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thirteen


°•. .·TRECE


Por primera vez en su vida, Camille se estaba sintiendo como un objeto el cual podría ser utilizado como si no tuviera valor alguna, haciéndole sentir realmente mal, ya que sin duda alguna ella tiene sentimientos; tiene tantos que no cree poder continuar siendo fuerte, por que no importa cuantas veces le rece a un Dios o al universo para que la encuentren, la esperanza de salir de ahí con vida está desapareciendo.

Se sentó lentamente en el catre que había estado descansando (o intentando hacerlo), y se paro escuchando el ruido de las cadenas la cuales se encuentran alrededor de sus tobillos, impidiéndola caminar a más de un metro de su alrededor.

Era como un animal enjaulado, se sentía como uno.

Tomó el pequeño vaso con agua y con su mano temblando, lo sostuvo para llevarlo a sus labios y bebió un poco de agua.

El ardor en su brazo herido se hizo presente, y jadeo adolorida.

—¿Estás aquí? —preguntó lo más fuerte que su voz le permitió hacerlo.

Escuchar su propia voz fue como escuchar la de un extraño. La garganta le arde y sus palabras suenan tan ronca que hasta toser es doloroso.

De entre las sombras, Hunter camino hasta donde se encuentra Camille; llevo una mano al interior del bolsillo de su pantalón y camino hasta ella dedicándole una sonrisa.

—Hunter necesito un par de pastillas —dijo en voz baja, sin cortar la conexión de la mirada tan oscura del hombre.

Le acaricio el brazo con cariño y negó lentamente—. Shh, todo esta bien, amor.

Quería llorar y gritarle que no era su amor, que nunca lo sería, pero no pudo hacerlo.

Bajo su mirada, mordiendo su labio, pensando en aquello que se le había ocurrido desde el primer momento, pero por miedo no había intentado.

Estaba dispuesta a hacerlo ahora que ya llevaba cuatro días encerrada con él.

Tomó la mano de Hunter y la sujetó con fuerza.

—¿Quieres estar conmigo, Hun? —preguntó en voz baja, dando un paso hacia el, acortando la distancia.

Los ojos de Hunter brillaron de excitación. Asintió con su cabeza y su mano recorrió la mejilla de Camille.

—Ya estoy contigo, Cam —noto con una sonrisa.

Camille sonrió—. Sí, pero... si me enfermo y muero, entonces no podrás estar conmigo —murmuró rodando los ojos—. Por favor, solo...

—No morirás, tranquila —aseguró con una sonrisa—. No mientras yo te cuide. 

La tomó de la barbilla y junto sus labios con los de Camille en un beso forzoso. Cerró sus ojos permitiendo que las lagrimas salieran de ella y se separó al momento en que Hunter la noto llorar.

—Hey, no me gusta verte llorar...

—Hunter, podríamos ser felices fuera de aquí —aseguró Camille—. Tú y yo, piénsalo. Podríamos ir... podríamos ir a cualquier lugar —susurró con fingida emoción.

Hunter alzo una ceja y tomó con cariño la barbilla de Camille.

—Suena espectacular —confesó—. Pero seamos realistas, Cam, si tu y yo salimos de aquí... —chasqueó con su lengua—. No podría ser eso posible —confesó.

Ella asintió con su cabeza, luciendo segura—. Podría,  solo piénsalo. En la playa, en la montaña, en el bosque; en cualquier lugar, Hunter —susurró.

Lo tomo de las caderas para acercarlo a ella. Hunter la tomo con fuerza y sin previo aviso la beso.

—Se que me deseas —dijo entre dientes, mientras la depositaba en el catre—. Lo sé desde que visitabas a Reid en la universidad.

Camille tuvo que contener sus lagrimas y permanecer fuerte, mientras que sentía los labios calientes de Hunter sobre su cuello. 

—... la forma en la que me mirabas, y como me sonreías de manera coqueta. Admítelo Camille, todo este tiempo tu y yo hemos estado destinados para estar juntos.

Beso delicadamente los hombros de Camille, quien apretó sus labios con fuerza y limpió sus lagrimas.

—Hunter, ¿realmente me amas? —preguntó con voz entrecortada.

Hunter limpio las lágrimas de Camille—. Claro que lo hago —respondió con voz aguda—. Te amo con mi vida entera, Camille —tomó sus manos para besarla delicadamente.

Ella asintió con su cabeza y le dedicó una sonrisa.

—Entonces tienes que prometerme que saldremos de aquí —susurró—. Por favor Hunter, piénsalo —suplicó, tomándolo con fuerza de los brazos—. Salgamos de aquí, por favor —susurró sobre sus labios. 

Trago grueso mientras intentaba evitar derramar lágrimas. Rozó sus labios con los de Hunter, que soltó un ligero suspiro. 

—Sí, quiero salir de aquí —confesó Hunter—. Pero tienes que prometer, que no me vas a abandonar —pidió acariciando la mejilla de Camille—. No podría soportar perderte una vez más.

Rápidamente, Camille negó con su cabeza—. No te dejaré, nunca, nunca —aseguró con una sonrisa—. Podríamos ser felices juntos, ¿de acuerdo? Pero tienes que traerme ciertas cosas, necesito curar mi brazo —señaló en voz baja—. Sabes que puedo hacerlo yo sola —le recordó con una pequeña sonrisa.

—De acuerdo, traeré lo que necesitas —masculló Hunter. 

Camille suspiró aliviada al ver como se alejaba de él y cerro sus ojos mientras sus pisadas se escuchaban cada vez más lejos. El fuerte sonido de la puerta cerrándose provocó que un poco de tierra cayera del techo. Parpadeó un par de veces tratando de adivinar que es lo que hay arriba de donde se encuentra y ladeó una mueca al no ocurrírsele nada. 

Lo único que esperaba era que de verdad, Spencer pudiese encontrarla antes de que fuera muy tarde. 



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Estaba claro que Spencer no podía pensar con claridad, al menos, no en esos momentos. Resbalo su brazo por la barra, hasta alcanzar la botella de cerveza que había encontrado en la nevera de Camille y bebió del amargo licor, mientras tiene sus ojos cerrados y puede recordar la risa y alegre mirada de su amiga. 

Un par de lágrimas recorrieron sus mejillas, al sentir la culpa de todo lo que estaba pasando y tras no desear continuar bebiendo del alcohol, salió de la cocina. 

No se detuvo a mirara el hogar de su mejor amiga por que lo conocía muy bien, en realidad, Spencer le había ayudado a Camille a escoger los muebles (y también a moverlos cada que a la chica le daba curiosidad el verlos desde otra perspectiva). Se dirigió al segundo piso, mientras pasa las fotografía que se encuentran colgadas en la pared: Camille y su familia; Camille y él; Camille y sus sobrinos; lindos gatitos y cuadros de pintura que comprobaba en bazares. 

¿Cómo era posible que todo esto le estuviera sucediendo a ella? 

Lentamente, Spencer tomo el picaporte de la puerta, para ingresar a la habitación de Camille.

Inhalo lentamente, observándolo intacto y perfectamente limpio; quizá, ya hay una ligera capa de polvo debido a la falta de uso estos últimos días, pero aún así, permanece con un olor agradable a verano y flores. 

Spencer se quito sus zapatos (por que a Camille le molesta demasiado que se suban a la cama con zapatos puestos) y se acostó, mirando la fotografía de ambos que permanece sobre su mesa de noche. 

─Te extraño demasiado ─confesó, sujetándolo con fuerza─. Y tengo miedo de no volverte a ver ─agregó, mientras su voz se corta lentamente─. Camille, tu más que nadie, tú... ─las lágrimas no le permitieron continuar, por que como nunca antes lo había hecho estos días, Spencer Reid rompió en un llanto de desesperación.

Habían sido Camille y Spencer toda la vida, el dúo inseparable. Ni la distancia había sido capaz de romperlos, por que ambos estaban destinados a estar juntos. Eran más que amigos y aún así, funcionaban a la perfección. 

Y Spencer Reid se había prometido de protegerla, siempre, en cualquier momento y lugar. 

Ahora había roto esa promesa, por que Camille llevaba desaparecida ya casi cinco días y el equipo del FBI nunca había tardado tanto para resolver un caso; pero este es uno diferente. El hecho de que Camille sea tan unido a todos los agentes, les estaba afectando de manera notoria: Penélope (quien realmente se llevaba gran merito para atrapar a los criminales) se retrasaba ante la desesperación por no encontrar a su amiga, actualizando sus dispositivos cada media hora, creyendo que eso era lo que estaba fallando; Derek y JJ aseguraban estar buscando junto con los grupos de rescate, pero solo terminaban pateando rocas, mientras miraban el sol en busca de una pista, y que no solo estaban preocupados por Camille, sino también por Spencer; Hotch por su parte, no dejaba de mirar el mapa del gran desierto, en espera de alguna señal, mientras se lamentaba no haberse deshecho de Hunter cuando había tenido la oportunidad. ¡El claramente sabía como matarlo y deshacerse del cuerpo sin que nadie nunca sospechará de quien fue! 

Emily y Rossi parecían ser los únicos que funcionaban para el equipo de la BAU.

Spencer pudo escuchar pasos a los lejos y rápidamente limpio sus lágrimas, solo para ver el momento en que un pequeño niño entraba a la habitación, cargando un peluche de gatito, se encuentra hablando para el peluche.

─Este es el cuarto de mi tía Millie, es muy lindo y... ¡tío Spence! ─exclamó al notar a Spencer recostado.

El agente se sentó, al momento en el que Noah brincaba a la cama, para abrazarlo.

─Hola pequeño ─saludó, despeinando su cabello─. ¿Qué tienes ahí? ─curioseo. 

─Oh, es un gatito que me dio mi tía Millie ─explico, mostrándolo─. ¡Me lo mando hoy! Es para que no la extrañe ─agregó, dándole el peluche a Spencer─. Tú también la extrañas, ¿verdad? ─curioseo, ladeando su cabeza.

─Mucho ─susurró.

─Tamalito puede ayudarte ─aseguró con una gran sonrisa, refiriéndose al gato.

─¿Se llama Tamalito? ─curioseo Spencer, mostrando una ligera sonrisa.

─Sí. A mi me gustan muchos los tamales ─explico, ladeando su cabeza─. Y a mi tía Millie también. ¡Oh! ¡Espero que este comiendo muchos tamales! ─exclamó, cerrando sus ojos.

─Yo también espero eso ─susurró Spencer, acariciando lentamente el peluche. 

─¿Quieres venir conmigo por tamales? Mami y papi dicen que no puedo comer a esta hora ─tomo la muñeca de Spencer, para ver el reloj─. No le entiendo, ¿qué hora es? ─curioseo, mirando a su tío con sus ojos bien abiertos.

─La manecilla grande esta apuntando a la raya número tres y la pequeña esta apuntando al número seis ─explicó con cariño─. Eso quiero decir que son las seis con quince minutos.

─Oh, ¡aún hay tiempo para comer tamales! ─exclamó con emoción─. ¿Podemos ir? ¿Me quieres llevar? Papi no sé por que no me quiere llevar ─hizo un pequeño puchero, que provoco ternura en Spencer. 

Noah pasaba gran parte del tiempo con Camille, y Spencer está consciente de todo lo que su mejor amiga le ha enseñado a su sobrino, así como las expresiones y gestos que hacen, las cuales le recuerdan a ella.

─Claro que te llevaré por tamales, Noah.

─¡Sí! ¡Sí! ─se bajo de la cama para dar brinquitos─. ¡Iré a decirle a mi papi! 

Quizá, así podía distraerse un poco y pensar con más claridad. 



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En toda la ciudad, había únicamente una pareja de hermanas que se dedicaba a hacer los mejores tamales (comprobados por Camille). Un pequeño puesto afuera de un estacionamiento, que tenía una clientela impresionante. Spencer sujeto la mano de Noah al bajarlo del carro, mientras el pequeño sostiene a Tamalito y se encuentra hablando de lo que ha aprendido en sus clases de batería. 

─Serás el mejor baterista del mundo ─aseguró Spencer, con una pequeña sonrisa.

─Eso espero. ¿Sabes que tendré una hermanita o hermanito? ─le preguntó a Spencer, tomándolo por sorpresa─. Ay, creo que papá dijo que no dijera nada ─recordó, ladeando una mueca. 

─¡No tenía ni idea! Eso es increíble Noah, ¿cómo te sientes? 

─¡Muy bien! ─exclamó, dando un brinco─. Podré enseñarle a tocar la batería, como yo ─se apuntó así mismo, mientras Spencer suelta una risita. 

Sin embargo, su mirada se desvió a la farmacia que estaba en la esquina del estacionamiento. 

Un hombre con una sudadera y capucha, se encuentra entrando cabizbajo.

─Tío Spence, dice la señora Marie que de que vas a querer tu tamal ─le tironeo Noah de la manga.

─Ah, no, no, pide el tuyo cariño ─pidió, mientras alza su cuello para ver mejor.

Sin pensarlo dos veces, marco a Derek.

─¿Qué ocurre? ─respondió Derek.

─Creo... creo que está aquí ─murmuró, observando el perfil del hombre, que se encuentra pagando, mientras mira a todos lados.

Por unos segundos, sus miradas se encontraron.

─¿Dónde? ¿Spencer? ¿¡Dónde?! ─exclamó Derek.

─En la farmacia, de... tengo, tengo que irme.

Pero claro que Spencer no se olvido de Noah, quien esta tomando la bolsa en donde vienen sus dos tamales.

─Tenga, tenga ─Spencer dio de manera brusca los billetes y cargo a Noah.

─¡Mi Tamalito! ─exclamó Noah, viendo a su gatito.

─Mierda ─gruño Spencer, que rápidamente se agacho para tomar al gatito de peluche y correr a la camioneta─. ¡Abróchate Noah! ─suplicó, mientras corre al copiloto.

Su celular, no dejaba de sonar y respondió ante la llamada de Hotch.

─¡Estoy a unas cuadras del parque Ed Fountain! ─exclamó, arrancando el carro y viendo como Hunter subía a una Ford negra─. ¡Tiene una Ford negra con placas 559-SDW! ¡Necesito que le hables a Josh por que Noah viene conmigo!

─¡No hagas nada estúpido, Spencer! ─suplico Hotch.

Pero las manos de Spencer se encuentran temblando mientras sujeta con fuerza el volante.

─Ay, ¡mi tamal, tío Spencer! ─exclamó Noah, viendo como la bolsa que contiene su alimento favorito, se resbala por los asientos de atrás.

─Sujétate, por favor, sujétate ─suplico Spencer, suspirando frustrado.

Se encuentra detrás de la camioneta de Hunter, que al igual que él, va acelerando y brincándose todos los semáforos.

Afortunadamente, dos patrullas de policías llegaron junto a él y en una de esas, Rossi se encuentra de copiloto.

─¡Detente para que me des a Noah! ─exclamó desde la ventana Rossi─. ¡Spencer, detente! ─exclamó.

Spencer a freno de golpe, rápidamente se bajo y abrió la puerta de los asientos traseros para cargar a Noah, quien se encuentra meneando su cabeza.

─Así se debía sentir Toretto ─murmuró el pequeño, mientras Spencer lo dejaba en la patrulla de policías─. ¡Hey! ¡¿A dónde vas?!

─¡Voy por tu tía Camille! ─le dijo subiéndose al carro, mientras Rossi se subía de copiloto─. ¡No te acabes los tamales! ─le advirtió, mientras Noah ondeaba su mano con emoción.

─Ahora acelera Spencer, vamos por ese hijo de perra.

Y con su corazón latiendo a mil por hora, Spencer arranco nuevamente la camioneta, prendiendo las luces policiales y alcanzando a las dos patrullas que van detrás de la camioneta de Hunter.  






Nota de autora

Oigan, láncenle piedras a la autora por tardarse ¡meses! en actualizar.

De que lit, me puse a leer toda la fic para ver que pedo y hasta me enoje de que no estaba terminada, ¡JAJAAJAJAJ!

En fin, aquí andamos, espero terminar pronto

Les amooooo

Lots of love, cici x

Pd: plsss denle mucho amor y comenten, se les quiere <3

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