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𝟎𝟔 ϟ 𝐀𝐓𝐀𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄 𝐏𝐀́𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐍𝐂𝐈𝐄𝐑𝐓𝐎

Pedido hecho por: sofelix45
O

jalá te guste <3

El bullicio del pequeño evento se sentía vibrante en el aire de la Ciudad de México. Las luces del escenario iluminaban con intensidad, creando un ambiente casi mágico, mientras los murmullos de la multitud se mezclaban con el sonido de los últimos acordes de la banda que había tocado antes.

El olor a palomitas y cerveza flotaba por el aire, y la emoción era palpable en cada rincón del lugar. Faltaban apenas diez minutos para que The Warning saliera al escenario, y la tensión de la espera llenaba el ambiente.

Paulina, radiante y llena de energía, se sentó al lado de su hermana Alex en el pequeño sofá que había sido improvisado en un rincón del backstage. La pasión por la música brillaba en sus ojos, como un fuego que nunca se apaga.

─── ¡Por favor, Alex! ─── suplicó, mientras sus manos jugueteaban nerviosamente. ─── Ya la hemos tocado las dos antes. ¿Por qué ahora no? ─── Pau le rogaba a Alex que cantarán "Black Holes"

Su voz estaba cargada de esperanza, casi un eco de las noches pasadas en las que habían compartido la magia de cantar juntas en su habitación.

Alex, sin embargo, ocultó su rostro entre sus manos, sintiendo cómo la ansiedad la invadía.

─── Porque ahora es diferente, Pau. ─── respondió con un tono que delataba su miedo. ─── Ustedes tocarán, y yo les sacaré las fotografías. Como siempre ha sido. ─── Para ella, la idea de subirse al escenario era aterradora, un lugar donde el brillo de las luces podía convertirse en un abismo de inseguridades.

Mony, con una voz suave y maternal, intervino para apoyar la causa de Paulina.

─── Deberías intentarlo, cariño. Sabes perfectamente que el público también te ama. ─── Era un recordatorio de las pocas veces en que había visto a su hija brillar, pero aún así, la resistencia de Alex era fuerte como un muro.

─── No quiero hacerlo, ma. ─── replicó la joven, notando la frustración formarse en su pecho. ─── Me pondré nerviosa, y seguramente quedaré como la pasta que Pau cocinó ayer.

La mención de la cena familiar rompió la tensión del momento.

─── ¿Cómo quedó la pasta?” preguntó Ale, uniendo su risa a la conversación. Era un alivio en medio de la ansiedad de Alex, quien se sintió momentáneamente aliviada de su propio dilema.

─── Toda tiesa. ─── contó Alex, su voz entrecortada por las carcajadas que estallaron en el pequeño grupo.

Paulina, que había estado golpeando fuertemente la espalda de Alex, no pudo evitar reírse también, aunque su puchero aún decía que estaba molesta.

La risa contagiosa llenó el aire, creando un momento de camaradería y felicidad que pareció llevarse un poco de la presión que recaía sobre los hombros de Alex.

Pero aún pensar el eso le hacía sus manos temblar. Mientras que su cabeza daba vueltas.

El momento que había esperado con tanta ansiedad se desató como una tormenta inesperada. Cuando Alex finalmente aceptó la oferta de Paulina, no fue por pura voluntad, sino arrastrada por la presión del cariño y las risas, por el amor que sentía hacia su hermana.

Pero ahora, al estar de pie frente al micrófono, el bullicio emocionado de la multitud la envolvió como un mar de sonidos, y las luces brillantes la cegaban. En el instante en que llegó su parte del coro, su mente se nubló.

Las palabras que debía cantar se escurrieron de su memoria, y sintió como si el aire se le escapara de los pulmones. Su cabeza daba vueltas y sus manos temblaban, juguetes incontrolables frente a la inmensidad de lo que estaba sucediendo.

Las lágrimas comenzaron a asomarse, y un terror profundo primero se instaló en su pecho y luego lo aplastó, privándola de la respiración. En un instante, toda la confianza que había tratado de construir se desmoronó, y lo que debería ser un momento de celebración se convirtió en un oscuro laberinto del que no podía escapar.

Sintiendo que su cuerpo estaba por desplomarse, los brazos de Ale y Dany aparecieron como salvavidas en medio de la tormenta. La llevaron rápidamente hacia el backstage, donde la incertidumbre y el caos comenzaban a desvanecerse un poco. Allí estaba Mony, su madre, tratando de calmarla, pero nada parecía funcionar; las palabras se deslizaban como agua entre sus dedos.

Fue entonces cuando Alejandra, con su voz serena y firme, tomó el control de la situación. Se encerró con su hermana en un pequeño rincón del backstage, lejos de las miradas y las luces que abrumaban a Alex.

Arrodillándose frente a ella, sostuvo su mano y la llevó a su pecho, justo donde latía su corazón.

─── Bien, Samy, ─── le dijo con dulzura ───, Contaremos juntas el latino de mi corazón, ¿está bien?

Alex negó con la cabeza, su voz un murmullo ininteligible mientras luchaba por salir de la niebla. Pero, a medida que podía abrir los ojos y mirar los ojos inquebrantables de su hermana, trató de recordar todas las veces en que Ale había estado allí para ella.

Las melodías que solían cantar juntas empezaron a surgir en su mente como un bálsamo. Con cada palabra que Ale repetía, Alex sintió que la presión empezaba a aflojarse, aún pequeña pero palpable.

Aunque la tormenta aún rugía en su interior, el amor y la seguridad que emanaban de su hermana comenzaron a construir un camino hacia la calma.

─── Solo respira, Alex. Estoy aquí contigo, ─── le susurró Ale mientras le apretaba la mano, guiándola de regreso a la orilla

Mientras las palabras de su hermana tejían un lazo entre sus corazones, Alex comenzó a encontrar su propio ritmo, la música regresando poco a poco a su ser.

Por el lado de Paulina: la música resonaba en el aire, vibrante y casi frenética, mientras Pau trataba de apurar su canto, cada palabra escapándose de sus labios con la urgencia de un rayo.

Su corazón latía desbocado, y la culpa se aferraba a su pecho como una sombra. Imaginaba el dolor que había causado a Alex, y sus ojos se nublaban con lágrimas que no podía contener. Con cada nota, su mente se repetía que necesitaba llegar a su lado, a pesar del miedo y la incertidumbre.

Cuando finalmente la canción llegó a su fin, Pau casi voló hacia el backstage, los pasos resonando en el pasillo como un eco de su desesperación. Su corazón se aceleró aún más al ver la puerta de la habitación, la imagen de su hermana atormentado grabándose a fuego en su mente.

Al abrir la puerta de golpe, se encontró con una escena que le hizo el estómago un nudo. Alex estaba allí, con el rostro pálido como el papel, las manos temblorosas y unas ojeras que evidenciaban el terror que había vivido. La angustia se apoderó de ella y sin pensarlo, se arrodilló frente a su hermana menor, sintiendo cómo la tristeza le inundaba.

─── ¡Por Dios, Samy! ─── exclamó, las lágrimas brotando de sus ojos como cascadas incontrolables ─── Perdóname, por favor. No sabía que eso pasaría. No debí haberte obligado.

La imagen de Paulina desgarrándose en el suelo, llena de pena y arrepentimiento, hizo que el corazón de Alex se apretara con fuerza. Sin dudarlo, se lanzó a los brazos de su hermana, abrazándola con toda la fuerza que pudo reunir.

El calor del abrazo, aunque desbordante de emociones, era un refugio contra la tormenta que ambos sentían. Pau lloraba en su cuello, un torrente de disculpas y remordimientos que caían sobre su piel.

Alex cerró los ojos, permitiendo que las lágrimas de Paulina se mezclaran con las suyas. En ese instante, todo lo demás desapareció. El mundo exterior se desvanecía, y solo quedaban ellas, unidas en su dolor, buscando consuelo en el amor que siempre las había mantenido unidas, a pesar de las tormentas.

La tensión en la habitación comenzaba a disiparse lentamente, mientras el llanto de Paulina se calmaba. La puerta se abrió suavemente, revelando a Daniela, la mayor de las cuatro, con una expresión de preocupación grabada en el rostro.

Su presencia trajo una mezcla de alivio y temor, a medida que se arrodillaba junto a sus hermanas.

─── ¿Estás mejor? ¿Te sientes bien? ─── preguntó Daniela, tomando con ternura la mano de Alex, sus ojos llenos de preocupación.

─── Sí ─── respondió Alex, forzando una débil sonrisa ─── Ale me ayudó mucho. ─── Su mirada se dirigió a la pelinegra, quien le devolvió la sonrisa, un pequeño gesto que sembraba esperanza en aquel entorno cargado de emociones.

Daniela asintió, observando a su hermana con cariño.

─── Rudy fue a decir que el show se canceló ─── continuó, alzando la mirada hacia Paulina y Alejandra ─── El público lo entendió perfectamente. Y muchos dijeron: "Que la fuerza esté contigo, Alex".

Aquel guiño a "Star Wars" hizo que una ligera risita escapara de Alex, aliviando un poco la carga del momento. Era un recordatorio de que, a pesar del dolor, siempre había espacio para la risa y la conexión familiar.

─── Tu Instagram está explotando con mensajes, Alex ───agregó Alejandra con asombro mirando todos los mensajes en el celular de la menor ─── Hay tantos que desean que te recuperes pronto. Creo que el fandom te quiere más a ti que a nosotras.

Las palabras de su hermana resonaron en la sala. Alex sintió un rocío de calidez en su pecho ante la idea de que tantas personas se preocupaban por ella.

La conexión con sus fans, y los de sus hermanas, había sido siempre especial, y saber que estaban a su lado en este momento oscuro resultaba reconfortante.

─── Eso es increíble ─── respondió Alex, aunque la debilidad seguía arrastrando su voz. Agradecía cada mensaje, cada muestra de apoyo

Sus hermanas eran su pilar, pero también estaban esos desconocidos que la inspiraban desde lejos.

Las tres permanecieron en un círculo íntimo, unidas en sus miradas y palabras, encontrando la fuerza en su amor fraternal y en la comunidad que las rodeaba. Y así, el ambiente pesado comenzó a transformarse, como si la esperanza se filtrara lentamente a través del dolor, iluminando un camino hacia la recuperación y la unión.

NOTA:

¡Holaa! ¿Como están?

¿Les gustó el capítulo?
Puede sonar "estúpido" creo, pero contar los latidos de mi persona, (que ya no está), a mi, por lo menos me ayudaba bastante.

Pues nada, gente. Gracias por votar y/o leer, o comentar :)
Pues si no han votado, les agradecería mucho el que lo hicieran:)

Atte: Gabi;)

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