━━O42⁺¹⁸
━CASTIGO━
• • •
Miraba a mi alrededor a todos beber mientras gritaban y hablaban entre ellos. Eso era en la plan baja lo cual agradecía ya que estaba en la de arriba sentada encima de Mael quien no dejaba de llorar entre mis pechos mientras bebía cerveza.
Yo simplemente acariciaba sus largos cabellos plateados haciendo una que otra trenzita, para ser honesta extrañaba eso.
──Hermano... Ezio, mi pequeño... Sariel... Tarmiel... Lo siento... perdón. ─lo escuche lamentar mientras seguía llorando en mi pecho. ──Ah... mi vaso esta vacío. ─dijo al querer beber más.
──¡¡Una sorprendente revelación!! ¡El más fuerte de los cuatro arcángeles en realidad es un llorón! ─dijo Gowther. ──Tomá otro lleno. ─le entrego otra cerveza.
──Gracias. ─dijo tomándola.
──No sabía que tu esposo era un llorón, Scarlett.
──Es mi bebé llorón. ─tomé su rostro limpiando sus lágrimas. ──Ya no llores, Mael. Solo provocas que quiera llorar. ─hice un mohín haciendo que me mire a los ojos.
Ahora si podía llorar y era debido a que el idiota de Meliodas absorbió el poder suficiente para romper la maldición de Elizabeth y de él e incluso la mia. Eso solo provoco que el océano sean inestable como otras cosas, y por más que intentaba controlarlo por compelto me era imposible, solo podía calmarlo por algunas pocas horas y de igual manera me sentía inquieta por su presencia, y es por eso que ya no puede permanecer más tiempo aquí en Britania y lo más probable es que se vaya al inframundo.
Y por lo visto se irá solo ya que no he visto o escuchado a Elizabeth decir que se ira con él.
──¡Ya se! ─dije sobresaltando a los dos.
──¿Qué sabes, Scarlett? ─preguntó Gowther.
──Ya se como hacer que dejes de estar triste, amor. ─sonreí mirando sus ojos. ──¿Te acuerdas lo que hacia cuando estabas triste antes? ─tome sus manos para colocarlas en mis pechos. ──Haz lo que quieras con ellas.
──S-s-sca...rlett... ─las quito con su rostro enrojecido. ──A-aquí no. ─susurró.
──Pero bien que te encantaba. ─dije recordando los viejos tiempos.
──Vaya, que interesante. ─dijo Gowther mirándonos. ──No sabía que eres igual de pervertido que el capital, Mael.
──¡No lo soy! ─gritó ocultando su sonrojo entre mis pechos.
──¿No? ─preguntó al ver como tenía su cabeza.
──Déjalo en paz, Gowther. ─recargue mi cabeza con la suya. ──No le gusta que las personas lo miren sonrojado. ─acaricie sus cabellos. ──¿Te sientes bien, Mael? ─movió su cabeza en afirmación. ──¿Quieres ir a dormir? Tengo una habitación para los dos.
──Supongo que si. ─se alejo de mis pechos mirando mis ojos. ──Quiero alejarme del ruido.
──Entonces vayamos a dormir. ─me levante tomando su mano. ──Gowther si pregunta donde estamos les dices que nos fuimos a dormir que no molesten.
──Entendido. ─dijo haciendo su pose rara.
Simplemente camine sosteniendo su mano llegando a mi habitación que me había hecho cuando construyeron la nueva taberna. Cerré la puerta poniendo el seguro odiaba que entrarán a mi habitación sin tocar.
Cuando gire mi cabeza me quedé encantada ante la escena que presenciaba. El arcángel más fuerte estaba en mi habitación sin camisa y quitándose el pantalón.
──Puedes por favor dejar de mirarme así. ─solté una risa al ver sus mejillas rojas. ──Siento que me violas con la mirada.
──Solo admiro a mi esposo. No sabia que era un delito. ─cerré mis ojos soltando un suspiro deshaciendome de mi chaqueta dejando mi top al igual que me quite mis botas junto a mi pantalón.
Podía sentir su intensa mirada recorrer todo mi cuerpo sin perderse ningún detalle.
──Te quejas de que te veo cuando tú eres el que no me quita la mirada de encima. ─hable tomando mi cinto acercándome a él quien ya estaba acostado en la cama.
──Lo siento. ─miro hacia arriba. ──Es inevitable no verte. Y me di cuenta de que tu cuerpo cambio... un poco. ─susurró lo último.
──¿Cambio? ─una sonrisa se posó en mis labios. ──Bueno, eso es gracias a el embarazo. Te deja más desarrollada por si preguntabas. ─susurré tomando sus manos.
──¿Q-qué haces? ─pregunto al ver como las amarre con el cinto encima de su cabeza. ──Scarlett. ─miro mi sonrisa.
──Te dije que te iba a castigar, ¿no? ─pasé mis manos por su torso sintiendo su cuerpo estremecerse al sentir mi cuerpo encima suyo sentada en su regazo.
──No creí que hablabas en serio. ─ladeé mi cabeza acercando mi rostro al suyo. ──Pero veo que no mentias cuando dijiste que lo iba a disfrutar.
Una sonrisa salió de mis labios acercando estos a los suyos, roce mis labios con los suyos sintiendo su aliento mezclarse con el mio. Me aleje al sentir como acercaba su rostro para juntarlos de una vez por todas. Escuche su gruñido ante ese acto, sin embargo, dirigí mis labios a su cuello depositando al principio besos húmedos para convertirlos en chupetones marcando su cuello por completo.
Subí mis labios llegando a los suyos dando el profundo beso que le había negado al principio y que tanto ansiaba, sin pedir permiso alguno, metí mi lengua comenzado una pelea con la suya, ninguno de los tenía intención de perder pero el oxigeno se terminaba obligándome a alejarme dejando un hilo de saliva que conectaba nuestros labios. Lo deshice pasando mis labios por encima de los suyos dando un beso corto que termine por morder su labio inferior.
──Scarlett... ─escuche su voz ronca.
──Shhh... ─puse mi dedo en sus labios. ──La noche es muy larga, amor. Tenemos mucho tiempo. ─susurre en su oído mordiendo su lóbulo.
Bajé mis labios ahora por su abdomen donde comencé hacer un camino de mordidas sacando leves quejidos de su parte. Sonreí complacida al ver la "s" hecha de mordidas en pecho.
──Te has portado hasta ahora bien. ─comenté llevando mis manos al mi top. ──Creo que mereces un premio.
Sus ojos brillaron en cuanto me deshice de lo que cubría mis pechos, acerqué uno a su boca que no tardo nada en devirarlo como si no hubiese un mañana.
Cerré mis ojos soltando un pequeño jadeo al sentir algo palpitar debajo mío, moví mi cadera provocando que su amigo comenzará a despertar.
Cuando este se abasteció de devorar mis pechos baje mis manos por todo su torno hasta llegar aquella tela que retenía su erección. Al escuchar sus jadeos con tan solo un roce de mis dedos me comenzaba a imaginar que sonidos haría si seguía.
Para torturarlo un poco baje lentamente la tela hasta dejar ver lo interesante. Hecho su cabeza hacia atrás en cuanto sintió mi lengua pasar por toda su erección. Sonreí para mis adentros en cuanto escuche mi nombre salir de sus labios al llevar su miembro a mi boca, moviendo esta despacio al igual que mi mano.
Podía sentir la tela de mis bragas humedecerse tanto como mi entre pierna. Antes de que él se corriera me detuve causando un gruñido de su parte.
──¿Por qué te detienes? ─preguntó ronco.
──Porqué quiero no lo mereces. ─me deshice de mi única ropa. ──Te has portado mal hoy~ ─dije juguetona mientras me sentaba de nuevo encima suyo rozando nuestras intimidades causando un jadeo ronco de su parte. ──Además, solo te correrás dentro mío. ─susurré en su oído.
──Scarlett... ─echo su cabeza hacia atrás al frotar su miembro en mi entrada. ──No me tortures así. ─escuche su jadeo cuando metí la punta en mi. ──Quiero tocarte.
──Lo pensaré. ─susurré entre sus labios soltando un jadeo cuando lo sentí adentro mío por completo. ──Hmph. ─cerré mis ojos soltando un suspiro de placer. ──Me encanta sentirte adentro mío~
Me sostuve de su pecho comenzando a mover mis caderas lentamente sacando tanto jadeos como gruñidos de su parte que me volvían loca. Hacía leves movimientos que provocaban que echara su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos mientras pasaba saliva.
──Joder, Scarlett. ─soltó con su voz ronca que me encantaba. ──Tu movimiento de caderas me vuelve loco. ─deposite besos húmedos en su cuello.
──¿Te gusta? ─pregunté entre jadeos moviendo en círculos mi caderas.
──Me encanta. ─acelere el ritmo soltando leves jadeos. ──Scarlett... desatame. Quiero tenerte debajo mío, linda.
──Ruegame. ─pedí entre sus labios.
──Quítame el cinto, por favor. ─jadeo fuerte ante el rápido ritmo de mis caderas. ──Te lo suplico, princesa. Desatame.
Bese sus labios mientras quitaba el cinto de sus muñecas. No tarde en sentir sus manos apretar mi trasero mientras movía mis caderas con rapidez callando mis gemidos por sus labios.
──Ahora es mi turno, princesa. ─jadeé al sentir una profunda embestida.
De un movimiento me dejo debajo suyo aumentando sus embestidas mientras mordía y chupaba uno de mis pechos y estruja el otro.
──Mael~ ─gemí mordiendo su hombro sintiendo las profundas embestidas ser más rápidas y desesperadas.
Me tomo de mi cintura siguiendo con sus embestidas mordiendo ahora mi cuello. Escuchaba sus gruñidos al sentir mis uñas clavarse en su espalda disfrutando de su nombre salir de mis labios entre gemidos a unos centímetros de su oído.
Gemidos, jadeos, gruñidos y choque de pieles era lo que se escuchaba por toda la habitación, sinceramente no me importaba que los demás nos escuchen, estaba disfrutando del mejor placer de mi vida y no me importaba las cosas alrededor mío.
Sentí una descarga pasar por mi vientre hasta mi entre pierna, sabía que dentro de poco me vendría y no era la única, Mael aumento las embestidas mientras gemía mi nombre en mi odio provocando que mis uñas rasguñaran más su espalda.
──Mael... ─gemí entre sus labios sintiendo un liquido espeso y caliente adentrarse en mi.
Sentí leves besos en mi hombro.
──Te amo. ─dijo depositando un pequeño beso en mi frente.
──También te amo. ─le quite un mechón de cabello dejándolo detrás de su oreja.
Sentí sus labios unirse con los míos mientras salía de mi para acostarse a un lado mío sin romper el beso.
──¡¡¿Ya podemos dormir?!! ¡O van a seguir! ─escuche el gritó del zorro.
──¡¡Si hay personas que están cansadas!! ─nos separamos al escuchar a King gritar.
──¡¡Al parecer ya terminaron!! ¡Lo mejor es dormir! ─cerré mis ojos ante ahora las palabras del capitán.
──¡¡Ya cállensen!! ¡Qué no me quejo cuando ustedes son los ruidosos! ─Mael solo escondió su rostro entre mis pechos avergonzado. ──No los escuches, amor. Solo tiene envidia.
──No saldré de esta habitación el resto de mi vida. ─solté una leve sonrisa.
──Podemos salir volando. ─comenté acariciando su cabello.
──Eso es una gran idea. ─lo escuche decir entre mis pechos.
Simplemente acariciaba su cabello sintiendo como se iba durmiendo aun acostado en mis pechos, hasta ese punto nunca me molesto que hiciera eso al contrario me parecía tierno de su parte.
Sin darme cuenta me quede dormida por completo.
「• • •」
━no soy buena con el lemon pero hice mi mayor esfuerzo aclarando que esta es la primera vez que escribo a la mujer siendo la dominante. Aunque se pueda escuchar mal a mi me gusta más que sean sumisas —ok no— Espero y les haya gustado, ya se los debía de todos modos━
. . .
Sentía los rayos del sol golpear mi rostro pero eso no me impedía seguir durmiendo disfrutando de las leves caricias que Mael me daba remarcando mi figura con las yemas de sus dedos mientras depositaba besos húmedos por todo mi hombro llegando a mi rostro.
──Mael, me haces cosquillas. ─dije somnolienta sintiendo como restregaba su barba en mi cuello.
──Ya amaneció y tienes que levantarte, princesa. ─abrí mis ojos mirando sus ojos.
──No quiero~ ─hice un mohín escondiendo mi rostro en el hueco de su pecho. ──Quiero seguir durmiendo disfrutando tu compañía.
──Lo sé y también se que dentro de poco tendrás hambre y gruñirás porqué tendrás que levantarte. ─sonreí.
──Me conoces tan bien. ─alce mi cabeza juntando mi nariz con la suya. ──Supongo que lo mejor es tomar un baño antes de bajar, ¿no?
──Supones bien. ─deposito un beso en mis labios ante de levantarse.
Me senté en la cama con una sabana cubriendo mi cuerpo mientras mis ojos se clavaba en un punto muerto de la habitación. Sonreí levemente al recordar lo que sucedió anoche.
Me levanté de la cama cuando escuche el agua correr en el baño, sin necesidad de pedir permiso entre al cuarto de baño abrazando por la espalda a el hombre que es mi esposo.
Este iba hacer una mañana agitada. ─pensé sintiendo sus manos bajar de mi cintura mientras me besaba con deseo.
「• • •」
Podía escuchar las voces de los demás hablar de cosas que no me interesaban, se hacían más fuertes a medida que bajamos las escaleras.
Todo quedó en silencio cuando llegamos a la planta baja.
──¿Qué? ─alce una ceja ante sus intensas miradas.
──Nada. ─y con eso regresaron a lo que hacían.
──Estúpidos. ─murmuré caminando a la barra donde siempre me siento seguido de Mael, quien se sentó en una de las sillas recargando su cabeza en mi regazo.
──¡¡Hoy iremos en busca de bebidas, comidas y equipamiento!! ¡¿Quién esta emocionado?! ─gritó Meliodas mirando a los demás.
──¡Nosotros! ─gritarón los demás pecados menos King, Ban y yo.
──Pasó. ─dije acariciando los largos cabellos de Mael.
──¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué, Scarlett?! ─preguntó Diane con un puchero.
──Chicos, la única razón por la que sigo aquí es porqué tengo que calmar el océano. ─aclaré mirando con seriedad a todos. ──A diferencia de ustedes, yo estoy comprometida y Mael no puede permanecer por más tiempo en Britania.
Y era cierto, él tenía que atender diversos pendientes en el reino celestial. Por esa razón él tendrá que irse antes, mientras yo me quedó en Britania hasta que Meliodas se marchará y el océano se calmara.
──Es cierto, ustedes están casados. ─dijo Elizabeth.
──Se me había olvidado por completo. ─murmuró Meliodas.
──¡No es justo! ─Diane hizo un mohín. ──Ya no pasas tiempo con nosotros por culpa suya. ─solté una risa ante eso y Mael también lo hizo.
──Tranquila gigantona. ─hablé mirando a la castaña. ──Dentro de algunas horas las parece a sus lados. ─me levante tomando su mano caminando a la puerta. ──Hasta entonces estaré con él.
Dicho eso salimos de la taberna mirando el cielo.
──Ahora tenemos que ir a ese lugar. ─sonreí al mirar su sonrisa. ──Sabes a lo que me refiero, ¿cierto?
──Ir al lugar donde te vi por primera vez. ─me pego a su cuerpo abrazando mi cintura. ──Jamás olvidaré ese lugar.
──Yo menos. ─pase mis brazos por detrás de su cuello. ──Ese lugar es muy especial.
──Cómo tu, mi princesa. ─termine por unir sus labios con los míos en un tierno beso. ──Scarlett. ─habló una vez que nos separamos del beso.
──¿Sucede algo, Mael? ─pregunté ante su seriedad.
──No quiero que te sientas presionada ni tampoco quiero que estes conmigo por obligación. ─entre cerré mis ojos ante esas palabras. ──Si no quieres ir a vivir a el reino celestial... yo lo entenderé. ─miro a otro lado bajando su cabeza. ──No puedo obligarte a estar en un lugar donde no quieres estar.
──Amor. ─tome su mejilla haciendo que me mire dando una sonrisa. ──Yo iría al mismo inframundo con tal de estar a tu lado. ─se sorprendió de mis palabras pero a los segundos termino por sonreí depositando un beso en mis labios.
──Gracias por todo, Scarlett. ─escondió su rostro en mis pechos.
Ahora no era tan complicado ya que al despertar mi modo sanguinario crecí llegando a medir 1.90, algo bueno ya que me era difícil poder besar bien a alguien que mide dos metros.
──Gracias a ti, por llegar a mi vida. ─deposite un casto beso en su frente para terminar por separamos. ──Ahora hay que ir a ese lugar. ─tomé su mano apretando esta con fuerza.
──Te sigo, mi princesa. ─sonreí imitando su acción.
A los segundos ambos nos encontrábamos volando con dirección aquel lugar donde conecta con el océano. Podía sentir a este inquieto creando grandes y fuertes olas e incluso me siento un poco inquieta.
Al llegar podía ver como el agua se movía hacia el centro comenzando a crear una inmensa ola. Descendí quedando en la orilla colocando mi mano en el agua, cerré mis ojos concentrándome sintiendo como el agua se movió un poco para terminar por calmarse.
──Eso bastará para un par de horas. ─me levanté acercándome a él quien miraba el lugar con nostalgia. ──Han pasado más de 3000 años desde la última vez que estuvimos aquí, ¿no?
Comenté sentándone en el pasto recargando mi espalda con uno de los tantos árboles que hay a nuestro alrededor.
──Sí. ─imitó mi acción y se acostó entre mis piernas dejando su cabeza como siempre en mi pecho. ──Al mirar el lugar me acuerdo de todo lo que pasamos juntos. ─alzo su mano tomando un mechon escarlata de mi largo cabello. ──Y hasta el día de hoy sigo amando el color de tu cabello.
──Y yo te sigo amando a ti. ─tomé su rostro para inclinar mi cabeza uniendo sus labios con los míos.
El beso fue lento sin ninguna prisa demostrando todo el amor y cariño que ambos sentíamos. Pero siempre sucede, nos separamos por la falta de aire en nuestros pulmones.
──¿Qué hice para tenerte conmigo? ─pregunto en un susurro mirando mis ojos.
──Darme un propósito en la vida. ─conteste en un susurro. ──Eso fue lo que hiciste. ─cerré mis ojos sintiendo su mano acariciar mi mejilla. ──Y te lo agradezco. ─como extrañaba estar solo con él sin que nadie nos moleste.
Pero sentía que algo estaba por venir.
Sentía que estaba por perder algo que era importante en mi vida.
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