𝐂𝐇𝐀𝐏𝐄𝐑; 𝐓𝐖𝐎.
───────────【 '🕷´- 】𝘾𝙃𝘼𝙋𝙏𝙀𝙍; 𝙏𝙒𝙊. Merek y Génesis.
Carrigian se alejó de aquel bar cargada de espesa amargura que hacía que sus hombros quejumbrosos por el estén bajos. Era una cuadro desalentador en todos sentidos, se podría decir que la chica había perdido la esperanza poco a poco. Sus grandes ojeras eran prueba latente de ello.
Aunque en su favor la chica había investigado desde estúpidos cuentos del folklore que iban desde vampiros con grandes colmillos hasta asesinos muy expertos. La última una mejor opción: creíble y razonable. Su cabeza contemplaba todo tipo de atrocidades y pensamientos algo erráticos y sin sentido, la desaparición de su hermano hacía que la joven detective no pudiera con su alma, pues la razón de su oficio y digamos cordura e inspiración era claramente su padre quien había sido un policía y su madre; una ama de casa preocupada por ella y su hermano Aleksandro. Tres pilares fundamentales a quienes se los habían llevado de su lado sin más.
El joven había desaparecido hace unos días y aquel sentimiento de estabilidad en su vida que tanto necesitaba desapareció junto con el.
Ahora su apodo como la loca del pueblo tenía algo de razón, ella estaba contemplando la idea de que un asesino existiera en el lugar más remoto del pueblo y en manos de quienes tenían el poder: Los Romanoff. Era estúpido de su parte pensar que alguien pensaría semejante atrocidad de ellos, eran los malditos fundadores y ella una loca que había perdido a su familia y a su ❛cordura❜ en el proceso.
Suspiró amarga. El paisaje eran simples casas antiguas bañadas de cultura y asfaltos hechos de piedra junto a un frío embriagador y helado. Hacía que sus piernas y extremidades tiemblen en busca de calor.
A pocas cuadras encontró la casa de su familia, a la que rápidamente se acercó para abrir la verja y cerrarla tratando de que nuevamente esa sensación que la envolvía se esfumara rápidamente.
Sentía que la acechaban tal cual lo hacían con un presa. Sus ojos revolotean con nerviosismo a su alrededor, la respiración comenzó a acelerarse de manera paulatina. Mientras observaba que no había nadie al rededor solo casas y grandes patios con árboles.
Al darse la vuelta y dirigirse con pasos lentos se dio cuenta de que esa sensación de peligro seguía con ella, y no sabía si era resultado de la desaparición de su hermano Aleksandro o si ella estaba en presencia de algo que no llegaba a comprender.
La de ojos grises cerró rápidamente la puerta por que no quiso ver absolutamente nada más, aunque todos sus sentidos le dijeran que debía mantenerse en alerta permanente.
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La detective deambuló por su casa hasta la madrugada, específicamente hasta las cuatro de la mañana. Todavía el frío podía sentirse aunque, éste esa gran chimenea a leña encendida. Buscaba sentada en la mesa del comedor información que le podía llegar a servir, pues todavía investigaba a los Romanoff con horrible lentitud, pero ese percance se vio suspendido cuando llego a un acontecimiento inusual.
❝MUERE LA HIJA DE ADRIEN ROMANOFF Y SU ESPOSO❞.
Eso decía el artículo, pero lo que realmente resaltaba de ese artículo de los 40', además del blanco y negro que manchaba el papel, eran las letras que expresaban o afirmaban que ambos habían sido encontrados muertos. Luego de leer aquel artículo de todo lo recaudado en la información online que ofrecía la biblioteca. Formo una mueca pensando en todos los huecos que había tanto en la historia como también en los hechos que trataba de reconstruir. Gruño cuando leyó que había pasado media hora más y todavía no encontraba aquello que unía toda esta información en una telaraña.
Sin importarle una mierda que hora era fue al teléfono fijo y de memoria marcó aquel número de quien ella consideraba su propio Watson.
Su nombre, no lo sabía, tenían una conexión que había sido inmediata. Se habían conocido por internet, ambos rodeaban un blog sobre mitos que a ambos le apasionaban. Sabía que era hombre, pero nada más, se contaban todo, pero sin la presión de sus nombres reales. Ambos al hablar usaban el francés, la razón: simple práctica. Pertenecían a un país donde ese idioma (suponía por su acento), no se practicaba tanto, era solo una costumbre entre ellos luego de tres años de conocerse. El se apodaba Génesis y ella Merak.
El teléfono empezó a sonar con el típico tono, uno, dos, tres, cuatro. Su cuenta mental aumentaba mientras contaba el dichoso pi que sonaba.
(Esta conversación está en francés).
—¿Hola?
—Sí, soy yo. Necesito tu ayuda, es urgente.
La voz ronca del otro lado con un tono ronco contestó.
—Ah, eres tú Mer. ¿Es de lo que estuvimos hablando?
—Sí, no cambio nada, siento que ya tendría que esperar un cadáver y no a mi hermano, el no sólo desaparece.
—Ya hablamos de esto, búscalo sin importar que, el pueblo y tu merecen una explicación. Seguro todo será una sorpresa, te dejarán de estar atrás.
—Ja, si. Adivina a quien hoy fueron a preguntar de todas las personas en ese maldito bar de cuarta ¡A mi! ¡No es justo! ¡Mis padres murieron SUPERENLO!
—Merak, tu caso es especial las miradas son entendibles, pero la próxima diles solo lo que sabes, coopera; y así te dejarán en paz. —suspiró —Eres demasiado inquieta, una detective lo es, eres una amenaza para ellos. Solo por que alterarías todo su orden silencioso, si llegas a la verdad.
—Me das esperanza Gen. Ah nos distragimos, ¿sabes lo que se rumore de la existencia de la colina Cáucaso y sus leyendas tradicionales?
—¿Sabes que con esa información se que eres de Rusia? En fin no importa. Sí lo sé. Un hombre ermitaño del que no se habla mucho, un clan poderoso que está desde siglos en esa colina, se rumorea mucho de ellos, se dice que su familia tiene más de mil años allí. Familia fundadora. Muchos trapos sucios detrás. ¿Qué específicamente quieres?
—Todo.
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