
𝟶𝟷𝟽 ¦𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔¦
Mi vida amorosa no se basaba nada más que en Leila, a sus chistes agrios sin sentido, su antipatía a las demás personas, a su insistencia en convivir con su familia, a comer lo que a solo ella le gustaba, a su toxicidad.
Era un desastre, no sé cómo pude estar con ella durante bastante tiempo, un movimiento de dulce hace que regrese de esos recuerdos, el ambiente en el auto era muy tranquilo, no había incomodidad entre Dulce y yo, sonaba una música que a mi parecer ella recién sabía de su existencia, tarareaba muy poco y con palabras que ni existía, joder, era tan graciosa como tierna.
─Está canción es genial ─dijo para repetir otra vez─ ¿sabías que tengo que repetir todo un día entero la música para aprenderme la letra? ─no aguanté más y reí, pensé que se ofendería, pero no fue así, ella río conmigo.
─No lo sabía, ahora lo sé, gracias por el dato ─ella me miró como una completa diva.
─De nada señor Jungkook, serás el padre mis hijos, debes de saber todo de mi ─la miré algo sorprendido, ella buscaba otra canción de The Weeknd, cabe decir que me fijé en su sonrojo.
─Pues me parece muy buena idea señorita Dulce ─decidí seguir su juego, alzó su mirada despacio. ─ yo necesito tres horas para aprenderme una canción ─lo dije con orgullo, ella sonrió de lado─ eres solo una mortal hablando con un dios.
─ ¡Por todos los santos! ¡No me humille de esa manera señor dios Jungkook! He quedado como una simple mortal. ─soltamos una carcajada ¿hace cuánto no me divertía así?
─Pues déjame decirte simple mortal que este dios, trajo a sus hijas a comer lo que más les gusta ─Dulce abrió los ojos sorprendida, las gemelas que aún no sabíamos que eran gemelas, los dos primeros meses siempre pedían a su madre té de frutos rojos con unos pancitos de Dulce envueltos en azúcar palpable. Y si estaban hambrientos todavía pedían donas de chocolate.
Dulce se apegó a la ventana con una sonrisa grande, me sentía bien.
─Eres el mejor ─susurró con lágrimas en sus ojos mientras sonreía, todavía le afecta los cambios de humor. ─ ¡vamos!
─Despacio por favor, Dulce ─dije mientras me bajaba del auto y lo bloqueaba, ella nunca me ha permitido abrirle la puerta, sabe ser rápida y cuando me doy cuenta ella ya está fuera.
─Los gemelos no han pedido nada, pero su madre sí que lo quiere, dios Jungkook ─se burló con lo último, me encanta verla feliz.
─Ven, pidamos antes de que se acaben ─titubeé un momento y en mi cabeza pasaron miles de excusas para lo que haré ¿se incomodará? Tu puedes Jungkook, pasé por su lado cogiendo su mano jalándola cerca de mí, ella giró su cabeza para verme, pero yo no tenía la valentía para ver su expresión─ caminas muy lento...vamos ─juraría que sonrió así que tuve que coger fuerza para no hacer lo mismo.
Dejé a Dulce en una mesa y me aproximé al local para hacer el pedido. Una vez que lo hice regresé con Dulce, ella veía entretenida su celular.
─Mira, Hércules ─le miré si entender.
─Es muy largo decirte Dios Jungkook, así que te diré hércules ─me miró directamente, ella poseía un leve sonrojo en sus mejillas, pero aun así tenía su sonrisa, negué con la cabeza, divertido─ ahora mira ¿Qué te parece? ─preguntó algo tímida.
Me enseñó unos cochecitos para bebés, eran para gemelos. Su modelo era dos cochecitos pegados de un color gris con cian, me gustaba.
─Están geniales
─ ¿A que si Hércules Jeon? Debemos ver primero que serán ─habló luego para ella misma, Dulce miraba con fascinación la imagen. Yo sonreía como un tonto ante la forma que me llamó.
─Dulce Meg ─dije mientras lo pensaba, ella me vio sin entender, aclaré mi garganta, vamos, ¿desde cuándo piensas las cosas Jungkook? Nunca has sido tímido, ni mucho menos te has puesto nervioso por una mujer.
¡Pero ella no es cualquier mujer Jungkook!
¡Es la madre tus hijas, reacciona!
De mis gemelas ─estoy seguro que serán niñas─ Dulce es tal como su nombre, una chica Dulce, tímida, y sobre todo trasparente, tomé una bocanada de aire, ella me veía esperando una respuesta, su cara estaba fruncida haciéndola ver linda.
─Y-yo ─carraspee─ yo soy tu Hércules Jeon y tú serás mi Dulce Meg ─dije en un susurro, sus mejillas se volvieron unos completos tomates. Desvié mi mirada a otro lado, de pronto el árbol de la acera se veía interesante.
¿Mi dulce Meg? Joder, que cursilería más linda, aplané mis labios con la mirada en el árbol.
Una linda familia
Esas palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez, hacer las cosas bien, eso es lo que estuve pensando y dándole vueltas desde que mis amigos me dejaron solo por ir con sus parejas, desde un inicio la situación con Dulce fue un bucle de sentimientos encontrados, enojos, humillaciones, discusiones, se creó un desbalance entre nosotros, fui muy cruel con ella desde la primera vez que la vi desnuda a mi lado, la persona que estuvo detrás de todo esto fue Lois, lo sé, es muy diferente que me haga el estúpido.
Solo que Dulce y mis hijas estaban siendo más importante ahora que hacerle tragar tierra a ese cabrón.
─ ¿Hace calor o son los gemelos? ─preguntó, reí y con cautela cogí su mano, ella se tensó.
─Dulce, haremos que todo funcione ¿si... Dulce Meg? ─ella sonrió, sus ojos iban de un lado a otro, rascaba con su mano libre su oreja hasta que alzó su mirada, esos ojos verdes, son muy lindos ¿Qué hacías cuando conocí a Leila?
─Por supuesto que si Hércules Jeon ─murmuró, sonreí mostrando mis dientes, sus mejillas sonrojadas fueron nuestras acompañantes en el tiempo que llegaba la comida, más tranquilos seguimos conversando sobre los cochecitos para los gemelos. Unos minutos después ya estábamos comiendo.
─A mi parecer debemos comprar de un color unisex, no desearía que si fueran niñas se críen pensando que el color rosa representa a las niñas ─dijo Dulce mientras comía sus panes de dulce.
Tomé un sorbo de mi café y asentí. Era extraño después de todo en ella toda era rosa, sus vestidos, buzos...
─Buen punto, ¿Qué te parece si mañana salimos a dar una vuelta viendo las cosas para las bebés? ─dije aprovechando que mañana es sábado.
─ ¿No tienes tareas que hacer? ─preguntó preocupada.
─No, por suerte no, esta semana más, tengo clases y la otra salimos de vacaciones.
─Entonces sí, sería genial ─terminamos de comer, las gemelas no pidieron más comida y Dulce estaba feliz que no tener que comer más. ─ ¿siempre quisiste ser abogado?
Mordí el último trozo de pan y lo tragué despacio mientras pensaba.
─La verdad si, tenía un tío abogado, era el más apegado a la familia ─dije perdido en mis pensamientos─ me consentía bastante, más que a Jeri ─suspiré─ tenía diez años cuando el dejó de ir a la casa, no supe que pasó hasta mi cumpleaños número quince ─un nudo se formó en mi garganta─ había fallecido por que tenía sida. ─terminé de contar soltando el aire de mis pulmones.
Dulce me miraba muy concentrada, sus ojos se volvieron más claros, iba a llorar.
─Venga, Dulce Meg, pasó hace años, no te pongas así ─susurré tomando su mano.
─Pero...perdiste a dos personas especiales para ti ─su voz entrecortada me pegó directo al corazón, dejé unos billetes en la mesa y con pesar la jalé quedando pegada a mí.
─Lo sé, pero estoy muy seguro que los dos me cuidan desde el cielo ─sonreí─ y sé que cuidarán a nuestras hijas, dolió al principio, pero con el tiempo entendí que es la ley de la vida, solo que ellos decidieron irse de otra manera y.... ─paré de hablar al verla llorar desconsoladamente─ venga linda, no llores─ sequé sus lágrimas y la gente que entraba al local nos miraban extraños.
Especialmente a mí.
─E-es muy... ─no podía articular palabra, su cuerpo se sacudía de los sollozos. La abracé dando caricias en su espalda y cabeza─ triste.
Solté una risita.
─Vamos Dulce Meg, seré recompensado con dos lindas hijas, unas Dulces gatitas como tú.
─ ¿Gatitas? ─preguntó incrédula, sus ojos eran unas completas esmeraldas, brillaban bajo el faro de luz que había en la calle fuera del local.
─Claro, ¿o tú no eres una gatita?
─Nadie me había llamado de esa manera ─comentó mirando un punto fijo─ no, nadie me había dicho de esa manera, eres el primero. ─hizo un puchero.
El primero.
Trague grueso al darme cuenta que estaba siendo el primero en todo lo que concierne la vida de Dulce.
─ ¿Más calmada? ─limpié sus mejillas.
─Si, lo siento ─río, asentí y con las agallas que tiene Jeon Jungkook, cogí su mano y caminé al auto.
En el regreso a casa, no mentiré, terminó gustándome The Weeknd, después de todo Dulce se aprendió más o menos la letra, seguía cantando con palabras inexistentes, pero igual cantaba a todo pulmón con la alegría desprendiendo por cada rincón de su cuerpo, acariciaba su vientre alegando que le estaba dando una serenata a nuestras hijas, verla calmada, sentirme calmado, me hacía más feliz
¿Esto era mi destino?
¿Esto era lo que estaba escrito para mí?
¿Conocer a Dulce era parte del plan de mi vida?
Varias preguntas se cruzaban en mi cabeza, ¿Qué hubiera pasado si Leila no me obligaba a ir a esa fiesta?
¿Qué hubiera pasado si justamente a las once de la noche con veinticinco minutos no me hubiera acercado a pedir una botella de whisky para irme a beber solo después de tener un día de mierda por Leila?
Él hubiera me perseguía a cada momento, dejé a Dulce en su habitación, y cuando sentí su respiración suave apagué la lámpara de noche y salí de su habitación cerrando suavemente la puerta. Bajé las escaleras y me senté con una botella de agua frente a la chimenea. Cerré los ojos, me estaba quedando dormido y por unos instantes escenas vinieron a mi cabeza.
Jadeos
Risas
Gemidos
Unos ojos color esmeralda mirándome fijamente con temor mientras me decía que era virgen....
Abrí mis ojos exaltado, me siento horrible al ser consciente de que le arrebaté lo más preciado que tenía. Muchas mujeres no lo ven así, sin embargo, estoy más que seguro que Dulce Meg, sí que lo veía así, sus expectativas deben haber sido altas, conocer a su príncipe azul, entregarse a él por amor, crear su familia dentro de un matrimonio, tener su vida perfecta.
Sacudí mi cabeza borrando todo eso.
¿Por qué me sentía mal ver a mi Dulce Meg con un príncipe azul?
─Carajo ─gruñendo fui a la cocina buscando una botella de vino que vi por aquí─ ¿príncipe azul? ─reí sólito─ que se jodan todos los putos príncipes azules. ─encontrando por fin la botella lo destapé y me serví en una copa casi llenándola.
─¿Por qué carajos necesitaría un ridículo príncipe azul si ya tiene a su hércules?
Dos copas más de vino y subí a dormir.
¿Dormir? Fue lo que más me costó, era tan ridículo ver a príncipes azules saltando la cerca como las típicas ovejas que les enseñan a los niños para dormir.
Una hora después por fin pude conciliar el sueño.
ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ | ₁₇₋₀₃₋₂₀₂₂|
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Hércules y Dulce Meg.
Joder, se me ocurrió eso de la nada 😆
Pero me pareció lindo.
¡Espero que les haya gustado! 👶🏻♥️
🍃; 「 NOCHU VANGOGH 2022©」
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