➯𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞
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❒𝐕𝐢𝐬𝐢𝐭𝐚 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚
❒𝐊𝐢𝐦 𝐭𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐧𝐠
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Estoy dormido como un tronco cuando oigo el sonido de la puerta de mi casa al abrirse. Salto de la cama ¿Qué hora es? Miro el reloj de mi mesilla. Las once y siete. Me tumbo de nuevo en la cama. No quiero saber quién es hasta que, de pronto, una pequeña bomba cae sobre mí y grita:
-Hola, tioooo!
Mi sobrino niki .
Maldigo en silencio, pero luego miro al pequeño y lo agarro para besarlo con amor.
Adoro a mi sobrino. Pero cuando mis ojos se cruzan con los de mi hermana, mi mirada dice de todo menos bonita.
Veinte minutos después y recién salida de la ducha, entro en el comedor en pijama. Mi hermana está preparando algo de desayuno mientras mi pequeño niki, enpapucha entre sus brazos al pobre Goldy mientras ve su serie favorita, Bob Esponja.
Entro en la cocina, me siento en la encimera y pregunto:
-¿Se puede saber qué haces en mi casa un sábado a las once de la mañana?
Mi hermana me mira y pone un café enfrente de mí.
-Me engaña -cuchichea.
Sorprendido por sus palabras, me dispongo a contestarle, pero ella baja la voz para que niki no la oiga y prosigue:
-Acabo de descubrir que el sinvergüenza de mi esposo ¡me engaña! Me paso media vida a régimen, yendo al gimnasio, cuidándome para estar siempre estupenda y ¡ese desgraciado me engaña! Pero no, esto no va a quedar así. Te juro que voy a contratar al mejor abogado que encuentre y le voy a sacar hasta los higadillos por cabrón. Te juro que...
Necesito un segundo. Tiempo muerto. Levanto la mano y pregunto:
-¿Por qué sabes que te engaña?
-Lo sé y punto.
-No me vale esa respuesta -insisto cuando la pequeña entra en la cocina.
-Mami, voy al baño.
Eunji asiente y dice:
-Oye, no te olvides lavarte las manos, ¿vale?
El pequeño desaparece de nuestra vista.
-Ayer bela, la madre de el amiguito de niki -continúa-, me confesó que descubrió que su marido la engañaba cuando éste comenzó a comprarse él mismo la ropa. Y justamente, hansu en hace dos días se compró una camisa ¡y unos calzoncillos.
Eso me deja patitieso. No sé qué decir. Efectivamente, se dice que uno de los síntomas para desconfiar en un hombre es ése. Pero claro, tampoco se puede decir que eso sea una tónica general en todos. Y menos en mi cuñado. Que no, que no me lo imagino.
-Pero, eunji, eso no quiere decir nada mujer...
-Sí. Eso quiere decir mucho.
-¡Anda ya, exagerada!-río para quitarle importancia.
-De exagerada nada, eunji. Me mira de forma extraña... como si quisiera decirme algo y... cuando hacemos el amor, él...
-No quiero saber más-la interrumpo. Pensar en mi cuñado en plan caliente no me apetece.
Entonces, mi sobrino irrumpe en la cocina y pregunta:
-Tío... ¿por qué este pintalabios no pinta pero tiembla?
Al escuchar eso creo morir. Rápidamente miro a la pequeña y veo que trae en las manos el vibrador en forma de pintalabios que seung me ha regalado. Salto de la encimera y se lo quito. Mi hermana, como está en su mundo, ni se entera. Menos mal.
Me guardo el jodido pintalabios en el primer sitio que encuentro. En las bragas.
-Es un pintalabios de broma, príncipe . ¿No lo has visto?
El pequeño suelta una risotada y yo me parto. Bendita inocencia. Mi hermana nos mira y mi sobrino dice:
-Tío, no te olvides de la fiesta del martes.
-No lo haré, cariño -murmuro, mientras le acaricio la cabeza con ternura.
Mi sobrino me mira con sus ojitos castaños, tuerce la boca y dice:
-He discutido otra vez con ale. Es tonto y no lo pienso ajuntar en la vida.
Ale es el mejor amigo de mi sobrino. Pero son tan diferentes que no paran de discutir, aunque luego no pueden vivir el uno sin el otro. Yo soy su intermediario.
-¿Por qué discutieron?
Niki resopla y pone sus ojitos en blanco.
-Porque le dejé una película y el dice que es mentira -cuchichea-. Me llamó tonto y cosas peores y yo me enfadé. Pero ayer me trajo la película, me pidió perdón y yo no lo perdoné.
Sonrío. Mi cajita y sus grandes problemas.
- niki , sabes que siempre te digo que cuando quieres a una persona hay que intentar solucionar los problemas, ¿no? ¿Tú quieres a ale?
-Sí.
Y si te ha pedido perdón por su error, ¿por qué no lo perdonas?
-Porque estoy enfadado con el.
-Vale, entiendo tu enfado, pero ahora debes pensar si tu enfado es tan importante como para dejar de ser amigo de una persona a la que quieres y que encima te ha pedido disculpas. Piénsalo, ¿vale?
-De acuerdo, tío. Lo pensaré.
Segundos después el pequeño desaparece en el interior de mi piso.
-¿Se puede saber qué te has guardado en el pantalón? -pregunta eunji.
-Ya lo he dicho. Un pintalabios de broma -río al recordar que está dentro de mis bragas.
Convencida o no, acepta lo dicho y no pide más explicaciones. Eso me alegra. Media hora después, tras haber despotricado todo lo habido y por haber contra mi cuñado, mi hermana y mi sobrino se van y me dejan tranquilo en casa.
Miro el reloj. Las doce y cinco minutos.
Entonces recuerdo que seung me vendrá a buscar y maldigo. No pienso salir con él. Que salga con la que tuvo la cita anoche. Voy a mi habitación, cojo mi móvil y, sorprendido, me doy cuenta de que tengo un mensaje. Es de seung .
<<Recuerda. A la una paso a buscarte.>>
Eso me enfurece.
Pero ¿quién se ha creído éste que es para ocupar mi tiempo? Le respondo:
<<No pienso salir.>>
Tras enviárselo, suspiro aliviado, pero mi alivio dura poco cuando el teléfono suena y leo: «osito, no me hagas enfadar>>.
¿Que no lo haga enfadar?
Este hombre es de todo, menos bonito. Y, antes de que le conteste, mi móvil pita de nuevo.
<<Por tu bien, te espero a la una.>>
Leer aquello me hace sonreír.
¡Será impertinente...! Así que decido responderle: <<Por su bien, señor lee, no venga. No estoy de humor»>.
Mi móvil inmediatamente pita de nuevo.
<< joven kim , ¿quiere enfadarme?»>
Boquiabierta, miro la pantalla y respondo: «Lo que quiero es que se olvide de mí>>.
Dejo el móvil sobre la encimera, pero suena de nuevo.Rápidamente lo cojo.
<<Tienes dos opciones. La primera, enseñarme Seúl y disfrutar del día conmigo. Y la segunda enfadarme y soy tu JEFE. Tú decides.>>
Me atraganto. Su abuso de autoridad me enardece pero me excita.
¿Seré imbécil?
Con las manos temblorosas, vuelvo a dejarlo sobre la encimera. No pienso contestarle. Pero el móvil pita de nuevo y yo, curioso de mí, leo lo que pone: <<Elige opción»>.
Enfadada, maldigo por lo bajo.
Me lo imagino sonriendo mientras escribe aquello. Eso me enfada aún más. Suelto el teléfono. No pienso contestar y tres segundos después vuelve a pitar. Leo: <<Estoy esperando y mi paciencia no es infinita>>.
Desesperado, me acuerdo de todos sus antepasados. Y al final contesto: <<A la una estaré preparado>>.
Espero su respuesta, pero no llega. Convencido de que me estoy metiendo en un juego al que no debería jugar, me preparo otro café y, cuando miro el reloj del microondas, veo que marca la una menos veinte. Sin tiempo que perder, corro por la casa.
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