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Elizabeth habΓa contraΓdo matrimonio cuando solo tenΓa 19 aΓ±os con el entonces Conde Alberth Ashforth quien le llevaba al menos unos 8 aΓ±os en ese momento, no habΓa sido escogido por ella y la decisiΓ³n de casarse tampoco habΓa sido su idea, en aquel entonces su padre y madre la habΓan obligado a aceptar la propuesta por el bienestar de la familia y su reputaciΓ³n. La verdad es que en la intimidad de la mansiΓ³n Ashford ambos cΓ³nyuges se odiaban con el alma, de hecho era tal la antipatΓa que habΓa entre los dos que no toleraban permanecer en la misma habitaciΓ³n mΓ‘s de unos cuantos minutos. Durante aΓ±os tuvo que tolerar, sobajarse a intimar con Γ©l por la bΓΊsqueda de su tan ansiado heredero, tuvo que soportar las crΓticas por ser "una mujer inservible" de la sociedad y soportar los reproches de su familia.
Era durante los viajes de su esposo que ella podΓa relajarse un poco y dejar de ser la mujer perfecta que todos deseaban ver, durante casi 9 aΓ±os su vida fue un infierno en la tierra, pero ahora todo era distinto. Alberth habΓa muerto durante un viaje de negocios por alguna gripe que no logro curarse, durante el funeral no pudo derramar una sola lΓ‘grima y cuando todo termino, solo pudo sentirse libre. El primo de su esposo, quien habΓa tomado el tΓtulo de conde, le habΓa permitido llevarse consigo una considerable cantidad de dinero, lo que ella asumiΓ³ como una especie de "disculpa" por tolerar toda a la basura de su primo, tras esto, tuvo que regresar a la antigua casa de la familia Melbourne.
Los primeros meses para ella fueron sencillos y tranquilos, ya que afortunadamente su familia no habΓa sacado el tema de volver a casarse durante casi seis meses, en ese tiempo pudo pensar por sΓ misma, ser libre, pero cuando el "luto paso", ellos no habΓan dejado de mencionar el tema citando las frases "proteger la reputaciΓ³n de la familia es tu deber como mujer" Su madre, la duquesa Melbourne, la habΓa arrastrado infinidad de bailes durante la temporada social, de los cuales siempre lograba escapar perdiΓ©ndose de la vista de los "caballeros de sociedad"
SegΓΊn palabras de la duquesa, ella era una viuda joven "dolida y asustada" que no pensaba en lo que ser una viuda solitaria a su edad le afectarΓa tanto en el futuro, Elizabeth sentΓa enormes nΓ‘useas cada que ella repetΓa "dolor y miedo. En una misma oraciΓ³n" teniendo en cuenta lo mucho que odiaba a su difunto esposo, esas frases le asqueaban enormemente. Con otra temporada en curso, su madre la obligo a solicitar nuevos atuendos que la hicieran ver "como un vino aΓ±ejo", obligΓ‘ndola a obtener nueva joyerΓa, zapatos, incluso iniciar clases de idiomas que no le importaban ni un poco.
Y como era su costumbre, Elizabeth habΓa logrado escapar de su molesta madre y chaperΓ³n refugiΓ‘ndose en uno de los balcones mΓ‘s alejados de la fiesta, la castaΓ±a dio una mirada a la botella de vino que habΓa logrado robar y sonriΓ³ satisfactoriamente. Tomo el sacacorchos y destapo el agradable "Chateau d'yquem" y dio un largo trago directo de la botella. En ese momento una voz masculina carraspeo a su espalda, por un momento creyΓ³ haber sido encontrada por su molesto hermano o padre, pero para su fortuna o no, se trataba del vizconde Bridgerton. Nunca habΓan entablado conversaciones directamente y de hecho solo se habΓan visto desde la distancia durante algunos de los bailes, el hombre era muy atractivo.
- ΒΏDesea un trago, vizconde Bridgerton?
- Lo siento. PensΓ© que se trataba de mi hermana Eloise, ella debutΓ³ esta temporada y... disculpe, puede seguir con su actividad.
- Si estΓ‘ buscando a su hermana en lugares tan alejados como este significa que hace justo lo que... yo hago justo ahora - SeΓ±alo la botella de vino - Aunque por supuesto no tan feliz como yo, creo. Es normal que se vaya, debe estar aterrada ahora mismo, pero no debe preocuparse, debe estar con la seΓ±orita PenΓ©lope, en algΓΊn lugar del jardΓn.
- ΒΏSeguro que usted se encuentra bien, seΓ±orita?
- Elizabeth Melbourne, aunque puede llamarme solo Elizabeth, vizconde Bridgerton - Anthony hizo una mueca de horror cuando se dio cuenta de quiΓ©n era ella, probablemente no recordaba de donde se habΓan visto antes. - Y respondiendo a su pregunta, me encontrarΓ© perfectamente una vez que termine esta buena cosecha francesa.
- Es un Chateau d'yquem ΒΏDΓ³nde lo consiguiΓ³? - El hombre toma la botella con cierta alegrΓa en el tono de su voz, viΓ©ndolo asΓ le hizo la seΓ±a de poder beberlo. El vizconde dudΓ³ por unos segundos, pero accediΓ³ a beber un trago. - Excelente cosecha.
- Se suponΓa que mi hermano entrego este vino como regalo a los anfitriones, yo tome prestada esta botella solo que puede que no la regrese del todo intacta - El vizconde asiente sonriendo suavemente - Aunque pensΓ‘ndolo en retrospectiva haber tomado esta botella no saliΓ³ tan mal ΒΏO sΓ? Ambos estamos aquΓ, disfrutando de su contenido.
- Me siento con suerte esta noche, seΓ±orita Melbourne, digo Elizabeth.
- Yo tambiΓ©n, vizconde... digo Anthony.
Elizabeth sentΓa por primera vez una extraΓ±a mezcla de emociones surgiendo desde su interior y por lo que veΓa el vizconde tampoco era ajeno a lo que ella estaba sintiendo, quizΓ‘ era el vino o quizΓ‘s no, lo que si sabΓa era que deseaba sentir lo que los matrimonios con amor sentΓan, el verdadero calor del deseo. Durante su matrimonio jamΓ‘s logro experimentar eso y tampoco pudo convertirse en madre, asΓ que ΒΏQuΓ© mΓ‘s daba si disfrutaba por una vez? Con ese simple pensamiento, se acercΓ³ al cuerpo del hombre frente a ella y puso su mano sobre su pecho.
El aire se habΓa congelado a su alrededor o eso era lo que ambos creΓan, ya que con ese simple toque el cuerpo de ambos se encendiΓ³ y nada apagarΓa la llama que surgiΓ³ entre los dos, como una noche de estrellas se dejaron llevar... como un toque de Midas.
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