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NO ERES TÚ...

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──Toda la responsabilidad es mía. Por eso deben destruirme, tú y Scarlett con más razón. ─yo solo respiraba frenéticamente, era como si a mi pecho le comenzaba a faltar aire.

Intenté levantarme pero mis piernas no tenían fuerzas haciendo que perdíera mi equilibrio y me hicieron caer de nuevo. O eso iba a suceder antes de que unos fuertes brazos me tomarán cargandome.

──Gowther, de los diez mandamientos del clan de los demonios. Entonces tú... ─mis ojos hacían el esfuerzo de no cerrarse mirando su rostro, tuve que aguantar mis lagrimas al verlo, podía ver un ojo naranja mientras el otro seguía oscuro. ──Mi princesa. ─juntó su frente con la mia. ──Lo haré pagar por todo lo que nos a hecho.

──M-mael... ─antes de decir algo más me dejó en los escalones, mi cuerpo aún estaba en shock y no me respondía, posiblemente Ludociel y yo somos los más afectados. ──N...no... ─sentí un dulce beso en mi frente antes de que terminará de hablar.

──Descansa, princesa. ─intente tomarlo de su mano antes de que se fuera pero él se estaba dejando nublar por la ira.

──¡Gowther! ¡¿De qué rayos estas hablando?! ─escuche el gritó de King.

──Todo esta bien. ─le dijo.

No... nada esta bien. ─pensé al mirar a Mael ir directo a Gowther dándole un gran golpe.

──Tú... me hiciste tratar como enemigo a Ludociel, lastimar a mi amada y respetar alguien inmundo como Meliodas. Tú me robaste tanto la gracia como la justicia. ─lo tomo de su boca. ──¡¡Ese es un pecado imperdonable!! ─dicho eso un destello salió de su mano mandando lejos a Gowther.

──¡¡Gowther!! ─gritó King.

Y en un rápido movimiento, Mael ya había llegado de nuevo con Gowther.

──Gowther, de los diez mandamientos. Antes de que pagues con la muerte, responde, ¿por qué tuve que ser yo?

──La guerra santa comenzó por causa del quiebre de poder entre el clan de las diosas y los demonios. ─cerré mis ojos al escucharlo, también esperaba saber la razón por la cual nos hicieron sufrir. ──Todo pasó porque Meliodas trajo del clan demonio un aliado al clan de las diosas. Por eso cambie a un guerrero con un poder comparado al de Meliodas del clan demonio para corregir nuevamente el equilibrio que había sido destruido.

Mi cabeza solo estaba en blanco sin saber que pensar sobre todo esta mierda. Quisiera llorar y desahogarme pero no puedo, quisiera tomar a Glwther y despedazarlo por completó pero eso no me quitará todos estos años de sufriendo y humillación.

──Tú, Mael... El clan de las diosas perdió a Mael y clan demonio ganó a Estarossa y así el equilibrio de poder fue preservado, pero aún así, una guerra santa ya había comenzado, no se detuvo. Sin conseguir asegurar la victoria y antes de que los daños se hicieran fatales gracias a la larga batalla, el clan de las diosas no tuvo más opción que activar el cubo de la oscuridad. Y así la guerra santa se acabó.

Al terminar esas palabras, cerré mis ojos al mirar como él destrozaba el corazón que tenía Gowther en su mano. No sé que decir o pensar, algo aquí no me gustaba para nada.

──¿La guerra santa se acabó? ¿Sólo por causa de eso? ─preguntó. ──¿Entonces por qué pasé por tanto dolor y humillación? ¿Por qué me hiciste dañar a Scarlett? ─gracias al cielo mi respiración ya se estaba calmando y podía mirar con más claridad la escena. ──Ahora vas a sentir más dolor y humillación de lo que pude sentir yo y mi prometida en todo este tiempo. ─y fue en ese momento que se dio cuenta de que el cuerpo de Gowther no es de carne y hueso. ──Qué... ¿qué cuerpo es este?

──Fui creado por el mago Gowther. Soy un muñeco. Pero la magia que uso Gowther reacciono y su vida fue... ─no logró terminar de hablar al ser interrumpido por Mael.

──No juegues conmigo... ¡¿cómo puedo vengarme por todo ese dolor y sufrimiento y todo lo que le hice a mi amada en un muñeco?! ¡¡¿Te atreves a insultarme así?!!! ─antes de que le hiciera algo a Gowther, el guardian de King le dio un golpe alejándolo de él.

──Mael... ─intenté levantarme pero caí al suelo, mi cuerpo tidavia no se reponía del todo.

──No, King... no quiero que te involucres en esto. ─dijo Gowther. ──No tengo opción. Al final soy el único culpable aquí.

──Cuarta regla de los ocho pecados capitales: "Cuando un compañero este en apuros, todos los demás deben darlo todo para ayudarlo" ¿Entiendes?

──¿Un compañero de Gowther? Estupendo... ─King se tensó al escuchar a Mael hablar a su espalda. ──Ya que su cuerpo no puede sentir dolor, entonces su corazón lo pagará.

──Deten... ─antes de que logrará formular su gritó, Mael volvió hablar.

──Me gustaría que tuvieras un corazón aunque temporal. ─el golpe que iba a King fue recibido por su guardian.

King uso su ataque de "abejas voladoras" encerrando a Mael en las cuchillas pero este uso "flecha de salvación" hiriendo a King.

──Mael, detente. ─mi voz no era lo suficiente para que me escuchara. ──Mierda... ese ataque... ─logré levantarme con ayuda de los escalones, pude quedarme de pie gracias a que me sostuve de uno de ellos. ──Por favor... Mael. No sigas con esto... esté no eres tú, amor...

──¡¡King!!

──Mi "Flecha de salvación" es un poder que trae salvación a través de la muerte sin causar ningún sufrimiento a los del clan demonio y sirenas. ─sabia que solo lo hizo para ver si Gowther se preocupada por él.

──¡King! ¡King! ─este corrió directo a el hada poniéndose adelante de él.

──Pero si otras razas reciben ese poder, su sufrimiento será insoportable, podre... ─dijo fingiendo lastima.

──¡Por eso, acaba conmigo! ¡King no tiene nada que ver! ¡Por favor! ─pidió Gowther.

──Sí... esa es la reacción que estoy buscando. De otro modo, no se sintiria como una venganza.

King uso la forma de su verdadera lanza dirigiendola directo a Mael. Pero él actualmente sigue siendo incluso más fuerte que antes, aunque haya perdido su Gracia.

──¡Detente King! ─grité intentando acercarme pero mi cuerpo perdió el equilibro.

Y como lo imagine, Mael logro detener la lanza con una sola mano.

──Cuanto más te resistas, más podré hacer sufrir a Gowther. Bien, sigue así. Lo estas haciendo bien, hada.

──¡¡Yo soy el rey de las hadas... no me subestimes!!

Cerré mis ojos para tratar de calmarme y así poder tener movilidad total de mi cuerpo.

──Aque tipo Mael... ¿puede hacer eso? ─escuche a Tarmiel preguntarle a su compañero.

──Tarmiel, vamos a luchar también.

──¿Qué? Vamos ayudar a Mael.

──¡No! Vamos ayudar a los "ocho pecados capitales".

──¿Enloquesiste? ¿No fue Gowther quien transformó a Mael en Estarossa? ¡¿Y el rey de las hadas está defiendo a Gowther?! Y por otro lado, Mael no es nuestro hermano.

──Sí, eso lo sé.

──¡Scarlett! ─escuche a Hawk juntó a Elizabeth venir hacia mi dirección detrás de Derieri.

Sin embargo los ignore y me enfoque en lo que los demás decían y hacían.

──Yo pude haber perdido la Gracia del "sol" pero ahora desperté como uno de los cuatro arcángeles. El poder de los mandamientos casi me hizo perderme por completo, pero como soy más fuerte que "los cuatro arcángeles" pude controlarlos con facilidad.

──No... Mael... ─mire las dos alas de su lado izquierdo comenzar a ser de oscuridad.

──Pero ya que nos oponemos al poder de la oscuridad... ¿no lo pueden sentir? Cada vez que uso ese poder, mi corazón es corrompido por la oscuridad.

──Entonces... entonces... ¡¿qué hacemos?! ¿No somos sus hermanos, no podemos luchar contra Mael? ─logré escuchar a Tarmiel.

──Entonces vamos. ¡Salvemos a nuestro hermano!

──Mierda... Mael, no caigas en la oscuridad. ─murmuré golpeando el duro suelto al sentirme impotente al no poder hacer nada, por más que intento moverme me es imposible. ──¡¡Maldita seas, Scarlett!! Vas a darte por vencida por nada. ¡Levanta tu maldito trasero! ─me hablé a mi misma levantandome del suelo manteniendo mi equilibrio.

──¡King, basta! ¡Tus sentimientos son suficientes para mi! ─le gritó Gowther a el pequeño. ──¡Si yo muero, eso debe ser suficiente para él! ¡Así que por favor, King...! ¡No quiero perder a un ser querido de nuevo!

──En serio. ─dijo usando a su guardian para golpear a Mael. ──Si entiendes lo doloroso de perder a un ser querido. ¡¡Entonces no me digas con tanta facilidad que quieres morir!! ¿Lo entiendes, Gowther? ─él estaba llorando.

──Lo siento... ─dijo limpiando sus lagrimas.

──Esto es bastante entretenido. ─les dijo Mael mirándolos a unos metros sobre ellos. ──¡Ahora quiero que me ataquen los dos juntos!

──¡Vamos a ser cuatro! ─gritó Sariel llegando junto a Tarmiel.

──¡¡Sariel, Tarmiel!! ─se sorprendió de que ellos vinieran.

Ya no pude más con esto y me deje caer al suelo, quería llorar, gritar y deshaogarme pero no podía hacerlo. Mi corazón se estrujaba al solo pensar que no quiere que nadie salga herido. No sé con quien estar, no quiero que algo le pasé a Mael pero si estoy con él, los demás saldrán lastimados y han sido las únicas personas que no me han visto con asco, con desprecio... fueron los primeros que me vieron como alguien común y corriente después de haber cometido mi pecado.

Mi cabeza quería estallar al saber lo que quería hacer sin importarme lo además, pero se que mi elección es la incorrecta.

──Scarlett. ─sentí los brazos de Derieri tomarme. ──Resiste.

──No puedo. Quiero ir abrazarlo y no soltarlo. Quiero destrozar a Gowther y ayudar a Mael... ─mire sus ojos y por más que aguante mis ojos se cristalizaron. ──Pensar que odiaba y maldecia a Estarossa para que terminara siendo el hombre al que amo más que a nada. Simplemente no puedo, Derieri. Mis corazones no pueden soportar tantas emociones juntas, mi cabeza quiere estallar... ¿qué hago ahora? La decisión ya la tome aún sabiendo que es la equivocada... por más que me duela tengo que tomar la contraria. ─mire a el suelo. ──Los mandamientos que ha tomado en si mismo están amplificando su desperacion y perdida... convirtiéndolos en una rabia inexplicable. Y ahora me pregunto, ¿que puedo hacer para salvar su corazón? Esta siendo cegado por la ira y por más que lo intente no me escuchara. Solo quiero salvarlo...

Ella bajo su cabeza y fue ahí que recordé lo que le hizo a Monspeet.

──Siento decir todas estas cosas delante de ti, Derieri. ─ella me ayudo a levantarme. ──Diciendo que quiero salvarlo cuando él te quito a la persona más apreciada para ti.

──No. ─lo mire. ──Vamos a salvarlo. Como tu me salvaste en varias ocasiones.

──Scarlett. ─mire a Elizabeth. ──Cuenta con nuestra ayuda. ─mire a Hawk a su lado.

──Primero, ¿dónde esta Ezio? ─no quería que estuviera aquí.

──Esta con Diane, ella se quedo cuidándolo después de que la esfera se deshiciera él cayo inconsciente.

──Es lo mejor. ─cerré mis ojos mirando a el cielo. ──Te voy a salvar, mi sol. ─sonreí de medio lado.

──Estoy feliz de poder verte de nuevo. ─escuchamos a Tarmiel hablarle a Mael.

──Es una verdadera lastima que no pueda ser realmente feliz y decir "te ves bien". ─hablo Sariel. ──Pero esto explica porque nuestra magia de luz no funciona en ti.

──Me pregunto por qué no nos dimos cuenta de que eras tú en ese momento. ─eso es lo que más me pregunto.

──Hey, Sariel, Tarmiel. Antes de todo eso, ¿puedo preguntarle algo? ¿Por qué estan parados en mi camino? Y... ¿por qué protegiendo al gran pecador que me robó todo? ─entre cerré mis ojos al escucharlo. ──Y qué hay del deber de los cuatro arcángeles. Erradicar a todos los inmundo miembros del clan de los demonios.

──Se como te sientes, pero por favor cálmate. ─le dijo Tarmiel nervioso de su mirada. ──Tómatelo con calma, y poco a poco trata de recuperar todo el tiempo perdido que perdiste. Scarlett todavía sigue viva, no lo has perdido todo en la vida, ¿de acuerdo?

Cerré mis ojos al saber que cruzo su linea con eso. Decirlo es fácil pero aceptarlo es completamente diferente.

──¿Qué? ¿Acaso sabes como me siento? ¿O como se siente ella? ¿Qué recupere el tiempo que perdí? ─preguntó con su semblante bastante enojado. ──¡¿Cómo lo podrías saber?! ¡¿Cómo podría recuperarlo?!

──¡En este momento, no estas en tus cabales! ¡Tienes que expulsar inmediatamente los mandamientos que absorbiste! ─Sariel intentó hacerlo entrar en razón. ──¡Mientras tengas los mandamientos dentro de ti, jamás serás capaz de recuperar la gracia del sol!

──Que lastima... ahora que he perdido mi gracia, estos son mi ultima esperanza. Si planean quitarme mi esperanza, entonces solo les daré... ¡Desesperación! ─extendió sus brazos y encima suyo se comenzó a ver como un ovalo de oscuridad y luz se iba formando. ──¿Quieren salvar a Mael...? ─mire a otro lado, no podía siquiera seguir mirando.

──Ciertamente, Mael. Asesino a Monspeet. ─habló Derieri. ──Pero eso fue porque él era su objetivo. En realidad Monspeet y yo, morimos en aquel entonces hace 3000 años. Eso fue cuando ustedes dos y Meliodas nos salvaran. Como parte de los diez mandamientos cumpliamos nuestras ordenes, luchar y matar a los miembros del clan de las diosas y otros clanes, sin tener la mínima duda de porque... Solo creí... que era lo que debíamos hacer. Incluso después que ustedes nos salvaran no pensamos en detenerlos.

Cerré mis ojos sintiendo el viento despinar mi largo cabello escarlata. Me cruce de brazos mirando las nubes escuchando las palabras que la rubia nos decía.

──Despreciaba al clan de las diosas y también a Meliodas. Pensé que era un estúpido cuando se unió a tu grupo. ─esta vez se lo dijo a Elizabeth. ──Y aquella tarde cuando te vi con ese arcángel, Scarlett, te dije cosas hirientes sin comprender tus sentimientos. Y por eso te odie por igual y creí que eras más estúpida que Meliodas. ─ella miro las nubes. ──Pero yo fui la estúpida. Me preguntó por que no me di cuenta de ello antes. "Talvez no sé lo que Monspeet pensaba de ti, pero te aseguro que lo más importante es lo que sintieras por él." ─la mire de reojo. ──He estado pensado en lo que me dijiste. El siempre estaba a mi lado como preciado compañero. Mi otra mitad. Todo lo que quería es que él viviera. Si pudiese retroceder en el tiempo. Aunque es inútil pensar en cosas como esta. Pero no puedo ignorar todo esto sin enfrentarme a ello. Tengo que detener esta estúpida pelea. Esta guerra santa. Y detener a Mael es el primer paso para ello.

──Derieri. ─habló Elizabeth con una sonrisa.

──Antes de que hagas algo, quiero intentar hacerlo entender. Posiblemente no funcione pero no pierdo nada por intentarlo. ─dije mirando a las dos. ──Necesito intentarlo.

Cerré mis ojos unos segundos.

──Si es lo que quieres. Hazlo, Scarlett. Eres la única a la cual él puede escuchar. ─dijo Elizabeth.

Soltando un suspiró camine hasta llegar al frente de todos, podía sentir las miradas de ellos en mi. En cuanto él me miro descendió del cielo hasta llegar al frente mío.

Al tenerlo al frente mío una gran sonrisa salió de mis labios temiendo que fuera un sueño.

──Mael... ─cerré mis ojos al sentir el cálido tacto de su mano en mi mejilla. ──¿Realmente eres tú mi amor? ─pregunté sin abrir mis ojos. ──Si esto es un sueño. Por favor, no me despiertes. ─sentí como junto su frente con la mía.

──No lo es, mi princesa. ─y con esas palabras abrí mis ojos mirando los suyos, me desconcertó un poco que no fueran ambos naranjas, si no uno era oscuro. ──Estoy aquí. Contigo.

──Amor, necesito que expulses esos mandamientos. No quiero quiero verte convertido en esto, por favor mi vida. Yo sé que puedes hacerlo. ─él entre cerró sus ojos con disgusto de mis palabras.

──Estas... ¿de lado de ellos? Estas con el responsable de todo nuestro dolor y sufrimiento. ¿Tratas de salvar a el hombre que me hizo dañarte? ─negué con mi cabeza.

──Te juro por mi amor por ti, que quiero destrozar a Gowther y matar a toda persona que se ponga en mi camino. Pero, amor. Por más aue lo quiera, eso no hará que nada cambie. No me quitara todo mi sufriendo, dolor, humillación y mis lágrimas... no me quitará nada. Las cosas simplemente no cambiarán. Pero lo hará si tu no expulsas esos mandamientos. Por favor, Mael... escucha mis palabr...

Abrí mis ojos lo más que pude al sentir su mano atravesar el centro de mi pecho, justo sacando un corazón que destrozo con furia.

──¡¡Scarlett!! ─escuche el grito de todos.

──¡Maldición! ─exclamó Sariel.

──¡Sí fue capaz de herirla a ella... no creo que salgamos ilesos! ─exclamó Tarmiel.

──M-ma...mael... ─lo mire sin creer lo que me acababa de hacer, ahora entendía que no era él, eran los mandamientos combinados con la ira que lo estaban cegado haciendo algo que él jamás lo haría. ──A...mor... ¿p-por qu-qué...?

──¿Te estas escuchando, mi princesa? Estas diciendo que estas del lado del demonio que nos hizo sufrir. ─tosí sangre, él con su pulgar retiró la sangre de mi labio. ──Acaso... ¿él te esta controlando para que estuviera en contra mia? ─negué con mi cabeza levemente. ──Yo... yo no quiero herirte, princesa. Pero me obligas hacerlo. ¿Por qué? Creí que me amabas y estarías conmigo en todo momento.

──T-trató... de sal-salvarte... ─tome su mano que estaba en mi mejilla. ──Esté no eres tú...

──Lo más conveniente, cariño. Es que no interfieras si no quieres que te lastime de nuevo. ─deposito un castro beso en mis labios. ──Solo descansa, princesa.

Y con eso una fuerte ventisca me lanzo lejos de él. Antes de caer a el duro suelo sentí los brazos de Derieri tomarme.

──¡Scarlett, ¿estas bien?! ─preguntó Elizabeth curando mi herida.

──No. ─dije mirando a el cielo decepcionada, triste, dolida, frustrada... tantos sentimientos que se mezclan a la vez en mi pecho. ──Él no es mi Mael. Él jamás me haría daño, jamás... ─cerré mis ojos. ──Necesito traerlo de regreso.

──Necesitamos extraer los mandamietos. ─dijo Derieri poniéndose de pie. ──Pero... como no puedo extraer sus mandamientos con mi poder. ─la vimos dar unos pasos lejos de nosotros. ──Tengo una idea... Ustedes quédense aquí.

Nos dio una última sonrisa antes de salir volando.

──Tu también sientes este mal presentimiento, ¿cierto?

──Desde que se fue.

Derieri. ─pensé al verla perderse.

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