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003. La actitud de Draco

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MELLEA ERA UNA EXCELENTE ESTUDIANTE EN TODAS LAS MATERIAS, aunque si se lo preguntaban, su favorita sin duda era la clase de pociones y esto se notaba desde que era una de las pocas estudiantes en sacar la máxima nota con el profesor Snape, aún cuando este era demasiado exigente.

Aunque para ese año, las cosas iban a cambiar un poco, todo gracias a que el profesor Snape había logrado obtener el puesto de profesor de defensa contra las artes oscuras, por lo que ahora, el puesto de profesor de pociones debía ser ocupado por alguien más.

Horace Slughorn había sido el elegido por el director del colegio.

Al ser un nuevo profesor (en teoría, ya que Mellea sabía que el hombre había dado clases en un pasado), los criterios para cursar la materia ahora en el sexto año habían cambiado, de manera que ahora muchos mas estudiantes pudieron inscribir la materia.

Ravenclaw y Gryffindor tomarían juntos esa clase. Algo también bastante nuevo, ya que Mellea estaba acostumbrada a tomar esa clase con los Hufflepuff, sin embargo este cambio había sido propuesto por Slughorn.

— Será extraño ya no tener a mi hermano en esta clase— dijo Mellea mientras caminaba junto a Eleanor— Y también extrañaré a Draco. Solía darme un beso en la frente cada que hacía el trabajo correctamente

— Bueno, siempre es bueno terminar de conocer al resto de estudiantes. Tal vez el cambio sea bueno— respondió la castaña— No conozco a muchos de Gryffindor, esta puede ser una buena oportunidad

“Será solo para ti. Porque si madre se entera que me hice amiga de otro Gryffindor, me vuelven a castigar” pensó Mellea

— Si, tal vez así sea— asintió Mellea fingiendo entusiasmo— Estoy emocionada. No sé que podremos esperar del profesor Slughorn, pero por lo que he escuchado, es un excelente profesor. De hecho creo que llegó a darle clases a mi padre

Para cuando ambas entraron al salón, a Mellea le fue inevitable detectar un aroma que ella conocía a la perfección, manzanas, menta y una loción cara. Era sin duda el aroma de Draco.

— Que raro, huele al perfume de Draco— le dijo la pelinegra a su amiga

— ¿De que hablas?— preguntó Eleanor— Dudo que Draco use un perfume con aroma a cerezas

— ¿Cerezas? Nada que ver, huele a manzanas y menta— dijo Mellea confundida— Además, Draco odia las cerezas

— Te estoy diciendo que estoy oliendo cerezas y chocolate. ¿Cómo no lo notas? Es un aroma muy intenso— cuestionaba Eleanor mientras tomaba asiento

Mellea iba a responder, pero alguien la interrumpió.

— ¡Buenos días a todos! Me da mucho gusto estar con ustedes. Soy el profesor Slughorn y soy su nuevo profesor de pociones— saludó el hombre mientras caminaba— El día de hoy hablaremos sobre esta poción, ¿Alguno sabe que es? Les pido de favor que al hablar me digan su apellido, para irlos reconociendo

— Es amortentia, señor— habló Hermionie levantando la mano— La poción de amor mas poderosa que existe... soy Hermionie Granger

— Correcto señorita Granger, 10 puntos para Gryffindor— asintió Slughorn mientras revolvía el contenido del caldero— Esta poción tiene un aroma diferente para cada persona, este será el olor de lo que mas aman en la vida

Mellea ahora comenzaba a entender el porque ella y Eleanor olían cosas diferentes.

— Y para mostrar este punto, ¿Alguno quisiera decirme que pueden distinguir?— preguntó el profesor

Mellea levantó la mano curiosa por la poción. Había leído sobre ella tiempo atrás y siempre le pareció una de las pociones mas interesantes que existían, sobre todo por los efectos que está tenía al ser ingerida.

— Yo huelo manzanas, menta y loción de hombre— dijo tímida la chica— Mi nombre es Mellea Salvatore

— Muchas gracias por su participación señorita Salvatore— agradeció Slughorn con una cálida sonrisa— ¿Alguien mas?

— Pasto recién cortado, libro viejo y pasta de dientes— dijo Hermionie tímidamente

— Cerezas, loción cara y chocolate— dijo Eleanor

La pelinegra volvió a ver a su amiga, curiosa por lo que estaba oliendo. No tenía idea de que Eleanor estaba interesada en alguien.

— Señor Potter, no hace falta que se presente, ya lo conozco, por lo que tal vez podría decirme, ¿Qué huele usted?— preguntó Slughorn al darse cuenta que el chico de lentes estaba distraído conversando con Ron

Mellea volteó y pudo ver el rostro de Harry palidecer al escuchar al maestro.

— Ehhh, no creo que sea buena idea— dijo Harry nervioso viendo a Mellea

— Vamos señor Potter, el amor no tiene nada de malo— animó el profesor

Harry sentía la mirada de todo el salón sobre él, aunque si era honesto, solo lo ponía nervioso una de esas miradas.

—  Miel, libros nuevos— habló con dificultad— Y otro aroma que no logro identificar del todo

— Le voy a pedir que preste mas atención a la clase— le dijo Slughorn— A menos que quiera que puntos sean restados a su casa

Si bien muchos no le tomaron importancia a su respuesta, Eleanor sabía exactamente a quién pertenecía ese aroma pero no era el momento de hacer ese comentario.

Mellea por su parte continuó sin decir algo, aunque no iba a negar que le pareció curioso que los dos primeros aromas eran iguales a lo que en algún momento Draco dijo oler un día que pasaron por un salón de séptimo año.

Aún así, al no tener mas respuesta por parte de Harry, pensaba que podría ser cualquiera.

Pero esto no era así.

Harry y Mellea habían sido amigos desde el primer año. Se habían visto por primera vez en el expreso a Hogwarts, cuando una pequeña Mellea entró al compartimiento de Harry y Ron para quejarse porque uno de ellos habían comprado todos los dulces del carrito, dejándola a ella sin su rana de chocolate.

Sin embargo, pese a que formaron una muy buena amistad, últimamente ya no eran tan unidos como antes, y esto era gracias a dos factores. El primero, Draco no soportaba al chico de lentes, por lo que hacía ciertas insinuaciones para que la pelinegra no le hablara con el joven Gryffindor.

Todo esto porque Draco notaba como a Harry parecía que se le escurría la baba cada que estaba cerca de la menor de las Salvatore.

Y es que Harry se había enamorado de la chica desde el tercer año, pero por temor al rechazo jamás fue sincero en cuanto sus sentimientos.

El segundo factor era Beatrice Salvatore, quien no estaba de acuerdo con que su hija fuera amiga de un mestizo, cuya madre era una nacida de muggles.

— Quiero que me escriban un pergamino sobre los efectos que tiene la amortentia cuando es ingerida— pidió Slughorn— pidió el profesor Slughorn— Al terminar me entregaran el trabajo, resolveremos las dudas que tengan para luego continuar con las pociones que nos hacen falta

Todos asintieron y comenzaron a trabajar sin hacer mucho ruido.

Eleanor y Mellea se encontraban sentadas mas cerca de los calderos con las pociones, por lo que ambas tuvieron en mente al chico de sus sueños en todo momento.

En la banca junto a ellas estaban sentados Harry, Ron y Hermionie.

El primero se moría de ganas de hablar con la chica, pero sabía que eso le podría ocasionar algún problema con Draco y eso lo quería evitar.

— Si sigues viéndola de esa manera tendré que ponerte tu caldero para que tu baba no caiga en el suelo— susurró Hermionie a su mejor amigo— Solo habla con ella, ya son amigos, no tienes nada que perder

— Si lo hago Draco y ella tendrán problemas, lo que menos quiera es ser el responsable de alguna discusión— negó Harry— Además, ya intenté hablar con ella en el tren y no le noté mucho interés...

La amenaza de Draco a Harry durante el quinto año seguía fresca en su cabeza.

"Vuelve a acercarte a ella y buscaré la forma de que expulsen del colegio a esa sangre sucia"

Harry no iba a arriesgar la estancia de Hermionie en el colegio. Sabía que la familia Malfoy tenía todas las armas para hacer eso y mas, por lo que pese a no querer, tuvo que aceptar no estar tan cerca de Mellea como él lo desearía.

— Draco debe entender que ustedes son solo amigos— habló Hermionie

— En realidad... él sabe lo que siento por ella— dijo Harry en voz baja

Hermione se quedó callada, claro que sabía de los sentimientos de su mejor amigo, pero nunca tocaba el tema porque sabía que era algo que le dolía.

— Tampoco es como que sea muy difícil de suponer— habló ahora Ron— Honestamente creo que la única persona que no sabe que te gusta Mellea, es la propia Mellea

— Y espero que así se quede— dijo Harry antes de continuar escribiendo en el pergamino

•••

Para el termino de la clase, Mellea y Eleanor tuvieron que salir corriendo del salón ya que debían llegar a defensa contra las artes oscuras a tiempo y el salón quedaba del otro lado del colegio. No querían tener castigo con Snape.

Sin notarlo, Mellea dejó olvidado su cuaderno de pociones en la mesa, cosa que para Harry no pasó desapercibida, por lo que optó por tomarlo y regresarlo a su dueña en cuanto tuviera la oportunidad.

— ¿Será buena idea que se lo entregue yo?— le preguntó Harry a sus amigos— Con como me habló en el tren, ya ni siquiera estoy seguro de si quiera seguir siendo mi amiga

— Mellea es una persona muy dulce, pero todos sabemos que su madre no es muy fanática de la idea de que sus hijos se relacionen con alguien que no sea igual de "puro" que ellos— dijo Hermionie haciendo las comillas al aire— Seguramente no te habló en el tren pensando que su madre podría verla. Sabemos que ella jamás es grosera, así que no creo que esa actitud viniera de la nada

— Además piensa que esta podría ser tu oportunidad para volver a hablarle. Con eso de que se dejaron de hablar por su noviazgo con Malfoy— agregó Ron— Solo trata de que no esté con él, así no terminarán en un problema

— Yo... yo no quiero que Mellea tenga problemas con Malfoy, porque si, puede que él no me agrade, pero hace feliz a Mellea y no puedo hacer nada contra eso— dijo Harry desanimado

— Solo le vas a regresar un cuaderno, tampoco es como que le vayas a pedir matrimonio— animó la de cabellos castaños— Ahora que si no te sientes seguro, Ron y yo podemos acompañarte

Harry suspiró. Tampoco quería involucrar a sus amigos.

— No, iré yo— asintió Harry— Tienes razón, solo le entregaré su libreta, nada tiene porque salir mal

— Verás que no— sonrió Hermione

•••

Para cuando Mellea y Eleanor llegaron al salón, algunos de los Slytherin's ya se encontraban afuera conversando mientras esperaban a que la clase diera comienzo.

Mellea sonrió al ver a su novio, por lo que se despidió de su amiga momentáneamente y corrió hasta el rubio.

— Hola cariño— sonrió Mellea besando la mejilla de Draco— ¿Qué tal tu clase?

— Aburrida como siempre— respondió él levantando los hombros— Justo hablaba con Fiorella y Luke sobre que cada día detesto mas adivinación y no entiendo porque la estoy cursando

— Porque eres un buen amigo y me quieres mucho— dijo Fiorella mientras comía un dulce— Y porque te dije que si no metías adivinación conmigo, te dejaría de hablar una semana

— Tenías a Luke, no había necesidad de hacerme entrar a una tonta clase en donde la maestra no para de decirme que ve rojas mis manos— dijo Draco rodando los ojos— Nadie entiende de lo que habla

— ¿Por qué la profesora Trelawney vería rojas tus manos?— preguntó Eleanor confundida

— No sé. Está loca, nada de lo que dice tiene sentido— decía Draco— Apuesto que solo es una farsante y que ninguna de sus supuestas visiones  se hizo realidad

— No digas eso— dijo Mellea con su usual tono dulce— La profesora no puede ser una farsante, por algo Dumbledore la contrató

— ¿Y tú que vas a saber? Ni siquiera cursas la materia— dijo Draco

Tal vez había sido en el tono en que lo dijo. Tal vez realmente fueron las palabras. O simplemente era el hecho de que Mellea se consideraba una persona muy sensible, el punto era que la sonrisa de la pelinegra ahora ya había desaparecido.

— Draco, ya te dije que cuides tu manera de hablarle a mi hermana— intervino Luke con visible molestia

— ¿Qué les parece si mejor ya entramos al salón?— intervino ahora Eleanor al comenzar a sentir la tensión

Todos aceptaron, aunque Mellea ya ni volvió a sonreír.

Fiorella tuvo que tomar a Luke del brazo para hacerlo entrar, ya que en la mirada del castaño aún podía notarse esa gran molestia por las palabras de Draco momentos atrás.

— ¿Tienes las notas de pociones?— preguntó Draco a su novia en cuanto se sentaron

— Si, hoy vimos amortentia— asintió la chica buscando su libro con anotaciones para entregárselo a su novio— También vimos suerte líquida y filtro de la paz

— ¿Anotaste todo lo que necesito para mi clase de mañana?— volvió a preguntar Draco

— Sabes que si— volvió a asentir tratando de formar una sonrisa— Aunque... no encuentro mi libro, posiblemente Eleanor lo guardó por error en sus cosas. Te lo doy al termino de la clase para que puedas copiar todo lo que necesites

Draco asintió de mala gana. Él ya estaba molesto desde momentos antes por la clase de adivinación, pero ahora con esto, su humor pareció empeorar.

Y esto era porque el rubio contaba con que su novia tuviera las notas para copiar todo lo que fuera necesario.

Lo que ocurría es que Mellea era quien básicamente se encargaba de hacerle los deberes a su novio cada que a él le diera la gana. Esto se debía a que él chico solía manipularla para obtener lo que él quería y lo que él quería era que alguien hiciera sus tareas por él.

Después de todo, ¿Quién mejor para hacer sus trabajos que la chica mas inteligente del colegio?

Desgraciadamente, Mellea no encontraba nada de malo en hacer estas cosas, ya que había sido educada con la creencia de que una mujer siempre debía complacer a su pareja en todo lo que quisiera, así fuera la mas pequeña y ridícula que existiera.

Creía que las mujeres servían para atender a sus maridos, todo gracias a las palabras que su madre siempre le decía.

Cuando el profesor Snape entró al aula de clases todos quedaron en completo silencio, nadie se atrevía a interrumpirlo. Mellea tomaba nota de todo lo que él profesor decía, mientras que Draco hacía garabatos en un pergamino mientras fingía escribir.

— ¿Como se puede detener a un dementor?— preguntó Snape con su clásico tono serio

Mellea levantó la mano de inmediato, esta fue completamente ignorada por el profesor, quién al ver a Malfoy distraído aprovechó para preguntarle.

— Joven Malfoy ¿Tiene la respuesta?— preguntó directamente el maestro

— Es claro que no— negó Draco en tono arrogante— Pero siempre puede preguntarle a la sabelotodo de Mellea

— ¡Hey!— se quejó Luka— ¡Mas respeto, que es mi hermana!

— Está bien Luka, no me insultó— negó Mellea— Es solo la verdad

Luka de verdad apreciaba a Draco, eran amigos desde años, pero eso no importaba cuando se trataba de su hermana, ya que en cientos de ocasiones los amigos discutieron por el trato que el rubio a veces tenía con la pelinegra, la respuesta por parte de Draco siempre era la misma, "Ella no se queja, así que no te metas".

Para Luka eso era triste porque sabía que no mentía y que si en algún momento algo le llegaba a molestar a su hermana, jamás lo diría, porque en la estricta educación que Mellea recibió por parte de su madre, la primera regla era nunca contradecir a un hombre.

— Cinco puntos menos para Slytherin— habló Snape con seriedad

— ¿Pero por qué?— se quejó Draco

— Por faltarle el respeto a su compañera. Y otros cinco puntos menos por no prestar atención a la clase— le respondió el profesor

Draco solo rodó los ojos con molestia, se cruzó de brazos y por el enojo que sentía, decidió ignorar a su novia por el resto de la clase, dejando así a Mellea nuevamente con ganas de llorar.

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