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━JAMÁS━
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Scarlett P.O.V
No fui la única, tanto Ban como King a mis lados también lo sintieron. El capitán y Diane dejaron la pelea de lado. Los caballeros sacros no vinieron a divertirse a el festival, vinieron por nosotros sin importar tomar la vida de los demás.
──¿Qué esta sucediendo? La pelea termino, ¿o qué? ─se escuchaban a los aldeanos preguntar confusos de verlos detenerse.
──¡No nos dejen esperando!
──¡Sigan peleando!
──¿Qué les pasa? ¿Desperdiciaron toda su energía en la primer pelea? ─ignoramos a Hawk.
Los tres caminamos llegando a un lado del capitán y Diane.
──¿Sr. Ban? ¿Sr. King? ¿Lady Scarlett? ─escuche el leve murmullo de Elizabeth.
──Mi nombre es Meliodas, soy el Dragón de la ira, capitán de los Ocho Pecados Capitales. ─se presentó intimidantemente. ──¡Reclamamos la aldea de Vaizel como nuestra propiedad! ¡Tienen solo un minuto para abandonar Vaizel! ¿Escucharon? ¡Si no lo hacen, los mataremos!
──¡No engañas a nadie, niño!
──¡Eso no es cierto, no luces como el de los carteles!
──Los humanos son tan estúpidos. ─hable retirando mi cabello de mi lado izquierdo. ──Pero es entendible que quieran morir. ─sonreí lascivamente mostrando mi cicatriz. ──Dicen que su alma es dulce. ─relambi mi labio mirándolos.
──No puede ser...
──Creo que están hablando enserio... mira su cicatriz, es igual que en el cartel.
──Me esta comenzando a dar miedo.
Aun así nadie se iba y lo peor era que los caballeros se acercaban cada vez más.
──¡Dije que se larguen! ─gritó el capitán.
Pero solo gritaron asustados de escucharlo alzar la voz.
──¡Miren allá! ─un señor señalo un punto en el cielo.
Eran bolas de fuego dirigirse a este lugar, pasaron sobre nosotros dirigiéndose a todo Vaizel.
──¡Justo cuando tengo hambre!
Dije dando un gran golpe al suelo siendo elevada por una gran cantidad de agua.
──¡Columnas de presión!
Caí al suelo dando un gran golpe creando diversas columnas de agua que detuvieron las bolas de fuego. El capitán logro regresar una enorme que iba directo a ellos. En un segundo llegue a un lado de ellos.
──¡Maldición! ─exclamó el capitán. ──¿Llegaron tan pronto?
Miramos a dos mantarrayas venir volando con personas en su lomo.
──La armadura que portan es de un tesoro sagrado. ─comentó King en su forma humana.
──Entonces, Guila debió fortalecerse después de enfrentarla en la cuidad de los muertos. ─aclaró el capitán. ──Y para empeorarlo, ahora son tres. ─mos miro unos segundos. ──Sugiero dividirnos.
Sin importar a los demás corrí usando mi poder mágico con otras bolas de fuego que venían a mi dirección. Mire a el cielo los cuerpos tanto del capitán como el de Ban caer a el duro suelo.
──Fueron vencidos... porque todo a mi. ─dije soltando un suspiro desapareciendo en un charco de agua.
Aparecí justamente a un lado de los cuerpos de ellos dos. Observe a dos caballeros sacros caminar hacia a mi.
──¡Oye capitán! ¡Creo que todos los residentes ya evacuaron! ─escuche la voz de King volando cerca de aquí. ──¡Capitán! ¡Ban! ¿Qué sucedió Lett?
──Pregúntale a ellas. ─conteste mirando a las mujeres.
Antes de preguntar la ciega me encerró con las bolas de fuego.
──¡Scarlett! ─escuche el gritó de King.
──Gritó ahogado. ─susurre chasqueando mis dedos.
La cadena de explosiones hizo impacto contra mi esfera de agua, la explosión se iba apagando cada vez que tocaba el agua. Cuando se dispersó la otra chica intento cortarme con su espada pero solo provoco que uno de mis guardianes se formara a su espalda lanzandola contra la tierra escuchando un gritó de su parte. La otra chica intento volver a usar sus explosiones pero con un chasquido de dedos forme lanzas de agua dirigiéndose a ella y al igual que la otra escuche su gritó.
──Bien, ahora que mi hambre ha vuelto posiblemente pelee en serio con ustedes... humh. ─mire a las dos tiradas en el suelo sin poder moverse. ──¿Ya se murieron? Qué estúpidez, ni siquiera he usado mi verdadero poder.
──Y no tienes a Toraidento. ─me recordó King.
──¡Buen trabajo, Scarlett! ─escuche el gritó de Hawk.
──Aún están vivas. ─dijo King.
──Encárgate de ellas por mi. ─mire a el capitán y a Ban. ──Yo sanaré las heridas de ellos.
──Les haré algunas preguntas, Scarlett.
──Has lo que sea, no me interesa en lo absoluto si viven o mueren. ─dije mirando a los chicos en el suelo inconscientes.
Levanté mi mano envolviendo a los dos en mi agua, me hice un corte profundo haciendo que el agua se tiñese de color carmesí. En tan solo unos segundos sus heridas se curaron pero seguían inconscientes.
──Hawk, te los encargo tengo que buscar a Diane. ─dije mirandolo mientras desaparecía en un charco.
──¡A la orden, señora! ─lo escuche mientras corría arrastrando a los dos.
Aparecí a un lado de Diane quien estaba gritando porque Gideon no estaba.
──Nuestro único objetivo en venir a Vaizel era por Gideon y ahora lo pierdes. ─hable cruzando mis brazos mirándola. ──Diane eres una descuidada.
──¡Scarlett no me regañes así! ¡¿Ahora que hago?! ─gritó pero se quedo en silencio cuando se escucho el quejido de un hombre. ──¡Ay no, podre! ¡Quedó atrapado durante la evacuación!
Corrió directo ayudar a el señor.
──¡Diane, Serpiente de los Ocho Pecados Capitales! ─escuche la voz de Howzer, no se había percatado de mi presencia. ──¡No te muevas!
──¿Howzer? ─lo miro, este llevaba su armadura.
──Por tus crímenes hace 10 años y atacar a el Gran Maestro...
──Yo no hice eso. ─lo interrumpió.
──¿Eh? ─se quedó mirando a la pequeña gigante.
──En lugar de tratar de arrestarnos por algo que no hicimos deberías de ayudar a el civil. ─hable atrayendo la voz de Howzer. ──¿Cuanto tiempo sin verte pequeño? ─sonreí.
──L-lady Scarlett. ─sus ojos brillaron. ──¿E-es usted de verdad?
──La misma de siempre. ─mire a el hombre herido. ──La prioridad ahora es la del hombre.
──Espere, lo llevaré a un lugar seguro. ─le dijo Diane.
──Se lo agradezco... ─murmuró el civil.
──¡Ya dejen de jugar con mi cabeza! ─gritó Howzer.
──¡Hola! ─mire a otro caballero sacro caminar hacia nosotros. ──Parece que tienes dos blancos que puedo aprovechar, así que permíteme. ─movió unas maracas que tenía en sus manos.
Mi cuerpo comenzó a pesar haciendo que cayera de rodillas a el suelo.
──¿Qué sucede? ¡Mi cuerpo se siente pesado! ─escuche a Diane provocando una gran grieta.
──¡Mierda! ─al igual que Diane debajo de mi se creo una gran grieta por lo pesado que mi cuerpo se hacia.
──¡Atrápalo, Hawzer! ─le gritó Diane lanzando a el civil.
Mi cuerpo pesaba demasiado haciendo partir la tierra cayendo por una enorme apertura, no tarde en ver a Diane cayendo por igual.
──¡Lady Scarlett! ¡Diane! ─escuche el gritó de Howzer.
El agua amortiguo mi caía mientras que Diane cayo encima mío.
──Tengo hambre. ─dije mirando la luz a lo lejos.
──Te habías tardado en decir eso. ─ninguna de las dos nos movimos solo miramos la luz a lo lejos, ella seguía encima mío.
Fue entonces que comencé a sentir más peso encima mío que el que debería de sentir. Al mismo tiempo comencé a ver a Diane crecer.
──Oh mierda... ─solté antes de ser aplastada por la Diane gigante de siempre.
──¡Volví a mi tamaño normal! ─gritó feliz.
──¿Te importa? ─dije debajo de ella.
──¡Oh, Sacarlett! ─se levantó de inmediato. ──¡Lo siento mucho no quería aplastarte!
Sentí una magia demoniaca fuertemente, se me hacia conocida y la vez desconocida. La deje pasar ahora mi prioridad era salir de aquí para comer, mi estómago me exige comida.
──No importa. ─me levante tronando los huesos de mi cuerpo. ──Lo importante es ponerte ropa, al menos de que quieras pelear desnuda.
──¡Claro que no, Scarlett! ─negó mirando a otro lado con un sonrojo.
Chasque mis dedos para hacer que un guardia de agua apareciera con la ropa de Diane.
──Todo tuyo, pequeña.
──¡Gracias, Scarlett!
Una vez que ella se cambio me tomo entre su mano sentándome en su hombro. Siendo honesta no tengo ganas de pelear, solo quiero comer y comer más. Diane escaló logrando salir de la gran apertura que había, tanto el caballero sacro como Howzer se sorprendieron de vernos con vida sin ningún rasguño.
Ella y él tuvieron una pequeña charla que no le preste atención. Ahora Diane no solo tiene su tamaño normal, sino que tiene a Gideon a la mano. Significa que todos tienen que comenzar a correr o de lo contrario morirán.
Logre ver a Ban correr con Elizabeth y King en brazos con Hawk siguiéndole el paso. Diane logro evitar que un caballero sacro matara a el capitán quien estaba inconsciente estrellado en una roca.
──Vaya, vaya, siguen vivas, Diane, la serpiente, Scarlett, el delfín. ─miramos a el caballero.
Diane tomo a el capitán entre su mano.
──Capitán...
──Déjamelo a mi, lo curaré. ─ella lo dejo a un lado mío. ──Meliodas... ─lo acoste entre mis piernas rodeando con mi agua todo su cuerpo.
──¿Cómo se encuentra, Scarlett? ─preguntó preocupada.
──Estará bien. ─dije cortando mi muñeca tiñendo mi agua carmesí. ──Mi sangre lo sanara, no te preocupes.
──Discúlpame. ─se escucho a el caballero sacro. ──Lamento interrumpir su conmovedora reunión, pero no prefieres lidiar conmigo.
──¿Fuiste tu? ─preguntó con la mirada oscura.
──Si me entregas a el criminal y a la princesa, no pondré una mano sobre ti o sobre ella...
──¿Tú hiciste esto? ─lo que sabia era que cuando Diane estaba enojada y con su tesoro sagrado a la mano, era mejor correr.
──Sabes qué, te daré un consejo muy útil, "no te involucres con mediocres y cuida las decisiones". ¡Por que tu Gideon no es rival para mi Vínculo!
──¿Fuiste tú quien lastimo al capitán? ─lo miro levantando a Gideon.
El caballero sacro esquivaba a duras penas los ataques que daba Diane con su martillo. O eso era antes de que Diene se cansara y terminara golpeando fuertemente la tierra.
──¡Catástrofe madre!
La tierra se comenzó a levantar por cuatro puntos, a decir verdad me encantaba las habilidades de Diane. O siendo más exacta me encantaba el clan de los gigantes a pesar de ser enemigos naturales de nosotros, como los vampiros lo eran con las hadas y los demonios con las diosas. O eso fue hace tres mil años, la verdad no tengo memoria de ello.
Las misma matarrayas de antes llegaron tomando a el caballero sacro a las otras dos chicas de antes. Pero la tierra ya los había alcanzado, él por una razón podía volar y se quedo mirando la enorme tierra donde Diane estaba parada, dio un golpe con Gideon y la tierra cayo fuertemente.
──Amo la catástrofe madre. ─dije con un pequeña sonrisa.
──Lo sé, siempre lo has dicho. ─camino a la dirección de los demás. ──¡Hola! ─saludo.
──¡Sr. Meliodas! ─Elizabeth corrió directo a nosotras.
Agache mi cabeza mirando los ojos esmeralda de mi capitán.
──Es una lastima. ─le dije a la princesa. ──Sigue vivo y coleando. ─bromeo.
Lo ayude a incorporarse, Diane ya nos tenía en su mano.
──Yo también te quiero, Scarlett. ─dijo con sarcasmo.
Diane lo pego a su mejilla feliz de verlo vivo, yo por mi parte de un saltó llegue a el suelo. Diane dejo a Meliodas en el suelo.
──¡Sr. Melio... ─Elizabeth se vio interrumpida cuando Ban le dio un gran golpe impactandolo contra una roca.
──Perdone capitán, así quedamos a mano, ¿sí~?
──Sí, a mano. ─apreté mi puño furiosa. ──Pero deberías de ver detrás de ti.
Este giró mirándole.
──Tú... ─levante mi mirada enojada. ──¡¡ERES UN ESTÚPIDO ZORRO!! ─le tire un golpe que lo destrozo por completo. ──¿Qué no ves que lo acabo de curar y tu vas y lo golpeas más?
──Ya, no te enojes pescadito~. ─dijo una vez que su cuerpo regreso a la normalidad. ──Te lo compensaré con comida.
──No me quieras comprar con comida. ─mire a otro lado. ──Quiero un pastel de carne. ─dije caminando directo a King.
Mientras lo curaba el capitán recibía gritos de Diane y Hawk por estar toqueteando a la princesa.
──¿Tus heridas son dolorosas, King? ─le preguntó la gigante.
──Descuida, Scarlett las curo por completo. ─me miro. ──Gracias por eso, Lett.
──Y gracias por curar a el, Sr Meliodas. ─agradeció la princesa.
──Si bueno, sobre eso... ─los mire. ──Tengo hambre, mucha hambre.
──Esa es la Scarlett que conocemos. ─dijo el capitán.
Se escucho un estruendo, cuando mire lo que era me di cuenta de que era Griamore con la princesa Veronica en brazos.
──¡Griamore! ─Elizabeth corrió directo a ellos. ──¿Estás bien?
──Soy un fracaso como caballero sacro. ─me removí incomoda al sentir su lagrimas quemarme mi cuerpo, eso es lo que sucede cuando eres el pecado de la tristeza con una maldición sobre mi, las lagrima de otros me queman. ──No pude protegerla, esa fue su última orden antes de morir. Siento mucha vergüenza.
Pase mi mano por mi cuello con desespero, el ardor siempre es peor cuando es una persona que conozco.
──Falle... le fallé a las dos, no le fallé a las tres. ─sabia que hablaba de mi ya que sabia que no me gustaba que llorarán y de pequeños los entrene para ser grandes caballeros sacros.
──Griamore, gracias por haber cuidado de mi hermana. Por favor, sepúltala en el Lago Pienes. Ella amaba ese lugar. Las tres solíamos jugar en las orillas del lago todo el tiempo. ─dio media vuelta. ──Detendré a los caballeros sacros, pase lo que pasé. Lo juro por ella. ─dijo con firmeza.
──¿Cuando se volvió así? Es más fuerte.
Cerré mis ojos mientras pasaba mi mano más despacio, la sensación disminuyo pero aún lo sentía.
──No eres un fracasado pequeño Griamore. ─dije levantando mi mano. ──Ten en cuenta eso, ahora cumple la misión que Elizabeth te dio.
──Lady Scarlett. ─sus lagrimas pararon.
──Y una cosa más... deja de llorar. ─sentía la mirada de todos. ──Después de todo yo siempre acabo sufriendo el dolor. ─susurré desapareciendo a Griamore junto a la princesa en un charco de agua.
──Oye, algo me inquieta. ─hablo Ban mirando a el capitán. ──¿Y tu espada?
──Humh, creo que la robaron. ─dijo aparentando no preocuparse pero sentía todo lo contrario.
──Pero esa espada era muy importante, ¿no? ¿No lo inquieta? ─preguntó Elizabeth.
──Todo esto me inquieta. ─dijo con seriedad. ──La situación es muy seria.
Una parte dentro de mi saltaba de felicidad ante el robo de su espada.
──Pero... ─miro a la albina. ──, tú estas bien. Y eso es lo que realmente importa.
El rostro de Elizabeth se volvió colorado al mismo tiempo el capitán fue tomado por Diane.
──También estamos Scarlett y yo bien, capitán. ─dijo haciendo un mohín.
──¿A qué te refieres Diane? ¿Cómo no podrían estar bien? Eres enorme y Scarlett no tiene cara de estar mal. ─me miro, yo solo permanecí inexpresiva.
──Estoy seguro de que están bien. ─dijo Hawk.
──Porque son increíblemente fuertes. ─aclaró King.
──Se me antojó comer cerdo. ─dijo el capitán con un chichón en la cabeza mirando a Hawk.
──¡No te hagas el chistoso! ─gritó el cerdito.
Mi cuerpo comenzó a pesar, era el efecto de sentir mi cuerpo quemarse y más cuando curaba con mi sangre en lugar de las lagrimas del manantial. Lo mejor era caminar hacia la taberna, odiaba ser la princesa en apuros que siempre tiene que ser rescatada, sabía mis capacidades y los efectos que me causan.
Comencé a caminar sin perder tiempo alguno.
──Lady Scarlett. ─escuche a Elizabeth hablarme. ──¿A dónde vas?
──Lejos de aquí, donde solo reine el silencio. ─dije sin detenerme.
──Vas a la cocina, ¿verdad?
──Sí, voy a la cocina. ─le contesté a Ban. ──Tengo que alimentarme por cuanta propia.
──Nunca cambia, ¿eh? ─escuche a el capitán.
Llegué a la taberna y lo primero que hice fue ir a la primera habitación que encontré acostándome en está. Necesitaba descansar solo unos pocas horas y estaría como nueva, cerré mis ojos cayendo en un profundo sueño.
「 • • •」
Sentada encima de una rama de árbol disfrutando de unos deliciosos Takoyakis estaba observando a King a Ban entrenar entre ellos. Ban esquivaba las lanzas que King le lanzaba.
──¿Es en serio, King? ─preguntó un poco enojado. ──¡Tómalo más en serio! ¡Como si intentaras asesinarme!
──Asesinarte, ¿eh? ¿Y por qué lo haría? ─preguntó cruzando sus brazos detrás de su cabeza.
──Para recuperar el reino, acabar con esos caballeros y acabar de una vez con todo esto... ─apareció detrás de King tomándolo de su cabeza y lanzandolo contra el suelo, antes de impactar logro sostenerse en el aire.
──¿Recuperar el reino? ─pregunté comiendo mientras los miraba. ──Me sorprende escuchar eso de ti.
──Creí que no te importaba nadie más que tu mismo. ─comentó King.
──¿Y qué ustedes no son iguales a mi?
──Supongo que sí. ─dijo Harlequín.
──Tal vez. ─dije comiendo otro Takoyaki.
──Pero hago esto porque quiero ayudar a Diane y Scarlett. Ese es mi único objetivo. ─aclaró King recargado en Chastiefol.
──Yo también tengo uno. ─miramos a Ban. ──Recuperaremos el reino, y yo obtendré mi recompensa. Deseo la Trompeta de Cernunnos. ─deje de comer.
──¿La Trompeta de Cernunnos? ─preguntó King teniendo una idea. ──¡Es un artilugio para invocar a los dioses! ¿Por qué querrías algo así? Es que acaso...
──Sí. ─afirmó. ──Por Elaine. ¡La traeré de vuelta!
──Ban... ─King lo miraba.
La mirada de él cayo en mi.
──¿Es por eso que querías hablar conmigo seriamente? ─pregunté bajando del árbol.
──King menciono que tienes un manantial de lagrimas. ─mire a otro lado sabiendo el camino de esto. ──Dijo que puede regresar a la vida a cualquier persona que toque esas lagrimas. ─lo mire inexpresiva. ──Quiero que traigas a Elaine a la vida.
──No. ─hable con firmeza.
──¡¿Qué mierda dices?! ─gritó enojado.
──He dicho que no la voy a regresar a la vida. ─aclare.
──Scarlett... ─King me miraba. ──, ella es mi hermana... ─lo interrumpí.
──¡Me importa una mierda que sea tu hermana o tu amada! ─grité comenzando a enojarme. ──Incluso si es alguien de ustedes jamás usaría el manantial. ¡JAMÁS! Y no quiero volver a escucharlos mencionarlo porque nadie se acercara a esas lagrimas... jamás.
Di media vuelta furiosa de ello. Talvez digan que fui egoísta pero porque razón le regresaré la vida a las personas. Esas lagrimas son a costa de lo que más ame y perdí, y si otras personas pueden regresar a la vida, ¿por qué él no puede hacerlo? Nadie tocará esas lagrimas, no mientras yo viva.
Escuche un enorme estruendo, era el sonido de una montaña partirse por la mitad y el responsable pasaba sobre esta llegando hacia nosotros quienes se reunieron en cuanto se escucho el fuerte ruido.
──Es una promesa. Juro por aquellos que siempre han peleado a mi lado, que está maldita guerra de tres mil años llegará a su fin muy pronto.
Ante las palabras del capitán mi cabeza dolió sin embargo ninguna imagen apareció... hasta que cerré mis ojos donde aprecie unos ojos negros escondidos entre una cabellera plateada.
"Pronto estaremos juntos... lo prometo Scarlett"
Abrí mis ojos al escuchar una voz masculina en mi cabeza. Mi cabeza no entendía que significa eso y sin tener control mis labios se movieron por cuenta propia mientras miraba el cielo.
──Estarossa...
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