«𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐑𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎» 𝟐
En una noche desolada con la fuerte brisa, el frio era insoportable más para una niña que solo llevaba puesta una ligera blusa de flores, sentía miedo por donde mirara todo estaba vació y silencioso. Dahyun se levantó del lugar en dónde se encontraba sentada y deambulo por el lugar, no lograba reconocer ningún lugar cerca, quería volver a casa por la calle en la que vino con su madre, pero por más que lo buscaba, no encontraba nada familiar que recordara. Terminó por rendirse, inspecciono la desolada plaza, paso por un par de puestos cerrados y en un bote de basura pudo ver un pedazo de ramyeon todavía intacto, tragó saliva y pensó si comerlo o no, sin opción alguna agarro el ramyeon y fue en busca de un lugar para pasar la noche y pudiera descansar.
Dio solo unos pequeños pasos y una voz resonó en sus oídos, no se escuchaban muy lejos, era una sola persona y empezaba a ponerse nerviosa. Sin querer llamar la atención intentó caminar en la oscuridad y buscar un lugar tranquilo para dormir, de lejos pudo ver un enorme árbol solitario y decidió ir a dicho árbol, estando a un par de pasos sintió un enorme escalofrío por escuchas una risa detrás suyo.
—¿Qué haces sola de noche? —Dijo una voz grave sujetando la mano de Dahyun con fuerza—¿No esta tu mamá contigo?
El corazón de Dahyun quería salir de su pecho, volteó a ver quién la sujetaba y se encontró con el rostro de un hombre, era más alto que ella y tenía mucha más fuerza, no parecía un hombre mayor como se imaginaba al tener ese tono de voz.
—¿Podrías soltarme? Me lastima—Pidió Dahyun casi en un susurro con la mirada al suelo evitando ver a ese hombre a los ojos.
El hombre rio dejando ver sus dientes y en ese momento Dahyun supo que lo que pasaría después no era bueno.
—Si tu mamá no esta puedes venir conmigo, te divertirás.
Dahyun intentó mantenerse tranquila, entre más hablaba ese hombre más escalofríos le causaba, no quería ir con ese hombre, no quería estar en ese parque, quería estar en casa cubierta con su manta en el rincón de su casa y entre sus recuerdos de su hogar, hubo uno que le dio esperanza, recordó la vez que su madre corrió de casa a un hombre que había llevado con ella, recordando el griterío y su madre sin pensarlo le dio una patada en medio de las piernas a aquel hombre que lo hizo chillar.
El hombre comenzó a jalonearla para hacerla caminar, eso hizo volver a la realidad a Dahyun, sin dudarlo ni pensarlo un segundo más imitó la acción de su madre, el hombre la soltó de inmediato agarrando sus partes íntimas y soltando un fuerte grito acompañado de insultos, en ese momento aprovecho la menor a salir corriendo lo más rápido que sus piecitos pudieran correr, el hombre pareció darse cuenta y en un intentó de recuperar la compostura, empezó a perseguir a Dahyun, de vez en cuando volteaba a ver si había perdido el rastro de esa persona, su corazón se hizo pequeñito al verlo correr hacía su dirección, corriendo cada vez más cerca; nada le salía bien.
—¡ESTÚPIDA NIÑA ME LAS PAGARAS!
Dahyun no dejo de correr, se preguntaba porque nadie salía a ayudarla, los gritos eran demasiado fuertes como para pasarla desapercibido. Se estaba empezando a cansar, sus piecitos iban cada vez más lento y su respiración aumentaba, quería seguir corriendo, pero su cuerpo pronto a pronto comenzaba a colapsar, se tornaba borrosa su vista, su respiración cada vez se hizo cada vez más pesada y su corazón no podía más; cayó al suelo derrotada golpeando su mejilla al suelo.
El parque no estaba solo, había alguien más ahí observando en total silencio.
—Pensé que nunca se detendría—Dijo con total indignación el hombre mayor, se acercó hasta dónde estaba Dahyun tirada y la quedo viendo con una sonrisa victoriosa inspeccionando cada parte de su pequeño cuerpo—Estoy segura que me darán un buen dinero por esta niña—Le dio una patada para asegurarse de que no se despertaría e intentaría huir, por más golpes que le dio no parecía reaccionar, parecía estar muerta, pero no le importaba realmente.
—¿Qué hace señor?
El hombre volteó rápidamente detrás suyo y no encontró a nadie, solo la oscuridad que los rodeaba, no le tomó importancia y regreso su mirada a Dahyun. Escucho de nuevo el sonido de las hojas y un fuerte viento revolvió su cabello, miraba por todas partes y comenzaba a ponerse nervioso.
—¿QUIÉN ESTA AHÍ?
—Lo que esta haciendo no esta bien...—Se escuchaban el ruido de las cigarras—Mamá dijo que no debía hacerle daño a nadie. Usted no parece una buena persona, mamá no se molestará conmigo entonces.
Un fuerte grito se escuchó acompañado de la sinfonía de las cigarras en el parque y unas gotas de sangre caían al suelo. Dahyun recuperaba el conocimiento, alzó un poco la cabeza, el cuerpo lo sentía pesado y el cuerpo le dolía; más en el brazo, su visión era borrosa, sentía su corazón dar pequeños pulsos en un intentó vago por respirar, poco a poco sentía que se asfixiaba y ese olor a sangre no ayudaba. «Si moría, el hambre se iría. Entonces no tendría porque sufrir más» Pensó mientras sus ojos se iban cerrando, pero una sombra al frente suyo la hizo sudar de frío, no podía ver bien con exactitud el rostro debido a la oscuridad, pero si pudo ver unos ojos carmesís estarla viendo y fue lo último que vio antes de perder de nuevo el conocimiento. Si la noche de GURYONG te comía, nadie más sabría de ti, ese era un dicho muy conocido entre los habitantes; persona que desaparecía, nunca sería más vista.
«Horas después»
El cantó de unos pequeños pajaritos, le daban la bienvenida a un nuevo día. Dahyun escuchó aquel cantó y poco a poco fue recuperando la conciencia, sentía su cuerpo adolorido, los parpados los sentía pesados y no podía moverse, cada vez que intentaba mover el brazo sentía un enorme dolor. Sus ojos se abrieron, lo primero que vio fue una pared de color gris «¿Por qué en el cielo no hay nubes? ¿En dónde estoy?» Se preguntó a sí misma. Miró a los lados y se encontraba en un lugar que desconocía, lo primero que paso por su mente era el hombre mayor que intentó llevársela, su corazón se estrujó de solo recordarlo, no quería estar en ese lugar, quería escapar y correr, pero por más que intentó su cuerpo dolía tanto y sus pies no respondían; hubiera preferido morir.
Dahyun se quedo mirando a la nada, no sabía por cuanto tiempo estuvo en la misma posición y con la expresión vacía en su rostro, solo estaba esperando que lo peor pasara. Miró por la ventana una que no tenía cortina, a juzgar por como entraba la luz solar, deducía que pronto oscurecería. Un sonido de afuera la hizo voltear a la puerta, estaba justo alado de la ventana, empezaba a sentirse nerviosa y tragó saliva, la perilla de la puerta se movió y supo en ese momento que su vida había llegado a su fin. Cerró los ojos rápidamente y fingió estar dormida, se quedo quieta e intentó calmar su respiración para que no sospecharan que estaba fingiendo, su corazón parecía no cooperar cuando escuchó la puerta cerrarse y los pasos de aquel hombre. Sintió su cuerpo temblar cuando unas manos tocaron su brazo, suplicaba a gritos que no escucharan sus latidos nerviosos y ese horrible escalofrío que empezaba a sentir. ¿Sería su fin? Sí, quería que lo fuera.
—Estas despierta ¿No es así? —Dijo una dulce voz, la dueña de la mano que sujetaba su brazo—Puedo escuchar tus latidos, no tengas miedo no te haré daño.
Dahyun abrió los ojos y sus ojos se encontraron con el rostro de una niña con unos bonitos ojos marrones en un tono claro y una hermosa sonrisa.
—¿Quién eres tú? —Dahyun no sabía que estaba pasando—Se supone que un señor quería llevarme con él, pero tú no eres ese señor.
La chica de ojos marrones solo sonrió ante su pregunta y soltó su brazo poniéndose de pie.
—Te encontré la noche pasada—Empezó hablar la chica de ojos marrones—Parecías necesitar ayuda, no suelo meterme en problemas—Hizo silenció unos segundos—Pero, ese hombre no parecía ser tu padre ni tampoco una buena persona—Le sonrió a Dahyun—No tienes que preocuparte, ese hombre no te hará daño.
Dahyun no sabía que decir o pensar, lo último que recordaba fue cuando ese hombre la alcanzó y en el parque no había nadie más.
—De que hablas...—Dahyun no parecía entender las explicaciones de la chica de ojos marrones—¿Tu venciste a ese hombre?
La chica de ojos marrones solo sonrió.
—¿Tienes hambre? —La chica le preguntó con delicadeza en un tono bajo—Viendo tu cuerpo cuando te cambie, puedo deducir que no has comido en días y también puedo escuchar tu estomagó sonar hace unos momentos.
Dahyun se sonrojo hasta las orejas ¿Ver su cuerpo? Ahora que se daba cuenta, era verdad, no tenía la misma ropa de ayer, la que llevaba puesta era una camisa blanca y unos pantalones de pijama color rosa que le quedaban grandes.
—No seas tímida—La chica de ojos marrones le dio la espalda y busco una bolsa que se encontraba en una mesa al fondo—Compre pan y unas bebidas de naranja para ti.
Dahyun al ver los panes y los jugos de naranja, se le hizo agua la boca. Se levantó poco a poco intentando disminuir el dolor, pero sus intentos fueron en vanos, aún así su hambre era más fuerte que nada. Le arrebato la bolsa con los alimentos que había llevado para ella y sin modales o vergüenza alguno comenzó a comer el pan y bebiendo por lapsos el jugo de naranja. La chica de ojos marrones parecía sorprendida al ver como devoraba la comida, la menor.
—Me alegra que la comida te haya gustado—La chica de ojos marrones le sonrió y le dio la espalda—Iré afuera, cuando termines de comer curare tus heridas.
Dahyun solo asintió mientras comía, se quedo viendo a la chica hasta que salió por aquella puerta, saboreando su pedazo de pan observo todo el lugar, era una habitación grande muy distinta en dónde vivía, todo estaba ordenado, había cuadros en las paredes, un librero lleno de bastantes libros, una pequeña mesa y una chimenea; la habitación solo contaba con 3 ventanas y 2 puertas, aunque desconocía que había detrás de la segunda puerta, tampoco podía levantarse averiguar. Terminó de comer todo el pan que le había traído y se bebió dos jugos completos, el resto lo guardo aún lado de la cama y la chica no tardo en entrar con las manos vacías; pensó que solo le quería dar su espació.
—¿Terminaste de comer? —Dahyun asintió y le regreso una sonrisa mientras se iba acercando a la menor—¿Me permites tocarte? Solo cambiare tus vendas.
Dahyun asintió de nuevo y se quedo quieta observando a la chica de ojos marrones. Levantó su manga y con mucho cuidado retiró su vendaje, la veía mas de cerca, ahora que lo pensaba no parecía llevarle muchos años, se veía igual de pequeña que ella, pero no creía que tuviera 5 años, seguramente solo le llevaba 2 o 3 años.
—Oye, ¿por qué me trajiste? —Preguntó Dahyun rompiendo con el silenció y queriendo resolver dudas y se quedó mirándola en espera de una respuesta— Con solo haberme ayudado, hubiera sido suficiente.
—No lo sé, no quise dejarte en ese parque sola de noche—La chica de ojos marrones terminó de vendar de curar y vendar su brazo—Listo, lo bueno es que tus heridas no son profundas.
Dahyun se paralizo al ver a la chica acercarse demasiado a examinarla de pies a cabeza, le tocaba en ciertas partes que dolían al simple tacto. Viéndola más de cerca, podía notar el bonito perfil de la chica, su piel no era tan blanca como la de ella, pero su rostro tenía facciones muy bonitas.
—¿Y tus padres?
La chica se alejó de Dahyun y su rostro se puso serio.
—No tengo...Vivo sola aquí—La chica se alejó de Dahyun con el rostro serio—Mi madre murió hace unas semanas.
Dahyun sintió miedo con la mirada de la chica que se odio por haber preguntado.
—L-lo siento, no debí preguntar—Se disculpo Dahyun.
—No importa—La chica le dio la espalda de nuevo y miró de reojo—Tengo que irme, si quieres puedes pasar la noche aquí, no le pondré seguro a la puerta por si deseas irte.
Dahyun asintió y solo miraba la silueta de la chica caminar hasta la puerta.
—¡ESPERA! —Gritó Dahyun para detenerla que se fuera—No te he dicho mi nombre es Dahyun—Hizo una pequeña pausa—¿Cuál es el tuyo?
—Mi nombre es Sana...
El encuentro de la oscuridad en su vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro