
» 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓
La mañana había llegado, ahora estaban fuera de Wallnack en compañía de Thetis. El ambiente seguía siendo el mismo, era triste y desolado, la baja era notable y no lo superarían pronto.
— No pensé que sufririamos una baja tan pronto, es una lástima... — habló la maga, mirando la tumba con tristeza. — Me haré responsable del cuerpo de Jade y lo llevaré a Liones. — mencionó antes de mirar a su amiga. — ¿Estás segura de que no quieres que busque un hechizo para curar tu ceguera?
Odette agachó un poco la cabeza y negó suavemente, sonriendo con tristeza. — Debes llevar a Jade de regreso, no te preocupes por mi.
— Bien... Deben seguir buscando pistas para llegar a Camelot. — esta vez se dirigío a Tristan, mirándolo con el ceño un poco fruncido.
El príncipe la miró. — Lady Thetis, en realidad se nos proporcionó información sólida al respecto. — exclamó un poco nervioso.
— ¿Información? ¿De quién?
Unos pasos se escucharon, la mujer, Io, que acompañaba a Tristan la noche anterior durante el festival se acercó al grupo.
La mujer se disculpó por su pérdida antes de que Anghalhad reclamara la información.
— Bien, entonces vámonos. — ella dió media vuelta. — Síganme.
— ¿Seguirte a dónde? — cuestionó Donny. — Si solo nos dices que vamos a Dalmary...
— No. — Ioladio lo interrumpió. — A donde nos dirigimos, es el reino demoníaco.
La mayoría se exaltó un poco.
— El reino demoníaco... ¿Cómo es? — cuestionó Percy inocentemente.
— ¡El reino demoníaco es el hogar de los Demonios, obvio! — exclamó Donny.
— ¿Lo entenderías si te digo que es el hogar de Dolchomonte?
— ¡Fwaah! ¿Dolchomonte? — la mujer demonio se sorprendió y se acercó a Percival, observándolo con sorpresa. — ¿Qué pasa, señorita? ¿Tengo algo en la cara?
— ¿Tú eres... Percival?
✩
— Dime, ¿a donde vamos? — cuestionó la de cabello azul. — Estamos a punto de llegar a Dalmary.
La pelirroja levantó un poco la cabeza, se sentía observada.
— ¿Qué ocurre? — cuestionó Lancelot, llevando a la princesa en su espalda.
— No es nada... — dijo. Después se hizo la sorprendida y señaló un punto en la nada. — ¡Miren por allá!
— ¡¿Qué?! ¡¿Qué es?! — exclamaron Donny y Chion alterados.
Después escucharon la risita de la princesa.
— No lo se, estoy ciega. — dijo con burla, aligerando el ambiente y sacando algunas risitas, incluso Gawain bufó divertida.
— Aquí es. — todos se detuvieron frente a una construcción de rocas con una forma bastante particular. — El camino al mundo de los Demonios es por aquí.
La pelirroja hizo un pequeño puchero con los labios, llevaba todo el camino intentado eliminar su ceguera, pero algo se lo impedía y le parecía bastante te extraño.
— ¿Qué hay, Lance? — cuestionó la joven con curiosidad al rubio que la sujetaba en su espalda.
— Es alguna especia de portal mágico. Percy acaba de entrar. — explicó.
— ¡Hay un camino en espiral bajo tierra sin fin! — exclamó el niño de cabellos verdes desde adentro del portal.
Los demás comenzaron a entrar, Lancelot dejó en el suelo a su pareja de forma cuidadosa antes de llevarla de la mano para poder entrar por aquel portal.
Al entrar, la pelirroja pudo sentir la magia de esa puerta mágica mientras la atravezaba y cerró sus ojos con algo de fuerza. Abrió uno de sus ojos y después abrió ambos con sorpresa.
— Ah... Puedo verlo... — Murmuró la joven antes de girarse y observar el portal, tenía una superficie rocosa, realmente aparentando ser una roca. — ¡Qué alto!
— Realmente lo es... — respondió Nasiens antes de mirar a la princesa con sorpresa. — ¡Puedes ver!
— ¡Puedo ver!
— Pero, ¿cómo? — ambos preguntaron con preocupación. Io soltó una risita y miró a la princesa con una sonrisa.
— Al parecer el portal detecta males hechos con magia, ha pasado muy pocas veces, pero restaura aquellos destellos de daño. — explicó y la pelirroja y el castaño se miraron con sorpresa.
Pero después, la joven frunció un poco el ceño, mirando hacia abajo. — No pude ver a Jade por última vez... — susurró con tristeza y Nasiens puso su mano en su hombro.
— No te culpes, el no te hubiese querido er así. — trató de consolar, aunque recordaba una parte de la conversación que habían tenido la noche anterior antes de su muerte.
— Y ¿qué hay de Oddy? A veces la miras de la misma forma que a Isolde.. — le dijo el castaño con curiosidad al muchacho de cabello blanco y negro.
— ¡¿Qu-qué?! ¡No, no, te equivocas! — se apresuró a decir Jade, sacudiendo sus manos de forma nerviosa. — La princesa Odette es linda, pero la respeto demasiado, ella me salvó la vida dos veces. — mencionó, sonriendo un poco. — Ella es como una pequeña luz en la oscuridad que te salva de lo más profundo de tus miedos, Odette es luz, no es oscuridad, no es destrucción. La princesa Odette es como el mismo sol, una gran amiga... Mi mejor amiga, de hecho. — Jade soltó una risita.
Odette miró con algo de sorpresa a Nasiens y sonrió suavemente después, mirando como el castaño caminaba junto con Percival y Anghalhad.
— También era mi mejor amigo. — Murmuró con suavidad antes de sentir algo peludo acariciar su pierna, miró hacia abajo y vió al zorro Sin tratando de consolarla.
Oddy soltó una risita y tomó al animalito en sus brazos, comenzando a caminar tranquilamente tras de Donny, quien cargaba a ambos caballos, Escanor y Sylvan, tratando de ser muy cuidadoso, esforzándose para no dejarlos caer.
Tenía que ser más fuerte, mucho más fuerte... Por Jade, todos serían más fuertes.
— Lo siento, Lancelot. — habló el príncipe mientras caminaba de la mano con Isolde, cuidando que no fueran a caer. — Si yo no fuera tan inútil, Jade no habría perdido la vida, y no habríamos tenido que venir aquí todos... Se suponía que regresarían a Benwick y se reunirían con tus padres. — dijo apenado.
— Caramba... Hablando de un príncipe acomplejado... — se quejó el zorro.
— ¡¡El señor Lancelot tiene razón!! ¡Todos estamos aquí porque lo elegimos! — exclamó la de cabello rosado, sujetando al de ojos bicolor por los hombros. — ¡No hiciste nada malo, señor Tristan! ¡Estoy segura de que Jade diría lo mismo!
— Isolde...
— ¡¡Así es...!! Todos compartimos el mismo pensamiento. — habló Anghalhad, sujetándose de Nasiens, quien sonrió un poco.
— En efecto, para entrar a Camelot y detener al Rey Arturo...
— Se podría decir que todos estamos en el mismo barco. — el sobrino de Howzer los miró y sonrió. — ¿Cierto, Percival?
—... ¡¡ESTAMOS EN EL MISMO BARCOOO!!
— Pff--
— Eres al único que nunca entenderé. — suspiró Sin.
— ¿No será el nombre de un movimiento especial?
✩
Luego de atravesar una cueva qué parecía tener almas perdidas en su interior y de que Tristan los cubriera un manto de magia divina para que el miasma del reino demoníaco no les afectara, todos salieron por un orificio de luz que los llevó a ver el reino demoníaco desde un punto bastante alto.
Estaban dentro de unos de los tantos orificios que habían en aquella pared de materias extraña, parecía una colmena.
— ¿"Thell"...?
— ¿Por qué tan despistado, Percival? — la de cabellos celestes lo miró con una pequeña sonrisa. — Se como te sientes, esta vista es abrumadora.
— Todos estos agujeros llevan a diferentes partes de Britannia, ¡fueron hechos hace muchísimo tiempo! — exclamó de la nada el peli verde, llamando la atención y sorprendiendo a algunos presentes.
— Oooh. — Murmuró la princesa con sorpresa, asomándo un poco su cabeza para ver alrededor.
Lancelot sujetó su mano suavemente mientras la pelirroja se estiraba y curioseaba alrededor, evitando que cayera al vacío.
— ¡¡Cuidado!! ¡Viene una poderosa ráfaga de viento por detrás!
Todos fueron expulsados de golpe fuera de aquel orificio pues al parecer eran obstrucciones en aquellos caminos.
Isolde y Oddy soltaron un grito mientras caían, la segunda trató de usar su magia divina para expandir sus alas, pero había algo obstruyendo su magia de diosa, lo que la hizo abrir sus ojos de golpe antes de cerrarlos con miedo.
Sin embargo, sintió como caía en la espalda de alguien, sintiendo que se le iba un poco el aliento antes de mirar a Lancelot en su forma de hada sosteniendola en su espalda.
— ¡¡Enserio, ¿qué pasó anoche con tu magia?!!
— ¡Si lo supiera se los habría dicho!
Un grito los interrumpió y pudieron ver como una especie de serpiente voladora se llevaba a Percival y sus amigos lejos de donde ellos estaban.
— ¡¡Percy!!
— ¡Lancelot, Oddy! — ambos miraron a Tristan, quien sostenía a Isolde en sus brazos. A su lado y un poco más arriba, Io sujetaba a Chion, evitando que cayera. — ¡¡Nos han rodeado!!
— ¿Quienes son ustedes? ¿Qué buscan? — un demonio gris con apariencia humana los cuestionó, siendo acompañado por muchos más demonios. — Dependiendo de su respuesta, ¡puede que los matemos aquí mismo!
Odette miraba a Lancelot con el ceño un poco fruncido mientras el bostezaba, los demonios que los habían rodeado los tenían ahora como prisioneros a ellos y a Tristan y su pelotón, esto lo sugirió el rubio para no hacer un escándalo y evitar problemas a Percival y su pelotón.
También había notado que Gawain no se encontraba por ningún lado.
— ¡Ustedes dos! — un demonio gritó para llamar la atención de los hermanos Liones, que lo miraron, Tristan algo a la defensiva y Odette con algo de curiosidad. — ¡Tú, explícate! ¿Por qué siento magia de demonio y diosa en ti? — cuestionó en dirección al mayor de los dos. — ¡Y en ti también percibo magia de diosa...! ¡Y hada!
Pero antes de que alguno pudiera decir algo, Io interfirió. — ¡Es obvio! Él es Tristan, hijo de Meliodas de los Siete Pecados Capitales. — miró a la pelirroja, quien frunció el ceño un poco al sentir la furia irradiando de los Demonios. — Y ella es Odette, hija de Gloxinia, el mandamiento del reposo.
Cuando la demonio mencionó el nombre del primer rey hada, los Demonios parecieron sorprenderse, –Oddy notó como su furia desaparecía por cortos segundos– pero lo dejaron pasar pues el solo hecho de tener al descendiente del hombre que los había traicionado por una mujer del clan enemigo hacia más de tres mil años justo frente a ellos, al nephilim.
La pelirroja y lo que restaba del pelotón de su hermano fruncieron el ceño, el rubio de ojos carmín miró a su mejor amigo de reojo, notando su indiferencia.
— Silencio, deberías saber muy bien quien es, entonces. Y más que eso, ellos salvaron las vidas de nuestros hermanos de Camelot. — interfirio Io, mirando de reojo a los demonios.
— ¡Di lo que quieras! ¡Ellos también son nuestros enemigos, y nada más! —exclamó uno que parecía ser la mezcla de un oso y un tigre. — ¡Los ejecutaremos como ejemplo, y a los prisioneros también!
— ¿Dirías eso si supieras que entre los prisioneros está Percival?
De pronto, los presentes se quedaron callados antes las palabras de la señorita demonio, Lance y la princesa se miraron confundidos, después Tristan los miró igual de confuso qué ellos.
— ¡¡¿ESE PERCIVAL?!!
✩
Oddy miraba a su alrededor con curiosidad, nunca había estado en ese lugar y ahora que no podía utilizar su magia divina menos debería pues no podía protegerse con su manto divino, pero no era problema, al fin y al cabo, también estaba su hermano.
— ¡¡Chicos!! ¡¿Están bien?! — Anghalhad, Donny y Sylvan se acercaba corriendo hacía ellos.
— ¡Anne! — ella e Isolda se tomaron de las manos mientras Oddy se sujetaba del brazo de Lancelot.
— ¡¿No tuvieron que pasar por cosas peores?! — cuestionó la oji azul, mirado a su mejor amiga.
— Estamos bien, aunque no creerán lo que vimos. — comentó la princesa algo nerviosa.
— ¿Te molestaría contarme que pasó, Donny? — preguntó el rubio al sobrino de Howzer.
— Uhm, bueno... Ni siquiera se por donde empezar.
El pelirrojo les explicó toda la situación, desde que Percival conocía al rey Demonio y al reino demoníaco debido a que había estado ahí hacia muchos años, cuando era bebé.
También un detalle muy importante.
— ¿Qué Percy qué? — cuestionó Oddy incrédula.
— Estás bromeando. — Lance agachó la cabeza.
— Entre todas las cosas que podía perder... — se lamentó Tristan.
Porque si, Percival había perdido su espada qué tenía el fragmento del ataúd de la oscuridad eterna qué podía sellar a los demonios.
— Entonces, ¿Percy está...?
— Buscando la espada. — le respondió el pelirrojo y la chica suspiró.
— Cielos...
— Tía Gelda. — la pelirroja se aproximó a abrazar a la mujer vampiro, quien la recibió con los brazos abiertos.
Cuando la mujer se enteró de que su sobrina estaba junto al grupo de su pequeño Percival, ordenó a uno de los demonios que los escoltaban a ella y a sus amigos que la llevarán directamente con ella.
Gelda quería mucho a sus sobrinos y era más versátil que su querido Zeldris, sin embargo, la pareja siempre tuvo una pequeña preferencia por la pequeña pelirroja.
No porque Tristan no les agradara, al contrario, querían mucho al hijo de Meliodas aunque Zeldris no lo demostrará tanto, pero ver como Oddy, aún amando a su familia, se sentía indiferente, les hizo adoptar un cariño especial por ella.
— Mi niña de ojos lindos. — la rubia abrazó a la menor con dulzura, sosteniendola en sus brazo con cariño. — Te extrañamos mucho.
— Yo también los extrañé, tía. — confesó la jovencita, disfrutando de la calidez maternal de la mujer.
Qué realmente no era calidez, Gelda al ser una vampiro era tan fría como un cubo de hielo, pero su amor la hacía cálida y dulce.
— Quería ser la primera en verte y abrazarte... Oh, mi niña, cuanto has crecido... — la mujer la apapachó, haciéndola reír un poco. — Estás mucho más bonita, mi cielo.
— Gracias tía... Usted se ve tan linda como siempre. — halagó de vuelta y ambas se sonrieron. — Han pasado tantas cosas, quiero hablarte de cada una de ella.
— Por supuesto, cariño, pero primero, resolveremos el pequeño asunto de Camelot.
𝐌𝐎𝐊𝐔𝐒𝐇𝐈𝐑𝐎𝐊𝐔 𝐍𝐎 𝐘𝐎𝐍𝐊𝐈𝐒𝐇𝐈
𝑤𝑎𝑦 𝑡𝑜 𝑡ℎ𝑒 𝑛𝑒𝑤 𝑘𝑖𝑛𝑔𝑑𝑜𝑚
PERDÓN POR LA TARDANZAAAA, estaba muy ocupada el fin de semana pasado y no pude actualizar, espero y me disculpen😭😭
Espero que les guste el capítulo de hoy, se acercan las tragedias. No digo más.
Tengan bonito día, tarde o noche, las amoooo✨‼️
Chauuuu💕💕
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