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 trenes mentales en fiestas subterráneas ; pt. 1 


Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver teleconcursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida.

Pero, ¿por qué iba a querer hacer algo así?

Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa.

¿Y las razones? No hay razones.

¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

Trainspotting, primer monólogo.


...


—Tú, por amor al arte, no te bañas durante un mes, Bekka.

—Por mí, normal —respondo y Megumi pone los ojos en blanco, mientras se recuesta en el capó del coche de Maki—. Además, cuando a las personas las hacen a propósito lucir "sucias" para una fotografía se ve muy extraño...

La casa de los Fushiguro tiene dos pisos, poca zona de patio y un sótano. El jardín está algo descuidado: Megumi no tiene paciencia y a su padre le importa poco podar. Personalmente, a mí me gusta. Pero no es algo que diría, tampoco podría comentarlo; podría malinterpretarse o verse como un buen y mal comentario. Siento que mis piernas se solean, ya que estas permanecen fuera del auto, con la puerta abierta y mi culo en el asiento de copiloto. Maki sigue ordenando su bolso y acomodando algunas cosas que su melliza, Mai, dejó en la mañana —este es el auto que sus padres compraron y ambas se turnan para utilizarlo—. Ella también tiene la puerta del conductor abierta, su pelo suelto, gorra y ropa deportiva porque decidimos ir a la casa de Megumi apenas terminó el turno de Maki en el gimnasio de la universidad.

Días como este se sienten extrañamente bien. El sol es una mierda como siempre, pero hay viento que lo compensa, suena música en la radio... Megumi tiene los ojos dolorosamente entrecerrados porque no tiene su gorra puesta y Maki huele a ligero bloqueador. Hoy es viernes y me he puesto los lentes oscuros que encontré en la guantera.

Parece el funeral de Yuta.

—Yuta llega más tarde. Me acaba de enviar un mensaje, ugh, ¿Qué estará haciendo?

—Lo escuché hablando con su ex —responde Megumi mientras saca algunas bolsas negras y una mochila que tiene bajo el brazo— No creo que eso acabe temprano.

—Va a llegar tardísimo entonces —. Maki no parece contenta con eso mientras sale del auto.

—¿En serio vas a poner la cerveza que compramos en esas bolsas? —interfiero yo. Él se encoge de hombros.

—Intentaré no pensar en que acabas de cambiar de tema y te responderé: Mi padre aún sigue en casa.

—¿Tu padre se molestará porque el pequeño Megumi estará bebiendo con sus amigos?

—No, pero se beberá toda la cerveza él mismo —responde el pelinegro mientras acomoda las cajas y latas al lado de la vereda

—Pero hace tiempo dijiste que odia beber —digo y salgo del auto. Mis cejas se fruncen cuando el sol me fastidia. Camino por la vereda y veo las latas apiladas

—Lo odia. Pero consumirá todo para joderme la existencia.

—Suena a algo que mi tío haría —Maki se burla.

—No es tu tío exactamente. Tú eres mi tía.

—Mira, Megumi, ¿tengo cara de saberme todas las nomenclaturas del parentesco?

Me río mientras me quito los lentes de sol y se los coloco a Maki. Ella hace una mueca mientras guarda las llaves del auto en el bolsillo escondido bajo su casaca deportiva. Luego toma su mochila. Los tres cargamos las bolsas y cajas. De alguna forma, se siente como si llegáramos tarde. Es una sensación extraña del tiempo, que parece revolverse y mezclarse mientras el pasto alto sin podar me acaricia sobre las medias. No entraremos por la puerta principal, iremos por la puerta trasera que da hacia la cocina. Es un lugar casi tan cálido como afuera.

Hay leve ruido de fondo, como si alguien estuviera viendo el televisor. Maki entra en la pequeña zona de almacén. Es un lugar estrecho sin ventanas, por supuesto. Saco mi celular del bolsillo trasero de mis shorts para revisar la hora. Luego lo dejo en la mesa en lo que acomodo algunas cosas.

Abro la puerta de la heladera, con la idea de meter algunas bebidas dentro.

—Abajo hay una. No lo pongas aquí, ya te dije que mi papá se lo tomará todo.

—Pensé que no lo decías en serio —respondo y aguanto una risa porque Megumi no parece cómodo con la idea de que hagamos ruido mientras estamos en la cocina—. Por cierto, ¿y tu hermana? ¿no vuelve los fines de semana?

—Si lo hiciera, no estaríamos organizando una fiesta

—Ok, yo soy tonta y tú eres inteligente.

—Bekka —. Él me golpea la frente con los dedos. Maki sale del almacén con otras cajas, y Megumi entonces parece recordar algo—: Cierto, Yuji está abajo.

—¿Yuji?

—No lo conozco, pero ¿por qué está en el sótano, lo asesinaste o qué? —pregunta Maki. A Megumi no le hace gracia. Siempre hacemos ese tipo de bromas que no son graciosas porque es el único de nuestro pequeño grupo de amigos que tiene un sótano.

Él hace una seña para que bajemos, ya que escuchamos a su padre llamarlo. Entonces, Maki y yo entramos por la puerta al lado del refrigerador. Prendo la luz y cierro despacio detrás mientras bajamos con algunas bolsas.

—¡Hola! —. Hay un chico, "Yuji", que está sentado, en realidad echado, en el suelo entre algunos cables. Quizá está arreglando los equipos de sonido. Maki se sorprende un poco, pero responde el saludo.

Él tiene una sonrisa en la cara, aunque la camiseta se le ha subido y parece estar acalorado. Hago un ademán para lanzarle una de las latas que se conservaba algo helada desde la licorería. Él la atrapa.

—¡Gracias! Esperen, ahora les ayudo —. Yuji se pone de pie—. Ustedes son amigas de Megumi, ¿no? Las veía con él a veces.

—Es mi primo. Bekka es su amiga, no sé cómo, pero lo es.

—Qué mala.

—Megumi también me dijo "no sé cómo o por qué somos amigos".

—¿Te dijo eso?—. Maki se ríe.

Mi boca está entreabierta cuando escucho a Yuji decir eso. Los tres acomodamos las latas de alcohol en la refrigeradora del sótano. El chico también me mira. Nos señalamos mutuamente.

—Te dice lo mismo.

—Me dice lo mismo.

Unos pasos rápidos bajando la escalera nos alertan un poco. Es Megumi.

—Mi papá acaba de irse a trabajar.

—¿Y dijo algo? —pregunto yo.

—Sí, dijo que no volverá hasta mañana por la noche.

—Ganó la delincuencia y el allanamiento de morada —responde Maki mientras se quita la gorra y la deja sobre el refrigerador, al igual que los lentes de sol.

—Y también dijo que no consumiéramos narcóticos sin él.

—¿Cómo sabe? —. Yuji se siente atacado.

—Cualquier cosa, tú papá fue el de las ideas —bromeo.


...


Megumi está arrodillado en el baño del sótano, mientras busca las llaves de las pequeñas ventanas que hay en el lugar. Maki conversa con Yuji, ambos sentados en la alfombra. Megumi me hace una seña y me acerco. Me recuesto en el marco de la puerta mientras espero a que hable.

—Dejaste tu celular arriba —menciona mientras me lo entrega,

—Pasó 1 hora desde eso.

—Tú no preguntaste por tu celular.

—Me olvidé. No soy un adicto al celular como tú.

—Yo también olvidé entregártelo apenas bajé aquí.

Él rueda los ojos, luego parece ponerse serio.

—Te estaban llamando.

—Mierda ¿quién me llamaría? —digo burlonamente mientras reviso el registro de llamadas. Una incomodidad me recorre el cuerpo cuando leo algunos nombres—. Por cierto, ¿ya cerraste tu habitación con llave?

—Claro que sí.

Tiene una mirada asqueada, lo más probable es que le haya devuelto algunas malas memorias de fiestas pasadas. Nuestra conversación se interrumpe un poco cuando hay prueba de sonido con una canción de Black Sabbath.

—Destruiste los baños ajenos, hoy toca el tuyo —menciono con el timbre de voz más alto mientras pateo de forma suave su pierna, aprovechando que él está sentado. Megumi termina tirándose hacia atrás, colocando las llaves que acaba de encontrar en su rostro—. Será el karma.

—Oye, ¿y por qué están haciendo la prueba de sonido con Black Sabbath? —. Megumi se pone de pie y se coloca a mi lado en el marco de la puerta. Maki tiene su celular en mano mientras Yuji parece ahogarse en risas.

—Le estaba contando a Yuji tú época gótica en la escuela media.

—Vete a la mierda. No escuchaba Black Sabbath.

Nos mostró algunas fotos antes, lo recuerdo. No estaba nada mal, eso pensé. En realidad no nos mostró porque quiso, sino que la primera vez que visité la casa de Megumi, Maki y Mai ya estaban allí junto con Tsumiki —hermanastra de Megumi—, y se puede adivinar cuál era el tema de conversación. Como ya dijo Megumi, tampoco recuerdo si alguna vez mencionó qué bandas escuchaba.

—A mí me gusta, déjala un rato —digo en referencia a la canción, mientras camino un poco. El sótano no es tan grande, pero esa es la idea en general, va a reventar hoy. Nos asfixiamos, nadie saldrá vivo, lo que significa que no daremos exámenes ni proyectos finales. Increíble.

Algo dentro mío me incomoda de repente. Dejé mi celular en el borde del lavabo del sótano. Maki me toma del brazo para meterme de nuevo al baño. Ella me susurra "Oye, sabes, el chico, Itadori, creo que está un poco afectado por las dos latas que bebió" y yo le respondo "No, creo que así es su personalidad". Me encojo de hombros mientras Maki se quita los pantalones deportivos cuando cierro la puerta del baño.

—¿Así de gratis? —pregunto con una sonrisa cuando ella saca de su mochila su baggy jean y solo le veo las bragas.

—Tú mira a la esquina —. Ella me muestra el dedo medio y yo también, pero luego tomo mi celular para enviar algunos mensajes. Maki se cambia de ropa mientras abro el chat de un conocido—. Yuta no ha vuelto a escribir algo de que si viene o no. Me dan ganas de tomarlo por los hombros y agitarlo si lo veo con esa chica otra vez.

—Vendrá. No es tan débil.

En realidad, puede que lo sea en cuestiones de romance. Me cosquillea la cara, no sé si quiero hacer una mueca o sonreír.

—¿Crees que traiga a su ex a la fiesta o es independiente?

Nah, Yuta es independiente.

—Si viene acompañado se salva, si viene solo, se le van a salir trozos de seso de lo mucho que lo voy a sacudir por los hombros.

Ella se ha puesto un top negro y saca un estuche de maquillaje el cual nunca habia visto antes, ya que las dos solemos guardar labiales o cosas así en cualquier bolsillo de la mochila, mas no tenemos uno estuche específico.

—Traidora.

—No es mío, es de Mai. Me lo dio porque dijo que no tenía estuche y también dijo que deje de actuar como "pobre"

—En resumen, nos insultó.

Ambas nos reímos mientras nos maquillamos. Yo llevaba una camiseta grande y shorts porque me dio mucha flojera pensar en qué debía ponerme y de todas formas voy a terminar con media bota mojada por el alcohol y mi cabello oliendo a puro cigarro. No recuerdo cuándo fue la última vez en la que tuve una amiga cercana, o por lo menos, alguien que estuviera y me llamara a menudo para cualquier cosa. Cuando salimos del baño, Megumi y Yuji estaban conversando, pero al final todos vamos a la habitación de Megumi para que podamos guardar nuestras cosas ahí —ya que estará bajo llave—. Yo coloco mi mochila debajo de la cama, solo por si acaso.

—Tienes que echar llave a tu cuarto, porque una vez yo hice una fiesta en mi casa y alguien orinó en los planos de mi proyecto —comenta Yuji mientras se rasca la nuca.

—¿Qué? —. Me empiezo a reír.

—¿Quién fue el maldito?

—Ni idea. Orina fantasma.

Mi celular comienza a sonar otra vez. Veo por la ventana algunos autos estacionados cerca y algunas personas se acercan a la casa. Aunque no quiero, siento que debo contestar. De todas formas llegan algunos mensajes, así que ya no es necesario.

—Voy a salir un rato, vuelvo en quince minutos —digo antes de bajar las escaleras al sótano. Ellos ya estaban abajo, así que miran hacia arriba—. Cualquier cosa me envían un mensaje.

—¿A dónde vas? —pregunta Megumi, aunque no parece interesado.

—A traer a Yuta —bromeo. Él sonríe.


...


Cuando salgo de la casa, el viento recorre mis piernas. Veo a gente entrar y a Megumi abrir la puerta. Tengo el celular en la mano y ninguna casaca o mochila, así que es como estar desnuda en la calle. Mis pasos son rápidos mientras envío mi ubicación actual por mensaje a mi hermano mayor, a quien no veo desde hace meses. Casi un año, quizás desde la navidad pasada. Será incómodo aunque no me llevo mal con él.

Solo que no sé nada sobre él, así como él no sabe nada sobre mí. No nos criamos juntos. Él estaba más con papá. De hecho, no sabía que tenía un hermano —o, mejor formulado, no sabía que él es mi hermano— hasta que a los trece lo conocí. Tampoco sabía que el señor que ocasionalmente —cada tres o cuatro meses— aparecía por la casa, era mi padre. En realidad, en mis recuerdos de infancia, mi padre tenía otro rostro. Me entrené por esas épocas cuando él no venía a verme: "No me importaría si mi papá tiene otra familia".

Me acostaba en la cama a divagar, pensando en que no me sorprendería si hay otra familia por la cual no podía venir a verme a menudo, porque —aquí trataba de mentirme a mí misma— casi todos los padres tienen algo como eso. Pero me rompería el corazón saber si tiene otra hija más linda, más bonita, más flaca, más inteligente, más amable, más dulce y más amada. Eran solo pensamientos de pubertad. Después dejó de importar: en algún punto de los diecisiete cerré los ojos y dormí, ya no volví a pensar en eso o preguntarme por qué sucedía o por qué me afectaba tanto.

Hay un chico recostado en la pared del edificio que di de referencia cuando envié mi ubicación.

—Que sea algo rápido —digo mientras le golpeo el hombro con el puño. No es tan duro como me hubiera gustado, es un golpecito amistoso, como el que recibe Megumi o Yuta a veces. Él entrecierra los ojos.

—Violenta como siempre.

—Ve al grano.

—¿No verás a mamá?

Cuando mencionan a mamá, es como un escalofrío o como una enfermedad en mi cuerpo. Cada vez que estoy con Kei, es siempre la misma pregunta.

—No, ¿en sus delirios me mencionó, acaso?

—Nada de eso. No pregunta por ti, pero imagino que querrá que sus hijos estén con ella.

—Mmh, no. No creo que vaya a visitarla al hospital en estos días.

—Eso dijiste la vez pasada. Aunque te entiendo.

—Debería ir, ¿verdad? Pero no quiero. Cuando me preguntan, la respuesta automática es siempre "no" y luego me llega algo de culpa —respondo, mientras saco un cigarrillo un poco doblado por permanecer en mi bolsillo apretado del short jean. Kei me presta su mechero.

—Sigue siendo tú mamá —. Él sonríe. Sé que no lo dice con otras intenciones, pero igual mi cuerpo no se lo toma bien.

—Y la tuya. Tú eres mucho más que suficiente para ella, vales por dos hijos. Cuando está contigo, ella puede olvidar que tiene una hija fracasada como yo.

Kei entrecierra los ojos otra vez. Podría adivinar lo que está pensando, pero no quiero hacer el esfuerzo ahora. La conversación debe ser rápida.

—¿Y cómo está tu padre?

Nuestro padre está planeando mudarse por un tiempo cerca al hospital. Yo también, ya que es temporal. ¿No quieres estar con nosotros? Es decir, mudarte también.

Está un poco lejos. No me imagino ir desde aquel lugar hasta la universidad. Hace tiempo me independicé.


...


Camino —puede decirse que estoy corriendo— hacia la casa de Megumi. Mis ojos están algo rojos, me avergüenza confesar que lloré un poco, pero ahora que ya no lo hago, me siento capaz de decirlo mentalmente. Se siente extraño correr, es como una ligera vergüenza también. La música suena fuerte, la casa de al lado tiene un letrero de "Se vende", pero la casa del otro lado no, así que supongo que habrán de tres a cuatro interrupciones por parte de los vecinos. Hay pocos chicos afuera, la mayoría puede que esté abajo. Cuando me asomo hacia la puerta trasera, veo de reojo como Yuta camina por el pasto alto.

—¡Yuta!

Él se asusta y suelta el celular hacia el pasto. Corro hacia él cuando lo veo arrodillado y tomando con una mano su celular con algo de tierra.

—Maki te va a matar.

—¡Bekka! No digas eso, ¿de verdad? —. Yuta cierra los ojos y hace una mueca.

—Puedes huir ahora mismo —le molesto un poco mientras nos quedamos de pie frente a la casa. Hace bastante frío a pesar de que la tarde estaba calurosa.

Él me escudriña con la mirada

—¿Has estado drogándote?

—No, lloré. Por eso mis ojos están un poco rojos.

Yuta no me cree. Siempre suelo tomarle el pelo, así que solo me mira y hablamos de otra cosa.

—Megumi me mandó un mensaje acerca de entrar por la puerta principal.

—¿Y eso por qué? —. Prendo el celular y sí, está el mensaje en el chat grupal—. Ah, ya, vamos, la llave está bajo una de las macetas que solo tienen tierra.

Estiro los brazos mientras subo algunas gradas antes de la entrada, pero al parecer ahora son unas más empinadas —probablemente las construyeron otra vez y colocaron un escalón extra—. Así que caigo de rodillas. Mejor dicho, una rodilla choca con la esquina de la escalera.

—Mierda.

—¿Estás bien? —. Yuta iba primero, así que voltea— ¿Es sangre?

—Sí, la sangre también pasa por la rodilla—. Duele como el infierno. Momentáneamente. Llego al lado de Yuta mientras doblo un poco la pierna y él la observa—Mañana estará morado alrededor y algo cicatrizado. No me hacía este tipo de heridas desde hace tiempo.

La risa de Yuta no se hace esperar mientras abre la puerta y nos metemos. La sala principal está totalmente oscura.

—Una vez me caí cuando era niño y me golpeé la cabeza, pensé que moriría. Otras veces también me golpeé la cabeza, pero no volvía a experimentar el sentimiento de dolor insoportable y pensamientos de muerte —escucho su voz, pero no veo su rostro mientras caminamos con memoria muscular hacia la cocina. Parece que todo se mueve debido a las vibraciones de la música y los chirridos del micrófono de vez en cuando. En la zona de la cocina hay algunas personas mezclando bebidas con quién sabe qué, pero me llevo un vaso y le doy uno a Yuta.

Me abro paso entre la gente de la entrada a la escalera del sótano. Mi amigo sigue detrás mío, mientras trato de mirar los escalones para no caerme y evitar patear la espalda de alguien que está sentado en las escaleras. Yuta me toma del brazo mientras bajamos y su bebida se derrama un poco por los lados.

Como ya nos habían avisado hace algunos días, una de las tantas trashy bands de la universidad está tocando ahora mismo. Sonrío y bebo mientras muevo la cabeza al ver a algunas personas empujarse entre sí mientras la música parece que reventará los equipos de sonido. No veo a Megumi por ningún lado, bueno, tampoco es que pueda ver algo aquí, son sombras negras, luces bajas, olor a leve sudor, perfumes combinados, alcohol, desodorantes espesos... Las luces más fuertes están cerca de la banda.

Al final la gente nos termina empujando hacia cerca del improvisado escenario. Me siento en el intento de taburete de madera, al lado de una chica rubia que hace beber a otro chico que está subido en el escenario. Desde aquí puedo ver más o menos lo que ocurre. A mi lado están tocando, así que probablemente mis oídos amanezcan destrozados. Yuta se moja la camiseta, solo un poco, con la bebida y parto en risas.

Mis ojos miran a los integrantes, aunque se detienen en alguien en específico, porque ya me estaba viendo. Él es malo, comenté antes, desviando la mirada, así que si me ve viéndolo, nunca quita la mirada. De todas formas hay muchos chicos cerca, subiendo o bajando. Una de las canciones acaba, Choso se pasa la mano por la frente, y solo por eso deja de mirar hacia acá. "Choso" ¿verdad? Mi cabeza da vueltas. Su cabello está amarrado de forma peculiar, aunque no está nada mal, puedo decir que me gusta eso.

Suguru parece que ha fumado de más mientras Satoru le habla al oído de quién sabe qué cosas. Puedo verlo asentir, sacarle el dedo de en medio y comenzar a tocar una canción más. Una nueva canción de la cual no entiendo la letra, pero eso está bien para mí. Bebo un poco, no sé qué le han echado a la bebida.

Las personas que tienen un delineado messy son algo calientes. En especial si te miran de cierta forma. Chicos o chicas. Chicos en esta ocasión. Un chico, para ser más específica.

Sí, me gusta eso. Esto.


▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

⊰ 𝐍𝐎𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐑! ⊱

ya empezamos con los malos hábitos (colocar un capítulo con "parte 1") se viene lo que más me gusta: describir apariencias físicas jssasb, realmente lo necesito. el monólogo de trnspttng al inicio, porque  decidí que era momento de dejar el 2019 atrás y volverlo una nueva parte de mí.

¡espero que les guste! estoy muerto.

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