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°•.༄⟶ .·UNO
10 de febrero del 2012
Arlington, Virginia
Spencer realmente no tenía ningún problema con las celebraciones que se llevaban a cabo a lo largo del año, algunas de ellas le gustaban, como Halloween, que en realidad es su favorita; sin embargo, no había mucho que le emocionara la celebración del día del amor y la amistad.
Pero el hecho de que fuese una celebración que hacía realmente feliz a Camille, procuraba al menos darle algún detalle como ella siempre lo hacía desde que tenían seis años.
Por eso, no pensó dos veces en aceptar la ayuda de su amiga y compañera de trabajo, la Agente Emily Prentiss, quién bastante entusiasmada le propuso acompañarle a comprar el regalo perfecto para Camille.
Los ojos avellana de Spencer recorrían las vitrinas de las tiendas repletas de artículos relacionados con San Valentín, mientras veía los adornos tan románticos que le hacían recordarle a su mejor amiga. Por un fracción de segundo, sus ojos se detuvieron en una vitrina con anillos de compromiso y rápidamente metió las manos a sus bolsillos.
Emily señaló una tienda de maquillaje y Spencer asintió con su cabeza para entrar a la boutique, en la que fueron recibidas con una gran sonrisa.
—¿Tienes algo en mente? —preguntó Emily oliendo unos labiales—. Estos huelen a fresa.
—A Camille no le gusta la fresa —susurró ladeando una mueca—. ¿Que se supone que le regalas a alguien que tiene todo? —preguntó alzando una ceja—. Pero aún así... acepta todo lo que se le regala —agregó en un susurró.
Tomó un rubor rosa con algo de brillos y lo mostró a Emily.
—¿Crees que le guste? —Emily sonrió algo divertida.
—Spence, por lo que me has dicho de Camille, no importa que le regales. Mientras venga de ti, a ella le encantará —aseguró sonriendo.
Spencer mordió internamente su labio haciendo una mueca.
—¿Y si le regalo una loción? —preguntó alzando una ceja.
—Son excelentes regalos, créeme —aseguró Emily con una sonrisa.
Hasta que una chica de piel blanca de acero a ellos.
—¡Hola! —saludó con entusiasmo—. ¿Buscan algo en especifico? —preguntó mirando a Emily y luego a Spencer, quien apretó sus labios un poco—. Por el día de San Valentín tenemos una línea de temporada, ¿le gustaría verla?
—Nos encantaría —respondió Emily con una gran sonrisa, tomando el hombro de Spencer para guiarlo a la vitrina que mostraba la línea de temporada.
Y para mala suerte de Spencer termino recordando todo, y aunque él no compró nada, Emily aprovecho a comprarse un nuevo lápiz labial que venía con un gloss.
—A ver Spencer, ¿que le gusta a Camille? —preguntó Emily mientras caminan lado a lado por las calles repletas de tiendas.
—Es una larga lista —aclaró Spencer abriendo un poco sus ojos.
—Acortala. Eres perfilador Spencer —le recordó algo divertido—. Algo que sepas que dirá, ¡esto me hace muy feliz!
Spencer frunció un poco su ceño. Comenzó a descartar todos los platillos de alimentos, por que, aunque si harían feliz a Camille, sabía que era sencillo que era lo consiguiera. Descartó el maquillaje ya que al final de cuentas, se encuentra trabajando en su propia línea de cosméticos y cuidados de la piel. Tampoco pensó en ropa ya que Camille tiene un estilo diferente, su mejor amiga se viste de acuerdo su estado de ánimo.
Y después de unos segundos, ladeo una mueca viendo a Emily.
—Yo —respondió alzando los hombros.
Emily comenzó a reír bastante divertida, sin embargo la seriedad del joven hizo que dejara de reír. Spencer parpadeó dos veces y alzó sus hombros nuevamente.
—Siempre lo dice —murmuró—. Siempre que nos vemos dice: «gracias por estar aquí Spencie, eres lo único que me hacía falta».
La sonrisa de Emily se suavizó al escuchar aquellas palabras, suspiró con una gran sonrisa en su rostro y palmeó la espalda del chico.
—Pues ahí lo tienes, deberías pasar el fin de semana con ella —le guiño un ojo provocando que se pusiera nervioso—. Quizá y este año ya le dices que la amas...
—Todo el tiempo se lo digo —le hizo saber algo confundido.
Emily río—. Sí, pero es momento que se lo digas de verdad —aclaro—. Ya sabes, me refiero a que le digas que la amas y quieres pasar el resto de tu vida con ella.
Spencer abrió y cerró su boca un par de veces.
—¡Oh, vamos Spencer! —dijo con diversión—. Siempre que hablas de ella, eres otro y... cuando hablas por teléfono, tus ojos brillan y algunas veces te pones muy nervioso —comentó con ternura—. Te gusta Camille y eso es hermoso —aseguró con una gran sonrisa—. El fin de semana es San Valentín, con suerte podrás salir con ella...
—Tu lo has dicho, con suerte —murmuró Spencer—. ¿Recuerdas nuestro trabajo? —él negó con su cabeza—. Los psicópatas salen a relucir en tiempos como estos...
—¡Positivismo Spencer! —le animó Emily dándole un pequeño golpe en la espalda.
El teléfono de Spencer comenzó a sonar y sonrió al ver que se trataba de Camille.
—Disculpa, yo...
—Adelante, adelante —le dijo Emily con una gran sonrisa—. Esas botas de ahí me están hablando —comentó con una gran sonrisa para correr a la tienda con emoción.
Spencer respondió rápidamente y sonrió al escuchar la voz de Camille.
—¡HOLA SPENCIE! —gritó con emoción.
Camille, del otro lado de la línea, se encontraba fuera de un gran edificio ubicado en el centro de Las Vegas, con una mano en su cadera, mientras que con la otra, mantiene su celular en su oído.
—Hola Millie —respondió con una gran sonrisa.
—¿Cómo está mi agente del FBI favorito? —preguntó girando sobre sus talones para ver el edificio y a las personas que entran y salen de este.
—Muy bien, en realidad —dijo cruzando su brazo y viendo a Emily señalar las botas a una de las empleadas—. ¿Cómo está mi mexicana favorita?
Camille suspiró y sonrió inclinando su cabeza—. Me alegra saber que soy tu mexicana favorita —comentó con emoción—. Estoy excelente Spencie, tengo grandes noticias por darte...
—¿¡Y bien?! ¿Que esperas para contarme Millie? —preguntó con voz aguda y emoción.
La risa de Camille se hizo presente de nuevo, miro sus uñas algo nerviosa y Spencer sonrió de tan solo imaginarse a Camille—: ¡Ah no, señor! ¿Crees que te dire tantas sorpresas por teléfono?
—¿Camille, olvidas quién soy? —preguntó alzando una ceja.
Camille soltó un «hum».
Ladeo una mueca, respondiendo—: Eres el hombre más guapo del mundo y, mi mejor amigo —agregó con una sonrisa.
Spencer soltó una pequeña risita y negó lentamente con su cabeza, aún sabiendo que ella no podía verle.
—¿Te aprobaron tu línea de maquillaje?
El silencio habló por sí solo. Camille mordió sus labios nerviosa y sus ojos se cristalizaron, mientras miraba el edificio.
—¿Camille? ¿La aprobaron? —preguntó con cierta emoción.
—Lo odio demasiado, Doctor Reid —respondió la chica en un gruñido fingido, mientras que Spencer dejó salir un pequeño grito de emoción.
—¡Muchas felicidades, Millie! —felicitó con voz ligeramente aguda. Camille cubrió su boca evitando que su sonrisa se viera—. Sabía que lo harían, ¡yo te lo dije! Estoy tan orgulloso de ti.
El suspiro del otro lado de la línea, hizo que Spencer se sintiera como en casa—: Gracias, amor —susurró con una sonrisa.
Spencer bajó su cabeza y sintió sus ojos cristalizarse.
—Te lo mereces, Camille —dijo en voz baja—. Eso y más...
—No se que haría sin ti, Spencie —confesó Camille.
—Probablemente.... nada —ambos comenzaron a reír y Camille soltó un «tonto».
—Me encanta el Spencer egocéntrico, en serio —dijo con diversión—. Por cierto, Doctor Reid, ¿cuándo será el día en que por fin lo vea frente a frente y no a través de una computadora?
Hubo un silencio y Spencer ladeo una mueca, pensando.
—Hum... sabes que no me gusta hacer planes porque el trabajo termina cambiándolos todos —le recordó con una mueca—. Ya van dieciocho veces que tengo que cancelarte —recordó—. No quiero cancelarte por decimonovena ocasión.
Camille carraspeo—. Entonces, ¿cuántas posibilidades hay que te vea en San Valentín? —preguntó con timidez.
Llevó una mano a su boca algo nerviosa, mientras sentía su corazón latir con rapidez en la espera de la respuesta de Spencer.
—Tomando en cuenta la fecha, un siete por ciento. Este tipo de fechas detonan en las personas psicópatas a realizar los actos que les llevan atormentando por muchos años, pero eso no importa —se interrumpió algo divertido.
—¡Hey! Todo lo que dices me importa, Spencer —le recordó Camille algo indignada.
—Lo sé, pero no quiero aburrirte...
—Nunca lo harías —aseguró la mujer soltando un pequeño suspiró.
Spencer podía jurar que Camille estaba sonriendo y sí, lo estaba haciendo.
Su celular comenzó a recibir otra llamada y lo alejó un poco de su oreja para ver el nombre de Penélope García.
—Hey, Millie, el deber llama, ¿nos hablamos más tarde?
—De acuerdo, Spence —susurró—. Ma avisas cualquier cosa, ¿si?
—Lo haré.
—Y responde mis llamadas, en serio me preocupa saber que algún otro loco puede secuestrar —dijo con preocupación.
—Te responderé y llamaré cada seis horas —aseguró con una pequeña sonrisa ladina.
—Te amo, Spencie —canturreo.
—Y yo te amo a ti —dijo al momento en que Emily se acercaba a él con una gran bolsa en sus manos.
—¡Espero que nos podamos ver el sábado! —chillo antes de cortar la llamada.
—¿Todo bien? —le pregunto Emily al ver como miraba la pantalla de su celular.
—No alcance a responder una llamada de Penélope...
—Suerte que yo sí. Nos necesitan en Quantico.
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Spencer y Emily tomaron asiento al mismo tiempo junto con el resto del equipo de la Unidad de Análisis de Conducta del FBI. Penélope García, Analista Técnica fue quien tomó el mando del control.
—Muy buenas tardes mis queridos héroes —dijo sonriendo a su familia—. El día de hoy, tenemos un caso justo en nuestro patio trasero, ajá en Carolina del Norte. Estos sucesos se están llevando a cabo en Asheville —señaló.
Spencer se cruzó de brazos al ver las imágenes de las parejas descuartizadas en pantalla.
—Ay, que horror —susurró Penélope cubriendo la mitad de su rostro para no ver las imágenes—. Eh, bueno siguiendo con el caso —murmuró al ver la mirada del agente Hotchner—, esta es la tercera pareja víctima de lo que los medios han llamado, «El Descuartizador del Amor».
—Oh, le dieron un nombre —comentó JJ con una mueca—. Adorable —musitó.
—Sí, descuartiza parejas y la policía local ha pedido ayuda porque al parecer se están comenzando a señalar unos con otros...
—Asheville tiene una población de ochenta y cinco mil trescientos veintinueve habitantes —informó Spencer—. ¿Cómo es que las personas comienzan a señalarse? Estamos hablando de una ciudad con una gran población, me imagino que deben de estar entrando llamadas a las líneas de emergencia cada minuto.
—Las parejas que fueron asesinadas eran localmente conocidas —aclaró Hotch a Spencer—. De las primeras víctimas, Rose Baker había ganado el certamen de belleza por cinco años consecutivos, mientras que Albert Fuller, su novio, era dueño del club de golf.
—Exacto —señaló Penelope—. La segunda víctima, una joven pareja de matrimonio, Pearl y Chester Lee eran artistas y en su última exposición vendieron cuadros en millones de dólares. Millones —aclaró abriendo sus ojos en un susurró.
—Y la tercera pareja, Esther Corbin y Víctor Davidson habían anunciado su compromiso en una revista de sociales. Davidson proviene de la línea de los fundadores en Asheville y Corbin organizaba los eventos musicales en la ciudad.
—Les tiene envidia —dijo con obviedad Rossi.
—Y odio —agregó Spencer con una mueca, viendo la imagen desde la tableta.
—Demasiado, y a demostrado que no parará, o al menos no hasta que termine San Valentín —informó Hotch—. Corbin había organizado eventos toda la semana para la festividad del día del amor, el centro se encuentra repleto de arte que proporcionó Pearl antes de morir junto con su esposo y todo está en relación al amor —explicó cruzándose de brazos.
—Entonces va a continuar...
—Oh y lo hizo —aseguró Penélope—. Me acaba de llegar este reporte de la policía local, están desaparecidos la pareja de matrimonio Dawson, Jocelyn y Jason, quienes son creadores de cerveza artesanal y... ay, miren que lindo estaba su restaurante —mostró Penélope la tablet el restaurante con decoraciones a la festividad.
—Andando, salimos en treinta minutos. Tenemos setenta y dos horas antes de encontrarlos.
Spencer se paró al mismo tiempo que sus compañeros y sacó el celular de su bolsillo.
—¿Todo bien hijo? —preguntó Rossi tomándolo del hombro.
—Sí... solo... solo esperaba poder pasar San Valentín con una amiga —confesó ladeando una mueca.
Rossi dio dos golpecitos a la espalda de Reid—. Si nos apresuramos, lograrás ver a Camille —le guiño un ojo dedicándole una sonrisa y Spencer asintió con una sonrisa ligeramente sonrojado para salir acompañado de David.
Todavía tenía cuatro días más para San Valentín y si encontraban al UnSub en las siguientes setentas y dos horas podría llegar antes del catorce de febrero a Las Vegas.
Nota de autora:
Estoy gritando por que está fic me tiene muy emocionada. Será una fanfic... corta, ¿quizá? al igual que unprofessional no creo que pase los quince capítulos, pero, ¡me esforzaré para que sean más!
Espero le den una oportunidad, no olviden dejarme sus votos que me animan a continuar publicando.
Lots of love, Cici x
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