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°•.༄⟶ .·CINCO







Spencer estaba realmente entusiasmado por que el perfil que habían dado había sido el correcto y afortunadamente, la noche siguiente fueron capaces de encontrar al «descuartizador del amor», a quien le impidieron matar a una pareja, salvándoles de una horrible muerte.

Sin embargo, se encontraba un poco desesperado por que tenía planeado que ese mismo día llegaría a Las Vegas y tan solo tenía diez horas al regresar a Quantico para empacar sus cosas, conseguir un anillo de compromiso y comprar un boleto a su ciudad de origen.

Él sabía que no podría hacer todo eso en menos de diez horas y lo que más le frustraba era que Camille no respondía su celular.

—Me odia, me odia, es lo más seguro —dijo apoyando su cabeza en la mesa del jet.

Hubo risas de ternura por parte de sus compañeros de la UAC.

—Claro que no te odia, hijo —aseguró Rossi—. Camille no podría hacerlo, quizá tiene trabajo.

—Pero, no me ha respondido las llamadas desde las ocho de la mañana. Todos los días a las ocho de la mañana no hablamos para decirnos los «buenos días» —informó con una mirada desesperada a sus amigos.

—Mira la fecha, Spencer. Cientos de mujeres agendan en los mejores salones de la ciudad para verse bien el día de San Valentín —le recordó Derek sin poder contener la diversión en su tono de hablar.

—Sí, Spence —continuó JJ mirándolo con ternura—. Recuerda que cuando Camille está maquillando no responde ni a su mamá. Te regresará la llamada en cuanto tenga un poco de tiempo —le animo.

Spencer suspiro y alzó su cabeza. Sonrió un poco y asintió ligeramente nervioso.

—Tienen razón, es solo que... es solo que estoy... nervioso.

—No me lo digas —ironizó Derek—. Niño, huelo tus nervios hasta acá —le hizo saber con algo de burla.

Inclinó su cabeza algo sonrojado y Hootch achino sus ojos—. ¿Por qué estás nervioso, Spencer? —preguntó alzando una ceja.

Hubo un silencio en donde todos lo miraron en espera de su respuesta, hasta que por fin dijo—: Mañana se cumplen diez años en los que Camille y yo... Camille y yo nos prometimos... nos prometimos que nos... casaríamos y quiero pedirle matrimonio —dijo rápidamente.

Hubo un grito por parte de JJ, quien cubrió su boca.

—¡Oh mi Dios! ¡Llámenle a Penélope! ¡Le dará un infarto! —chilló Emily con emoción.

Spencer negó con su cabeza bastante sonrojado y relamió sus labios viendo como Rossi ponía la laptop para marcar a Penélope.

—Hola mis amores, ¿qué sucede? —preguntó mientras se llevaba un rollo de sushi a la boca.

—¡No lo vas a creer, muñeca! —exclamó Derek con emoción—. ¡Spencer se casará!

El rostro de Penélope tomó un color carmesí al comenzar a ahogarse con rollo de sushi.

—¡¿Penélope estás bien!? —preguntó Rossi preocupado.

—¡No me caso! ¡No me caso! —aseguró al ver como Penélope tosía debido a que casi se asfixiaba con el rollo de sushi.

—¿¡QUÉ?! —chilló pegando sus manos al escritorio—. ¿¡CUANDO?! ¡Ay no tengo mi vestido listo! —se alarmó.

—¡Todavía no me caso! —repitió con desesperación.

—Pero lo harás —le señaló Hotch con una gran sonrisa.

—¡PAREN TODO! —grito Penélope—. ¿¡Le pediste matrimonio a Camille y no lo sabía?! ¡Estoy ofendida! ¡Yo lo sé todo! —exclamó dando un golpe a su teclado.

—¡Es que aun no se lo pido! —respondió con voz alta y ligeramente aguda.

—A ver, dejen a Spencer hablar —pidió con ternura Emily—. ¿Cómo que le pedirás matrimonio? ¿¡Cuando pensabas decirlo?!

Mordió su labio algo nervioso y sonrió sin poder evitarlo.

—Bien, a Camille siempre le ha gustado la celebración del día del amor y la amistad —dijo mirándolos—. Me refiero a... siempre —puntualizó—. Por lo que, todos los años intentamos pasar juntos esa fecha ya que... es importante para nosotros —jugó con sus manos y sus ojos desprendieron un ligero brillo.

JJ y Emily compartieron miradas tiernas, Penélope llevó una mano a su pecho mientras sus ojos se cristalizan.

—Pero, no fue hasta hace diez años, donde pasamos un 14 de febrero en Nueva York cuando Camille propuso que si en diez años no teníamos pareja...

—Se casarían —concluyó Rossi con una gran sonrisa.

Spencer asintió con su cabeza y mordió su labio—. Sí —susurró.

—¿Y quieres hacerlo? ¿Quieres casarte con ella? —le interrogó Hotch—. Más allá de la promesa...

—Yo-yo quiero hacerlo —respondió con seguridad—. Amo a Camille de una forma que nunca imaginé amarla —confesó.

Se escuchó un sollozo proveniente de Penélope. JJ llevó una mano a su boca, evitando llorar y Emily miró cual madre orgullosa a Spencer.

—Ella es... ella es la persona que, es quien siempre ha estado para mi y, hemos pasado por tantas cosas juntos —susurró.

Sus ojos se cristalizaron, Derek estiró su brazo para tomar el hombro de Spencer.

—Millie golpeaba a los niños que se burlaban de mí en la secundaria, incluso si eran mayores —susurró—. No le importó andar en ropa interior con tal de que yo estuviese vestido y... realmente siempre ha estado ahí —bajo su cabeza y no pudo evitar recordar su sonrisa—. Y, hay veces que siento que no he estado con ella de la misma forma que estuvo para mi...

—Oh Spence, no digas eso —susurró Penelope—. Los hemos visto crecer. A ti y a Camille. Ella sabe que a pesar de que no están juntos tu siempre estás al pendiente de lo que sucede en su vida. Spencer ella lo sabe, me lo ha dicho —dijo con una sonrisa—. Eres el hombre que Camille más ama en su vida, incluso cuando tenía novios te ponía primero a ti y después a ellos.

Spencer apretó sus labios tratando de ocultar una risa nerviosa.

—Hermano, Camille y tu están hechos el uno para el otro —le hizo saber Derek—. Créeme, Camille lleva tantos años soñando con el momento en que tu y ella se casan, que ni siquiera te dejará terminar la frase.

Hubo un par de risitas y Spencer sonrió al equipo.

—¿Por que no se lo habías pedido antes? —preguntó Emily con curiosidad.

Ladeo una pequeña mueca y alzó sus hombros—. Creo que estabamos realmente ocupados con nuestros trabajos y planes. No lo sé, pero más allá de que se cumplan diez años, yo... quiero hacerlo, realmente Camille es...

—La mujer a la que amas —dijo por él Rossi con una pequeña sonrisa.

—La amo —afirmó con su cabeza—. Desde es el primer momento que la vi arrojarle agua fría a unos niños que me molestaban creo que... creo que me enamore de ella. La amo desde hace veintisiete años, cinco meses y diez días.

Hotch se paró sonriendo a Spencer—. Iré a pedirle al piloto que se apure, tienes que ir a comprar un anillo de compromiso.

—Sí, y yo iré contigo —señaló Rossi.

—¡No! ¡Iremos nosotras! —dijeron en una misma voz las mujeres del equipo.

—¿Olvidan quien es su hermano? —mencionó Derek con cierto egocentrismo—. Está claro que yo le ayudaré a elegir el anillo.

Hotch negó lentamente al ver como el equipo comenzaba a discutir por quien iría con Spencer a comprar el anillo, la mirada de auxilio le hizo sonreír.

—Suficiente, asustan a Spencer —pidió calmándoles.

—Yo iré por que el anillo será mi regalo de bodas —dijo Rossi dando por terminada la discusión.

—Ya oyeron —señaló Spencer—. Rossi irá conmigo —mostró una pequeña sonrisa, generando risas y quejas.

Rossi miró con una gran sonrisa a Spencer y le guiño un ojo con orgullo.


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Habían sido numerosas ocasiones las que Spencer había pasado frente a la joyería ubicada en el centro de Quantico, y aunque se había encontrado interesado en entrar para ver algunos anillos de compromiso, nunca antes había entrado hasta ese día.

Rossi llevó una mano al hombro de Spencer mientras veían la cantidad de anillos en las vitrinas.

—No se nada de anillos de compromiso —dijo entre dientes.

—Suerte que yo sí —alardeó el mayor—. Tiene que ir con la personalidad de Camille —le aclaró—. Algo que veas y pienses «ella usaría esto hasta para ir a comprar verduras».

La mirada de Spencer recorrió los anillos con prisa. No podía darse el lujo de ver minuciosamente cada detalle ya que el reloj avanzaba.

El encargado de la tienda por fin salió para encontrarse con los agentes. Sonrió al ver el nerviosismo de Spencer y se acercó a ellos con delicadeza.

—Hola, ¿cómo puedo ayudarles el día de hoy?

—Mi amigo, Spencer Reid, busca un anillo de compromiso para su futura esposa —dijo Rossi con emoción, palmeando la espalda de Spencer.

—Maravilloso —comentó con una gran sonrisa el vendedor—. ¿Con qué palabras describiría a su novia? —curioseó.

—Impredecible, intrépida, imaginativa, confiada... inteligente —susurró.

Procuro no ponerse a divagar al darse cuenta de que todas las palabras con las que la describe inician con i.

—¿Hay algo que le guste?

—Él —le señaló Rossi.

El encargado de la tienda soltó una risa propia al ver el sonrojo de Spencer.

—Bueno, ella... le gustan muchas cosas —dijo ligeramente desesperado—. Es doctora, le gusta cuidar su piel, le gusta... el maquillaje, sí, le gusta el maquillaje, oh, y la moda —comentó—. Cantar, es su pasatiempo favorito —carraspeo.

—Hum, recomiendo un anillo con corte cuadrado —señaló—. Son populares y de lo más conocidos. Clásico pero, son perfectos para aquellas mujeres que tienen un gran sentido de la moda —mostró unos cuantos y sonrió.

—Son muy... simples —susurró Spencer al ver que todos eran diamantes.

—Creo que tengo algo por aquí —murmuro con una sonrisa el vendedor.

Se giró sobre sus talones, tomó una llave del interior de su abrigo y abrió un cajón ubicado del otro lado del aparador.

Colocó un maletín de terciopelo negro y lo abrió con cuidado.

Aunque había al menos veinte anillos con distintas piedras preciosas, los ojos de Spencer fueron directos a la que tenía un corte cuadrado y era de un ligero color azul.

—Ah, topacio —informó al ver la mirada de Spencer sobre aquel anillo.

Lo tomo con cuidado entre sus manos y Spencer sonrió al verlo.

—Las personas que porten topacio buscan la fortaleza y un estado de ánimo saludable. Brindan confianza, mejoran la concentra y lucidez en el pensamiento —explicó con una sonrisa.

—Es ese —susurro.

—¿Conoce las medidas de anillos de su futura esposa?

—Siete —respondió rápidamente.

—¿Por que no me sorprende que sepas eso? —preguntó Rossi provocando que Spencer sonriera.

—Hum, es talla ocho, pero si me das cinco minutos será talla siete —informó mientras sacaba una pequeña caja con instrumentos—. ¿Será este el indicado? o, ¿prefiere buscar más?

—No, ese es el indicado, lo es.



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Spencer guardo su celular al no obtener respuesta de Camille y tragó saliva algo nervioso. Llevaba todo el día sin poder hablar con ella y si el motivo era por que no había llegado cuando se lo había prometido, entonces sería complicado pedirle matrimonio.

Al salir del ascensor, no se sorprendió de encontrarse a todo el equipo esperándolo en las oficinas con una maleta preparada y a Penélope llorando como si fuese a irse para siempre.

—Empaque todo lo que encontré en tu armario, niño —le hizo saber Derek, de forma exagerada, dejando su equipaje a sus pies.

—Este es tu boleto de avión —le entregó Hotch—. Y, sales del Washington-Dulles —informó.

—Tu vuelo sale en dos horas y harás una escala en Denver. A esta hora no tenían vuelo directo —dijo JJ con cierta desesperación.

—Buscamos en todas las aerolíneas, fue el vuelo que salía más pronto a Las Vegas —agregó Penélope limpiando sus lágrimas—, y el más corto, son siete horas de vuelo.

—¿Era el más corto? —preguntó con ironía Rossi—. ¿Por que no le prestamos el Jet y ya? —cuestionó a Hotch.

—Si quieren quedarse sin paga, podemos hacerlo —respondió algo divertido Hotch.

—Descuiden, esta bien —aseguró mirando su reloj—. Llegaré a la madrugada, no hay problema —mostró una pequeña sonrisa nerviosa.

—¿Estas listo? —preguntó Emily.

Miró a su pequeña familia y asintió con su cabeza.

—Sí, estoy listo —susurró.

Su corazón comenzó a latir con rapidez. Aflojó un poco el nudo de su corbata y soltó un suspiro.

—¿Quieres que te lleve a Washington? —preguntó Derek.

—No, descuida, tomaré el metro —respondió—. El próximo sale en trece minutos y llegaré una hora antes de que abra el vuelo —sonrió algo nervioso.

—¿Estás seguro? —preguntó esta vez Emily.

—Sí, sí, solo... vayan a descansar o... lo que tengan que hacer.

Se agachó para tomar su maleta, la alzó con cuidado y los miró una vez más.

—Todo irá bien —aseguró Hotch con una sonrisa.

Antes de que Spencer pudiera avanzar, Emily corrió para darle un fuerte abrazo, al cual Penélope y Rossi terminaron uniéndose.

—Te queremos Spence —le dijo JJ procurando no derramar lágrimas.

Suspiró mientras camina con nervios al ascensor, palmeó el bolsillo de su abrigo comprobando que tenía la caja con el anillo, y ondeó su mano al ver cómo lo miraban con orgullo.

—Dios, cuanto a crecido —susurró Penelope limpiando sus lagrimas.

Derek pasó un brazo por los hombros de Penélope y besó su frente con una gran sonrisa.

—¡Oh, Derek! ¡Tú y yo también deberíamos casarnos!












Nota de autora:

Not me chillando por que Camille esta morida.

Digo que-

¡Vayan a leer la otra fanfic de Spencer que subí el lunes! Se llama Vendetta y pueden encontrarla en mi perfil ✨🤠

Lots of love, Cici x

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