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CUÑADA, CIERTO EX CUÑADA

• • •

Por fin después de unos minutos llegamos al reino de Liones. Donde sentía la presencia de los cuatro arcángeles más fuerte, probablemente estaba acercándose.

Algo dentro mío me gritaba que me alejara de aquí, no se como vaya a reaccionar Ludociel en cuanto me vea. La razón por la cual nunca me mató fue porque sabia que su hermano jamás se lo perdonaría y para él, Mael era su orgullo y alegría.

──Demos la bienvenida a nuestros héroes reales, ¡los ocho pecados capitales! ¡Y a la princesa Elizabeth! ─escuchaba a todos gritar y aplaudir mientras nos veían caminar.

Al parecer ellos rescataron a todos los habitantes que había en Camelot que estaban bajo el mandamiento de Zeldris.

──¡Bienvenidos ocho pecados capitales y mi hija! ─su mirada se enfoco en Ezio. ──¿Y tú eres?

──Permítame presentarme como es debido. Soy Ezio, Principe de los Océanos, primogenito del Pecado de la Tristeza y Reina de los Océanos, Scarlett. ─el rey Bartra se quedo sin palabras.

──Es un gusto conocerlo, príncipe Ezio. Y me alegra que su madre haya regresado a los pecados.

──Solo llámalo Ezio, no hay problema, Bartra. ─dije. ──Es bueno regresar a la acción.

──¡Bueno, muchas gracias por salvar a los rehenes!

──Pero, papá. Camelot esta siendo ocupado por el clan demonio.

──Aún así, buen trabajo. ─me tense al sentir su presencia más cerca.

──No veo a otros miembros, ¿dónde esta su capitán?

──Gowther fue herido gravemente y se eata recuperando. El capitán y Ban están ausentes en sus propios asuntos. ─explicó Merlín.

──Elizabeth, ¡¿tu ojos?! ─habló al verla bien.

──Papá, hay algo que quiero hablar después.

──Oh, sí. ─fue lo único que dijo.

──¡Su majestad! ¡Su majestad!

──¡Argh! Otra vez, ¿qué sucede?

──¡Gilthunder-sama ha regresado! ¡Con su hija, Lady Margaret!

Mire a Gil venir con la cabeza gacha.

──Su majestad, lo siento he sido un problema. ─dijo mirando mis ojos con algo de tristeza.

──¡No! ¡Gracias a dios que estas bien! ─lo único que hice fue abrazar a Gil y tranquilizarlo. ──Margaret, quienes están detrás de ti. ¿Gente nueva? ─preguntó el rey, por suerte Elizabeth se puso adelante de él.

──No, papá.

──Ella no es Margaret. ─dije caminando al frente suyo.

──Srta. Scarlett, ¿de qué habla?

──Habla de que precisamente hay alguien controlando el cuerpo de mi hermana. ─le contestó Elizabeth llegando a mi lado.

──¿Significa como un apetito dominante? ─habló Hawk.

──No lo sé. ─contestó Escanor.

──Vaya, vaya, mucho tiempo sin verlas, Lady Elizabeth... Lady Scarlett, ¿o quieres que te llame cuñada? ¡Oh, cierto, es ex cuñada! ─entre cerré mis ojos mirándola con mi cabeza un poco inclinada ya que era más alta que él. ──Me imagino que el sello que te puse ya se rompio.

──Imaginas bien. Pero creo que te tengo que dar las gracias, porque pude tener poca felicidad por un tiempo. ─ahora mire a los otros dos. ──Sariel, Tarmiel. ─el mayor solo sonrío mientras que el pequeño solo miro a otro lado.

──Entonces Lady Elizabeth, todavía estas viva por la maldición de la reencarnación perpetua de tu madre. ─hablo ahora mirando a la platinada.

──Aparentemente es así. ─le dijo.

──Entonces. ¡¿Realmente no es Margaret?! Si es así... ¿quién es? ─preguntó el rey.

──Los cuatro arcángeles del clan de las diosas. ─dijo extendiendo sus alas. ──Ludociel.

──Yo soy Tarmiel. ─se presentó el más alto de los dos.

──Y yo Sariel.

──¡¿Ludociel?! ¡¿El dios super enfermo?! ─expresó Diane.

──Él tiene a la princesa Margaret. ─dijo King.

──Tiene alas. ─escuche a Hawk.

──S...sí ─rodé mis ojos ante lo maravilloso que le miraba Escanor.

──¡Si es así! ¿Es lo mismo que estuvo impregnado en Denzel? ─habló el rey. ──¡Quiero que salgas de mi hija Margaret! ¡Devuelvela tal como estaba!

──Ella ofreció su cuerpo por su propia voluntad. ¿Quieres ignorar la decisión de tu hija? ─solo cerré mis ojos.

──¡Ya comenzó! ¡Calma! ─habló Hendrickson fascinado de ellos. ──¡La misma Lady Margaret debe estar bien junto a Lord Ludociel!

──Pero... ─mire a mi ex cuñado, este solo sonreía.

──Incluso los ataques de Zeldris de "los diez mandamientos" no son más que un juego de niños para Lord Ludociel! ¡Y más! ¡El poder de los "cuatro arcángeles" es absolutamente necesario para la guerra santa que comienza de nuevo! Así que por favor, entienda... ¡AY! ─se quejo en cuanto Dreyfus lo estrello contra el suelo.

──¡Ven aquí, Hendy!

──Entonces, ¿por eso los "cuatro arcángeles" están aquí? ─preguntó Elizabeth.

──Correcto. Para prepararse para la guerra contra el clan demonio. Vamos hacer un trato con el reino de los humanos y ... ¡Para tomar prestado el poder de los caballeros sacros que pertenecen al reino y de los ocho pecados capitales! ─nosotros lo miramos. ──Escuche que a menudo salvan al reino del clan demoniaco... son muy confiables. Lo que más me impacto es que su capitán fuera Meliodas. ¿Pero no lo veo aquí? ¡Así que al final los traiciono! ─sus ojos me miraron. ──Y me alegra saber que mi ex cuñada este de nuestro lado... aunque no me sorprende siempre lo ha estado, ¿o me equivoco? Verdugo de doble cara. ─cerré mis ojos sin decir nada, pues era cierto, talvez parecía ser muy leal a mi clan y al de los demonios pero siempre terminan por contarle todo a el clan de las diosas lo hacia más por Mael que por ellas. Es por eso que llegue a ser el Verdugo de doble cara y con eso el clan de las diosas sacaba ventaja.

──¡Él no nos traiciono! ¡Retira tus palabras! ─le gritó Elizabeth.

──No has cambiado nada desde la última vez. ¡Despierta de tus sueños! ─le dijo. ──Meliodas esta planeando algo ordenando a Zeldris y a Estarossa. ¡Esa es la prueba! Sus problemáticos maestros, el "ogro demonio" y el tonto "dios de la muerte" también parecen haber resucitado. Los descendientes de los demonios y de las diosas están destinados a destruirse unos con los otros hasta la muerte. El poder del clan demonio es fuerte, pero si Stigma y los ocho pecados se unen, entonces deben temerse. Si contribuyes en la guerra santa, tu madre podría romper tu maldición.

──No me interesa nada de eso. ─dijo con su semblante serio. ──Pero... no es tan malo para ti. Nuestro objetivo es detener a Meliodas. ¡No matarlo! Pero tienes razón. No sería tan fácil detener a Meliodas solo con nuestra fuerza.

──¡Elizabeth! ─esta nos miro. ──Tú eres actualmente la líder. Por lo tanto seguiremos tu decisión. ─le dijo Merlín.

──Si es así. ¿Ya esta decidió? ─dijo creando una luz de su mano. ──En nombre de las diosas. Vamos, Lady Elizabeth.

──En el nombre de la persona que amo. ─hizo lo mismo que él cruzando las dos lineas.

──Aquí y ahora. ─hablaron a la vez. ──Formaremos una alianza entre los "ocho pecados capitales" y "stigma".

「• • •」

Caminaba por los pasillos para ir por algo de comer para Ezio, quien estaba recostado. Lo mejor sería que descansara todo lo posible para que tenga las fuerzas necesarias para la pelea.

──El cuarto arcángel ya no existe. ─me detuve al escuchar a Ludociel. ──Esa es la respuesta a tu pregunta. El nombre del cuarto arcángel es "Mael"... y fue asesinado por los diez mandamientos.

Me quedé de pie cerrando mis ojos al recordar la última vez que lo mire y fue después de su muerte.

──Pero si quieres saber más sobre él puedes preguntárselo a Scarlett, ¿no es cierto, querida?

No me quedo de otra que salir de donde estaba, me cruce de brazos mirando a Ludociel.

──Ella puede contestarte lo que quieras.

──Pero... ¿por qué? Perdone mi insolencia Lady Scarlett, pero usted es una Sirena, ellas eran aliadas de los demonios incluso es esposa de uno. ─cerré mis ojos soltando un suspiró.

──Antes de que nuestros padres nos comprometieran. Iba a traicionarlos para irme con mi prometido. ─dije dando media vuelta una vez que tome algo de comida.

──¿Su prometido?

──Así es, me refiero a Mael, el cuarto arcángel. ─él se sorprendió. ──Pero por desgracia mi esposo lo asesino antes de que eso ocurriera. ──dicho eso me perdí por los pasillos.

Mi corazón cada vez esta por detenerse ante tanto revoltijo que siento. Mael, Estarossa... no importa lo que trato de recordar de ellos... simplemente no puedo.

Solo es el estrés. ─pensé cerrando mis ojos.

「• • • 」

──¿Lo dices en serio, Merlín? ¡¿Irás sola a rescatar a el rey Arthur?! ─preguntó Diane ante la noticias de la hechicera.

──¡No puedes esperar...! ¿Por qué tienes tanta prisa? No es típico de ti. ¡Iremos todos a liberar a Camelot junto a Stigma! ─habló King.

──Si siente nuestra marcha hacia Camelot, sus guardias estarán más atentos. Si quiero rescatarlo esta sera mi única oportunidad. ─aclaró.

──Estoy en contra de eso. ─habló Escanor. ──No tiene sentido que te pongas en peligro por un niño que ni siquiera puede limpiar su trasero. ─solo una mirada de ella bastó para venir a mi lado sudando frio.

──Hey, mocosa. ─la llamé. ──¿Cuál es la razón por la cual estas llegando tal lejos para salvarlo? Después de todo aún no ha despertado su poder mágico, ¿no?

──¡¡Exacto!! ─dijo Escanor y al ver como lo apoyaba para que ella no fuera me abrazo fuertemente levantandome del suelo.

──Arthur fue elegido por la espada sagrada para liderar a Britania algún dia. ─dijo mirando por la ventana. ──Es el chico de la esperanza. ─yo solo solté un suspiro mientras Escanor me dejaba sentarme en su hombro.

──Hey, Merlín. ¿Por qué los reyes son elegidos por la espada sagrada? ─preguntó Diane.

──Aparentemente al principio la espada sagrada no tenía ningun tipo de poder mágico, fue daba por la princesa de cierto manantial a un espadachín humano...

Simplemente escuche todo sus palabras mientras miraba el cielo, podía sentir como Zeldris luchaba con alguien. Tenía la leve sospecha de que es el rey Arthur ya que ninguno de los que peleaba estaba usando magia, conozco a Zel para saber que no usaría su magia al menos del que sea necesaria.

──Y ahora ese chico fue elegido. ─la voz de la mocosa me saco de mis pensamitos. ──Arthur ha sido reconocido por los héroes de la historia de Britania. El rey de reyes.

──La espada sagrada escalibur. Es una espada que posee el alma de muchos héroes. Y ahora ella eligió a Arthur.

──¡Es una historia increíble! ─expresó el cerdito.

──No quiero destruir tus ilusiones, mocosa. Pero, incluso con una espada así, Arthur no tiene posibilidad de derrotar a Mel ya los otros, solo. ─dije con mi semblante serio cruzada de piernas y brazos encima del hombro de Escanor. ──La realidad no es tan dulce después de todo.

Ella solo se quedó en silencio mirando a otro lado sabiendo que era cierto.

Fue en ese preciso momento que sentía Cusack y a Chandler sacar su poder, sabia que era más para intimidar que para luchar.

──Esos idiotas... ─cerré mis ojos susurrando.

──¿Merlín, qué sucede? ─preguntó Elizabeth al verla abrir sus ojos seguramente por lo que yo sentí.

Y en un segundo desapareció de nuestra vista.

──¡Merlín desapareció de la nada! ─dijo Diane.

──¿Estará cocinando arroz? ─preguntó el cerdo mirando a los lados.

De pronto Merlín apareció cayendo encima suyo con el rey mal herido en sus brazos.

──¡Ella regresó! ─exclamó Diane. ──Ah... ─se enfoco en lo que había en sus brazos.

──Y con ella vino... ─comentó King mirando la persona.

──¡¿El rey Arthur?! ¡¿Merlín, realmente fuiste hasta Camelot?! ─gritó la gigante. ──¡Hey! ¡¿Y si te sucedía algo?!

──No te pongas nerviosa, Diane. Yo traje a salvo a Arthur. ─dijo. ──Hermana... disculpa, pero podrías hacerte cargo de las heridas de Arthur.

──¡Claro!

──Hmm. ─emitió Escanor mirando a otro lado, recargue mi cabeza con la suya.

──Te entiendo, Escanor. Pero sabes como es ella, no te pongas así que solo me haces sentir mal. ─le susurré.

──Lo lamento, my lady. ─pase mi mano por su mejilla dando leves caricias para calmarlo.

──¡¡WOAHH!! ¡Hey Cath! ¡Tú estas muy herido! ─exclamó Hawk al ver a el gato.

──¡Yo estoy bien! ¡Cuiden de Arthur! ─mire de reojo a el gato, ciertamente nunca me ha dado buen espina.

──¡¡No, no, no!! ─negó el puerquito.

De pronto Arthur levanto su espada enterrandola en su pecho. Cerré mis ojos al saber que había sido Cusack el responsable.

──¡¡ARTHUR!! ─gritó Merlín al verlo caer al suelo.

──¿Qué hiciste viejo bigotón? ─solté un suspiro.

──Detente Arthur... ¡¡Deja la espada!! Her-hermana... ¡date prisa y curalo! ─pidió la hechicera. ──¡Abre tus ojos, Arthur! ─solo miraba como iba cerrando sus ojos de poco en poco.

──King, ¿por qué se haría Arthur eso... a si mismo? ─preguntó Diane.

──No sé. Pero parecía como si estuviera siendo controlado por alguien.

──Fue Cuasck el que provoco eso. ─dije simple mirando todo.

──No puedo hacerlo, Merlín. A menos que saque la espada. ¡¡no puedo curar la herida!! ─le gritó Elizabeth.

──¡Por favor suelta tu empuñadura, Arthur! ─de pronto cerró sus ojos por completo. ──¡¡Arthur!!

Después de eso las dos mujeres se lo llevaron a una habitación. Me había bajado de Escanor para que fuera a decirles que necesitaban la presencia de la princesa y un pecado para la estrategia de la guerra santa. Mientras lo vi irse, lo seguí y me escondí para que no se diera cuanta de mi presencia mientras escuchaba a Elizabeth y Merlín hablar.

──Arthur fue alguien completamente irremplazable para ti, ¿no? ─escuche a Elizabeth. ──Justo como lo es Meliodas para mí...

Cerré mis ojos al sentir las pisadas de Escanor alejarse. Los abrí cuando lo sentí pararse a mi lado y sin esperarlo sentí sus brazos abrazarme fuertemente procurando no romperme mientras caía de rodillas y escondía su rostro en mi pecho.

──No me gusta verte así, Escanor. Me gustaría poder hacer algo pero lamentablemente se que sabes que ella, a pesar de que duela mucho, no corresponderá tus sentimientos, cariño.

──Eso siempre lo he sabido, lady Scarlett. ─le acaricie su cabello.

──Si lo sabes, porque me sigues haciendo un nudo en mi pecho cada vez que te veo así. ─lo abrace recargando mi cabeza con la suya. ──Escanor, no me gusta verte así. No me permitiré mirar a el pequeño que salve hace tiempo, derrumbarse por una mujer que no sabe lo que esta dejando perder. ─si pudiera llorar sin duda lo haría. ──Es mejor olvidar este sentimiento por estos momentos, que la guerra santa esta por comenzar. ─dije tomando su rostro depositando un pequeño beso en su frente. ──Espero y eso pueda ayudarte como esa vez. ─dije dando una sonrisa.

──Aún no comprendo, ¿cómo le hace my lady? ─dijo mientras se levantaba sin quitarme de su vista. ──¿Cómo mantiene era radiante y hermosa sonrisa mientras por dentro esta destrozada por completó? ─yo solo mire a otro lado aún con mi sonrisa.

──Porque no tengo razón alguna para esconder lo que todavía no esta destrozado. ─cerré mis ojos. ──Es hora de ir con los demás.

Este presentimiento cada vez se siente más fuerte. ─apreté mi pecho. ──Pero... es uno que me pide que llegue lo antes posible. Uno que me dice que es bueno.

Mire por la ventana el sol resplandeciente.

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