𝆺 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈 𝆺
Los rayos del sol del alba empezaron a abrirse paso entre los árboles de poco a poco hasta alcanzar una de las habitaciones del segundo piso de una casa que se encontraba en medio de aquel lugar repleto de plantas.Lentamente la luz comenzó a penetrar el vidrio logrando tocar los suaves y sedosos cabellos dorados que descansaban sobre la almohada del lecho, comenzó a darse vuelta hasta que su rostro se encontró con el sol provocando que sus ojos empezaran a abrirse, se levanto aun estando medio dormida dejando a un lado sus sábanas, caminó descalza hasta la ventana para poder abrirla.
- Buenos días~ - dijo aun estando con sueño, volvió a su cama para tenderla, tenía que estar todo perfecto después de todo ya había llegado el día.....Cuando termino de arreglar su cama alistó su ropa, rápidamente se dirijo al baño para asearse y volvió a su habitación; la vestimenta de hoy era simple, un vestido color rosa con el cuello blanco.
-Espero que le guste Michelle - le hablaba a su muñeca favorita que le había regalado su madre hace ya tiempo. Se vio por última vez en el espejo acomodando su flequillo y ropa, dio una vuelta encontrándose con la muñeca a quien solía llamar "hermanita", siempre quiso una pero sabía bien que ese deseo no se podría volver realidad.
-Deséame suerte hermanita - dedicándole una sonrisa aunque aquella expresión en su rostro reflejaba algo más que felicidad, ¿porque se puso así?acaso estaba... ¿triste? o ¿preocupada?.Sin mas que decir salió del cuarto.
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Caminando con tranquilidad fue avanzando Lucy hasta llegar a las escaleras, pero antes de pisar la primera grada se detuvo, dudo por unos segundos apoyándose en la baranda y eso no era raro para ella, ya se había vuelto habitual esa rutina,aunque no debería ser así - estará bien, todo saldrá bien, confía...confía... - repetía una y otra vez, incontables veces en su cabeza, tomó algo de aire y empezó a bajar hasta llegar al primer piso.Lo primero que hizo fue buscar con la mirada a su madre, al no hallar avanzó a la sala y allí estaba acomodando algunos de los adornos que estaban en la repisa de la chimenea.
-Buenos días mamá
-Buenos días Lucy
- Papá... ¿ya está por llegar? - hubo un pequeño silencio incómodo pero parecía ser eterno para ambas - si... - fue lo único que podía decir tampoco podía ocultarlo aunque quisiera, estaba preocupada, no de ella, sino de Lucy no quería que volviera a salir lastimada de esta situación, el temor de verla ser torturada y el hecho no poder hacer nada al respecto más que intentar protegerla la estaba consumiendo por dentro, la estaba asfixiando.
¿Alguna vez no te has sentido impotente ante una situación?el hecho de decirle a esa persona que todo saldrá bien, que estarás allí para protegerla y al final no fuiste capaz de no hacer nada, esa sensación te consume, te empiezas a torturar preguntándote un millón de veces ¿porque no pude hacer nada?¿porque soy tan inútil?, soy un idiota, no valgo nada, soy muy débil; empiezas a creer que lo que le dijiste fueron solo palabras, una mentira, que solo querías ayudar porque ya no querías ver a esa persona sufrir, no soportabas más eso y al final... todo tu esfuerzo no sirvió, te sentiste....impotente.
-Todo estará bien, tranquila - no hubo respuesta
-Lucy~ - esta vez levantó su cabeza pero sin decir nada - no estés así~ , o sino.... - ¿que cosa mama?-
-¡Te atacara el monstruo de las cosquillas! - se abalanzó sobre la niña generando un mar de risas que no paraban de sonar en la habitación- ¡de-detente mama!¡jajaja!- tartamudeaba mucho, se le era difícil hablar mientras su madre le hacía cada vez más cosquillas.
En eso se pudo escuchar un fuerte golpe que venía desde la puerta, no era necesario preguntar quién era, ya lo sabían, ya no se escuchaban risas ahora el ambiente era diferente hasta en el aire se podía sentir la desesperación y ansiedad que se estaba generando. Lucy intentó esconderse detrás del vestido de su madre pero luego se acordó de lo que paso la ultima vez...
《¡¿que estas haciendo idiota?!¡se supone que debes de recibirme como es debido - agarro su cabello, como si quisiera arrancarlo mientras ella en llantos y súplicas pedía ser liberada - ¡nooo!¡perdón papá, perdón!¡detenteee,por favor!-jalo con más fuerza su cabellera dorada, entre medio de sus miedos intentó liberarse pero no había caso seguir, la fuerza entre ambos era abrumadora - que esto te sirva de lección - fue lo último que escuchó decir de parte de su padre si es que se le podía llamar así a esa criatura, la arrojó a un costado golpeándola contra la pared, el impacto fue tan grande que apenas pudo estar consiente unos segundos más y lo último que vio entre sus ojos borrosos fue el panorama de su madre intentando protegerla de él - p-papa....-unas lágrimas más se escaparon》
-Bienvenido de nuevo a casa padre, espero que siga gozando de buena salud - hizo una reverencia con su vestido e inclinó ligeramente la cabeza, no tenía el valor suficiente para poder verlo a los ojos, el miedo invadió su pequeño cuerpo cerrando su puño y apretando su vestido,esta acción no pasó desapercibido para su madre quién estaba consciente del temor de la niña-Lucy-fue lo único que tenía en mente, solo pensaba en ella.
-Bienvenido a casa... querido - ¿"querido"? ¿por debería dirigirse a él de esa forma?,¿porque lo dijo con dificultad?, la respuesta era simple, él tan solo pronunciar y llamar a esa cosa que no era humano generaba un sentimiento de repugnancia,odio, molestia y... ¿dolor?.
-Veo que les falta mucho por aprender a cómo saludar correctamente, ¿no es así... Layla? - se acercó a ella hasta quedar frente a frente, la mujer solo pudo inclinar la cabeza,sabía que le iba a costar caro lo que dijo,pero simplemente no podía evitarlo, cualquiera lo estaría en esta situación.
-Tienes toda la razón querido-trato de decirlo con toda naturalidad pero le era imposible, si tan solo supieran lo que escondían aquellas palabras.
-Veo que ahora si lo dijiste bien, pero...-su tono de voz se volvió más salvaje y ronca,acercó sus dedos a su barbilla, levantó su mirada hasta que sus ojos se encontraron, reflejaban maldad-debes pagar por lo de antes-en un ágil y rápido movimiento llevó sus manos desnudas a su rostro dándole una fuerte cachetada, en su mirada se podía ver toda una sonrisa de total satisfacción y diversión, como resultado esta cayó a un par de metros de donde estaba antes.
Recibió un gran impacto, la fuerza de ese hombre era aterradora, llevó su mano a su mejilla que había recibido tal golpiza con la intención de aliviar el dolor, trato de acomodarse para ponerse de pie pero de inmediato sintió un gran dolor en su estómago que le impidió moverse - deberías aprender mas Layla - sonrió - debes pagar ¡mujer insolente! - empezó a patearla por distintas partes de su cuerpo, los gritos de la mujer eran desgarradores, la intensidad del dolor cada vez subía más, ese hombre era todo un demonio - ¡detente papa! - lo sujetó por detrás, este se detuvo.
-Creo que tu también debes aprender - todavía estaba hambriento de más dolor, en su mirada podía verse, esa horrenda mirada - no... no papa... ¡no!¡no lo hagas!por favor... - pensaba,estaba aterrada, sabía que quería decir con eso, su miedo era tan grande que empezó a cubrir su rostro con sus pequeñas manos mientras retrocedía despacio, sus ojos lentamente se ponían vidriosos listos para romperse en cualquier momento - ¡vamos!¡muéstrame ese rostro estúpida niña malcriada! - levantó su mano derecha - ¡no! - cerró sus ojos, diminutas lágrimas empezaban a acariciar sus mejillas, ese grito de desesperación por fin se escapó de sus labios;llegó el golpe.
Layla era testigo de esa horrible escena, quería que no fuera real pero sabía que solo esa petición era solo eso, un deseo que no se volvería realidad. Trato de ponerse de pie sin embargo el dolor provocado por las fuertes patadas que había recibido le impedían poder lograrlo, el mundo parecía ir en cámara lenta para ella, sus ojos veían cómo su querida hija estaba a punto de volver a ser lastimada, una vez más se sintió... impotente - ¡no! - grito desgarradoramente alzando su mano acompañado de unas rebeldes lágrimas que no iban a ceder, su pecho dolía sin saber si fueron causadas por las patadas o el sentimiento de impotencia que la consumía.
Lucy se encontraba a un lado de la habitación con sus brazo lleno de moretones intentando cubrir su cara la cual estaba aterrada, asustada, tenía miedo - sálvenme, por favor papá.... detente - pensaba ella, con esperanzas de que su súplica se cumpliera pero nunca llegaron - grita más, ¡vamos grita mas!¡dame mas gritos!¡quiero seguir escuchandolos! - sus llantos eran más fuertes, su pecho estaba ardiendo como el infierno, sus lágrimas solo salen con mayor dolor que la anterior, y su madre.... ella también estaba siendo torturada.
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-Me divertí mucho hoy, espero que sea igual al próxima vez - dirigió su horrenda mirada a donde sus cuerpos se encontraban arrojados - y tu niña - la agarró de su cabello, sus ojos se encontraron aunque en los de Lucy no había brillo - aprende a ser una señorita - la dejó caer - me iré por un tiempo mas, nos vemos - mostró por última vez esa asquerosa sonrisa llena de satisfacción, se fue azotando la puerta con potencia.
- Lucy... - ella giró sus cabeza para ver algo de sangre en la frente de su madre - ¿estas bien? - dijo con algo de dulzura en su tono
- Sí - respondió con una gran sonrisa, aquella sonrisa que la caracterizaba
- ¿Y tu mama? - se acercó a ella
- Yo estoy bien - se acomodo para sentarse
- Que bueno - busco refugio en su pecho - estoy feliz de que mama este bien - la abrazó con más fuerza, ella correspondió la acción, sus brazos se habían vuelto su refugio, un dulce y cálido refugio.
Después de un rato se separaron, Layla le dijo a Lucy que fuera a su habitación a cambiar su ropa mientras ella arreglaba todo el desastre que dejó una vez más aquel espantoso demonio. No dijo nada y fue directo a su recamara con dificultad, el ardor de algunas heridas dejadas en su cuerpo persisten.
Al llegar a su habitación lo primero que hizo no fue cambiarse, agarró su muñeca y se acostó con ella en su cama - creo que... no fue suficiente suerte Michelle - dijo con una voz apunto de quebrarse - pero no importa, no importa, aunque... - las lágrimas empezaron a salir
-Duele - se quebró su voz - duele, duele mucho - sollozaba - me duele mucho hermanita, duele... - quería gritar un poco más pero no podía porque su garganta dolía y no quería que cierta persona escuchara sus gritos, sin embargo no era necesario, había alguien del otro lado de la puerta apoyando su espalda dolorida en la fría pared, era Layla.
- Perdón Lucy - susurro cubriendo su boca con una de sus manos - perdón, perdón - empezó a perder su equilibrio, se sentó sobre sus pies aun con sus manos cubriendo sus labios para no ser escuchada, sus mejillas estaban húmedas y ardían un poco al igual que sus heridas marcadas.
- Perdon, perdoname Lucy, perdónanos - se lamentaba cada vez más su pecho volvía a doler, se sentía afligida y asfixiada entre sus pensamientos, pero....
¿porque dijo perdónanos?
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