, niño —pidió Derek, acomodándose en el asiento.
—Cuando Camille tenía veinticinco años, estaba viviendo en Los Ángeles, mientras hacía una maestría en cosmetologia y trabajaba para la marca de maquillaje NYX. Estando ahí, fue cuando se reencontró con Hunter —explicó—. A ella realmente no le pareció gran cosa volver a Hunter, y ni siquiera le demostró importancia, al menos no la misma que el le demostraba.
—¿Cómo es que empezaron a salir? —curioseó JJ.
—Una ocasión Hunter la invito a un karaoke, no se si sepan pero...
—A Camille le gusta todo lo relacionado con la música y dijo que sí —acertó Derek, mientras Spencer asentía.
—Las cosas comenzaron a ponerse extrañas por que Camille comenzó a viajar mientras trabaja para NYX y sin tener que decirle a Hunter el sabía donde estaba.
—La estaba espiando —dijo con repugnancia Emily.
Pero Penélope hablo—. Hunter hackeó todos los dispositivos de Camille. Entro a su base de datos y la unió con la de él para tener una alerta de movimientos —explicó.
—Hunter siempre sabía cómo encontrarla —hablo Spencer—. Él fingía que la encontraba casualmente. Camille por un momento lo creía, sin embargo, comenzó a dudar de él cuando era capaz de encontrarla aún cuando ella se encontraba ahí por asuntos escolares o de trabajo —añadió tragando saliva y cerrando sus ojos.
—Camille nos lo hizo saber —hablo Hotch—. A Spencer y a mi —aclaró—. Fue entonces, cuando Penelope se dio cuenta que las cuentas y celulares de Camille estaban siendo vinculados con otro dispositivo que mantenía un nombre en números.
—Era la H escrita con el alfabeto binario —explicó Spencer—. No fue muy inteligente de su parte —reconoció.
—Antes de llevar un proceso legal por acoso, Camille le advirtió que se alejará de ella, pero no obedeció —aclaró Hotch—. Dos semanas después, terminó con una orden de restricción. Tuvo que cumplir con 168 horas de arresto domiciliario y se le quedó estrictamente prohibido buscar a Camille —soltó un suspiro frustrado.
—¿Por que nunca nos lo dijeron? —preguntó JJ—. Camille también es nuestra amiga —le recordó.
—Podíamos haber hecho más —señaló Derek con notoria furia—. Ese hijo de perra podría estar en prisión ya —señaló furioso.
—Si por mi hubiese sido, mandaba yo mismo a Hunter a prisión, el juez tomó esa decisión —explicó con cansancio Hotch.
—Penélope, ¿ya intentaste rastrearlo? —hablo Rossi por primera vez en la noche.
—Ya. No hay nada de Hunter desde el año pasado —comentó.
—¿Qué era lo último que encontraste? —preguntó Spencer.
—Bueno, aquella mancha en su expediente le impidió conseguir un trabajo en medios informáticos y trabajaba como repartidor de paquetería y viajaba por todo el país —explicó—. El último lugar en el que compro una cerveza fue en San Antonio —comentó.
—Donde todo inicio —susurró Emily.
Spencer relamió sus labios—. En San Antonio, todo inicio en San Antonio —dijo rápidamente.
La mirada de todos se posicionó en Spencer. Apoyo su mano en la mesa y nadie dijo nada.
El genio estaba pensando y no querían interrumpirlo por que una vez que esa máquina comienza a funcionar, puede lograr a descifrar grandes cosas.
—Penélope, busca a René Pascal —pidió desesperado, para mirar a sus compañeros—. Cuando Hunter entro a una fraternidad, en su iniciación tenían que ponerse un nombre y según su originalidad serían seleccionados. Eligió esos dos nombres por los matemáticos René Descartes y Blaise Pascal —explicó.
—¡Bingo! —exclamó Penélope—. René Pascal aparece hace un año en una tienda de ropa de San Antonio, después dos meses más tardes viajó a El Paso y se hospedó en un motel por un mes entero.
—¿Llegó a Tucson después? —curioseó Emily.
—En efecto —respondió Penélope victoriosa—. Y también a Phoenix —indicó la analista técnica—. Hunter estuvo en todos los lugares y duro alrededor de dos meses en cada lugar.
—El tiempo suficiente para encontrar a los reemplazos de Camille —notó JJ con una mueca y acariciando su sien con clara desesperación.
—Sí, y estuvo más tiempo en las Vegas. Duro exactamente cinco meses en una bodega en el centro.
Al escuchar aquello, todos se pararon al unisón.
—¡Les he mandado la dirección a sus tablets!
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Hotch manejaba tan rápido como podía. La mano de Spencer sostiene con fuerza la agarradera debido a la brusca vuelta que dio, deteniéndose fuera de una vieja bodega.
Las puertas de la camioneta se abrieron con rapidez. Spencer saco su arma para comenzar a correr a la puerta, la cual Derek abrió con una pinza, debido a que había una cadena con un gran candado.
Spencer fue el primero en subir las escaleras, mientras que Derek, Hotch y Emily iban al piso de abajo. Giro un poco su cabeza solo para ver como JJ y Rossi lo seguían subiendo detrás de él.
Desde abajo, se escucho la voz de Emily.
—¡Todo libre!
Se apresuro a subir y con la respiración entre cortada camino por el largo pasillo, mientras Rossi y JJ entraban a las primeras dos puertas.
Solo quedaba una al final del corredor.
La abrió con cuidado y recorrió la mirada por toda la habitación vacía. Lo único dentro de aquello habitación oscura, es una pequeña mesa en la cual hay un celular.
Guardo la pistola en su funda y tomó un guante dentro de su bolsillo para colocárselo y tomar el celular.
—¿Spencer?
Se giro para ver a JJ, mostró el celular sintiendo su corazón latir con rapidez—. Está esto aquí.
—¿Tiene algún mensaje o número registrado? —preguntó en voz baja.
Los pasos de sus compañeros se escucharon, el resto del equipo estaba subiendo en su encuentro con Spencer.
—¿Qué es lo que tienes, Spencer? —preguntó Hotch.
Mostro el celular para que todos lo pudieran ver. Con voz queda y algo nervioso, dijo—. Solo tiene un número al que marco...
—¿Cuándo? —preguntó Emily.
—Hace tres horas —susurró.
—Penélope necesitamos que rastrees un número, haremos una llamada —habló Hotch.
—Soy toda oídos —dijo con voz entrecortada.
El corazón de Spencer latía con rapidez mientras marcaba al último número que se le había hecho una llamada. Sintió su garganta secarse y miró a Emily quien intento dedicarle una sonrisa, la cual demostraba tristeza.
Timbro una, dos, tres y cuatro veces.
El timbre de la llamada le hacía eco en sus oídos y sintió sus manos sudar.
Y antes de que la llamada entrará en buzón, respondieron.
Se escuchó un sollozo y una débil voz.
—¿S-Spencer?
—¡Camille! —habló con rapidez, tomando con fuerza el celular.
JJ llevo sus manos a su boca y Derek miro atentamente el celular.
—Spencer —repitió la chica—. Por favor, Spencer ayúdame —suplicó entre lágrimas.
Las manos del doctor temblaron. En ese momento, al escuchar la desesperación de Camille, se sintió realmente tonto e inútil. Tenía tantas cosas que decirle y no podía formular palabra alguna. Miro con miedo a Hotch e hizo sonar su garganta.
—Lo haré, te ayudaremos Camille. Prometo que te encontraré, ¿si? —susurró tomando con una de sus manos su chaleco—. Necesito que me digas que ves, ¿desde cuando tienes este celular? ¿Hunter está...?
Se escuchó un pequeño sollozó y un golpe sordo.
—¡Camille! —le llamó desesperado.
Sin embargo, la voz que se escuchó no fue la de Camille—: Tanto tiempo sin escucharte, Spencie —habló Hunter, provocando que la piel de Spencer se helará—. Escúchame bien, Doctor...
—No, escúchame tu a mi, Green —le interrumpió con brusquedad, y notorio coraje en su voz al hablar—. Sé quien eres y te acabas de meter con el mejor equipo del FBI. Estás lastimando a Camille y en el momento en el que te tengamos, por que lo haremos —aseguró—. Me encargaré que nunca más en tu miserable y pobre vida vuelvas a ver la luz del sol, ¿me entendiste? No me importa si tengo que matarte para cumplir con aquello, pero Hunter te atraparé y te voy a destruir de la forma más lenta y dolorosa posible.
Hubo un silenció en la llamada. Ninguno del equipo dijo absolutamente nada y Spencer apretó su mandíbula.
—¿Ya terminaste de hablar, niño? —preguntó con cansancio Hunter—. Por que solo tengo una cosa decir —aclaró, hizo sonar su garganta para ser bastante claro—. Nunca encontrarás a Camille, Spencer, y nunca me encontrarás a mi, por que ella y yo, moriremos juntos.
Antes de que Hunter colgará la llamada escuchó el grito de Camille.
—¡No! ¡Spencer! ¡Bajo tierra! ¡Bajo tie...!
—¡Camille! —exclamó, sin embargo, aquel llamado no fue escuchado debido a que Hunter colgó—. ¡MIERDA!
Pateó con fuerza la mesa y tiro el celular al verlo inservible. Emily intentó tomarlo del brazo, sin embargo el no permitió contacto alguno.
—Penélope dime que lo tienes —suplicó Spencer con lágrimas en sus ojos.
—La señal rebota en tres puntos del desierto —habló entre lágrimas.
—Bajo tierra, Camille dijo bajo tierra —recordó Rossi acariciando su mano—. Hunter la tiene en una parte del desierto...
—Es mucho terreno —susurró Penélope.
—Lo haremos pequeño. Tenemos que dar el perfil.
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La mirada de Spencer se encontraba perdida al ver la fotografía de Camille la cual carga con el siempre en su billetera. La puerta de la oficina abriéndose provoco que dejará de ver aquello y alzó su mirada para ver a Emily, quien tiene dos vasos térmicos con café.
—Ten, te dará un poco más de energía —murmuró.
—Creo que solo me pondrá más nervioso —confesó aceptando el vaso—, pero gracias —dijo mirando a Emily con amabilidad.
—Si sabes que la encontraremos, ¿cierto?
Spencer asintió con su cabeza, luciendo realmente triste.
—La pregunta es, ¿cuándo? —susurró—. Esta bajo tierra, Emily, bajo tierra de donde, ¿de qué? —preguntó con voz entrecortada.
Bebió del café lentamente y cerro sus ojos disfrutando del sabor.
—No importa si tenemos que excavar el desierto, lo haremos y lo sabes —le dijo tomando su mano—. Camille es familia y no descansaremos hasta dar con ella —aseguró con firmeza.
Alzo su cabeza cuando reconoció a tres chicos caminar en dirección a ellos. Trago saliva y dejo el café en la mesa para acercarse a los hermanos Rodríguez, quienes lucen desesperado y furiosos.
—¿Es cierto, Spence? —preguntó Joshua con enojo—. ¿Es cierto que ese bastardo de mierda la tiene? —sus puños se cerraron, la vena de su frente tembló de coraje y sus ojos se cristalizaron de pensar el daño que estaba sufriendo su hermanita.
No importaba que Camille tuviese treinta años, ella seguiría siendo su pequeña hermana.
No pudo hablar, pero afirmó con su cabeza.
—Vamos a encontrar a Camille —habló Emily por Spencer, tomando su brazo—. Nuestra técnica analista se encuentra ya rastreando la ubicación y los grupos de búsqueda han salido ya para buscarla —aclaró con calma.
—Lo mataré cuando lo encuentre —aseguró Alejandro—. Con mis manos, lo mataré y lo haré peda...
—Por favor, solo necesitamos mantener la cordura —suplicó Emily—. Primero necesitamos encontrar a Hunter con vida y el nos llevará a Camille, no tendrá opción, ¿de acuerdo?
—Emily, me dejas hablar con ellos a solas —interrumpió Spencer en voz baja.
Emily suspiró. Lanzó una mirada a Spencer y asintió lentamente. No dijo más y salió de la oficina cerrando la puerta.
—¿Qué ocurre, Spence? —preguntó Raúl en voz baja.
Apoyo sus manos en la mesa, recargándose y cerró sus ojos soltando un pesado suspiró.
—Es mi culpa que Camille esté pasando por eso...
—Hey, niño, no digas eso —le interrumpió Joshua, pero Spencer negó con su cabeza.
—Debí estar ahí. Si yo hubiese estado a tiempo, nada de esto hubiera sucedido —confesó alzando su mirada para verlos—. Y...
—Spencer...
—¿Si la mata? —susurró con lágrimas en sus ojos—. Hunter es organizado y narcisista, yo... no tienen una idea de la cantidad de hombres como él con los que hemos lidiado —señalo la pizarra—. Cientos de ellos, muchísimos y... —apretó sus labios con fuerza—. Él dijo que la mataría —susurró—, a ambos, a él y a ella —sollozó—. N-no puedo, n-no po-podemos perderla.
Alejandro se acerco a él, estiro su mano para rodearlo y darle un fuerte abrazo—. Eso no pasará niño. Yo sé que le salvaran —susurró tomando con fuerza a Spencer y alzando su cabeza para impedir las lágrimas.
Spencer lloró sin pena alguna en los brazos de Alejandro.
—La encontraremos Spence, y la encontraremos viva.
Nota de autora:
Hola espero todxs se encuentren bien, les mando muchos besos y abrazos.
Lots of love, Cici x
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