Desde que tengo memoria todo lo relacionado con el amor era un simple cuento de hadas, o algo sacado de una película. Cuando era pequeña pensaba que el que te gustara alguien era eso, aunque al hacer memoria sonaba como una bobería, fue hasta que crecí que comencé a comprenderlo.

     Cuando entre en la pubertad fue común el ver como había cientos de parejitas a mi alrededor, la mayoría jurándose amor por toda una vida cuando no tenían ni idea de que harían al día siguiente. Incluso vi a mis amigas enamorarse y comenzar a salir con gente del mismo colegio, y yo siempre terminaba siendo aquella chica del grupo que se inventaba algún consejo aleatorio solo para poder "ayudar". ¿Lo peor? Intentaba aconsejar cuando nunca había sentido nada como eso.

     Claro que hubo gente que me atraía, pero nunca me animaba a decírselo a nadie. Dicen que los secretos mejores guardados son aquellos que no se dicen, cosa que aplicaba en aquel aspecto. Intenté contárselo a alguien de confianza alguna vez, pero para mí desgracia en aquella ocasión quien me gustaba se enteró. Tras eso intenté ser más discreta cuando de algo así se trataba.

     Crecí y volví a ver a un chico atractivo, más esta vez intenté no decírselo a nadie, cosa que al final hice con la excepción de que esta vez no lo supo —o al menos eso es lo que me gusta creer—. Con el tiempo el flechazo desapareció, aunque con la diferencia de que ahora tenía un poquito más de confianza con mis amigas de ese momento, así que si alguien me parecía atractivo se los decía.

     Siendo sincera, nunca se me había pasado el tener algo lindo con alguien, experimentar tal emoción que llena cines o hace "best sellers", pero todo se fue al carajo indirectamente, pues yo no sabía eso pasaría. ¿Alguna vez les dijeron que la preparatoria era una etapa que jamás se olvida? A mí me lo dijeron varias veces, cosa que me parecía tonta pues no creía podía pasar algo en tres años. Quizá estaba equivocada.