
➯𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐨𝐜𝐡𝐨
➤𝐃í𝐚 𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐚𝐛𝐥𝐞.
ʟᴇᴇ ꜱᴇᴜɴɢ
A la mañana siguiente, tras una interesante noche con mis amigos en el Wonderland, al levantarme decido alquilar un coche. Hoy no quiero chófer. Prefiero estar a solas con el joven kim para conocer un poco más Seúl y, motivado, le mando un mensaje:
Recuerda: a la una paso por ti a buscarte.
Estoy mirando al frente cuando mi móvil suena, y leo:
No pienso salir.
Boquiabierto, observo el mensaje. ¡Joder, con este hombre! Pero, como nunca me han dejado plantado, respondo:
Osito no me hagas enfadar.
Imaginarme su expresión al leerlo me subleva, e insisto:
Por tu bien, te espero a la una.
Cuando lo envío, dejo el móvil sobre la mesa para ducharme y éste vuelve a sonar:
Por su bien, Señor lee, no venga. No estoy de humor.
Ah, no..., eso sí que no lo voy a consentir, y escribo: joven kim, ¿quiere enfadarme?
Esta vez no suelto el teléfono. Ese jovencito me está enseñando lo conteston que es, y no tarda en llegar su respuesta:
Lo que quiero es que se olvide de mi.
Como diría mi madre, ¡la madre que lo parió! No obstante, ha captado por completo mi atención, y le contesto:
Tiene dos opciones. La primera, enseñarme Seúl y disfrutar del dia conmigo. Y la segunda, enfadarme, y soy su JEFE. Tú decides.
En cuanto lo envío, soy consciente de que mi abuso de la autoridad es intolerable. Las veces que me he follado a algun hombre del trabajo nunca he tenido que emplear tales términos, ellos simplemente lo han buscado, pero con esta cabezota he de utilizarlos.
Taehyung me hace estar pendiente del teléfono y, al ver que no responde, le envío un par de mensajes más hasta que al final recibo uno de el que dice:
A la una estaré preparado.
Bien. Eso era lo que buscaba, y, ahora que me he salido con la mía, me voy a la ducha.
Las horas pasan y me veo mirando el reloj deseando que llegue la una. Por último, opto por ponerme unos vaqueros y una camisa negra. Será un día informal.
A la una menos cinco ya estoy aguardando frente a su portal, y a la una en punto me acerco al telefonillo.
Espero..., espero..., pero no contesta.
Maldigo desconfiado. Si se le ocurre dejarme plantado, juro que se la voy a montar cuando lo vea.
Vuelvo a llamar otra vez. Mi impaciencia aumenta por segundos, y entonces oigo:
-si?
Me tranquilizo en el acto y simplemente respondo:
-Baja. Te espero.
Entonces me alejo del portal y me apoyo en el coche para que disfrute de mi presencia cuando me vea. Conozco mi potencial, y sé que los hombres como las mujeres se mueren por mí. Pero, cuando aparece, abre los ojos desmesuradamente, ignorándome por completo, pregunta mirando el coche:
-¿Es tuyo?
Vaya. Veo que el automóvil le ha impresionado más que yo, y eso me molesta. Nunca he competido con un coche. Y entonces lo oigo decir:
-¿Me dejas conducirlo?
Me niego. No. Aquí quien conduce soy yo, pero el insiste:
-Dejame conducir. No seas aguafiestas y déjame. Mi padre tiene un taller y te aseguro que sé hacerlo.
Lo miro. Me mira. Resoplo y, molesto porque el coche sea su objeto de devoción y no yo, respondo:
-Enséñame Seúl y, si te portas bien, quizá luego te permita
conducirlo.
El se emociona. Aplaude y hasta da un gritito.
¡Por Dios! ¡Que hombre...!
Cinco minutos después, dirigido por el, nos sumergimos en el tráfico cotidiano de Seúl. Hace un bonito día y, aunque la compañía me agrada, llevamos la música a todo trapo, y protesto:
-¿Estás sordo?
Taehyung me mira, sonríe y responde con un suspiro:
-No..., no estoy sordo, pero un poco de música dentro de un auto no viene mal.
<<¿Un poco de música?» Y cuando, además de la supuesta <<Música», lo oigo cantar, resoplo en el momento en que el pregunta:
-¿Qué pasa? ¿Que tú no cantas nunca?
¿Cantar yo?
Por el amor de Dios, pero ¿qué tontería es ésa? No respondo. No merece la pena. Pero el, como buen asiático, insiste en sus preguntas y, cuando ve que no tengo la menor intención de contestar, indica:
-Pues la música es algo maravilloso en la vida. Mi madre siempre decía que la música amansa a las fieras y que las letras de muchas canciones pueden ser tan significativas para el ser humano que incluso nos pueden ayudar a aclarar muchos sentimientos.
Me hace gracia oír eso. Me parece que me acaba de llamar fiera y no creo que se haya dado cuenta. Ahora el curioso soy yo, le pregunto y me entero de que su madre murió años atrás de cáncer. Siento saber eso. Sin ningún tipo de vergüenza, taehyung canta todas y cada una de las canciones que suenan en la radio y, aunque no quiero sonreír, siento que la comisura de mis labios se curva. Pero ¿de verdad se las sabe todas?
Llevo años sin quedar con un hombre para dar un paseo, ni siquiera los daba con felix. Pero aquí estoy, en compañía de un joven inexperto en la clase de sexo que a mí me gusta, que se siente más atraído por el Ferrari que conduzco que por mí y que no para de cantar a voz en grito como un loco mientras entramos en un parking.
(....)
Una vez que hemos estacionado el coche, paseamos durante horas por distintas zonas de Seúl y siento la loca necesidad de cogerlo de la mano. El me lo permite sin darle importancia, y yo disfruto de esa extraña y rara sensación.
Taehyung me lleva a comer a un restaurante Japonés de unos amigos de el. Encantado mientras comemos sushi, lo escucho hablar y, maravillado, me pierdo en su sonrisa. Creo que es el chico con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida y, tras pensarlo mucho, digo:
-Tengo que hacerte una proposición.
El sonríe y, con picardía, cuchichea:
-Mmmm..., conociéndote, seguro que será indecente.
Asiento con frialdad y me apresuro a aclararle que se trata de trabajo.
-Tengo que viajar a busan visitando las delegaciones de Müller y me vendría muy bien su ayuda. El sabe hablar y escribir perfectamente el inglés, y necesitaría que, tras las reuniones, enviara las actas a Estados Unidos.
En un principio, taehyung dice que no y me sugiere que se lo proponga a monyu: él era el secretario de mi padre. Pero me niego. Lo que quiero es que me acompañe el.
Me rechaza. Pone mil impedimentos, pero yo insisto. No pienso darme por vencido, hasta que le hago entender que es trabajo y seriedad lo que busco, y no sexo. Entonces pregunta mirándome:
-En los hoteles, ¿habitaciones separadas?
Asiento.
En ningún momento se me ocurriría compartir habitación ni con el ni con nadie, y afirmo:
-Por supuesto. Ambos tendremos nuestro propio espacio. Tienes para pensarlo hasta el martes. Ese día, necesitaré una respuesta o me buscaré a otro/a secretario/a
Veo que taehyung asiente y, cuando traen el postre, el se olvida de mi propuesta y se centra por completo en la comida.
¡Sorprendente!
A la salida del restaurante, vuelvo a coger su mano. Necesito ese contacto con el. Taehyung sonríe, y entonces le pregunto:
-¿Te apetece venir a mi hotel?
Nos miramos...
Nos tentamos...
Tras indicarle dónde me alojo, el pregunta a su vez con una pícara sonrisa:
-¿Me dejarás conducir?
Maldigo. Pero ¿es que sólo le interesa el Ferrari?
Sin embargo, al ver su sonrisa y esos ojos chispeantes,
pregunto:
-¿Has sido bueno?
Taehyung asiente con gracia y luego afirma:
-Buenísimo.
Una vez que me deja claro que cantará al volante, no puedo negarme a darle ese capricho, por lo que, cuando llegamos al coche, le entrego las llaves y sonrío al verlo gritar y saltar feliz.
¿En serio conducir ese coche provoca en el ese estado de felicidad? Primero, el Ferrari; luego, el sushi... ¿Qué será lo siguiente que le llamará más la atención que yo?
Tres segundos después, ya me estoy arrepintiendo de haberle dado las llaves. Taehyung monta, arranca, pone la radio a toda volume y me prohíbe tocarlo.
Agarrado al asiento, dejo que salga a una carretera señalizada como M-30 y disfrute del coche. Si eso lo hace feliz..., ¿por qué no?
Volvíii con todo el ánimo!, estaré actualizando más seguido💞
No sé olviden de votar para seguir escribiendo💅
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