✧ 002
002. El expreso a Hogwarts
🦋
EL REGRESO A CLASES POR FIN HABÍA LLEGADO y Mellea no podía ocultar su emoción por volver al gran castillo que consideraba su verdadero hogar. Adoraba estar en Hogwarts, adoraba poder estar en la sala común de Ravenclaw, adoraba poder estar en su habitación leyendo libros o simplemente durmiendo sin interrupciones por parte de su madre.
Y es que el colegio era su lugar seguro.
A primera hora de la mañana, Mellea ya se encontraba sentada en el sillón en compañía de su hermano, ambos listos para partir en dirección al andén 9¾ en cuanto su madre se los indicara.
— Sexto año. No sé en que momento pasó el tiempo tan rápido, en mi mente seguimos en el primer año— mencionó Luka para romper un poco del silencio de la gran mansión— ¿Cómo te sientes?
— Emocionada. Sabes que adoro volver a clases— sonrió Mellea tímidamente— Aunque si te soy honesta, no estoy preparada para que la gente me vea, no cuando madre se encargó de hacer tan público mi compromiso con Draco
— Aún no puedo creer que madre te comprometiera tan pronto. Ni siquiera eres mayor de edad y ya está planeando como será tu boda— dijo Luka ahora en un tono mas bajo
Mellea no dijo nada, todo porque aún no podía acabar de procesar aquella noticia.
Claro que amaba a Draco y deseaba casarse con él, pero eso no significaba que quisiera hacerlo en cuanto saliera del colegio. Mucho menos quería que su compromiso fuera realizado sin su consentimiento, cosa que ocurrió el día de la última fiesta en la casa Salvatore.
El reloj marcó las once de la noche y Beatrice hizo sonar su copa para llamar la atención de todos los invitados. Mellea se encontraba sentada en una mesa en compañía de su hermano, novio y amigos, quienes de inmediato voltearon a ver a la dueña de la casa en cuando escucharon la copa sonar.
Por supuesto que ninguno de ellos esperaba que el anuncio que Beatrice estaba por dar, era el del compromiso de su única hija con el primogénito de los Malfoy.
— Sabes que en Hogwarts no tienes que usar ese tonto anillo— le dijo Luka a su hermana— Se que aún no te sientes preparada para usarlo
— Draco usará el suyo, me vería muy mal si me lo quito— respondió Mellea con una falsa sonrisa de lado— No te preocupes por mi. Solo es un anillo...
— Mell, yo siempre me voy a preocupar. Sin importar nada— dijo Luka sujetando la mano de su melliza— Aún cuando me digas que no lo haga o que no debería hacerlo. Siempre lo haré
•••
El camino a la estación del tren fue bastante tranquila, sobre todo porque Beatrice había decidido que tenía mejores cosas que hacer, que el ir a despedir a sus hijos.
Los hermanos no se sorprendieron por la acción, después de todo era de lo mas normal que Beatrice no estuviera en esa clase de momentos.
Pero por supuesto, pese a no acompañarlos, Beatrice se encargó de dar esas últimas palabras que daba cada inicio de año escolar.
— Quiero que sean excelentes. No buenos, excelentes, los mejores, y no solo de sus casas, de todo el colegio— exclamó Beatrice con seriedad— La familia Salvatore tiene una reputación que mantener. No quiero que ninguno de ustedes lo arruine, en especial tu Mellea. Recuerda tu posición social, no puedes estar haciéndote amiga de traidores a la sangre, mestizos o sangre sucias. ¿Entendido?
La chica odiaba los prejuicios por el estatus de sangre y aunque durante un tiempo trató de que estos no tuvieran importancia, haciéndose amiga de quien fuera que le agradara, sin importar su sangre, su madre siempre terminaba descubriendo estas amistades y castigandola fuertemente.
Y fue así, que hace un año se cansó de los fuertes castigos y optó por mantenerse distanciada de todos aquellos que sabía su madre no aprobaría.
— No hagas caso a las cosas que madre nos dice— dijo Luka mientras caminaban por la plataforma para ir a dejar sus baúles— Tú no arruinas la reputación de la familia
— Madre opina lo contrario— respondió ella con tristeza— Todo lo que hago, siempre lo hago mal. No importa cuanto lo intente, nada es suficientemente bueno para ella. Aún cuando ponga todo de mi en lo que hago para hacerla sentir orgullosa, nada parece satisfacerla...
— Eres extraordinaria, y el que madre no sepa verlo, no significa que no sea así— dijo Luka tratando de animarla— Todos podemos ver lo grandiosa que eres. Mell, no dejes que los comentarios de alguien que nunca está feliz con nada te afecten. Eres mucho más que todas esas cosas crueles que Beatrice dice
La pelinegra sonrió y en cuanto pudieron dejar sus cosas, abrazó a su hermano con fuerza.
Mellea adoraba a su hermano. Era la persona que la mantenía cuerda todos esos días que tenía que pasar en la gran casa Salvatore. Era la persona que lograba hacerla sentirse mejor consigo misma cuando las cosas parecían desmoronarse.
Luke era todo para Mellea.
— Vamos, te iré a dejar a tu compartimiento con Eleanor— sonrió Luke besando la frente de la chica— Y si en el camino nos encontramos a la señora de los dulces, te compraré una rana de chocolate
— Gracias Luke. Te quiero
— Y yo a ti, hermanita. Mas que a nadie en el mundo
Conforme los hermanos se iban acercando al compartimiento que Mellea siempre compartía con su mejor amiga, la sonrisa en su rostro se iba formando.
Ya era el momento de dejar atrás todos los malos momentos que había vivido en el verano. Por fin había vuelto al que realmente consideraba su hogar y eso la hacía sentirse mucho más tranquila.
Se habían terminado los castigos, los maltratos, las malas palabras. Podría dormir con calma sin el temor de que su madre entrara en cualquier momento y la llamara floja por no encontrarse estudiando para ser la mejor del colegio.
— Sabes que si necesitas algo, puedes encontrarme en el compartimiento de siempre— dijo Luke cuando llegaron a su destino— Ahí también estará Draco, pero no te apures por él. Se que necesitas unos momentos con tu mejor amiga, así que me voy a encargar de mantenerlo entretenido durante algunas horas
— Es mi prometido. Debo de estar con él...
— Y también tienes que seguir pasando tiempo con tus amigos. El que estés comprometida, no significa que tengas que descuidar otras partes de tu vida. Ahora espera a que llegue Eleanor y hablen de lo que sea que hablen entre ustedes. Ropa, chicos, quien es el nuevo cantante de moda. Lo que sea, menos todo el drama que estás viviendo últimamente
La pelinegra asintió con una sonrisa, le dio un último abrazo a su hermano y tomó asiento en el pequeño espacio.
Se tomó unos minutos para mirar por la ventana y observar a las familias que llegaban juntas a la estación. Sonrió con nostalgia al ver como las madres abrazaban con gran cariño a sus hijas, incluso dejó caer algunas lágrimas en su rostro cuando vio a los padres besar las mejillas de sus hijas.
— Te extraño mucho, papá— suspiró Mellea sin despegar su mirada de la ventana
Los minutos continuaban y Mellea aún se encontraba sola. Eleanor aún no ingresaba al tren, pero ya la había visto llegar, eso hizo que la pelinegra dejara de mirar por la ventana y se concentrara en esperar a que su amiga llegara con ella.
Durante su espera, Mellea decidió abrir la rana de chocolate que su hermano le había comprado momentos atrás y comer solo un poco. Sabía que el chocolate le sacaba acné y no quería arriesgarse a que alguna marca arruinara su piel.
— Hola Mellea, feliz inicio de clases— exclamó una voz masculina haciendo voltear a la chica— Luces bien
Era Harry Potter.
Mellea deseaba conversar con él, después de todo era alguien a quien consideraba importante en su vida. Sin embargo sabía que no podía estar cerca de él.
Ya no quería tener problemas con su madre y sabía que ella se enteraría si volvía a mantener su amistad con Harry.
— Buen día Harry— respondió Mellea de manera educada, pero sin voltear a verlo
No quería ser grosera y no responder, pero tampoco quería voltear a verlo. No cuando eso lastimaría su corazón por ver a su amigo triste ante su indiferencia.
— ¿Tuviste buenas vacaciones?— preguntó Harry tratando de crear una conversación— No supe nada de ti durante el verano. Quise escribirte, pero Hedwig siempre volvía con las cartas que mandaba
— Estuve fuera del país— mintió la chica aún sin verlo
Harry pareció notar el poco interés de Mellea para hablar y aunque se extrañó por el comportamiento de su amiga, decidió no insistir. Después de todo, no era la primera vez que la chica actuaba así cuando él le intentaba hablar.
— Bueno... creo que debo irme. Buscaré a Ron y Hermione, fue bueno verte— sonrió Harry con tristeza— Adiós Mellea
— Adiós Harry
•••
— ¿Cómo te sientes respecto al compromiso?— preguntó Eleanor— Quise preguntarte desde el día de la fiesta, pero supuse que no era el momento indicado
— Confundida— contestó Mellea bajando el periódico que se encontraba leyendo— No es por Draco, lo amo y sin duda me casaría con él. Pero siempre esperé que me comprometería de otra manera, una bonita cena y él colocando una rodilla en el suelo para luego preguntarme si quería casarme con él, usaría un lindo anillo de compromiso que él eligiría...
— Ay Mell, de verdad quisiera poder tener las palabras para poder hacerte sentir mejor— dijo Eleanor tomando su mano— Pero no se que decirte, sin embargo vuelvo a hacerte saber que cuentas conmigo para lo que quieras, sin importar que sea
Mellea sabía a que se refería su mejor amiga. Y es que Eleanor era fiel creyente de que su amiga debía salir de esa casa lo antes posible.
Eleanor sabía que lo único que su amiga obtenía estando en esa casa era que su depresión fuera cada vez mas grande. El problema era que Mellea se negaba a irse de ahí.
Mellea no podría dejar a su hermano solo con su madre. Jamás lo haría.
Armand Salvatore. El padre de los hermanos Salvatore.
El hombre había muerto cuando los mellizos tenían tan solo 10 años, siendo víctima de un brote de viruela de dragón.
La perdida de Armand fue un golpe bastante duro para la familia Salvatore, sobre todo para Mellea, ya que era la princesa de papá, ella lo amaba, era su mundo. Por eso cuando él se fue, el mundo de Mellea comenzó a venirse abajo.
Aunque la muerte de Armand no solo tuvo cambios para Mellea, y es que después de ese trágico suceso, Beatrice cambió totalmente para mal. Ya no era la madre amorosa que solía ser, ahora se había vuelto alguien fría y controladora, siendo Mellea víctima de todas sus malas actitudes.
— Sabes que no me iré— negó la pelinegra— Así que mejor pensemos en otra cosa, ¿Qué tal estuvo tu verano?
— No puedes seguir negando tu realidad, no deberías seguir en esa casa y lo sabes— dijo su amiga
— Pero no me iré sin Luke. Es mi hermano, mi otra mitad... no podría irme y abandonarlo. Él nunca lo haría
— Sabes que Luke también es bien recibido en casa. A mamá no le importará tenerlos a ambos en casa— dijo Eleanor viendo a su amiga— ¿Qué te detiene? ¿Por qué no te dejas ayudar?
“Porque si nos vamos, madre irá tras nosotros y acabará con quien sea que nos esté ayudando” pensó Mellea
— No hablemos mas de eso. Por favor— pidió la pelinegra— No quiero amargarme el resto del viaje
Eleanor tuvo que aceptar, aunque no muy convencida.
En lo que restó del camino las chicas no volvieron a hablar del tema. Compraron el quisquilloso a Luna Lovegood, compartieron unos dulces y para cuando estaban por llegar al colegio se cambiaron lo mas rápido que pudieron.
A Mellea le emocionaba otro año escolar, pero sin duda le emocionaba mas el ver a Draco nuevamente.
Luke parecía que había hecho un buen trabajo entreteniendolo ya que ni en el tren, ni en la estación se habían visto.
Para cuando la pareja se pudo ver a ls distancia, la chica apresuró su paso para llegar hasta sus brazos.
— Hola cariño— saludó Mellea al ver a su novio
— Hola Mell— respondió Draco plantando un tierno beso en sus labios— ¿Nos vamos?
La chica asintió y la pareja bajó de la mano del tren para encaminarse a las carrozas que los llevarían al castillo. En el camino, Fiorella se encargó de contarle a la pareja como le había ido en su viaje a Italia con su madre.
Mellea escuchaba atentamente cada palabra que salía de la boca de la rubia. Le resultaba fascinante el hecho de que Fiorella llevara una relación tan buena con su madre, aún cuando ellas también vivieron la tristeza de perder al hombre de su familia.
La Ravenclaw pensaba mucho en eso y pese a que sabía que no era bueno hacerlo, se comparaba de manera constante con Fiorella.
Fiorella era una sangre pura, igual que ella.
Su madre se volvió la heredera de la fortuna Jones al morir su esposo.
Fiorella era la única hija del matrimonio Jones y por supuesto que el legado familiar recaía en ella.
Pero aún con todo esto, la vida de Fiorella no era nada como la de Mellea.
La Slytherin no parecía vivir con miedo a que su madre la regañara por no hacer las cosas "correctamente", tampoco parecía prohibirle relacionarse con otras personas que no fueran sangre pura, mucho menos le exigía ser la mejor en todo y si Fiorella lo era, era por gusto propio, no por sentirse obligada.
Y lo mas importante, a Fiorella no la habían comprometido a los 16 años.
— ¡Italia es hermoso, deberíamos ir en las vacaciones!— exclamó la rubia mientras esperaba su carroza— Y yo se que tu no puedes porque ya estás comprometida, pero quiero volver a ir para encontrar al amor de mi vida
— ¿Sigues con la idea de que el amor de tu vida es italiano?— le preguntó Draco a su mejor amiga— Ni conoces italianos
— Eso es mentira. Tanto Luke, como Mellea tienen decendientes italianos. ¿Tú de dónde crees que provienen sus apellidos?— le respondió Fiorella
— ¿Eres italiana?— le preguntó Draco a su novia
— Por parte de la familia de mi padre, si, aunque Luka y yo nacimos en Londres— contestó Mellea en un tono algo bajo— Mis nombres son italianos, igual que el de mi hermano
— ¡Ves! Si tu conseguiste a tu novia italiana, yo puedo conseguir al mío— dijo Fiorella sonriendo
— ¿Cuál es tu insistencia por tener un hombre italiano?— preguntó Mellea con curiosidad
— No le des cuerda— exclamó Draco rodando los ojos
— ¡Amo contar esta historia!— decía la rubia con emoción— Hace dos años mi madre y yo fuimos a Nueva Orleans. Una adivina me leyó mi futuro y dijo que estaba destinada a un guapo italiano de cabellos castaños
— Fiorella. La mujer se llamaba Lola Mento. ¿¡Cómo vas a creerle a una mujer que se llama así!?— preguntó Draco levantando una ceja
— ¡No cuestiones la sabiduría de la gran Lola! Ella predijo que al volver a Londres, la primera persona que vería al llegar, sería a un tonto, no se equivocó— dijo Fiorella alzando los hombros
— A la primera persona que viste fue a mi— cuestionó Draco
— Lo dije, un tonto— se burló Fiorella
Mellea se rio ligeramente, pero no dijo nada.
Instantes mas tarde, la carroza llegó frente a ellos, por lo que Mellea estaba por subir, o al menos esa era su intención, ya que al momento de subir una pierna al escalón, se escuchó la voz de un chico.
— Joder, el verano si que trabajó a Salvatore— dijo el chico viendo el trasero de Mellea
— Cada año se pone mas buena— dijo el otro chico comiéndose con la mirada a la chica
Mellea lo escuchó y no pudo evitar sentirse asqueada con la forma tan asquerosa en la que hablaban de ella, se sentía como una especie de trozo de carne al cual todos veían y elegían si estaba "bueno" o no.
Bajó su pierna de inmediato, al igual que su mirada, sintiéndose demasiado avergonzada.
El problema fue que no solo Mellea había escuchado eso. Draco y Fiorella también lo habían hecho.
— Vuelve a faltarle el respeto a mi novia y te juro que será lo último que harás— amenazó Draco al chico— No vuelvas a si quiera respirar cerca de ella
— Draco por favor no hagas esto— dijo Mellea tratando de calmar a su novio— Te pueden castigar o...
— Cierra la boca Mellea— dijo Draco claramente molesto— Alguien debe enseñarle a este idiota a no fijarse en mi novia
La chica sintió tanta culpa, que solo pudo aguantar las ganas de llorar.
— No es mi culpa que tu novia use esa falda tan corta, deberías enseñarle que si usa eso todos la vamos a ver— rio el chico— Aunque claro que debe saberlo, debe encantarle la atención y por eso se viste así
Ese comentario hizo que la sangre de Draco empezara a hervir, no lo pensó dos veces y le soltó un puñetazo directo a la nariz. Mellea se metió para jalar a Draco y llevárselo antes de que algún profesor apareciera y causara que se metieran en problemas.
— No, cariño, no lo hagas— suplicó Mellea
— Draco, detente. Son solo unos idiotas sin educación, no valen la pena— dijo ahora Fiorella
Pero Draco las ignoró, se soltó del agarre de su novia y camino furioso hasta donde estaban aquellos chicos.
Mellea fue tras el sin dudarlo tratando de hablar con él, pero no parecía tener respuesta alguna, Malfoy sentía su sangre hervir, el enojo se volvía odio y las ganas de volver y terminar de romperle la cara al sujeto eran cada vez mas grandes.
Mellea no podía evitar sentirse culpable, tal vez si ella no hubiera usado esa falda nada pasaría, su madre siempre le repetía "Debes de cuidar tu forma de vestirte, no quiero que mi hija luzca cual prostituta", tampoco olvidaba las palabras de Beatrice el día que ella había decidido usar un short, "Con esa ropa das entrada directa a que los hombres te vean y te digan toda clase de comentarios, cámbiate antes de que me sigas avergonzando más".
Su madre y el chico tenían razón, debía cambiar su forma de vestir si no quería que los hombres hicieran comentarios sobre ella, después de todo estaba en su naturaleza, ellos eran así.
— ¡Draco Lucius Malfoy, ya basta!— gritó Fiorella mientras le apuntaba con su varita— Te vas a meter en problemas y es solo el primer día. Yo hablaré con la profesora McGonagall en cuanto lleguemos al castillo, ella los castigará
— ¿Acaso no escuchaste como hablaron de Mellea? No lo voy a permitir...
— Si y a mi también me dio asco, pero en estos momentos tu novia te necesita. Ve como está— dijo Fiorella señalando a la pelinegra, la cual se abrazaba mientras las lágrimas rodaban por su rostro
Draco se detuvo por un momento y miró a Mellea, la cual no podía parar de llorar.
— Esto no se va a quedar así— dijo Draco viendo a los chicos
Draco llegó hasta su novia, la abrazó y la hizo subir a la carroza. Fiorella subió detrás de ellos, sentándose frente a la Ravenclaw para tratar de hacerla sentir mejor.
El enojo del Slytherin aún era notorio, pero eso no le importaba a Fiorella, quien solo buscaba que Mellea dejara de llorar.
— ¡Qué bueno que los alcan...! ¿Está todo bien?— preguntó Luka entrando a la carroza— ¿Mellea? ¿Por qué estás llorando?
— Un imbécil de Gryffindor le estaba viendo el trasero a Mell— respondió Draco entre dientes
— ¿Quién fue el imbécil que se atrevió?— gruñó Luka.
Y es que si algo odiaba el mayor de los Salvatore, era que se metieran con su hermana.
— Ya me encargué yo— le dijo Draco— Por lo mientras Mell usará su túnica hasta que llegue a su habitación y pueda cambiarse, así no se le verán las piernas y ese idiota ni ningún otro volteara a verte
— Si Draco— asintió apenada Mellea— Lo lamento
— No Mellea, no digas eso— negó Luke— Y tú Malfoy, cuida como le hablas a mi hermana
— No tiene porque hacer eso, no es como si fuera la culpa de Mell— intervino Fiorella— Ella puede usar lo que quiera y ese chico no tiene derecho a verla o decir comentarios sobre ella
— No te metas en esto Fiorella— le dijo Draco— Esto no te incumbe
— Me incumbe porque Mellea también es mi amiga— le respondió también molesta
— Déjalo— dijo Mellea— Tiene razón, si uso la túnica no volverán a verme
— Espero que entiendas que nada de lo que pasó fue tu culpa— le dijo Fiorella— Es culpa de ese idiota y de su poca educación
Pero Mellea no pensaba igual, sentía que todo era su culpa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro