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¿ESTO ES UN SUEÑO?

• • •

──¿Debemos de ofrecer nuestros servicios al ejercito demonio? ¿En serio? ─solté un suspiró pesado al saber lo que vendrá. ──¡¡Eres un hablador, shinigami dormilón!! ¡Después de todo estas haciendo esto por tu amado discípulo, Zeldris! ─lo señalo con su bastón. ──¡Estoy tan celoso... tan envidioso de ti! ¡¡Maldición!! ─dijo ahora llorando. ──Después de todo... si fuera yo, haría lo que fuera por él. ¡Sin importar qué! ─Cusack solo retiro el bastón de su rostro.

──Ya, ya... no llores amigo pacifista. Puedo entender como te sientes... ¡De verdad! ─dijo intentando calmarlo.

──¡¡No entiendes ni un poco!! ─gritó escupiendo gotas de saliva que Cusack esquivo.

──¡Dilo, no lo escupas! ¡No es mi culpa! ¡Meliodas esta siendo buscado por su traición al clan demonio!

──Ahem. ─Zeldris tosió falsamente para llamar su atención pero ellos dos estaban en su mundo.

──¡¡Él nunca traiciono a nadie!! ─le gritó Chandler defendiendo con uñas y dientes a Meliodas. ──¡Solo fue secuestrado por esa pequeña diosa! ¡¡Y es señor!! ¡¡¡Señor Meliodas para ti!!!

──Se lo dices tú o se lo digo yo. Antes de que termine por golpearlos por desesperarme. ─me cruce de brazos mirando a los dos hombres.

──Le dire. ─soltó un suspiro. ──La orden es rescatar a Meliodas. Viene directamente de mi padre, el Rey Demonio. ─ante eso Chandler se quedo callado dejando de llorar tirando su bastón.

──¡¿En serio...?! ─preguntó sin creerlo.

──Tiraste tu bastón. ─le dije pero de la felicidad me ignoro.

──¡¿El Rey Demonio ordeno eso...?! ─preguntó Cusack. ──Aunque sea su hijo o no, esta siendo muy compasivo, ¡¿no...?! ─nosotros solo lo miramos. ──Bueno... supongo. ¿Verdaderamente sigue pensando en él como su hijo?

──Quien sabe. ─dijo Zel cruzado de manos mirando a otro lado. ──Nunca puedo entender lo que esta pensando mi padre.

──¡Rescataremos a el joven amo! ─miramos Chandler mirar a lo lejos feliz. ──¡Rescatar a el joven amo! ¿Estoy soñando? ¡Debo estar soñando!

──¡Contrólate, tonto! ─le gritó Cusack.

──Yo... ¡ni siquiera me importa si es un sueño! ─seguía murmurando.

──Como sea. ¿Dónde esta Meliodas justo ahora? ─nos preguntó.

──Se dirige hacia acá junto a los ocho pecados capitales que mencionaste antes. ─le contesto Zel.

──Que conveniente. ─dijo con una sonrisa. ──Hasta entonces podemos solo sentarnos, tomar un té y esperar...

──Pasó con tu té. ─dije mirando a Chandler que comenzó a volar sin decir nada.

──¡¡¡Joven amo Meliodas!!! ─lo escuchamos gritar mientras se perdía de nuestras vistas.

──Cada vez que Meliodas esta involucrado, siempre termina así. ─yo solo solté un suspiro ante sus palabras.

──Es lo mismo en tu caso, solo que en lugar de Meli es Zel. ─dije mirando el cielo.

──Solo déjenlo ser. No hay nadie más capaz de enfrentarse a ellos como Chandler. ─solo cerré mis ojos afirmando lo dicho de Zel.

──Si mi amor por usted, príncipe Zeldris, estuviera la mismo nivel. ¡¡Entonces yo, Cusack, tampoco perdería contra nadie!! ─solo solté una ligera risa.

──Por favor, ya para. ─pidió Zeldris.

──Pero, ¿por qué el rey demonio pediría rescatar a Meliodas justo ahora? Incluso dejando de lado mis preferencias, sigue sin haber nadie que se merezca convertirse en el rey demonio tanto como tú, príncipe Zeldris.

──¡¡Por supuesto que no!! ─exclamó seguramente al recordar las palabras del rey demonio.

──Hey... hey... ─abrir mis ojos al escuchar esa voz. ──Están siendo muy crueles chicos. Dejando de lado a tu otro hermano mayor. ¿Qué clase de divertida idea están planeado?

─¡¡Estarossa!! ¿Has recuperado la conciencia? ─preguntó Zeldris.

──Sí... hace un momento. Más importante, ¿dijiste que Meliodas sigue vivo? ─entre cerré mis ojos al ver como le interesa saber más de Meliodas que de su familia. ──Y luego de que pase por todos esos problemas para salvarlo de su sufrimiento. El viejo también tiene unos trucos muy crueles.

──Hermano deberías de descansar un rato hasta que estes completamente recuerado. ─le comentó Zel.

──Ah... sí. Supongo que podría... Una cosa antes... ¿sabes dónde esta, Scarlett? ─antes de que Zeldris dijera algo le hice señas para que no le dijera que estaba aquí, él idiota se lo busco por preguntar por Meliodas en lugar de su hijo.

──No. Ella esta con los ocho pecados capitales. ─le agradecí con la mirada para déspues mirar a otro punto. ──¿Quieres que mande por ella?

──No... ya ha sufrido mucho por mi culpa. No quiero que este en un lugar donde no quiere estar. ─abrí mis ojos sorprendida ante esas palabras, parecía dolido tanto que uno de mis corazones dolió. ──Mientras ella y él este bien... yo lo estaré... Prefiero verla feliz lejos... que triste conmigo.

Bajé mi cabeza ante sus última palabras, me sentí mal por haberle dicho a Zeldris que mintiera solo porque no pregunto por Ezio primero. Fui una estúpida.

──¿Ya estas contenta? ─ni siquiera mire a Zeldris.

Solo di media vuelta llevándome lejos de ambos para ir a la habitación de Ezio y decirle que su padre estará bien dentro de poco.

──Ezio. ─lo llamé al entrar a la puerta, él estaba acostado en la cama. ──¿Puedo pasar?

──No necesitas permiso para pasar, madre. ─me dio una débil sonrisa. ──¿Cómo esta papá?

──Ya recobro la conciencia. Ahora esta descansando para que dentro de poco este mejor. ─me senté a su lado.

──Eso es lo mejor que he escuchado hoy. ─sonreí al ver su sonrisa. ──Me gustaría verlo bien antes de morirme.

──Lo estará, te lo aseguro. Tu padre no es fácil de matar. ─deposite un beso en su frente. ──¿Tienes hambre, amor? ─pregunté pasando su cabello por detrás de su oreja.

──Peronia me trajo comida hace menos de una hora. No te preocupes por eso, madre. ─solo sonreí.

──Me alegra oír eso. ─me acoste a su lado sintiendo como recostó su cabeza en mi pecho mientras le acariciaba su espalda y cabello. ──Duerme un poco, Ezio. Para que recobres energías.

──Hmp... ─fue lo único que emitió al quedar en un profundo sueño, su respiración subía y bajaba lentamente.

「• • •」

Dónde estoy...

Yo...

¿Qué estoy haciendo aquí?

Se preguntaba en su mente un pequeño platinado mientras caminaba por un enorme prado sin saber donde se encontraba.

──¿Qué estoy haciendo solo? ─preguntó a el viento mirando unos pequeños pájaros volar.

──Déjame adivinar de nuevo, amor. ¿Tuviste otra pelea con tu hermano? ¿O me equivoco, cariño? ─giró sorprendido de escuchar la dulce voz de una chica, su tono eran con tanto amor y felicidad hacia a él.

──Tú eres... ─dijo sorprendido de ver a su esposa feliz, dirigiéndose a él con ese tono tan dulce y sobre todo con mucho amor, como si lo amará de toda la vida.

Despertó sobresaltado ante tal extraño sueño que tuvo. Era imposible que ella lo tratará de ese modo, además nunca se atrevió acercarse a ella de pequeños para confesarle sus sentimientos, únicamente le pidió ayuda a su hermano para que ella se fijara en él. Pero él tenía una obsesión pequeña por ella.

──Ese sueño. ─entre cerró sus ojos al saber que solo era su imaginación jugando una mala broma con lo que más desea en el mundo.

──¡La princesa finalmente se ha despertado! ─miro a su lado al escuchar esa voz.

──Ahh, tú eres, Peronia.

──Oye, Lord Estarossa, tú que te ahogas allí puede que no oigas. ¡Pero soy una de las que te ha estado cuidando a tu lado, es esta Peronia!

──¿Una de las que estaba cuidando? ¿Querías experimentar bien? Dime, ¿cuanto tiempo dormí?

──Ha cerca de 3 a 4 días, dormilón. ─su mirada se desvío de sus ojos. ──Pero... JEJE, gracias a dios, parece que te has recuperado por completó. Vaya, que envidia le tengo a Lady Scarlett. ─murmuró mirando con claridad.

──¡Mira por donde hablas! ─le dijo al verla mirar su entre pierna.

──¿Eh?

En eso se sintió una gran presencia ir a su dirección.

──¿Es mentira... verdad?

──Un gran poder mágico se esta acercando.

「• • •」

Me levante de la cama al sentir ese poder dirigirse hacia acá junto a Chandler y Elizabeth.

──Así que ya vienes, ¿eh, Meliodas? ─mire por última vez a Ezio dormido en la cama para salir de la habitación e ir a donde sentía a Zeldris con Cusack. ──Lo siente, ¿cierto? Esta por llegar. ─dije fríamente.

──Ese traidor. ─Zeldris termino por sentarse en el trono mientras yo solo estaba a unos metros al frente suyo.

──Oh, vamos, Zel. Meli sigue siendo tu hermano mayor. ─dije cruzando mis brazos. ──No debes de llamarlo así.

En eso la puerta fue abierta bruscamente dejando ver a Meliodas y detrás de él la princesa y Chandler.

──Hey, Zeldris. ─le habló a el azabache con su seriedad y frialdad. ──Scarlett. ─me recorrió con la mirada sin disimular, yo por mi parte simplemente lo ignore.

──Grandes agallas para venir directamente al territorio enemigo, traidor. ─le dijo Zel mientras Meliodas se ponía delante de mi y Elizabeth a un lado mío.

──¡Además traes una diosa sucia de todos modos! Malvado demonio, ¿qué significa esto? ─esta vez fue Cusack preguntándole a Chandler.

──¡Estoy en contra de eso también! ¡Las mujeres deben ser manejadas lo antes posible! Menos usted, Lady Scarlett. Usted si gusta puede casarse con el joven amo. ─lo mire de reojo fríamente.

──¡Silencio, Chandler! ─ordenó Meliodas.

──Pero...

──Es simple... vine aquí para ser el rey demonio. ─dijo mirando a su hermano.

──¡El que sera el rey demonio seré yo!

──Porque no lo tomas de todos modos. ─todos miramos a el dueño de esa voz. ──Somos solo tres hermanos en este mundo. Honestamente, no me importa el trono del rey demonio, pero si luchas por él, me uniré.

──Todavía estas vivo, Estarossa. ─su forma de decirlo no fue muy linda y menos cuando sentí su mirada en mi.

──Sí... ¿por qué hermano? ─preguntó.

──Hermano, también te ves saludable. ─escuche a Zeldris, sin embargó mis ojos se conectaron con de Estarossa, él por una extraña razón se sorprendió de verme.

──¿Eres la Scarlett verdadera? ─entre cerré mis ojos ante eso.

──Acaso conoces a otra Scarlett, ¿eh? ¿Por qué preguntas estupideces? ─de cierta forma también lo sentía extraño.

──No lo sé... ─se llevo su mano a su cabeza. ──No lo entiendo tampoco. ─ahora se fijo en la mirada de muerte que Meliodas le daba. ──Oye, cambie ee opinión. No voy a luchar contigo por el trono del rey demonio. Pero... ─lo miró colocando una sonrisa. ──A cambio deja de lado tu maldita obsesión con mi esposa.

Me sorprendí de que dijera eso, después de todo Meliodas se encontraba en modo asalto y es cuando su maldita obseción conmigo esta más alta. Para Chandler era perfecto ya que él quería que me casara con su pupilo, para Cusack no tanto ay que el quiero lo mismo pero con su pupilo. Y aunque les he dejado muy en claro que no me interesan ninguno de los dos, no logran entender.

──¡No! ─balbuceo Chandler mientras que Elizabeth bajaba su cabeza, ella sabia perfectamente esa pequeña obsesión que él tenía sobre mi y sabe mejor que nadie que no siento nada por él. ──¡Quédate con la diosa!

──No estoy aquí para una charla fraternal. Pero dejemos dos cosas claras. ─las miradas fueron a dar a Meliodas. ──Yo soy el que se convertirá en el rey de los demonio. Y nunca dejaré ir a Scarlett contigo.

Y en un segundo los dos sin perder tiempo se abalanzaron contra Meliodas. Zeldris porque no le pareció lo primero que dijo y Estarossa por haber dicho lo segundo.

──No trates de ser codicioso, cuando solo eres un tonto. ─dijo Estarossa.

──¿Crees que solo te dejaré estorbar en mis ambiciones? ─esta vez fue Zeldris quien hablo.

Sin embargó Meliodas uso su materia oscura para estampar a los dos contra el suelo.

──¡¡Lord Zeldris!! ─gritó Cusack.

──¡Quédate quieto! ─este lo ignoro.

Termino provocando que Meliodas usara su oscuridad para alejarlo.

──Este no es tu problema, mantente fuera de esto.

──Ahh... entonces si te mueves pierdes tu vida. ─dijo Peronia.

──Eso es todo ¡La dignidad de un rey! ¡La solemnidad de un rey! ¡Chandler no puede contener las lágrimas con emoción!

──¡Magnifico, Meliodas! ─Estarossa logro mantenerse de rodillas para intentar levantarse. ──Eres realmente una persona completamente diferente a la otra vez.

Este al ver como intentaba levantarse hizo más presión ocasionando que se estrellara contra el suelo por completo.

──Esto debería de ser suficiente. ─apreté mi puño contenido mi enorme ira hacia él. ──Antes de nuestra discusión, primero ¿qué tal si nos clamamos?

──¡Ya fue suficiente, Meliodas! ─le grité. ──¡Déjalos en paz! ─lo mire tomando la empuñadura de mi daga. ──Tienes menos de tres minutos para soltarlos. ─me mantuvo la mirada por unos segundos para levantar su oscuridad dejando a los dos poder levantarse.

Escuche las pequeñas risas de Estarossa mientras se levantaba del suelo.

──Lo siento por llamarte tonto. Sin duda, eres ese Meliodas. ─el nombrado solo me puso detrás de él algo que no le gusto a él. ──El hermano a quien admiro en el campo, será el próximo rey demonio, que es temido incluso por los cuatro arcángeles. ─su mirada se enfoco en mi sumido en sus pensamientos.

──En realidad, aunque Estarossa te admita, ¡no te lo voy a admitir! ¡Nunca lo haré! ─Zeldris se levantó del suelo mirando a su hermano. ──Meliodas. La razón por la cual quieres el poder del rey demonio... es porque quieres soltar la maldición que se te pego a ti y a tu mujer, ¿verdad?

──Exacto. ─lo afirmó. ──Es por eso que estoy aquí, para tomar el poder de la magia que recibiste de nuestro padre. Pero sinceramente, me decepciono. Después de pelear contigo entendí. Que a pesar de obtener el poder prestado, no podre eliminara la maldición.

──Todavía... todavía... ─balbuceo levantándose. ──¡Yo seré el rey de los demonios!

Se abalanzó contra Meliodas pero este logro tomarlo entre las manos mientras hacia que Estarossa se estrellará contra la pared al querer tomarme.

──Zeldris. Sé la razón por la que estas obsesionado con ser el rey demonio. ─le dijo Meliodas.

──¡¡Cállate!! ─Meliodas le susurró algo que nadie escucho solo elnazabache, al soltar a Zeldris este se quedo callado.

──¿Q-qué... pasá, Lord Zeldris? ─preguntó Cusack.

──Muy bien, cooperaré contigo. ─dijo. ──Sin embargo, para ser honesto, soy un poco reacio.

──¿Qué te hace decir eso? ¿Estas siendo amenazado? ─cerré mis ojos dando media vuelta caminando hacia él.

──Scarlett, no te di permiso de irte de mi lado. ─un guardian de agua retuvo su materia oscura. ──Scarlett.

──Lo siento, Meliodas. ─dije mirándolo de reojo. ──Pero no me comprometí contigo. ─una esfera de agua rodeo mi mano dejando ver mi anillo.

Alce mi mirada mirando a Estarossa y sin que nadie se lo esperara, tome su rostro acercandolo a mi para darle un beso en los labios. Él se quedo sorprendido como todos, pero a los segundos comenzó a mover sus labios tomando mi cintura fuertemente como si tuviera miedo de que esto fuera un cruel sueño.

Podía sentir su necesidad de besarme. Sentía su deseo y desespero por hacer esto. Paso una de sus manos tomando mi mejilla para acercar más mi rostro a el suyo intento pegar más nuestros labios, mientras mis dedos se enterraban en sus cabellos plateados disfrutando de su suavidad.

──Dime por favor que esto no es un sueño. ─susurró con su respiración entre cortado mientras juntaba su frente con la mia pasando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. ──Por favor, mi reina... si es necesario miente para que esto no sea un sueño.

──¿Quieres qué esto sea un sueño? ─él negó con su cabeza. ──No se que es lo que me pasá... ─algo dentro suyo hacen a mis corazones palpitar frenéticamente y eso solo lo causaba él. ──Pero te aseguro que esto no es un sueño, Estarossa. Es simplemente... la realidad.

──Mi reina... realmente eres tú... ─ahora fue él quien me dio un besó.

Un besó que solo él sabia darme.

¿Qué sucede conmigo? Será que solo yo siento que ya lo he besado con tanto amor... así como lo hacia con Mael. ─esos pensamientos rodaban por mi mente mientras movía mis labios con los suyos, me sentía tan feliz sin saber la razón con certeza.

Es como si lo estuviera besando... no a Estarossa, si no a Mael.

Pero, eso es imposible.

¿Verdad?

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