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ׄ ७ ꯭𝄢 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘰𝘭𝘰 𝘴𝘦𝘪 ᵎᵎ . 𖧧

Los dedos de ____ se movían con precisión sobre las teclas del piano. Una vez más, estaba en el taller de música, aunque solo por ese día, porque era el momento de su primera evaluación formal. Había pasado semanas practicando "Für Elise", y aunque aún quedaban detalles por pulir, finalmente había logrado tocarla sin interrupciones importantes.

El salón estaba en silencio cuando finalizó, y la de cabellos castaños se giró para mirar a sus compañeros y al profesor. Las palmas de sus manos estaban húmedas, y su corazón latía con fuerza mientras esperaba la reacción.

El profesor asintió brevemente, con una expresión neutral que no revelaba mucho. No parecía impresionado, pero tampoco decepcionado. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, murmuró:
—Bien. Un trabajo aceptable.

Un aplauso rompió el momento tenso, seguido de algunas pequeñas felicitaciones de sus compañeros. ____ sonrió tímidamente mientras guardaba las partituras en su carpeta. No estaba segura de si debía sentirse aliviada o insatisfecha.

࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ ֶ  𝄃𝄃𝄂𝄂𝄀𝄁𝄃𝄂𝄂𝄃

Mientras caminaba por los pasillos, con las hojas de evaluación en sus manos, sus ojos se detuvieron en la calificación final: un siete. Sus labios se torcieron en una mueca. "Bueno, al menos no reprobé", pensó, pero un ocho habría sido un pequeño triunfo. A pesar de todo su esfuerzo, la sensación de estar atrapada en la mediocridad la perseguía.

Sumida en sus pensamientos, un sonido la distrajo: el suave lamento de un violín, cargado de emoción mientras interpretaba Summer, de las cuatro estaciones. Sus pies la llevaron casi sin pensar hacia la fuente del sonido.
A través de la puerta entreabierta de un salón, vio a un chico de cabello castaño oscuro tocando con pasión. Sus movimientos eran intensos, casi exagerados, pero el sonido que producía era hermoso.

Sin embargo, la magia del momento se rompió cuando el profesor en la sala lo interrumpió.

—Demasiado melodramático. Pareces más un payaso que un músico.

Las palabras eran cortantes, y ____ observó cómo el rostro del chico se tensaba. Intentó defenderse, decir algo, pero el profesor lo interrumpió nuevamente con un tono burlón.

—No importa cuánto lo intentes, nunca llegarás a nada si sigues así.

Con esas palabras, el profesor se marchó, lanzando las partituras del chico al suelo. La morena sintió un nudo en el estómago al ver la humillación en el rostro del muchacho. Y se sintió enormemente nerviosa cuando el profesor pasó a su lado al momento de salir.

Era mil veces peor que su propio profesor, al menos el de ____ era sincero pero no grosero, y buscaba retroalimentar en lugar de criticar.

Aprovechando el silencio, se armó de valor y entró al salón.

—¿Estás bien? —preguntó.

El chico la miró con desconfianza y frialdad.

—No es tu asunto —respondió, aunque su tono carecía de verdadero enojo.

—Bueno, quizás no sea mi asunto, pero tocaste increíble. Ese profesor no sabe apreciar el talento cuando lo tiene frente a él.

El chico dejó escapar una risa amarga, pero luego, para sorpresa de ____, sonrió levemente.

—¿Eso crees? —preguntó, alzando una ceja.

—Claro que sí. Soy pésima en la música, pero sé perfectamente cuando alguien realmente tiene talento —Le sonrió con dulzura.

—¿Pésima, eh? —El chico dejó escapar una carcajada. Su actitud pareció suavizarse un poco mientras recogía las partituras.

La de ojos dorados se agachó para recoger una de las hojas que había caído cerca de sus pies. El contrario la miraba con una mezcla de incredulidad y cansancio.
Luego suspiró, rompiendo el silencio, todavía agachado mientras recogía más papeles.

—¿Por qué me ayudas? No me conoces.

—Bueno, eso es cierto, pero no necesitas conocer a alguien para saber que no está bien que lo traten así. —____ levantó la mirada para encontrarse con sus ojos oscuros. Había un brillo en ellos, mezcla de frustración y vulnerabilidad, aunque su expresión trataba de mantenerse indiferente. Eran de un precioso color café, que con la luz casi parecia rojos.

Él soltó una risa breve, amarga.
—Ese tipo es siempre igual. Si no eres perfecto según su estándar, no vales nada.

—Pues su estándar es una mierda. —La frase escapó de los labios de ____ antes de que pudiera pensarlo dos veces. El chico la miró sorprendido, y ella se apresuró a explicar—: O sea, me refiero a que tú tocaste increíble. Seguro tienes cosas que mejorar, pero... ¿quién no?

Por un momento, el rostro del contrario se suavizó, aunque rápidamente volvió a su actitud seria.

—Tú no entiendes. Siempre es lo mismo. Trabajo duro, ensayo más que nadie, y aun así nunca es suficiente.

—¿Cómo que no? —respondió ____ con un tono casi indignado—. Yo te escuché. Fue... fue hermoso. A diferencia mía, soy pésima con el piano. Mis dedos parecen salchichas torpes en comparación con lo que tú haces.

Esa confesión pareció tomarlo por sorpresa. Él alzó una ceja y se cruzó de brazos, con una leve sonrisa burlona.

—¿Salchichas? Vaya forma de describirte.

____ se rió, aliviada de ver que su comentario había relajado un poco el ambiente.

—Es la verdad. Pero, en serio, me encantó cómo tocaste. Y no es solo por quedar bien, lo digo de corazón.

El castaño guardó silencio por un momento, observándola con una expresión que mezclaba curiosidad y escepticismo. Finalmente, dejó escapar un suspiro.

—Gracias... supongo. Pero las palabras bonitas no van a hacer que ese idiota me dé una oportunidad.

____ inclinó la cabeza, reflexiva. 
—¿Le has dicho lo que sientes?

—¿Qué? —El violinista frunció el ceño.

—Que le expliques cómo te sientes. Que todo tu esfuerzo no está siendo reconocido.

Él soltó una carcajada sarcástica. 
—¿Y crees que le importa? Ese hombre no escucha a nadie.

—Quizá, pero... si nunca lo intentas, ¿cómo sabrás si puedes hacer que te escuche?

La miró fijamente, como si tratara de descifrarla. Finalmente, se pasó una mano por el cabello desordenado y murmuró:
—Tal vez. Aunque lo más probable es que me saque a patadas.

____ sonrió, esperanzada.
—Bueno, si lo hace, al menos sabrás que diste la pelea.

El mayor la observó por un momento más, como si estuviera decidiendo si confiar en ella. Finalmente, extendió una mano.

—Zyan.

____ estrechó su mano con entusiasmo.

—____. Mucho gusto.

Zyan soltó un suspiro teatral mientras recogía las partituras que aún quedaban en el suelo.

—____, ¿eh? Eres rara.

Ella rió, sin ofenderse.

—Lo sé. Pero alguien tiene que serlo, ¿no?

Él negó con la cabeza, pero una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Supongo que sí.

Cuando ____ se despidió y comenzó a caminar hacia la puerta, Zyan la llamó antes de que saliera.

—Oye, gracias... por eso. No estoy acostumbrado a que alguien... ya sabes, me defienda.

____ giró sobre sus talones y le dedicó una última sonrisa.
—Bueno, no deberías acostumbrarte a lo contrario. Nos vemos por aquí, Zyan.

Con un leve gesto de despedida, salió del salón, dejando al de cabello oscuro pensativo mientras acomodaba sus partituras.

En las escaleras, ____ vio una figura familiar: Luka, afinando su guitarra y escribiendo en su cuaderno de notas. Él levantó la mirada al sentir su presencia y le dedicó una de esas sonrisas cálidas que lograban desarmarla.

—Hey, no sabía que estudiabas música aquí. ¿Cómo te fue? —preguntó con tono tranquilo.

____ se encogió de hombros.

—Podría haber sido mejor. Pero... al menos no fue un desastre.

—Es un comienzo —dijo Luka con un guiño. Cerró su cuaderno y se levantó—. ¿Tienes prisa?

—No, ¿por qué?

—Ven, te invito un helado. Es lo mínimo después de sobrevivir al juicio de un profesor de música.

—N-no tengo dinero...

—Hoy yo invito, ¿sí? Además, es más divertido que andar solo por ahí.

Al final, ____ accedió, y juntos caminaron hacia una pequeña heladería cercana. Durante el trayecto, la menor notó que Luka tenía una forma natural de llenar los silencios incómodos con preguntas simples pero genuinas.

—¿Qué tal van las cosas en la escuela? —preguntó mientras leía el menú una vez ya estaban dentro.

—Bien, supongo. Aunque... —____ dudó por un momento antes de continuar—. A veces siento que no encajo del todo.

Luka asintió, como si entendiera perfectamente.

—¿Y Marinette? ¿Hablas mucho con ella?

____ notó el tono sutilmente interesado y se sintió un poco extraña.

—No mucho. Parece muy ocupada siempre.

La conversación derivó hacia temas más ligeros. Hablaron sobre sus helados; Luka escogió frambuesas, y ____, arándanos. Cuando recibieron sus órdenes, salieron caminando por las calles, disfrutando del postre.

El camino se sentía largo, porque lo tomaron con calma. Ambos charlaban y disfrutaban del helado hasta terminarlo.
Aunque el momento fue interrumpido por la notificación de alerta de akuma en sus celulares. ____ sintió cómo su pecho se contraía de miedo, pero Luka permaneció calmado. Sin decir una palabra, la tomó suavemente del brazo y la guió hacia un lugar seguro.

—Será mejor que seamos cuidadosos —dijo con una sonrisa tranquilizadora antes de asegurarse de que estaban bien protegidos.

La menor lo observó, sorprendida por la calma que irradiaba incluso en situaciones de peligro.
¿Cómo puede ser tan sereno?, pensó mientras miraba el caos que se desataba afuera.
Aunque el miedo seguía presente, algo dentro de ella se sintió más seguro al estar con Luka.

Se sentía inquieta mientras el guitarrista la guiaba por calles menos transitadas, pero el rugido de destrucción no tardó en alcanzarlos. Una nota musical gigante impactó una pared cercana, seguida por el retumbar de un acorde ensordecedor. Ambos se giraron, y sus ojos se clavaron en la figura imponente del villano.

Era imposible ignorarlo. Su traje café con detalles dorados relucía bajo el sol, y el violín que sostenía parecía vibrar con energía peligrosa. Cada movimiento de su arco enviaba ondas de destrucción en forma de notas musicales mientras caminaba por las calles, buscando algo. O alguien.

—¿Zyan? —preguntó ____, su voz quebrándose mientras daba un paso al frente.

Luka intentó detenerla, tomándola del brazo.
—¡Es peligroso! Tenemos que irnos, ____. 

Pero ella no podía apartar la mirada. Reconocía ese porte frustrado, esa mirada llena de rencor. Era Zyan, su nuevo amigo, convertido en un reflejo de su propia ira bajo las manipulaciones de Hawk Moth.

—¡Zyan, escúchame! —gritó ____, ignorando la advertencia de Luka.

El villano, que parecía no haberla visto antes, dirigió la mirada hacia ella. Sus ojos brillaban con una mezcla de sorpresa y enojo.

—¿Tú? —espetó con voz distorsionada—. ¡Tus palabras no sirvieron de nada! ¿Sabes lo que pasó después de que me fui? ¡Me expulsaron! ¡Todo por culpa de tus estúpidos consejos!

—Lo siento mucho, de verdad —dijo la italiana, alzando las manos en señal de paz—. No sabía que las cosas terminarían así. Solo quería ayudarte...

—¡Mentiras! —rugió el villano, tocando una nueva nota con su violín. Una ola de sonido se dirigió directamente hacia ella.

Antes de que pudiera reaccionar, Luka la empujó fuera del camino. Ambos cayeron al suelo, rodando mientras el impacto del ataque sacudía el lugar. Luka se levantó rápidamente y ayudó a ____ a ponerse de pie.

—¡No vuelvas a hacer eso! —exclamó él, su tono una mezcla de preocupación y enojo—. ¡Pudo haberte lastimado!

Tomó la muñeca de ____, y empezaron a correr para huir del villano qué los seguía. Su objetivo principal no era ella, sino el profesor. Pero aprovecharía la oportunidad ahora que la había encontrado.

—Lo siento, Luka... —respondió, su voz temblorosa—. Es solo que... conozco a Zyan. Sé por lo que está pasando.

Luka suspiró, pasándose una mano por el cabello.

—A veces, intentar arreglar las cosas solo las empeora. Ahora hay que buscar un lugar seguro.

____ asintió, sintiendo un nudo en el estómago.
Sus pasos eran rápidos y coordinados, pero el peso de la culpa la hacía tropezar mentalmente con cada palabra que Zyan había dicho.

Llegaron a la casa de ____, que quedaba más cerca. El violinista había sido detenido por los héroes, pero todavía no había seguridad.
Una vez dentro, ambos se refugiaron en la sala, tratando de recuperar el aliento. El tiempo pasó lento, marcado por los lejanos sonidos de la batalla. La morena no podía dejar de mirar por la ventana, esperando ver las señales de que todo había terminado.

Finalmente, las mágicas catarinas aparecieron en el cielo, llevándose consigo los rastros de destrucción. Luka dejó escapar un suspiro de alivio y se levantó del sofá.

—Parece que Ladybug y Chat Noir lo lograron otra vez.

La contraria asintió, aunque su mente seguía con el castaño.
—Espero que él esté bien...

Luka se volvió hacia ella, su expresión suave pero seria. Dio un paso adelante y colocó sus manos en los hombros de la menor.

—Prométeme algo —dijo, su voz cargada de preocupación—. Por favor, no vuelvas a arriesgarte de esa manera. No sabes lo peligroso que puede ser.

Los ojos de ____ se encontraron con los suyos. Había una sinceridad tan intensa en sus palabras que su corazón dio un pequeño vuelco.

—No sé qué haría si algo te pasara. —La voz de Luka bajó un poco, casi un susurro—. Eres una amiga muy importante para mí.

El calor subió a sus mejillas, y por un momento, no supo qué decir. Finalmente, asintió, incapaz de sostener su mirada por mucho tiempo.

—Lo prometo...

Luka sonrió, una de esas sonrisas suaves y reconfortantes que siempre parecían iluminar cualquier momento.

—Gracias.

Con eso, se giró hacia la puerta. Antes de salir, se despidió con un gesto despreocupado, pero el peso de sus palabras seguía flotando en el aire.

____ cerró la puerta detrás de, apoyándose en ella mientras su mente volvía al caos del día. Entre la preocupación por Zyan y la inesperada cercanía de Luka, no podía evitar preguntarse cómo había cambiado tanto su vida en tan poco tiempo.

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Al día siguiente, ____ no podía sacarse de la cabeza lo ocurrido. Su mente revoloteaba entre Zyan y su mirada furiosa cuando estaba akumatizado, y Luka con su actitud protectora y cálida. Sin darse cuenta, su corazón latía cada vez más rápido cada vez que pensaba en el guitarrista.

Su mente estaba inundada en un dueto desorganizado entre un violín con emocionales sonatas y una guitarra tocando tranquilos boleros, que en conjunto sonaba como un popurri de canciones y notas que no comprendía, cada una en diferentes escalas musicales.

Durante las últimas horas de clase, la castaña apenas podía concentrarse. Las materias eran un caos, y por primera vez el piano no ocupaba su mente. Estaba tan ensimismada que ni siquiera notó que alguien se había acercado hasta que una voz femenina rompió el silencio de sus pensamientos.

—¡Hola! —dijo una voz dulce, aunque ____ sintió una leve chispa de ironía en el tono—. Soy Lila Rossi. Tú eres ____, ¿verdad?

La apellidada Bianchi levantó la mirada hacia la chica de cabello marrón y sonrisa impecable. Había oído de Lila antes, una chica que recién volvía de un "viaje por el mundo".
Aparentemente, todos la adoraban, excepto Marinette, quien había insinuado más de una vez que no era tan auténtica como aparentaba. ____ no quería tomar partido, pero la presencia de Lila la ponía algo incómoda.

—Sí, soy ____ —respondió, algo nerviosa.

—Te ves un poco apagada —comentó Lila con una expresión de aparente preocupación—. ¿Estás bien?

____ no sabía cómo responder. La pregunta parecía genuina, pero algo en la manera de decirlo la hizo sentir expuesta. Finalmente, optó por una respuesta vaga:

—Ah... solo estoy un poco estresada por algo que me sucedió durante las prácticas musicales.

Lila levantó las cejas, interesada.

—¿Practicas música? ¿Qué instrumento tocas?

—El piano.

La Bianchi estaba a punto de mencionar a Zyan y el problema con él, pero Lila no la dejó continuar.

—¡Eso es genial! —exclamó Lila con entusiasmo—. Mi tío es pianista, ¿sabes? Me intentó enseñar cuando era más pequeña, pero tuve que dejarlo después de fracturarme la muñeca. Fue tan trágico, pero aun así me esforcé muchísimo en otras cosas.

____ frunció ligeramente el ceño y levantó su propia muñeca, cubierta por una venda.

—Yo también he tenido problemas con mis muñecas —explicó—. Pero con terapia y práctica cuidadosa, se puede seguir tocando.

Por un instante, Lila pareció dudar, como si no supiera cómo responder. Luego, soltó una ligera risa.

—Oh, lo mío fue mucho más complicado. Mis médicos dijeron que era prácticamente milagroso que pudiera mover la mano de nuevo. Fue muy duro, pero aquí estoy, siempre dando lo mejor.

El comentario hizo que ____ se sintiera incómoda, como si Lila estuviera minimizando su esfuerzo. Sin embargo, no quería parecer grosera, así que forzó una pequeña sonrisa pese a su comentario pasivo-agresivo.

—Qué... admirable.

Lila pareció percatarse de la tensión y rápidamente cambió de tono.

—Oh, no quería incomodarte. De verdad, lo siento si soné insensible. Solo quiero ser tu amiga. Marinette parece apreciarte mucho, y no quiero que pienses que porque ella no me entiende, yo no puedo llevarme bien contigo. Tenemos tantas cosas en común, ____. Ambas somos italianas, amamos el piano...

La oji-dorada asintió lentamente, pero la sensación de desconfianza seguía ahí.

—Sí, supongo...

El ambiente comenzaba a volverse abrumador para la protagonista. Recogió sus cosas y, con una sonrisa amable, dijo:

—Bueno, fue un gusto conocerte, Lila. Nos vemos.

Salió del aula con rapidez, pero el eco de las palabras de Lila la siguió, como un murmullo constante en su mente. Cada frase que había dicho resonaba, y ____ no podía evitar preguntarse si estaba siendo injusta.
¿Era egoísta al no darle una oportunidad? Tal vez Lila solo quería ser amable, abrirse a ella como una posible amiga. Después de todo, era cierto que compartían algunas cosas, y no era común encontrar a alguien con quien pudiera hablar en italiano o compartir una pasión por la música.

Pero entonces, recordó la risa de Lila. No fue una risa cálida, sino una que parecía encerrar algo más, algo que ____ no podía definir pero que le hacía sentir incómoda. Había algo en ella que no terminaba de encajar, como una nota fuera de lugar en una melodía que debería ser armoniosa. Su mente revoloteó hacia Marinette y las advertencias sutiles que esta había dejado caer sobre Lila. ¿Y si estaba siendo influenciada por eso? ¿Y si todo era solo una percepción equivocada que se había instalado en ella desde el principio? Pero no podía negarlo: algo en Lila despertaba sus alarmas, aunque no podía explicar exactamente qué.

Mientras caminaba por los pasillos, se llevó una mano al pecho, como si eso pudiera calmar el revoltijo de emociones que sentía. Sus pensamientos giraban en círculos, sin encontrar salida. Necesitaba hablar con alguien, desahogarse, pero ¿con quién? Su padre, rígido y autoritario, seguramente se limitaría a criticarla por "preocuparse por tonterías". Su madre, tan distante y encerrada en su propio mundo, no sería de mucha ayuda. Marinette, aunque siempre amable y cercana, no sería imparcial en este caso.

—¿Por qué siempre tiene que ser tan complicado? —murmuró, su voz apenas un suspiro.

Fue entonces cuando, sin querer, su mente trajo una imagen diferente: la de Luka. Recordó la suavidad de su voz, la forma en que siempre parecía tener tiempo para escucharla, y cómo sus palabras la habían reconfortado la tarde anterior. Sus ojos, tranquilos y llenos de comprensión, habían sido un refugio en medio del caos. Pensar en él provocó que una calidez inesperada invadiera su pecho, y sus mejillas comenzaron a arder lentamente.

—¿Por qué estoy pensando en él? —susurró para sí misma, deteniéndose un momento para tomar aire.

El sonido del timbre la sacó de sus pensamientos de golpe, como si la realidad hubiera tirado de ella bruscamente. Se obligó a enfocar su mente en lo más urgente: debía buscar a Zyan. Después de lo ocurrido, no podía dejar que la situación entre ellos se deteriorara más. Él había dicho cosas terribles bajo la influencia del akuma, pero ____ no podía evitar sentirse responsable, como si sus consejos mal interpretados hubieran sido el detonante.

—Primero Zyan, luego... lo demás —se dijo con firmeza, tratando de apartar las imágenes de Lila y Luka que seguían rondando su mente.

Con una decisión renovada, caminó hacia la salida. Aunque su corazón aún estaba enredado en una maraña de emociones, sabía que no podía dejar las cosas sin resolver con Zyan. Tenía que enfrentarlo, aunque no supiera exactamente qué decirle.

࣪𓏲ּ ᥫ᭡ ₊ ⊹ ˑ ִ 𝄃𝄃𝄂𝄂𝄀𝄁𝄃𝄂𝄂𝄃

____ caminó hacia el taller de música con pasos algo inseguros. No tenía intención de participar en las actividades del día; no había ido para eso. Su objetivo era claro, pero aun así sentía un nudo en el pecho que no podía ignorar. Se mantuvo al margen, apoyada contra la pared mientras observaba cómo los estudiantes salían del aula uno por uno. Esperó pacientemente hasta que vio que todos, excepto Zyan, se marcharon.

Asomándose por la puerta, lo encontró tocando su violín en soledad. Esta vez, el profesor no estaba, lo que le dio un alivio inmediato. Parecía que habían solucionado su supuesta expulsión.
Sin embargo, algo en Zyan no parecía estar bien. Mantenía su porte habitual, serio y recto, pero había una sombra en su mirada. Algo en sus ojos transmitía tristeza, aunque su frustración era más evidente en la manera en que sostenía el violín y ejecutaba cada movimiento con exageración, como si intentara liberar sus emociones a través de las notas.

____ tragó saliva, buscando el valor necesario, y finalmente entró.

—Hola —saludó con suavidad, su voz casi un susurro.

Zyan alzó la vista hacia ella y respondió al saludo, pero su tono era frío, distante. Ella sintió un pequeño pinchazo en el pecho, pero no dejó que eso la detuviera.

Inhaló profundamente antes de comenzar a hablar.

—Quería disculparme —dijo, eligiendo cuidadosamente sus palabras mientras sus dedos jugueteaban nerviosamente con el dobladillo de su camisa—. Yo... solo quería animarte aquel día. No pensé que mis palabras pudieran empeorar las cosas. Tal vez fui imprudente.

Zyan detuvo el arco sobre las cuerdas y negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro.

—No fue tu culpa, ____. Si alguien actuó mal, fui yo —dijo, su tono serio pero menos rígido que antes—. No supe cómo hablar con calma con el profesor. Me dejé llevar por mis emociones.

Hubo un momento de silencio entre ambos. El aire estaba cargado de una mezcla de incomodidad y algo más, algo indefinible.

Zyan fue el primero en romper ese silencio.

—Lamento si dije algo cruel mientras estaba akumatizado —dijo, desviando la mirada hacia el violín que sostenía.

La menor negó rápidamente, su rostro reflejando sinceridad.

—No, no fue así. No te preocupes.

Zyan asintió, y con un movimiento fluido volvió a posicionar el violín bajo su barbilla. Comenzó a tocar una melodía lenta, casi melancólica, mientras hablaba.

—Después de que Ladybug me salvó, regresé a hablar con el profesor. Logré convencerlo de que me dejara volver a las clases —explicó, con un tono que mezclaba alivio y resignación—. Pero no cambiará nada. No tendré oportunidad de participar en ningún evento importante.

La oji-dorada lo miró, sintiendo un profundo pesar por él. Sus palabras estaban llenas de frustración contenida, pero también de una aceptación amarga.

—Eso no significa que no puedas mejorar o encontrar una oportunidad en el futuro —dijo con una sonrisa suave, intentando sonar optimista—. Sé que tienes mucho talento, Zyan. Solo... sigue intentándolo.

Él no respondió de inmediato, pero asintió ligeramente mientras continuaba tocando. ____ no estaba segura de si sus palabras habían tenido algún efecto, pero al menos lo había intentado.

Finalmente, decidió que era momento de irse.

—Bueno, eso era todo lo que quería decirte —dijo, levantándose del lugar donde había estado sentada—. Solo quería disculparme de todo corazón.

Zyan dejó de tocar y suspiró.

—¿Viniste solo por eso? —preguntó, su voz aún seria pero con un leve matiz de sorpresa.

____ asintió, su expresión sincera.

El moreno guardó su violín en la funda con movimientos calculados, como si estuviera organizando sus pensamientos mientras lo hacía. Luego, sin previo aviso, se levantó y se acercó a ella.

—Ven —dijo simplemente, tomando su muñeca con cuidado pero firmeza, notando el vendaje que llevaba.

—¿Eh? —ella lo miró confundida mientras él la guiaba hacia la salida.

—Te invito un café —respondió, como si fuera lo más natural del mundo.

La castaña parpadeó, sorprendida por el gesto inesperado. Su instinto fue decir que no, pero algo en la expresión de Zyan la detuvo. Había algo más en su invitación, una especie de reconciliación silenciosa que no podía ignorar.

—De acuerdo —respondió finalmente, dejando que la guiara.

Mientras salían del edificio, ____ no pudo evitar pensar que, a pesar de todo, tal vez aquel café sería una buena oportunidad para conocer mejor a Zyan y, quién sabe, empezar de nuevo.

____ nunca había sido fan del café. Solo pensar en el amargor de aquellas mañanas en las que sus padres lo bebían mientras ella intentaba probar un sorbo, era suficiente para recordarle por qué lo evitaba. Pero, por alguna razón, al mirar a Zyan mientras se dirigían a la cafetería, había decidido intentarlo de nuevo.

—Podemos pedir otra cosa si no te gusta —le había dicho él con su característico tono serio al notar su duda frente al menú.

Ella negó rápidamente con la cabeza, decidida a no incomodarlo.

—No, está bien. Puedo intentarlo.

Pidió un café simple, al que luego endulzó con miel, esperando suavizar el sabor que no terminaba de convencerla. Zyan, por su parte, pidió un capuchino con salsa de fresas. Se sentaron junto a una ventana que dejaba entrar la luz del atardecer, creando una atmósfera cálida y tranquila.

Al principio, la conversación fue tímida, casi torpe. Hablaron sobre el club de música y cómo habían comenzado sus respectivos viajes en ese mundo. ____ escuchó atentamente mientras Zyan le contaba que venía de una familia de músicos clásicos. Una familia estricta, donde la perfección era el estándar y el cariño parecía ser un lujo ausente.

—Por eso quiero destacar —dijo Zyan, mirando su taza de café como si buscara respuestas en ella—. No es solo por mí, aunque sería fácil decirlo. Es para demostrarles que puedo ser lo que ellos esperan.

Sus palabras estaban cargadas de un peso que la italiana reconoció de inmediato. Aunque sus contextos eran distintos, podía entender esa presión.

—Sé cómo se siente eso —dijo en voz baja, mirando las pequeñas espirales que formaba la miel al mezclarse con el café—. Mi madre también esperaba mucho de mí. Cuando vivíamos en Italia, siempre hablaba de cómo sería la pianista perfecta, de cómo debía dedicarme para que todos se sintieran orgullosos.

Hizo una pausa, dejando escapar un pequeño suspiro.

—Aunque, siendo honesta, a veces me gustaría que la música fuera solo un hobby. Algo que disfrute sin sentir que le debo algo al mundo por ello.

El mayor asintió en silencio, sus ojos oscuros fijos en ella. Parecía estar procesando sus palabras, y por un instante, el peso en sus hombros pareció aligerarse.

—Tal vez deberías hacer eso. Que sea algo para ti, no para nadie más.

La simplicidad de su consejo la sorprendió, pero también le dio un pequeño destello de alivio.
Era cierto que quería disfrutarlo, pero del mismo modo que disfrutaba sus clases, o los fines de semana con sus nuevos amigos, con Marinette, Nathaniel, Luka...

Antes de que pudiera responder, aquel pensamiento la interrumpió. O más bien, aquel rostro. Luka. Su mente evocó la imagen de su sonrisa y la sensación cálida de sus palabras amables. Sus mejillas comenzaron a teñirse de rosa, y ____ apartó rápidamente la mirada, tratando de centrarse en su café para no delatarse.

—¿Estás bien? —preguntó Zyan, alzando una ceja.

—¿Eh? Sí, sí, solo... el café está más dulce de lo que esperaba —mintió, tomando un sorbo apresurado.

El de orbes rojizos la miró con una mezcla de curiosidad y escepticismo, pero no insistió. 

La conversación fluyó con más naturalidad después de eso. Zyan, en un giro inesperado para alguien de su carácter reservado, comenzó a animarla. ____ no pudo evitar sonreír mientras él le daba pequeños consejos sobre música, su tono serio pero bien intencionado. Era una faceta de él que no esperaba ver, y le pareció un poco reconfortante.

En algún momento, la pianista decidió desahogarse. Le habló de Lila, del conflicto interno que sentía entre darle una oportunidad y seguir su intuición. Zyan escuchó en silencio, asintiendo de vez en cuando, y cuando terminó, le dio un consejo simple pero directo.

—Puedes hacer tantos amigos como quieras. Pero si notas que algo no está bien, aléjate. No tienes que forzar nada.

Sus palabras resonaron en ella, y por primera vez desde que había conocido a Lila, sintió que tenía un poco de claridad.

—Gracias, Zyan. De verdad.

Él hizo un gesto con la cabeza, como restándole importancia, y continuaron disfrutando del café en un silencio cómodo. ____ sacó su teléfono y notó que tenía algunos mensajes de Lila. Los últimos en específico eran: ¿Todo está bien? Perdón si te hice sentir mal.

Se quedó mirando la pantalla por unos segundos antes de responder. No quería apresurarse ni entrar en conflictos innecesarios.

"Todo está bien. No me molestaría que fuéramos amigas."

Envió el mensaje y dejó el teléfono a un lado. Por ahora, había tomado una decisión, y se sintió un poco más ligera por ello.

Mientras miraba a Zyan dejar a un lado su taza vacía, ____ no pudo evitar pensar en cómo las cosas habían dado un giro inesperado. Quizás, con el tiempo, tanto con Lila como con Zyan, podría encontrar algo más que resolver problemas. Quizás, también, encontraría nuevas amistades y, tal vez, algo más.

𖤐⭒๋࣭⭑ notitas. ✦֢ᜒ 𓏲࣪  ּ  ֗ ִ

ˏˋ°•*⁀➷ no mamen, cómo que hasta en wattpad salen ahora los anuncios de los vídeos de youtube¿?

ˏˋ°•*⁀➷ bueno, sí, añadí un personaje. ¿por qué? porque quiero drama, y no hay nada mejor que un rival de amores para hacerlo. y como no quiero agarrarme a ningún otro personaje existente de mlb pq ninguno me gusta (y pq veo a nathaniel como un buen bestie para la prota), pues creí más adecuado crear un personaje que contrastara con luka. su nombre inicialmente iba a ser shiron pero al final sentí que zyan sonaba más lindo.

ˏˋ°•*⁀➷ su nombre de akumatizado es literalmente, violinista. no pude ser más original, pero nunca lo escribí pq sería raro y confundiría por las descripciones que hago de él.

ˏˋ°•*⁀➷ ya para finalizar les dejo su apariencia, hecha en picrew, y un moodboard que hice que es más o menos cómo me lo imagino en su versión akumatizada.


ˏˋ°•*⁀➷ si leen algún "alessia" por allí, perdónenme, esto lo escribí en noviembre con el nombre de mi oc y apenas le estoy editando para ponerle la rayita. siento que estoy por explotar y lo único que hice fue cambiar el narrador.

ˏˋ°•*⁀➷ comenten, no sean culos. necesito llegar al algoritmo de wattpad para que me recomiende a más personas.

ˏˋ°•*⁀➷ anoche tuve tremenda crisis existencial y estuve a punto de borrar este fic porque juro que cuando escribí el borrador no había tanto relleno y todo iba bien, pero ahora me doy cuenta de que van como cinco capítulos y no se ha avanzado nada.

ˏˋ°•*⁀➷ en el borrador la prota tiene un miraculous. sí, bueno, ya no. está toda pendeja y rancia la idea, aunque capaz q en algún punto hago que ladybug se lo dé temporalmente o una huevada así.

ˏˋ°•*⁀➷ amo a lila pero huevos que la voy a redimir, también será mala en este fic muejejeje, porque necesito drama y ya no pienso meter más personajes sacados del culo. zyan solo existe por necesidades del guión.

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