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» 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐄𝐄𝐍

Percival siguió atacando a MelaGaland, incluso logró hacerle daño con su espada tomando ventaja de uno de los puntos que Odette ya había lastimado del demonio.

— ¡Nos la vas a pagar, niño! — exclamó Galand furioso. Trató de herir a Percival con su arma, pero el chiquillo del casco logró esquivarlo al volar hacia atrás.

Después, Melascula trató de encerrarlo en la jaula de oscuridad, pero fue gracias a Isolde qué no logró hacerlo, pues con su magia hizo explotar esas cosas.

— ¡Isolda, ¿estás bien?! — preguntó el menor preocupado.

— ¡No te distraigas! — respondió la de cabello rosado con fuerza, Percy se disculpó algo apenado.

— ¡¿Qué es lo que haces, maldita perra?! — exclamó la demonio de cabello rosa pastel. Después, las manos qué Odette había dejado a la mitad comenzaron a extenderse para atacar a Percy e Isolde, quienes los detuvieron con su espada y mazo.

Odette comenzó a levantarse, pero sus piernas estaban temblorosas, lo que impidió qué continuará con sus intentos de levantarse.

— Oddy, por favor quedate aquí. — le pidió Nasiens preocupado, poniendo su mano en su hombro y antes brazo.

— Pero, tengo que ayudarles. — expuso la princesa.

— ¿Acaso no ves? Ya nos diste una gran ayuda. — el castaño sonrió suavemente. — El daño que le haz hecho a MelaGaland fue brutal y para ello utilizaste mucha energía mágica. Por favor, descansa un poco, deja que ellos se encarguen.

Odette miró a Nasiens antes de suspirar y hacer su cabeza hacia atrás, cayendo hacia el suelo de no ser por el brazo de Nasiens qué la sujeto.

— Tienes razón, estoy agotada... — dijo un poco divertida. Aún sangraba de su cabeza y brazos, no se había curado aún y no tenía la intención de hacerlo hasta después.

Los brazos de MelaGaland volvieron a atacar a Isolde, quien fue ayudada por los Percivalillos, aunque después los uso para su defensa.

— ¡¡Lo siento, pequeñitos!! — exclamó antes de golpear a una de las criaturitas hacia los Demonios.

Los Percivalillos estaban conteniendo el poder mágico de Isolde y se aferraban a los brazos para hacerlos explotar, pero no todo fue tan bueno, uno de los brazos logró darle a la de moño rojo, derrumbandola.

— ¡Isolde! — exclamó Oddy, preocupada por su amiga de la infancia.

La de ojos olivas la miró preocupada antes de dirigir su mirada al príncipe del cual estaba enamorada desde pequeña, que permanecía inconsciente.

— Pero, ¿qué le hicieron...? — la joven lo miró con tristeza.

— ¡¡Aquí mueren, malnacidos!!

— ¡Isolde! — Percival se posó a su lado.

— ¡Olvídate de mi! — le dijo y señaló a los Demonios. — ¡Ve a pelear con esa monstruosidad! — el de ojos violetas asintió.

— ¡¡Muere!!

— Mira bien eso. — MelaGaland cayó en un pequeño pozo en el cual Isolde había dejado algo de magia para explotar.

Usando la distracción, Percy voló para atacar a los Demonios, sin embargo no inflingió gran daño.

— Ingenuo. No has ganado. — se burló Galand. — ¡Estado crítico! — atacó el demonio rojo.

Una gran ventisca se hizo presente, evitando el paso de los caballeros.

— Esta magia amplificador la fuerza física de Galand a su máximo, pero pierde todo el control. — explicó Melascula con una sonrisa siniestra en su rostro. — Y además, ahora que nos fusionamos, yo soy la que tiene el control total sobre él.

— ¡¿Qué esperas?! ¡Golpéalo!

El niño del casco se acercó rápidamente para atacar a Galand, sin embargo, por la magia del mismo demonio no pudo hacer nada. Lo atacó un par de veces, pero no logró nada.

Después, hubo silencio.

— Ya eres mío, bastardo. — exclamó Mela con una sonrisa. Con su cola había atrapado y apretado a Percy, provocando qué escupiera algo de sangre.

— ¡¡Percival!!

— Primero acabaremos contigo y después iremos por la cabeza del hijo de Meliodas y Elizabeth y la hija de Gloxinia y Hela. — alardeó con picardía, como si la idea la llenará de emoción, pero luego el maso de la de cabello rosa fue directo a la cola de la serpiente.

— ¡Bomba amorosa! — gracias a esto, Percival fue liberado y atrapado por Nasiens luego de dejar a cargo a Oddy con Hendrickson. — Jamás lo voy a permitir.

— ¡Cucaracha impertinente! — exclamó Galand con molestia.

— ¿Por qué insistes si no eres nada ante nosotros? — se burló la de cabello rosa pastel, mostrando su desagrado hacia Isolde.

— Me voy a hacer valer. — respondió la de ojos verdes con una sonrisa. La colá de Melascula había sufrido daño, pues le faltaba una gran parte. — Nuestra magia se manifiesta en voluntad, y también por los pensamientos y experiencias. Se los juro, ¡juro que voy a matar a todo aquel que intente hacer daño a mi amado Tristan!

Oddy miró con ternura a su amiga, de verdad creía en los sentimientos de Isolde hacia su hermano, no tenía duda.

— Bomba amorosa. Mi magia existe y se manifiesta gracias al amor que siento hacia él.

— Entonces, si lo amas tanto, ¡aferrate a ese amor y muérete! — Galand utilizó su arma para atacar a la de cabello rosa coral, lastimando su abdomen y lanzándola lejos.

— ¡Isolde! — exclamaron Dreyfus y Odette. El hombre corría hacia su joven alumna, pero fue detenido por Galand quien nuevamente expulsó otra corriente de aire.

MelaGaland se acercó a la muchacha inconsciente. — Vamos a disfrutar aplastándote junto a tu gran amor. — exclamó la perte femenina de los demonios. — ¡¡El amor no salva a nadie, estúpida!! — levantó su pie antes de dar un pisotón para matar a la joven, pero noto que no había nadie ahí.

— Dime, ¿por qué lo haces? — el de ojos bicolor sostuvo a la joven entre sus brazos. — Te pones en riesgo para salvarme sin pensarlo.

Isolde sonrió suavemente. — Siempre... Será así, señor Tristan. — el joven sonrió, sus mejillas un poco rosadas al sentirse algo avergonzado.

— Percival, muchas gracias. — Tristan le sonrió de forma amigable, después miró a su hermana. — Gracias Oddy, hiciste un trabajo increíble. Toma un descanso. — le pelirroja soltó una risita.

— Eres una bestia inmunda nacida de la unión asquerosa de la raza demoníaca y la raza de las Diosas, ¡maldito nephilim! — exclamó con fuerza la demonio. — ¡¡Muérete!!

— Maestro Hendry, le encargo mucho a Isolde. — pidió, dejándola suavemente en el suelo para que la revisara el mayor antes de dirigirse hacia MelaGaland.

— ¡Majestad! Te suplico que no pelees tú solo. — pidió el ahora médico de Liones.

Tristan detuvo sus pasos. — Necesito algo, maestro. Sólo es una cosa. Dígale a Lancelot que venga rápido. — los ojos de Odette se abrieron con sorpresa por su petición y su corazón latió con fuerza, sabía lo que se aproximaba.

Melascula soltó una risa burlona. — ¡¡Que patético!! ¡¡El príncipe asqueroso no puede pelear sin sus amigo--!! — se calló al instante luego de que Tristan le arrancará la cabeza humana al costado de Galand.

— Lo necesito, o si no, no voy a contenerme. — aseveró el joven de cabellos blanquecinos.

La de ojos turquesa sintió una presión en su pecho y frunció el ceño suavemente al reconocer esa magia tan tenebrosa en su hermano.

Tristan había tomado su forma demoníaca.

Todos observaron con sorpresa la escena, Tristan tenía en su mano derecha la cabeza humana de Melascula y con la otra mano formó una esfera de energía oscura para atacar a Galand, dejando un hoyo en el centro de la criatura roja, derribandolo al instante.

— ¡¡Suéltame, bastardo!! — exclamó la de ojos oscuros.

— Callate, adorno asqueroso. — Tristan hizo volar la cabeza antes de patearla y destruirla.

— ¿Se fijaron? Tristan es otra cosa. — exclamó Percy con una sonrisa.

— Pero, ¿por qué se ve así? ¿Qué le pasó? — cuestionó Nasiens.

— El poder que emana es como el de su majestad. — mencionó Dreyfus con la princesa en brazos.

— Es igual. — Hendrickson estuvo de acuerdo, el sostenía a Isolde. — Así es el poder que posee toda la raza de los Demonios.

— Príncipe cabrón. — se molestó Gawain desde la espalda de Donny. — Me mintió sobre que su habilidad era ilimitada.

— No me vuelvas a asustar, bruta. — Se quejó el pelirrojo.

— ¿Bruta? Si supieran de lo que hablan, ese monstruo ya estaría en el suelo. — alardeó la pequeña con diversión.

— Tu vas al suelo.

— Me vas a cargar hasta que esto acabe. — le ordenó divertida. — ¿Prefieres eso, o un hechizo de diarrea? — rió malvada.

— Prefiero la diarrea.. — se quejó el sobrino de Howzer.

De pronto comenzaron a surgir brazos del suelo, luego de que Melascula los invocara.

— ¡Festín de los muertos!

— No sobreviviremos si sigue así. — exclamó Hendrickson, protegiendo a la pelirrosa.

Isolde y Odette observaron a su hermano y vieron como este lentamente comenzaba a ser rodeado por los brazos.

— ¡Tristan!

Pero pronto se dieron cuenta de la energía que emanaba el muchacho, era tan fuerte que el hechizo parecía debilitarse y los brazos desaparecieron entre el piso.

El príncipe saltó al cuerpo de MelaGaland, quedando gente al cuerpo de la joven con cabeza de serpiente. La tomó por los brazos y comenzó a jalarla, intentando desprenderla del cuerpo de Galand, provocando un grito agonizante en la serpiente.

— ¡¡Me duele!! ¡¡Duele mucho, por favor, suéltame!! ¡¡Te lo suplico, suéltame!! — gritaba Melascula con dolor. — ¡Te lo ruego! ¡Ya no aguanto! ¡¡Por favor, detente ya!! ¡Ya déjame!!

— Si, eso haré. — respondió Tristan con voz monótona.

— ¿E-en serio? — el de ojos oscuros volvió a jalarla, esta vez, logrando separarla del demonio rojo, provocando otro fuerte grito de dolor. — ¿Por qué hiciste eso? ¿Qu-qué eres? Dijiste... Tu dijiste...

— No me digas. — frunció el ceño. — Y también te dije que no me contengo si no está él.

— Es un día trágico. — comentó Elizabeth cabizbaja, de pie frente a su esposo. — Mi hijo siempre tuvo el temor de usar ese poder tan oscuro.

— El temor no es el problema. — respondió Meliodas con una pequeña sonrisa. — Además, están ellos. Ahora tiene amigos con quienes puede respaldarse, y una querida hermana que jamás lo dejaría solo.

Elizabeth lo miró antes de sonreír dulcemente. — Es cierto, amor.

✩

De vuelta en la batalla, Tristan lanzó el cuerpo de Melascula hacia atrás suyo, provocando un estruendo. Luego, los brazos qué ya se habían regenerado intentaron sujetar al príncipe, pero este saltó hacia el asfalto, evitando así su captura.

— ¡¡Dime qué carajo eres!! ¡¿Qué eres?! — Galand se levantó y comenzó a atacarlo con su arma constantemente, siendo esquivando con facilidad. — ¡¡Muere, bestia!! ¡¡Muere, abominación!!

Tristan se agachó antes de impulsarse hacia el demonio para atacarlo con velocidad, acabando con el monstruo rápidamente.

— Ni siquiera el escuadrón entero pudo contra ellos, ¡pero él pudo solo! — exclamó uno de los caballeros sacros.

Después, Tristan se posó sobre Galand y le clavó su espada en la cabeza, torturándolo un par de veces; detrás suya, Melascula quizo atacarlo con veneno, pero el príncipe lo esquivó y terminó por clavarle la espada en la cabeza.

— Voy a ayudar. — Percival corrió hacia la escena. — ¡Tristan, ya! ¡Recuerda quién eres!

— ¡¡Aléjate!! — exclamó el joven, aturdiendo al niño del casco. — No es tan sencillo volver...

— ¡Percival, regresa acá en este instante! — Odette le ordenó con firmeza, sin titubear o hablar dulcemente, era una exigencia.

— Hasta Odette sabe lo que es... Es el precio por usar esta oscuridad.

— ¿Precio por qué? — murmuró el niño confundido.

Se mantuvo un silencio entre los presentes, solo se escuchaba como Tristan recuperaba sus espadas y aquel silencio que aniquilaba lentamente fue interrumpido por fuertes, aunque algo lentos, aplausos qué no provenía de un lugar en específico.

Eran como ecos.

— Te felicito. — una voz los hizo exaltar.

— ¿Qué es eso? — cuestionó Dreyfus mientras la princesa bajaba de sus brazos para acercarse a Percival. — ¿De dónde viene esa voz?

— Antes de que pudiera medir toda tu fuerza, me mostraste algo en verdad interesante.

— ¿Qué es lo que suena? ¿Por qué estoy oyendo una voz en mi cabeza? — cuestionó Hendrickson.

— Y no solo interesante. Te había subestimado, pero eres un ser muy extraordinario.

Los escombros en el suelo comenzaron a elevarse el el cielo, de todos tamaños, todas formas, hasta llegar al cielo.

— Qué mal te portas, eh, Gawain. — la de cabellos azules frunció el ceño.

— Ya sabe...

— Dejaste el reino sin avisarnos, ¿ya pensaste lo preocupado que va a estar mi hermano?

— Oye, ¿Cómo que su hermano? — le preguntó Donny a la chica en su espalda, que se ocultaba tras su hombro.

— Arturo es mi tío.

— Entiendo... ¡¿Que?! — los ojos de el de cabellos vino se abrieron como platos.

En el cielo comenzaron a formarse escaleras con todos los escombros de la pelea y por ellas, comenzó a bajar alguien a quien no esperaban conocer hasta dentro de mucho.

— Los cuatro, o bueno, cinco jóvenes de los que el antiguo rey Bartra hablaba. Los niños de la profecía junto a mi adorada prometida.

— ¿Prometida? ¿De que habla? — Tristan miró a su hermana quien se quedó observando al hombre con el ceño fruncido.

— Finalmente está aquí. — mencionó Dreyfus con preocupación.

— También quería comprobar si esos famosos Cinco Jinetes oscuros realmente tenían el espíritu suficiente como para destruirme a mi y a mi reino. O si solo era un mito. — dijo un poco burlon mientras seguía bajando los escalones.

— Ahí está. — Percival lo observó con molestia y sorpresa.

— Esto ya se fue al carajo. — maldijo Gawain.

— Nuestro peor enemigo aparece. — menciona Tristan. — Maldita mente maestra. Arturo Pendragon, gran señor de Camelot.

— Ahí estás al fin. — susurró Percy. — Arturo, rey de Camelot.

Todos observaban impactados como el rey bajaba al reino de Liones después de tanto.

— Ahí estás, patrón de Ironside. — el de cabello verde siguió murmurando. Odette puso su mano en su pecho mientras miraba al rey, se sentía aterrada y estaba temblando, ¿acaso el rey la llevaría con su propia mano? — Tú lo hiciste. Por tú culpa está muerto, tu lo hiciste.

El niño gruñó y sintió la ira crecer en su interior, en su enojo y tristeza, Percy incrementó su magia y voló directamente hasta el rey Arturo. — ¡¡Tú mataste a mi abuelo!!

— ¡Ja! Ahí viene el hijo de Ironside, ¿verdad? — exclamó el de cabellos anaranjados con una sonrisa emocionada mientras Percival se aproximaba furioso y entre lágrimas. — Pero... Todavía no te toca a ti. ¿Me esperas un poco? — pidió amablemente mientras levantaba la mano, esegento fue suficiente para desviar al chico del casco hacia el suelo, provocando qué los Percivalillos lo siguieran.

— ¡Percy, ¿estás bien?! — Nasiens se acercó al de cabello verde, quien yacia en el suelo, intacto gracias a su magia.

— Hijo de perra...

— Al primero que voy a poner a prueba es a ti, príncipe Tristan. Tu eres el hijo de nuestro peor enemigo, el demonio de Liones y su zorra. Además, hermano mayor de mi bella futura esposa. — Arturo sonrió.

— Si así lo quieres, te mataré ahora mismo, y para que dejes de nombrar a mi hermana como tu esposa. — Tristan extendió sus alas las cuales eran de un color gris oscuro al ser dominado por el poder demoníaco, desenvainó sus espadas y voló hasta Arturo. — ¡¡Muere ya, rey del Caos!!

— Ahora eres muy distinto a como yo te conocí. — habló el hombre, esperando el ataque. — Ante mi, solo veo a una bestia como aquellas cuya sangre solo quieren devorar todo.

— Cállate ya.

Arturo invocó un escudo mágico con el cual devolvió el ataque del príncipe Tristan, mandandolo al suelo y provocando un gran estruendo.

— ¡¡Tristan!! — Odette, como pudo, se levantó y corrió hacia su hermano con un poco de torpeza, llegando a su lado para revisar sus heridas y notando una abolladura en su armadura.

— ¡No sucumban! — ordenó Dreyfus. — Lo atacaremos juntos.

— ¡Si! — corearon los caballeros.

Arturo los miró con una sonrisa satisfecha antes de afilar su mirada y dejar de sonreír, creando sobre el un aura dorada con formas de múltiples armas, espadas y demás, su presencia intimidando a los demás y provocando una inmovilización inconsciente.

Oddy apretó el puño que estaba sobre el pecho de su hermano, cerrando los ojos mientras intentaba moverse, pero no podía.

Era imposible para todos.

— ¡¡ARTURO!!

✩

— Aquellos que osan promover la maldad, arrodillense ante la supremacía de su rey.

𝐌𝐎𝐊𝐔𝐒𝐇𝐈𝐑𝐎𝐊𝐔 𝐍𝐎 𝐘𝐎𝐍𝐊𝐈𝐒𝐇𝐈
𝐹𝑎𝑟 𝐹𝑟𝑜𝑚 𝐻𝑜𝑚𝑒

La Llegada. Final del acto dos.











AHHHH, SE ACABOOOO EL SEGUNDO ACTOOOO 😭‼️

¿Ya vieron que pa octubre sale la siguiente temporada? La espero con ansias.

Pero que la segunda temporada salga hasta octubre no quiere decir que yo dejaré de escribir hasta ese día, nonono. Vamos a seguir la historia, solo que ahora basándonos en el manga.

Vamo' mis amores‼️

Espero que les haya gustado este segundo acto, les agradezco muchísimo su apoyo y los comentarios como no tienen una idea, gracias por apoyar este bonito proyecto, pronto iniciaremos el tercer acto. ✨

Gracias de nuevo, de verdad que las, los y les aprecio muchísimo corazones, gracias por todo.

Nos leemos, chauu‼️❤️‍🩹✨

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