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» 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍

— Oddy... Levántate, estarás segura al despertar. — la chica observó una figura de cabellos rojizos como los de ella, sus ojos se aguaron antes de recibir un beso en la frente que la hizo despertar de su ensoñacion.

Odette abrió los ojos, desorientada y mareada, sintiendo un fuerte dolor en la parte trasera de la cabeza, el Rey de Edimburgo la había atacado por la espalda dándole un fuerte y silencioso golpe qué la dejó fuera de juego.

— Ay, mi cabeza... — se quejó adolorida, apretando los ojos.

— Hola, princesa. — los ojos turquesa de la joven se encontraron con los carmín del príncipe de Benwick. — Te dieron un buen golpe, ¿no, linda?

— Lance... ¡Lancelot! — Oddy intentó sentarse, pero chocó su frente con la del rubio por su reacción tan repentina. — ¡Ay, que tonta...!

— Difinitivamente te dieron un buen golpe... — se quejó el de ojos rojizos, con una mano en su frente.

— Lo siento. — esta vez se sentó con cuidado. — ¿Dónde está mi hermano? — le preguntó preocupada, el rubio asintió con su cabeza en dirección a donde Tristan se encontraba.

Odette observó a su hermano atacando a una horrible criatura amarilla con apariencia de demonio, aunque ella sabía que no lo era, al menos no por completo, también divisó a dos mujeres atadas al cuerpo del demonio, una tenía cabello rubio y la otra tenía la apariencia de...

— ¿Tía Margaret? — murmuró preocupada, sin embargo Lance puso su mano en su hombro para tranquilizarla antes de cargarla en su forma de hada.

— Qué horror, al fin se estaba poniendo divertido esto. — Tristan se giró confundido y observó con sorpresa al moreno cargando en brazos a su hermana menor. — Esas no son personas, no siento voluntad alguna o vida en ellas. En otras palabras, sólo son piel humana, no más que eso. — finalizó su explicación de forma casual.

— ¡Lancelot! ¡Aún estás vivo! — la muchacha observó al nombrado confusa, antes de mirar a su hermano. — Y Oddy... ¡Estás a salvo!

— Tristan, mira... — Oddy señaló al demonio frente a ellos. — Está... Disfrutando de su sufrimiento. — los tres observaron al monstruo golpear a las mujeres con su gran palma.

— En serio, ese tipo está desquiciado. — mencionó Lancelot. — Así que no debes preocuparte... Y deja de contenerte de una vez.

Tristan lo miró. — Dime por qué... ¿Por qué estás tratando de liberar ese poder en mi?

— Porque finalmente quería arreglar esa pelea qué tuvimos hace unos años. — respondió Lancelot al instante.

— ¿Estás hablando de... La vez que entrenabamos y te hice esa cicatriz en el rostro?

— Si. — replicó molesto antes de volver a su forma original, bajando cuidadosamente a Odette. — Todavía estaba listo para seguir la pelea.

— ¿Qué?

— Pero todos nos detuvieron... Pero lo que me enojó fue otra cosa. ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando dije que quería continuar?

Oddy lo recordó, Tristan estaba tan asustado que pidió no seguir entrenando porque no quería lastimar a Lancelot de nuevo.

— ¿Sabes qué? Entendí que dijiste que yo no era capaz de vencerte. — reprochó Lancelot con molestia.

— Nu-nunca fue mi intención hacerte sentir así. — se disculpó Tristan de forma nerviosa.

— Cállate. — ordenó el rubio. — Jamás pensé que iba a perder contra ti, ni ahora, ¡ni en ese entonces! ¿Quién te crees que eres? ¿Y no querías arrastrarme a ésto? — preguntó furioso.

Frente a ellos, la princesa observó como el demonio amarillo se deshacia de las cadenas, las mujeres que aprisionaba desaparecieron haciéndose polvo y comenzaba a estar dispuesto a atacar de nuevo.

— Oh, cielos...

— No me importa qué tan fuerte crees que seas... ¡No te contengas! — la jovencita los miró antes de mirar a la criatura acercándose a los tres. — Voy a derrotar te y esta vez voy a detenerte. ¡Ya deja de contenerte!

— Más te vale proteger a Odette, y espero que no te arrepientas. — Tristan sonrió. — Confío en ti, no me falles.

Lancelot sonrió y tomó la mano de la pelirroja, ella le sonrió antes de desplegar sus alas de diosa y volar lejos del demonio de piel amarilla cuando este los atacó, llevándose al rubio con ella.

Odette miró a Lancelot y le sonrió nerviosa antes de elevarse en el cielo, Tristan había derrotado al demonio y ella no iba a interferir en su batalla con el hijo de Ban, por lo que se mantendría a una distancia segura.

Confiaba en que Lancelot, más que cualquier otra persona, sería quien contendria a su hermano.

A su manera, claro.

— ¡Tristan! — exclamó ella, acercándose junto a Lancelot a su hermano, la pelea entre el rubio y el platinado había finalizado y el segundo había terminado inconsciente después de el largo recorrido de la batalla, el de Benwick y la joven de Liones se preocuparon.

Sin embargo, ambos dieron un suspiro de alivio y algo extrañados lo observaron.

— De verdad es muy extraño... Se desmayó y tiene una sonrisa en el rostro. — mencionó Lance, sonriendo un poco.

— Mi hermano es raro, es de familia. — Oddy soltó una risita, poniéndose de rodillas a un lado de Tristan antes de comenzar a curar sus heridas con su magia divina.

— Si, definitivamente es de familia. — la pelirroja giró su cabeza para verlo pero se topó con los labios de Lancelot sobre los suyos.


— Escribe pronto. — Oddy sonrió a Lancelot, quien asintió de acuerdo.

— Nos veremos pronto, recuerda mis palabras. — le advirtió de forma juguetona antes de juntar sus labios con los de la princesa de forma dulce e inocente.

— Eso espero. — ella se despidió con un beso en la mejilla antes de caminar a donde se encontraban los siete pecados capitales, su madre y hermano.

— ¡Oddy! — Elizabeth se acercó a su hija y la abrazó con fuerza.

— Mamita, me ahogas... — la pelirroja rió suavemente, al igual que su madre mientras la abrazaba de vuelta. — Me alegra que por fin estés bien.

— Gracias por ayudarme, mi cielo. — la de ojos anaranjados le dijo con dulzura, provocando unas pequeñas lágrimas en los ojos de la princesa.

— Lo haría una y mil veces, mamita. — ambas se volvieron a abrazar.

Después, Meliodas se acercó a su hija y la abrazó también, aliviado de que su princesa estuviera bien.

— Oye, Oddy, ¿tu viste a Lancelot? — Tristan le preguntó, acercándose a su hermana mientras la abrazaba por los hombros.

Las mejillas de la pelirroja se pintaron de un suave rosado mientras negaba con la cabeza. — No... Pienso que se ha ido, ¿no es así, señor Ban?

El nombrado miró a la hija de su mejor amigo y asintió con una pequeña sonrisa, mirando por el gran agujero que habían hecho en la pelea. — Si, se ha ido.





























Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.

Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.

Lancelot.





















𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍 𝐃𝐄𝐀𝐃𝐋𝐘 𝐒𝐈𝐍𝐒
𝐺𝑟𝑢𝑑𝑔𝑒 𝑜𝑓 𝐸𝑑𝑖𝑛𝑏𝑢𝑟𝑔ℎ

Con esto, doy fin al primer arco de la historia.
Poema: Amor, de Salvador Novo.
Espero que hayan disfrutado la lectura tanto como yo la escritura.
Por cierto, un pequeño aviso. Estas semanas estaré bastante ocupada, ya que voy a prepararme para presentar mis exámenes a la universidad, espero que puedan ser pacientes conmigo y esperar a que el segundo acto comience.

Gracias por su apoyo, es lo más lindo y lo quemas me alegra después de tenerle pocas esperanzas a la historia, me alegra muchísimo que la disfrutarán.

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