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ESTO NO TERMINA

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Solté un pequeño suspiro triste al verlo irse a el reino celestial. Era un hecho de que no podía permanecer por mucho más tiempo aquí, tenía que atender sus pendientes. Lo que me aliviaba era que una vez que Meliodas se fuera y el océano se calmará me iría con él.

Ahora tenía que regresar a la taberna con solo abrir la puerta y entrar sentía el ambiente pesado.

──¿Y ahora que sucede? ─alce una ceja cruzando mis brazos al ver esas caras largas. ──. ¿Por qué esas caras? ─nadie dijo nada solo se quedaron callados. ──. Sí hubiera sabido que estarían así de estúpidos me hubiera ido con Mael. Es increíble que tengo que estar aquí arreglando algo que no tuve nada en que ver alejado de el hombre a quien amo después de haber sufrido 3000 años. ─expresé con notable enojo causando que me miraran.

En cambio lo único que hice fue salir de la taberna subiendo encima de esta para poder estar sola. Y ahora que podía atención, no nos dirigíamos a el reino de liones, sino a los restos del castillo de Edinburgh.

Ahora que recuerdo, hace 12 años cuando tuvimos esa misión, no tenía recuerdos y no sabía el porque los vampiros me temían por completo menos una y esa era Gelda que solo intentaba acercarse a mi para hablar, pero no la recordaba y termino por irse, ni siquiera me acuerdo porque no la mate.

Después de todo eso Escanor termino por destrozar todo.

Observe a los demás salir de la taberna cuando la mamá de Hawk se detuvo.

──¿Edinburgh? Este no es el castillo que...

──¡Escanor hizo pedazos! ─termino de hablar Gowther antes de que lo hiciera King.

──Gracias por ayudarme en ese entonces. ─murmuró el pecado del orgullo.

Lo sigue siendo a pesar de ya no poseer el poder de "Sunshine". Aún recuerdo la pequeña pelea que tuve con Mael cuando este no se la quiso regresar.

─¡Eso no fue en lo que quedamos! Se supone que solo lo tomarias prestado, que ya no eras digno de poseerlo. ¿Por qué no regresarselo a Escanor si no lo usarás?

──Porqué si lo usa una vez más... sería la última vez. Después de eso con certeza total... morirá.

Moví mi cabeza a los lados para olvidar esos recuerdos, a pesar de que no me guste la idea, prefería ver a Escanor vivir más tiempo a que muriera.

──Meliodas, ¿que hacemos aquí? ─preguntó Elizabeth apoyada en su hombro.

──Iré solo. Ustedes quédense aquí. ─dijo, sin embargo Elizabeth fue con él.

──Si no mal recuerdo, el capitán creo esta cavidad, ¿no? ─preguntó Escanor muy cerca de esta.

──Ya veo. Así que quiere romper el sello. ─escuche a Merlín.

──¿El sello? ─preguntó Hawk.

──Hace 12 años cuando los vampiros atacaron, y a los "ocho pecados capitales" se le dio la tarea de lidiar con con ellos. ─comenzó a relatar. ──. El capitán no mató a un vampiro en particular y, en su lugar, uso su magia oscura para sellarla.

──El nombre de esa vampiresa era Gelda. ─comenté aún sentada encima de la taberna. ──. La amada de Zeldris.

A los pocos minutos algo salió volando a una gran velocidad dentro de un capullo. La mire sobre mi hombro y ella lo hizo por igual, sabía que iría a buscar a Zel quien estaba desaparecido.

──Suerte, supongo. ─murmuré cerrando mis ojos.

━🍃

Después de esa pequeña parada, llegamos al reino de liones.

──A todos, gracias por venir a mi invitación de última hora. ─mi vista de enfoco en Bartra mientra disfrutaba de una cerveza.

──¿Para qué es todo esto, Bartra? ─preguntó el capitán.

──Capitán de los "ocho pecados capitales", el "pecado del dragón de la ira", Meliodas. Tengo que pedirte un favor antes que nadie. ─el capitán solo bebía de su cerveza mirando a el rey. ──Como rey... y padre. ¡Que por favor, te cases con Elizabeth y te vuelvas el nuevo rey!

En respuesta, el rubio escupió toda su cerveza en la cara del rey ante tal sorpresa de haber escuchado esas palabras.

──¡Su majestad! ─Slader le dio un golpe a Meliodas en la cabeza por ello. ──. ¡¿Pero que hiciste?!

Sin embargo, el rey Bartra no mostro enfado.

──No estoy bromeando. ─dijo serio mirando a el rubio. ──. Estoy envejeciendo más y más.

──¿En serio? No lo había notado. ─dije con ironía bebiendo de mi cerveza esquivando un plato por parte de Slader.

──La verdad es que se lo pedí a Margaret y Gilthunder, pero ambos recharazon, diciendo que no son aptos para el trabajo. ─comentó mientras Slader limpiaba la cerveza de su rostro. ──. Y no puedo contar con Griamore y Veronica. Pero todos te reconocerán como rey. Tienes los logros y la popularidad para probarlo. ─los pecados bajaron la cabeza sabiendo que eso no es posible. ──. ¿Qué dices? Elizabeth, ¿puedo confiar en que no tienes objeciones?

──Padre, lo siento. No puedo aceptar tu propuesta. ─habló la platinada tomando el brazo de Meliodas. ──. ¡Porqué me iré al mundo demoniaco con Meliodas!

──¡¡¿QUÉ?!! ─gritaron todos a excepción de mí que solo seguía bebiendo mi cerveza pensando en lo que estaría haciendo Mael.

Solamente me limité alzar una de mis cejas ante esas palabras. Es más que claro que todos se quedaron con la boca abierta ante las repentinas que fueron sus palabras, pero para mi eso me dio igual, no es como si me importará de todos modos.

──¡¿T-tú quieres ir al mundo demoniaco conmigo?! ─preguntó el capitán sin poder creerlo.

──¡Sí! Lo he estado pensando por un buen rato.

──¡Sabes que eres humana, ¿verdad?! ¡No puedes ir! ¡Te vas arrepentir si lo haces!

──Nunca lo haría. Estoy determinada. ─el rubio dejo de hablar al ver esa mirada de parte suya.

──Si bueno, ¿hay más comida? ─todos me miraron feo por eso. ──. Bien, iré a la cocina entonces.

━🍃

Miraba la nieve caer afuera de la taberna, estaba feliz porqué dentro de poco Meliodas se iría y por fin podre estar con Mael. Solo quería abrazarlo y dormir, era muy tierno y mono cuando lo abrazo.

Por parte del clan Siren, pues no es de mi incumbencia después de todo fue desterrada hace años. Lo último que escuche fue que quedaron sin rey y se ocultaron en las profundidades del océano los pocos que quedaron.

──Oye, Merlín... ─cerré mis ojos al escuchar nuevamente la voz de Diane. ──. ¿Cómo es el mundo demoniaco? ─estaba llegando a mi extremo de darle un puñetazo.

──Esa es la millonésima vez que le preguntas lo mismo a la mocosa. ─hablé mirando de reojo a la castaña. ──. Diane, si sigues así te voy a dar un puñetazo.

──Lo siento, Scarlett... es que solo quiero saber que es... ─murmuró con sus brazos cruzados recargados en la mesa.

──Cielos. ─solté un suspiro pesado.

──Es una tierra corrupta y contaminada, cubierta de miasma, donde deambulan bestias violentas como indra. ─explicó. ──. Cualquiera otra raza a excepción de los siren, mente y cuerpo exterior a este mundo esta propenso a pudrirse y descomponerse allí. Pero con los poderes de onee-san, debería de estar bien.

──¿Scarlett puede estar allí sin que le pasé nada? ─preguntó la castaña.

──El clan demonio y el clan siren son muy iguales, incluso ambos son considerados como los más despreciables. ─ni me inmuté ante esas palabras. ──. Las sirenas son los seres más bellos de todos los clanes pero también son las más horripilantes. ─rodé mis ojos ojos.

──No entiendo eso. ─murmuró la castaña.

──Es lo mejor. ─dije mirando a los demás. ──. Cuando una sirena muestra su verdadero rostro es cuando extrae su alma para comerla. ─dije como si nada. ──. Si por una extraña razón, la sirena no logra su cometido, esa persona queda traumado de por vida o solo algunos días. El rostro que observaron es demasiado horripilante hasta el punto de llegar a suicidarse.

──Scarlett da miedo aveces. ─murmuró pero la ignore.

──Me sorprendió cuando dijo eso... ─balbuceo Escanor recordando la escena anterior.

──Sí, es difícil de creer que una princesa pensaría en algo así... ─comentó Gowther.

──Y con la expresión que hizo... no habría forma de detenerla. ─dijo la gigantona.

──Sí... ─susurró King.

──No, Elizabeth siempre ha sido así. Una valiente guerrera que ni siquiera pestañea cuando se trata de su amado. ─comentó la mocosa.

──Además, capitán, ¿qué hay de ti? ─este miro a Gowther. ──. ¿No dejas arrepentimientos en este mundo?

──Bueno, mmm... veamos. ─se llevo sus brazos detrás de su cabeza. ──. ¡Oh, claro! ─miro a Ban. ──. ¡Supongo que siempre quise que mi hijo tuviera una pelea con el hijo de Ban y se enamorara de la hija de Scarlett!

No mentiré al decir que no me sorprendió aquellas palabras. Es más, ni siquiera he pensado en tener más hijos... no estoy segura si a Mael le agradaría eso.

──¡Oye! ¡¿Qué hay de mi hijo?! ─gritaron a la vez los dos tortolitos sonrojandose por eso.

──Y al verdad aún me quedan muchas cosas inconclusas. ─aclaró el enano. ──. A pesar de que hemos terminado con la guerra santa, no significa que el mundo demoníaco haya hecho las paces con las cuatro razas... y además hubo muchas, demasiadas casualidades durante esta guerra, incluyendo lo de Arthur. Quien habría sido un excelente rey, eso lo aseguro. Toda responsabilidad recae en mí.

Me aleje de la ventana acercándome a la mesa redonda donde estaba todos, me quedé detrás de Escanor mirando a el capitán.

──La verdad es que soy un hombre terrible estos 3000 años, todo lo que pasaba en mi cabeza era romper la maldición de Elizabeth. Y por eso deje qué mi único hermanito muriera dos veces. La verdad, merezco estar en el infierno.

──¡Eso no es cierto! ¡Eres una persona amable, capitán! ─gritó Gowther.

──¡T-te echaste toda la culpa... qué impertinente! ─expresó Escanor.

──También salvaste a muchas personas, incluyéndome. ─le dijo la mocosa.

──Sí, también me salvaste. ─comentó con una sonrisa el zorro.

──¡Si no fueras una persona buena, Elizabeth nunca se habría enamorado de ti! ─mire a otro lado ante las palabras de Diane.

Si supieras. ─pensé.

──Nadie se desesperaría en proteger a la persona que ama. ─termino por hablar King.

En cambio yo solo miraba a otro punto recordando algunas cosas del pasado.

──Seguramente el capitán hizo algo por ti, ¿verdad, Scarlett? ─mire de reojo con frialdad los ojos de Diane. ──. ¿Q-qué pasa con esa mirada?

──Nada, olvídalo. ─dije llevando mi mano a mi cicatriz en mi ojo izquierdo. ──. Supongo que mi balanza esta equilibrada un poco. ─dije mirando a el rubio. ──. Por tu culpa he sufrido tanto, pero a la vez me has ayudado tanto. Talvez por tu culpa, mi clan me desterró por ser marcada de por vida, pero también estuviste cuando no tenía a nadie sin recuerdos algunos. A pesar de que me has hecho mi vida un infierno en más de mil ocasiones... lo he dejado atrás, porqué fuiste el único que me ayudo durante mi embarazo junto aquella reencarnación de Elizabeth. ─lo miré. ──. Y solo por eso... dejaré en el pasado lo demás.

Él sonrió mientras lo miraba ahora de reojo quitando mi mano de mi ojo izquierdo.

──Hoy soy quien soy porque ustedes han estado allí para mí. Se los agradezco. ─todos sonrieron ante esa palabras, a excepción de Escanor y Diane que estaban llorando. ──. En este dia y por este medio, declaro que el grupo de los ocho pecados capitales se separan.

━🍃

Todo sucedió tan rápido que no puede evitar abrir mis ojos sorprendida mientras escuchaba el enorme grito que Meliodas daba al ver como una gran roca cayo encima de Elizabeth.

Hace unos segundos que se estaban despidiendo para irse al mundo demoniaco, ella se adelantó y de pronto pasó eso.

──¡¡Meliodas!! ─este miro a la mocosa. ──. Onee-san esta a salvo. ─este miro encima suyo a una Elizabeth con una pequeña herida en si frente. ──. Solo la corto un poco.

──¡E-estaré bien! ─dijo mirando a el rubio correr directo a ella.

Y entonces su maldición se miro encima de ella y por más que Meliodas lo destruía este volvía a formarse. Solamente la de Elizabeth, la de Meliodas no tenía indicios de volver aparecer, la cual fue impuesta por la Suprema Deidad.

──En pocas palabras, significa que el Rey Demonio no ha desaparecido del todo. ─comenté.

Y tenía una ligera sospecha de saber quien es el nuevo recipiente.

━🍃

──¡¿En serio?! ¡¿El rey demonio ha sido revivido?! ¡¿Están seguros de que no es algún tipo de error?! ─preguntó el cerdito mirando a Elizabeth reposando en la cama de la habitación de la taberna. ──. ¡¿Ban, Scarlett y Meliodas no le dieron una paliza?!

──Estamos hablando del rey demonio, no es tan sorprendente. ─le dijo Gowther.

──Así que simplemente, para vengarse del capitán reactivo la maldición de la reencarnación eterna de la princesa. ─habló el zorro.

──La pregunta más importante es... ¿quién es el recipiente que usó para su resurrección? ─pregunto Merlín. ──. ¿Tienes alguna idea, Meliodas?

──Mmm... no sé. No se me ocurre nada. ─sabía que mentía. ──. Pero hay algo más importante. Antes de que regresaramos a la capital real, ¿cerrarte la puerta que lleva al inframundo, verdad?

──No te preocupes por eso. La destruí yo misma. ─eso lo tranquilizo un poco. ──. Sin mencionar que solo estaba lo suficientemente abierta para que pasara un humano. No te preocupes más por eso.

Mi mirada se oscureció cuando comencé a sentir la presencia de un Indra salir de la puerta del inframundo.

──No hay error. ─dije mirando por la ventana. ──. Esta masiva energía solo puede ser de Indra. Legendarias bestias temidas y aborrecidas incluso por los del clan demonio.

──Cerdo, Escanor. ¡Vayan a informar al Rey Bartra y el capitán de los caballeros sacros lo más rápido posible! ─les ordenó King.

──¡¡Scarlett!! ¡¡King!! ¡¡Diane!! ¡¡Gowther!! ¡¡Merlín!! ¡¡Nosotros seis iremos a derrotarlo!! ─miramos a el zorro quien dio ordenes. ──. ¡¡Ahora mientras el rey demonio hace su movimiento destruiremos a esa bestia!!

──¡¡Esperen!! ─gritó el capitán.

──¡Capitán, tienes que quedarte aquí y proteger a Elizabeth! ─le riño Diane.

──No te preocupes~ Después de ese monstruo acabaremos con el rey demonio. ─le dijo el zorro con una sonrisa.

──Esta bien. Esta en sus manos... pero vayan con cuidado, ¿si?

──¡¡Muy bien. Nos vamos!! ─y con eso Merlín nos teletransporto.

Los seis nos quedamos en silencio al ver la enorme bestia que estaba al frente nuestro, sinceramente siempre buscaba una razón para evitarlas, y ahora tengo una al frente mío.

Lo único bueno de esto era que solo era una.

──A-así que este es un indra. ─murmuró Diane nerviosa tomando con fuerza a Gideon.

En tan solo unos minutos todo se fue al carajo. El indra lanzo un huevecillo al cielo donde este exploto dejando salir indras bebes.

──¡¡Van a expandirse por toda Britania!! ¡¡Tenemos que detenerlos!!

──Si incluso uno consigue escapar, van hacer bajas masivas. ─dije usando mi tesoro sagrado logrando aniquilar algunos, la cosa era que eran millones de bebes indras.

──¡¡Hay un sin fin de ellos!! ─expresó el zorro.

──Ban, usa esto. ─gritó Merlín chasquendo sus dedos. ──. Con tu actual capacidad debes ser capaz de tomar un mayor poder que nunca antes.

──¿Qué? Así que eras tú la que lo tenía. ─dijo al tomar su tesoro sagrado. ──. ¡¡Bastón divino courechouse!! ─solté una risa al ver su cara de estúpido sacando su lengua.

Dejé de aniquilar a los bebes indras y descendí a la superficie al saber que el zorro puede encargarse por si mismo.

──Dejenmelo a mi~

Solté una risa al escuchar y ver sus expresiones cuando movía su bastón comenzando acabar con todos. Lo bueno de todo esto es que fue capaz de acabar con ellos, quienes no perdieron tiempo llegando algunas aldeas cercanas a este lugar.

──Uno logro escapar. Se dirige a Liones. ─comentó llegando con nosotros.

──Necesitamos hacer algo al respecto, ¡¡incluso uno sola representa una amenaza!! ─expresó King.

──Yo me encargo. ─me ofrecí creando una lanza de agua que perforó uno de las caras del Indra que se acercaba a nosotros. ──. Ustedes derroten a este.

──Entendido. ─y con eso volé a dirección de Liones.

Tenía un mal sabor de boca y me preocupaba porque mis torpes y grandes pequeños se encargarían de aniquilar a esa indra bebé, lo malo es que ni la fuerza de los tres juntos es suficiente para derrotarlo.

Y por si fuera poco, estoy segura que Escanor haría algo al respecto. Él no se quedará sentado mirando a los demás pelear, eso destrozaría su orgullo.

──¿Eh? ─parpadeé al sentir unos brazos tomarme. ──. ¿Mael? ─mire a este sorprendida. ──. ¿Qué haces aquí?

──Sentí tu poder ir a la misma dirección a la que me dirigió, así que quise llevarte. ─contestó dándome una sonrisa.

──Te diriges a Liones, ¿por qué?

──Escuche la voz de Escanor pedir mi poder. ─abrí mis ojos sorprendida. ──
Y también sentí el poder de Indra. Además de enterarme de que el Rey Demonio sigue vivo.

──Escanor... ─mire al frente. ──
¿Qué estarás pensando? ─solté un suspiro frustrado. ──. ¿Cuando será el día en que pueda descansar?

──Te aseguro que será dentro de poco. ─al ver su sonrisa me tranquilice un poco.

O eso era antes de sentir el poder de esos cuatros y uno casi por desvanecer.

──Mael, ve más rápido. ─dije asustada de que algo le pasé. ──. Escanor esta en serios problemas.

──También lo sientes.

No dije nada, estaba comenzando desesperarme y más cuando mire esa escena. Escanor estaba muy mal herido, incluso le hacia falta sus dos brazos, heridas por todo su cuerpo y si no fuera suficiente estaba a punto de ser comido por el indra.

Pero por suerte, Mael acabo con este en un segundo llegando al frente de Escanor tocando su frente con uno de sus dedos curando su cuerpo por completo y tambien a los tres pequeños.

──¡Escanor, chicos! ─sonreí aliviada de verlos sanos.

──Escanor, tus plegarias, sin duda llegaron a mi. Yo, Mael de los Cuatro Arcángeles, te prestaré mi fuerza. ─rodé mis ojos al ver su sonrisa arrogante combinando con su tono de orgullo.

──Qué orgulloso. ─susurré.

──¡E-este es el poder de los cuatro arcángeles! ─murmuró impresionado Griamore.

──¡¡É-él destruyó al monstruo en un instante!! ─expresó Howzer. ──. ¿Hmp? ¿L-lady Scarlett...? ─los tres apenas se dieron cuenta de mi presencia. ──. ¿Por qué los hombres fuertes y musculosos la toman como suya? ─solté una pequeña risa ante eso, pues él ya había visto como Estarossa y Escanor me tomaban de mi cintura pegados a sus cuerpos.

──¡Mael! ¡Realmente viniste! ─expresó el pequeño Escanor.

──Aunque no sé si pueda cumplir tus espectativas. ─entre cerré mis ojos al escucharlo. ──. Si deseas salvar a la gente de este lugar del peligro que se acerca, ayudaré con gusto. Pero si deseas pelear con el rey demonio, esa es otra historia... eso... es imposible para mi. ─recargué mi cabeza en su pecho.

Escanor intento hablar, pero este no lo dejo por estar enfocado en mirar al suelo mientras hablaba.

──Estoy seguro que debe ser impactante escuchar a uno de los cuatro arcángeles decir algo así. ─sentí como tomo mi mano entrelazando nuestros dedos, justo haciendo que nuestros anillos chocarán. ──. Pero eso solo habla del inmenso poder que tiene el rey demonio.

──¡Lo entendiste mal, Mael! ─dijo Escanor moviendo de arriba y abajo su mano. ──. El pedirte que luches contra alguien no es la razón por la que te llame aquí.

──Entonces, ¿por qué...? ─sin poder evitarlo solté una risa al ver su cara de no entender.

──¡¿Puedes prestarme tu Gracia "Sunshine"?! ─mi sonrisa se desvaneció por completo al escuchar esas palabras.

Mael miro a otro lado ante ese pedido y sin poder evitarlo escondí mi rostro en el hueco de su cuello.

──Escanor, deberías de conocer tu cuerpo mejor que nadie. ─comentó Mael.

──S-sí.. por supuesto, solo porqué recupere mi poder, no significa que seré capaz de soportar contra el rey demonio.

──¡No me refiero a eso! ─sentí como cerró su puño soltando mi mano. ──
Tu cuerpo se encuentra en su limite absoluto soportando la carga que genera la gracia Sunshine. Incluso si pudieras pelear... solo sería una vez más. Después de eso, con certeza total... morirás. ¡¡Desperdiciarás tu vida por nada!!

──¡¡Aun así no me importa!! ─al escuchar esas palabras gire mi cabeza mirando su gran sonrisa.

──¡¡Sir Escanor... no puede...!! ─exclamó el pequeño Gil.

──No estoy despreciando mi vida... la estoy arriesgando por el bien de los ocho pecados. Si ellos arriesgan sus vidas peleando por el bien de los demás... ¡¡Entonces yo quiero arriesgar mi vida peleando por ellos!!

──Pero, Escanor... ─me aleje de Mael tomando su rostro. ──. ¿Crees que tu muerte no nos dolerá? ─sentí mis ojos cristalizarse. ──. No nos puedes hacer esto. No me puedes hacer esto... ─una pequeña lágrima resbaló por mi mejilla. ──. Nadie te culpará por no pelear. Ya has hecho mucho por nosotros, quédate aquí y protege el reino.

──Lady Scarlett... ─me miro a los ojos. ──. Gracias por todo. ─abrí mis ojos al ver como tomaba la mano de Mael.

──Aún tienes tiempo antes del medio día.

──Sí, tienes razón. ─y con eso sentí su cuerpo crecer casi el doble de su tamaño. ──. Así que hoy moriré, pero seré el único humano capaz de derrotar a un dios. ─dijo con su tono de orgullo.

Mi mirada se oscureció y antes de que diera un paso lo detuve colocando mi mano en su pecho.

──My Lady. ─me llamó al ver mi cabeza baja.

──No iras a ningún lado. ─alce mi cabeza mirando sus ojos. ──Si quieres derrotar a el rey demonio... tendrás que matarme. De lo contrario no llegaras a tu destino.

──¡¿L-lady Scarlett?! ─gritaron los tres.

──Scarlett, ¿qué dices? ─Mael estaba sorprendió de mis palabras.

──My Lady, yo sería incapaz de dañar uno de sus hermosos cabellos. ─mire a otro lado sintiendo mis lágrimas querer salir. ──. No me lo perdonaría si lastimo a la mujer que nunca me miro como un monstruo.

──Si dices que no te lo perdonarías... entonces... ─alce mi mirada dejando ver mis lágrimas. ──. ¿Por qué me haces sufrir? ─los presentes no sabían como hacer que mis lágrimas se detengan, solo se pusieron nerviosos mientras miraban mal a el pecado por hacerme llorar, mientras que él estaba más que nerviosos por ver mis lagrimas. ──. Escanor... eres un idiota.

──Si muero lo haré arriesgando mi vida, eso fue lo que dije y no me arrepiento de eso. ─me tomó con delicadeza mi rostro quitando mis lágrimas. ──. Pero una de las más grandes razones para morir hoy... es para protegerla e irme sabiendo que estará bien.

Cerré mis ojos al saber que ahora daba igual lo que dijera o hiciera, aunque lo convenza morirá de igual forma. Sentí los brazos de Mael separarme de Escanor abrazando mi cintura.

──¡Todos los hombres son unos idiotas! ─dije alejándome de ellos dando la espalda, solté un suspiro pesado. ──. Pero ya que... nosotras tenemos debilidad por los idiotas. ─susurré cruzando mis brazos. ──. ¡Gilthunder, Howzer, Griamore, atentos!

──¡Sí, Lady Scarlett! ─los tres se pusieron firmes.

──No hagan nada estúpido, ¿quieren? ─sonreí. ──. Cuiden del castillo.

──¡Claro!

──Es como si fuera ayer la primera vez que los vi. ─dije recordando esos tiempos. ──. Me seguían a todas partes para protegerme de los hombres malvados que me querían robar.

──Cierto, recuerdo a estos tres mocosos intentar alejarme de usted, my lady. ─solté una risa al ver los nervios de los tres ante la mirada de Escanor.

──Viejos recuerdos. ─murmuré acercándome al platinado. ──. Ahora tenemos que irnos. ─mire a Escanor. ──. Quiero verte matar a un dios.

──Se sorprenderá, my lady.

──¿Me llevas? ─la sonrisa de Mael no tardó en aparecer.

──Siempre, mi princesa. ─me tomó de mi cintura.

Podía sentir las malas miradas hacía Mael.

──Pueden por favor, dejar de matar a mi esposo con su mirada. ─mire a los tres que miraron a otro lado.

──No se de que habla, Lady Scarlett. ─dijo Howzer mirando a otro lado.

Solté una pequeña risa mirando sus ojos, por su expresión sabia que mis ojos se notaban un poco rojos por llorar.

──Todo estará bien, princesa. ─deposito un beso en la punta de mi nariz para comenzar a sentir el viento golpear mi rostro.

Lo único que hice fue esconder este en su cuello. Escanor se convirtió en una persona valiosa y me duele saber que morirá... y más al saber que no podre evitarlo.

Cerre mis ojos recordando la vez que conocí a Escanor.

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