Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

» 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄

— ¡Bienvenidos a Liones! — Odette extendió sus brazos hacia sus costados, sonriendo alegremente hacia sus amigos quienes miraron con sorpresa alrededor.

— Quiten esas caras de idiotas. — el rubio miró a sus amigos con algo de seriedad mientras la pelirroja reía un poco. — El rey ya nos espera.

El grupo comenzó a hacer su camino hacia el castillo, Lance y Oddy dirigían la caminata mientras que los demás los seguían, mirando alrededor asombrados.

— Qué bonito, tal como me lo imaginaba. —  expresó Anne con una sonrisa.

— Ay, es exactamente como decían... — Donny le siguió.

— Este es un reino muy hermoso. — confirmó Nasiens mientras miraba a las casas y puestos, sujetando su sombrero.

— Espera. — el de cabellos color vino observó a la amiga de la princesa. — Tu eres amiga de Oddy desde hace mucho, ¿no? ¿No habías visitado Liones antes? — cuestionó confuso.

— Nunca tuve la oportunidad de venir, siempre a urgía algo, por eso Oddy iba a visitarme. — explicó, cruzandose de brazos antes de observar a un hombre con armadura montando un caballo y sus ojos se iluminaron. — ¡Oigan, miren! — apuntó al hombre con emoción. — ¿Creen que ese sea un caballero sagrado? — cuestionó animada, en sus ojos se reflejaba la emoción.

Nasiens titubeó un poco mientras la miraba algo sorprendido. — Uh, no, no lo creo. — respondió algo nervioso.

— ¿No que muy de mundo, princesa? — se burló Donny, haciéndola enojar.

— ¡Grosero! Al menos no me porto como Percival. — lo señaló y los tres observaron al de pequeña estatura, se veía algo... Atónito.

— ¿Ya vieron que casas tan grandotas? Mira, una, dos, tres, ay que cosa.

— ¡No seas ridículo! — el muchacho comenzó a sarandear al de cabello verde. — ¡Comportate!

La princesa de Liones soltó una pequeña risa mientras su pareja suspiraba fastidiado, acariciando su frente sintiéndose algo molesto.

— Ya, vámonos, vámonos. — la pelirroja se puso tras del grupo y comenzó a empujar cuidadosamente a Nasiens y Anne para que ellos empujaran a Donny y Percival, volviendo así a caminar lejos de la pequeña multitud que los veía confundidos.

Pronto llegaron al castillo y la chica ojos turquesa agitó su mano para saludar a los guardias del palacio.

— ¡Majestad! — ambos saludaron de forma respetuosa y amistosa. — Joven Lancelot. — lo saludaron de igual forma.

— Tenemos que llevarlos a ver a nuestro rey. — el muchacho de Benwick habló con simpleza, señalando al grupo tras de su novia. — Permítannos pasar. — pidió tranquilamente.

— ¡Si! Pero su majestad acaba de salir a dar una vuelta-- — el guardia a su lado le golpeó la cabeza y carraspeo.

— ¡¡Su majestad acaba de partir para patrullar la ciudad del castillo!! — exclamó para cubrir lo que había dicho su compañero.

— Yo escuché que fue a dar una vuelta. — susurró la joven de Sistana mientras su mejor amiga cubría su rostro avergonzada.

A su lado, Lancelot también cubrió su rostro con una de sus manos. — Ay, por favor. Otra vez no... — suspiró con molestia. — Pues ya qué, hay que entretenerse. Va-- eh... ¿Y ahora a donde fue Percival?

— ¿Qué? — exclamaron los demás antes de mirar a su alrededor y, una vez más, solo que esta vez en grupo, suspiraron rendidos.

— Oh, enserio no tienen remedio... — suspiró la princesa. — Vamos a buscarlo. Oh, ¿podrían decirle a mi madre que ya he llegado? — pidió amablemente a los caballeros, sonriendo.

— Por supuesto, bienvenida de vuelta, majestad.

Ella asintió alegremente antes de caminar fuera del castillo para comenzar a buscar a Percival, aunque no iba a ser para nada sencillo.

— Que horror, ahora tenemos que buscarlo. — se quejó Donny, caminando junto a Anne y Nasiens, tras de ellos iban el rubio y la pelirroja.

— En una ciudad tan grande como esta va a ser sumamente difícil encontrarlo. — mencionó el castaño mirando alrededor.

— Es increíble lo inquieto que es ese niño. — se lamentó Anghalhad.

Lancelot tomó la mano de su chica con delicadeza y ambos se detuvieron. — Vamos a buscarlo a otra parte. — les dijo a sus compañeros. — Si lo encuentran, llévenlo rápido al castillo. — acordó tranquilamente antes de comenzar a caminar

— Pero lo buscan enserio, eh. — Anne los señaló, ambos se despidieron de sus amigos y se dirigieron a otra parte lejos del grupo para buscar a Percival por otros lados.

— No debe estar muy lejos. — Murmuró la joven, mirando alrededor con el ceño fruncido.

— Bueno, es pequeño pero peligroso. — le siguió el de ojos rojizos con algo de sarcasmo.

La chica soltó una risita. — ¿Por qué no damos un paseo? Podemos buscar a Percy en el camino. — propuso la pelirroja, rascando su mejilla bajó la mirada de su novio.

— No veo porque no, ¿vamos por un pay de pescado? — preguntó y pudo observar como las mejillas de la princesa se ponían algo coloradas.

— Por supuesto. — aceptó y ambos comenzaron a caminar a la tienda que, según el padre de Oddy, le hacía competencia al Sombrero de Jabalí.

— Oh, espera un momento, me ataré el zapato. — Lancelot soltó la mano de su chica y se agachó, fingiendo arreglar las cintas de sus zapatos. — Entra, voy detrás de ti.

La pelirroja asintió y entró a la tienda con una sonrisa.

— Pero si es la princesa, qué alegría verla por aquí. — la mujer mayor sonrió con dulzura. — Y no venía sola, eh. — le guiñó el ojo de forma divertida.

Odette soltó una pequeña risa y sus mejillas se pintaron de rosa. — Qué gusto verla, señora Alicia. — la joven saludo de forma respetuosa pero dulce.

— El gusto es mio, majestad. ¿Qué va a llevar? Puede elegir lo que quiera, la casa invita. — ofreció la mayor, sorprendiendo a la princesa.

— ¡Eh! Por favor, no se moleste, yo--

Alicia la interrumpió. — Está bien, querida, no hay ningún problema. — le aseguró con una amable sonrisa.

La chica suspiró rendida, sonriendo un poco antes de mirar el mostrador. — Quisiera llevar dos pays de pescado, por favor. — pidió la menor, enderezandose y pasando sus manos tras su espalda.

— Por supuesto, cariño. — la mayor se dió la vuelta y guardó los postrecillos de pescado en una bolsa de papel para que se mantuvieran tibios. — Aquí tienes, recién horneados.

La de ojos turquesa tomó la bolsa con alegría. — Muchas gracias, señora Alicia. — la mayor le sonrió.

— Vuelva pronto, princesa Odette.

— ¡Así será!

La joven se dió media vuelta y abrió la puerta del local, giró su cabeza para buscar a Lancelot con la mirada y lo observó justo al lado de la puerta, sosteniendo un pequeño ramo de margaritas.

— ¿Lance? — lo llamó con sorpresa, cerrando la puerta tras de ella mientras abrazaba un poco la bolsa con los pay de pescado.

— Te gustan las margaritas, ¿no es así? — el dejó de recargarse en la pared y se puso frente a ella, cuidadosamente quitándole la bolsa de papel para luego entregarle las flores.

— Son mis favoritas. ¿Cómo lo recordaste? — ella lo miró, sonriendo con dulzura al ver las flores.

— ¿Cómo olvidarlo? Tus ojos se iluminan cada vez que encuentras margaritas en un prado. — Odette lo miró con sorpresa.

— ¿Qué? ¿Lo dices enserio? — preguntó con sorpresa. — ¿Cómo lo notaste?

— Digamos que, cuando se trata de ti, soy muy observador, preciosa. — el rubio pasó su brazo alrededor de los hombros de su chica mientras ella sentía la sangre subir a sus mejillas. — Qué linda. Sigamos buscando a Percival.

Oddy desvío la mirada mientras caminaba junto a su novio, sus mejillas estaban completamente rojas y trataba de ocultarlo bajo las margaritas, aunque después tuvo que apartarlas de su rostro para poder comer pay de pescado, el cual realmente era delicioso.

Siguieron su búsqueda antes de que un caballero se interpusiera en su camino.

— Majestades, lamento la interrupción. — hizo una pequeña reverencia luego de ver a la princesa con un ramo de pequeñas flores blancas.

— Tranquilo, no es problema. — la pelirroja lo tranquilizó, aunque Lancelot le dirigía una seria mirada al caballero, pero cuando Oddy lo miró, él parecía tranquilo, por lo que volvió a observar al caballero. — ¿Cuál es el problema?

— El príncipe Tristan ha vuelto de su viaje. — el corazón de la princesa dió un vuelco. — Y con él ha traído al cuarto caballero.

— ¿De verdad? ¡Eso es una fantástica noticia! — exclamó la joven con una sonrisa.

— Pero surgió un problema, el cuarto caballero escapó del castillo.

— ¿Eh? — lo princesa se quedó pasmada mientras sonreía, impresionada por las palabras del caballero.

— El rey pide que busquen a su majestad, el príncipe, y le informen de este acontecimiento y le ofrezcan su ayuda. — volvió a hacer una reverencia.

— Nosotros nos encargamos, grandote, puedes irte. — el mayor asintió y se retiró de vuelta al castillo. — Ese hermano tuyo es demasiado descuidado, es de familia. — se burló, cruzandose de brazos.

— Si, definitivamente es de familia. — la chica rodó los ojos antes de sentir la mano de Lancelot en su mejilla, ella lo miró pero al instante cerró sus ojos cuando los labios del rubio se pusieron sobre los de ella con suavidad.

— Vamos a buscarlo.

— Ah, ahí están. — el rubio suspiró. — Ya vi que causaron un desastre en la calle.

— ¡¡Tristaaan!! — Odette soltó la mano de Lancelot y se abalanzó contra su hermano mayor para abrazarlo.

— ¡¿Oddy?! — el de ojos bicolor le devolvió el abrazo con fuerza mientras sonreía. — ¡Estás aquí, hermanita!

— ¡Hola Lancelot, hola Oddy! — Percival los saludó con tranquilidad.

— Y no solo eso, ya vi que se conocieron también. — el muchacho los miró con una pequeña sonrisa.

— ¡Hola, Lance! Que gusto verte, cuidaste de Oddy, ¿verdad? Espero que si. — el de cabellos plateados lo saludó con una sonrisa bastante enérgica.

— Venimos a decirte algo, Tristan. — el rostro del rubio cambió a uno más serio, la pelirroja dejó de abrazar a su hermano y lo miró con una pequeña sonrisa nerviosa.

— Nos informaron que el cuarto jinete, el que trajiste, él, bueno... — Odette titubeó.

— El cuarto jinete se escapó. — finalizó Lancelot seriamente.

— ¿Eh? — Tristan miró a su hermana, quien asintió. — ¡¿QUÉ?!

La pelirroja cubrió su oído derecho antes de acercarse a Lancelot, aún sujetando las flores y jugando un poco con los pétalos.

— ¿Escapó? ¿Cómo que escapó? — cuestionó el hermano de la princesa con preocupación.

— Yo que sé. — se quejó el príncipe de Benwick. — El rey nos pidió que te diéramos este mensaje y te ofrecieramos nuestra ayuda. — miró a su novia, quien lo miró de vuelta. — Mi karma es tener que hacer que todos arreglen el desastre del príncipe.

— Presumido. — exclamó Tristan algo nervioso.

— No creo que sea culpa del príncipe Tristan, más bien, sería culpa del cuarto jinete por escapar del castillo. — habló Chion, ganándose la atención de los presentes.

— Eso da igual. — aseveró el de ojos carmín. — Vamos a buscar a ese jinete antes de que pueda salir. El castillo se encuentra al norte de aquí. — señaló tras de sí. — Entonces, si decide huir, está la entrada sur, oeste, y obviamente la del este.

La pelirroja puso sus manos en su cintura, sosteniendo las margaritas con cuidado. — Vamos a dividir la búsqueda, el pelotón de mi hermano se dirigirá a la entrada oeste, el pelotón de Percival cubrirá la entrada este. — explicó la joven pacientemente.

— Odette y yo iremos a cubrir el área que rodea el sur. — añadió Lance seriamente. — Tristan, dinos todo lo que sepas sobre el cuarto.

— Si, obvio, pero, ¿aquí? ¿O cómo?

— ¿De verdad es necesario hacer todo esto? Nosotros vamos a atrapar al jinete, majestad. — expresó el hijo de su tía Margaret con una pequeña sonrisa.

— Ya cállate. — Jade lo miró mal.

— Ojalá fuera así, pero necesitamos la mayor ayuda posible. — diferió la princesa, ladeando la cabeza y sonriendo levemente.

Chion la miró antes de asentir suavemente, cuando se trataba de ella era una persona completamente diferente.

— El cuarto se llama Gawain. — comenzó el príncipe de Liones. — Jinete de gran estatura, la armadura blanca qué porta está cubierta de adornos de oro y su alma envuelta en magia dorada. — explicó seriamente.

Oddy formó una pequeña 'o' con sus labios al escuchar la información, estaba sorprendida, tal como el pelotón de Percival.

— Envuelta en magia dorada. — repitió Percival. — ¡Ya, dime! ¡Dímelo todo! — exclamó con emoción, pero esta se desvaneció al instante.

— Ya no hay más. — respondió el joven príncipe con seguridad.

— ¡Ay no! — exclamaron Percy y Anghalhad. — ¿Puedes decirnos si es niño o niña? O, ¿de qué color es su cabello? ¡Porfaa!

— El jinete no se quitó la armadura durante todo el viaje, así que, honestamente, no tengo más detalles. — se justificó Tristan, algo apenado.

— Por inútil. — se burló Lancelot.

— Ay.

— Majestad, no se deje. — lo animó Jade mientras la pelirroja soltaba una risita.

— Si, majestad. Póngalo en su lugar. — Chion se le unió.

Entonces, los ojos de la pelirroja se abrieron con sorpresa y la mirada de su pareja se volvió más afilada. — Oye, hermanito.

— Dime, Oddy.

— ¿Qué escondes? — preguntó directa, poniéndolo nervioso.

— ¿Qué? ¿De qué hablas hermanita? — Tristan rió nerviosamente.

— Nos estas ocultando algo, ¿verdad? — Lancelot continuó, mirando a su mejor amigo con una ceja alzada.

— ¿Cómo se te ocurre? ¿Por qué habría de de ocultarles algo? — atacó el de ojos bicolor.

— Entonces, si quieres les digo a todos. — lo fastidió el de ojos rojizos.

— ¡No! — lo señaló. — ¿Por qué estaban leyéndome la mente? — reclamó entre molesto y nervioso.

— Ay, como si no lo supieras. — Lancelot suspiró.

El peliblanco puso su mano en su pecho, indignado. — Ay, ya que... — después, miró a Percival. — Sabemos que el cuarto jinete... Es sangre enemiga. Es familiar directo del rey Arturo.

— ¡¿Qué?!

— ¿Familiar directo del rey Arturo? — cuestionó Donny con sorpresa.

— Pero entonces sería nuestro enemigo. — concluyó Nasiens con nervios.

Después, se quedó un silencio bastante incómodo y tenso, Oddy miró a su novio antes de que su hermano comenzará un escándalo.

— ¡Por eso no quise decirles, idiota! ¡Mira lo que provocaste! — le reclamó Tristan, agitando sus manos. — ¡Sabía que esto se iba a poner incómodo y estresante!

— Si pero, si es cierto, mejor díselos desde antes. — Lancelot le restó importancia. — Da igual quien sea, no borra el hecho de que sea uno de los Cuatro Jinetes. — aseveró mientras lo miraba. — Ya está, ¡separense!

































❝  Cuando el reino sea bendecido con la luna, un estruendo y la pálida bruma de la llovizna, un nuevo jinete de magia divina se formará y así los Cinco Jinetes de la profecía estarán finalmente reunidos. Sin embargo, nuevos asesinos del caos, y espadas misteriosas de traición robarán una vez más nuestra esperanza. ❞








































Odette miró alrededor por el balcón, sonriendo suavemente al sentir la frágil lluvia del verano acariciando su rostro de vez en cuando con unas pequeñas gotas sobre su rostro y brazos.

— ¿Qué hacen ahí bajo esta lluvia? — una pequeña y dulce voz llamó su atención, Lancelot cerró sus ojos y Oddy miró hacia atrás con curiosidad. — Se van a enfermar.

— Pero que bonita niña. — la pelirroja sonrió con dulzura y la menor sintió sus mejillas ponerse coloradas. — Pero tu también podrías enfermar, corazón.

— Corre a casa, pequeña, ve a dormir. — el rubio le dijo mientras la pequeña comenzaba a subir al balcón, justo al lado de Odette.

— Él tiene razón, linda. — la pareja se miró con algo de nostalgia. — Si no duermes lo suficiente, no vas a crecer. — pero después se miraron con sorpresa luego de que la de cabellos magenta repitiera su misma frase y ambos la miraron rápidamente.

— Niña, ¿qué hiciste? ¿Nos leíste la mente? — interrogó Lance, frunciendo un poco el ceño.

— Voy. — la niña se levantó al lado de donde Oddy descansaba sus brazos. — Uh, no, no tengo la habilidad para leer la mente de las personas. — la niña imitó la pose favorita de la princesa pasando sus manos tras su espalda mientras sonreía. — Simplemente ya sabía todo lo que iban a decir en ese instante. — Odette se sentó en el balcón, entre su novio y la niña. — ¿Me creen, Lancelot, Odette?

— ¿Cómo es que sabes nuestros nombres, cariño? — preguntó la princesa, mirando a la niña curiosamente mientras el de ojos carmín fruncia el ceño nuevamente.

— ¿Quién eres en realidad? — preguntó el muchacho con un tono suave para no alterar a ninguna de las dos chicas.

La de ojos turquesa analizó el rostro de la pequeña y sus ojos se abrieron con algo de sorpresa cuando un recuerdo llegó a su mente, pues cuando estaban en la cordillera de Dalflare, donde aparecía espejismos y esas cosas, Odette había despertado y una pequeña niña muy parecida a ella se aferraba a su torso como si no hubiera mañana, como si no quisiera que se fuera, después despertó de su sueño.

— Yo... Te conozco, te he visto. — Murmuró con sorpresa y la mirada de la pequeña se suavizó.

— Así es, porque... — una fuerte ventisca provocó que la menor se tambaleara.

Por reflejo, Odette se estiró para sujetar la con ambos brazos sin cuidar de su posición en el balcón, provocando su casi caída de no ser por Lancelot, quien la sujetó por su abdomen e hizo que se sentará entre sus piernas mientras ella sujetaba a la niña, quien sonreía deslumbrante.

— ¡Porque soy tu pequeño amor! — exclamó la pequeña antes de acercarse para besar los labios de la joven pelirroja, de quien cuyos ojos se abrieron con sorpresa.

Lancelot también se sorprendió y por unos segundos pudo ver como la niña abría uno de sus ojos y lo observaba con algo de burla, el rubio se molestó un poco y comenzó a separar a la niña de su novia.

Cuando logró su objetivo, ambos la sujetaban, Oddy para que no cayera y Lance para que soltara a su amada.

— ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Eres una niña! — exclamó con sorpresa y algo de molestia.

Ambos dejaron a la pequeña en el suelo y ella sonreía un poco divertida, sus mejillas algo rojas al igual que las de la princesa.

— Tal vez solo sea una niña, pero cuando ustedes tengan veinte años, tendré dieciséis, la edad que ustedes tienen ahora. — replicó inocente, tocando sus labios con las yemas de sus dedos, en sus labios tenía algo del labial de Odette.

— ¿Qué?

— En fin, fue lindo, ¿no? Fue el primer beso para ambas, chica a chica. — la de ojos rosados ocultó sus manos tras su espalda, sonriente.

— Bu-bueno, claro que ya he besado. — la de ojos turquesa se cruzó de brazos.

— Los besos con tu novio y los besos en la frente de tu mamita no cuentan. — expresó la menor algo divertida.

— Oye, sí lees la mente. — acusó el rubio, cruzandose de brazos al sentirse fuera de la conversación.

— Ya se los dije, no puedo leer las mentes. — repitió la menor con alegría e inocencia antes de darse media vuelta. — Solo escuché personalmente muchas historias sobre ustedes, así que por eso ahora sé cosas. Se cuales son las frases favoritas de tu padre, — se dirigío a Lancelot. — Se de tus flores favoritas y sus experiencias en Edimburgo. Por cierto, también supe que--

Lancelot se giró con fuerza para ver a la menor, quien se detuvo para escucharlo pacientemente.

— ¿Quién eres en realidad? — le preguntó con fiereza. — Dejando a un lado lo de mi padre, nosotros jamás hemos hablado sobre lo que pasó entre nosotros en Edimburgo.

— Además, esta es la primera vez que te vemos. — interrumpió la de cabellos rojizos, abrazándose a sí misma.

— Pues para mi también. Hoy es la primer día que los veo. — confesó la menor.

— Exacto. Parece que ni siquiera entiendes lo que estas diciendo, niña. — atacó el muchacho con molestia, recibiendo un pequeño codazo por parte de su novia.

La pequeña sonrió un poco y en eso apareció una mujer.

— ¡Ahí esta, señorita! — exclamó la mujer preocupada. — La estuve buscando por todas partes.

La niña suspiró. — Ay, que lástima, ya me tengo que ir.

— Espera, linda, ¿cómo te llamas? — preguntó Odette, ambos necesitaban una respuesta.

— Soy Ginebra. — la niña los miró con una sonrisa. — Voy a estar aquí en Liones hasta mañana, así que, nos veremos de nuevo. — les contó antes de caminar hacia su dama de compañía. Pero luego, se detuvo. — Olvidé decirles una cosa, muy pronto pasará. — señaló al cielo. — Encontrarán a quien están buscando. 

— Por cierto, el beso era una pequeña travesura, Lancelot es gracioso cuando esta celoso.

Y con eso, Ginebra se marchó y la pareja se quedó en silencio.

𝐌𝐎𝐊𝐔𝐒𝐇𝐈𝐑𝐎𝐊𝐔 𝐍𝐎 𝐘𝐎𝐍𝐊𝐈𝐒𝐇𝐈
𝐹𝑎𝑟 𝐹𝑟𝑜𝑚 𝐻𝑜𝑚𝑒



¿Vieron la portada? ¿Eh, eh? Ame🧚‼️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro