━━O13
━MÍA━
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Observaba un poco asombrada como las cosas se miraban tan pequeñas desde la altura en la cual él volaba. No tenía ni idea de a donde se dirigía solo permanecía mirando las pequeñas cosas sintiendo la brisa del viento golpear mi rostro provocando que lo escondiera en su pecho donde podía aspirar su olor, eran embriagador que me hacía abrazarlo fuertemente y no soltarlo.
Se preguntarán, ¿cómo es que me tiene tomada para volar? Pues no es de la cintura precisamente ni menos de la espalda.
──¿A dónde me llevas? ─pregunté después de unos minutos en silencio.
──Un lugar donde podemos estar solos. ─alce una ceja ante eso. ──Donde nadie nos escuche.
──¿Y que se supone que nadie debe oír según tú? ─él me miro con una pequeña sonrisa. ──Por qué siento que esa sonrisa dice más de mil palabras lo que tienes en mente hacer.
──No creo que las palabras describan lo que realmente pasara. ─susurró en mi oído dando un pequeño mordisco a el lóbulo.
Me estremeció sentir suaves besos en mi cuello. Jamás me he sentido así, o no que recuerde. En todos estos años no he conocido a ningún hombre que me haga sentir lo que él puede hacer con tan solo un tacto.
Al paso de unos minutos llegamos a un pequeño claro, estaba rodeado de árboles y flores muy lindas. Por una razón sentía nostalgia en cuanto toque el suelo.
──¿Por qué siento que he estado aquí antes? ─pregunté caminando unos pasos.
──Porque hace años venías aquí. ─contestó mientras caminaba por el sendero abrazado a mi cintura depositando leves besos en mi cuello y una que otra mordida.
──Déjame adivinar, tú me traías aquí para pasar tiempo a solas. ─logré escuchar un gruñido de su parte como si eso no fuera lo que en verdad era.
──Algo así. ─murmuró separándose de mi para avanzar unos pocos pasos más donde estaba una pequeña cabaña.
──Si hubiera sabido de este lugar antes me hubiera mudado desde hace años. ─comenté mirando un pequeño lago no muy lejos de aquí.
Sin perder tiempo alguno entre a la casa para explorar su interior, al parecer no estaba abandonada. Ya que se encontraba limpia y arreglada con indicios de que una persona vivía aquí.
──Creí que estaba sola. Al parecer alguien vive aquí. ─dije mirando a el hombre cruzado de brazos en la puerta principal de la cabaña. ──Estamos invadiendo propiedad privada. Lo sabes, ¿cierto?
──No por mucho. ─entre cerré mis ojos al verlo entra más a la casa.
A los pocos minutos logré escuchar un pequeño gritó provenir por donde él se había ido. Camine a esa dirección para terminar encontrando a el platinado salir de una habitación con una alma en su mano.
──Ahora si lo esta. ─alce una ceja al verlo acercarse a mi con esa alma.
──¿Te la comerás? ─pregunté al verlo llevar el alma a sus labios. ──Ni para que pregun...
Me callé al sentir sus labios con los míos abrazando con firmeza mi cintura para no alejarme. Lo que me sorprendió fue que me hizo tragar la mitad del alma como si de una fresa compartida se tratasé.
Yo no sabia que los demonios tenían su tiempo romántico sin dejar de ser ellos.
Y lo peor es que comer esa alma no estuvo para nada mal, podía decir que estaba ligeramente buena.
──¿Te ha gustado? ─preguntó al separarse del beso.
──No estaba tan mal. ─contesté con mi respiración entre cortada por la falta de aire. ──Creo que hasta me gusto la forma en la que la comí. ─comenté mirando sus ojos.
Él no quitaba su mirada de mi manteniendo un semblante tranquilo con una ligera sonrisa, me era imposible descubrir que es lo que pensaba o sentía.
──Sigues igual de hermosa que la primera vez que te vi. ─susurró entre mis labios dando pequeños besos en estos que me hacia pedir más.
Beso mi cuello y comenzó a bajar lentamente por mis hombros, desabrocho la parte trasera de mi top quitando la cinta para deshacer lo único que llevaba puesto en mi pecho. Me deshice de mis guantes al sentir como me comenzaban a estorbar, él hizo lo mismo con los suyos.
Me estremeció sentir su tacto acariciar mi espalda pasando sus manos por mi vientre donde se detuvo por unos segundos,esa acción hizo que mi cuerpo se tensara y él lo noto.
Paso sus manos comenzando a quitar mi cinturón, sin quedarme atrás comencé a morder su cuello dejando fuertes marcas, si creía que saldría ileso esta equivocado. Pase lentamente mis manos por su pecho desabotonando su gabardina y mientras él se encargaba de morder mi cuello dejando marcas mientras que yo hacia lo mismo con su pecho.
──Te haré mía nuevamente. ─susurró en mi oído estremeciendo mi cuerpo por completo ante su voz ronca. ──Sola mía. ─besó mi cuello bajando por mis hombros hasta llegar a mi tatuaje depositando una mordida en él.
──Posesivo. ─jale su cabello haciendo que llevará su cabeza hacía atrás dejando a disposición su cuello. ──Te tengo noticias demonio. ─besé suavemente este llegando a su oído. ──Yo también lo soy.
Escuché su risa ronca.
──Tenemos muy poco tiempo. ─susurró mientras me cargaba y pegaba mi espalda contra la pared enredando mis piernas en su cintura ──Para recuperar estos años perdidos, mi reina. ─y con eso nos fundimos en un profundo y deseoso beso.
Sin duda alguna este será un largo dia.
「• • •」━lo siento pero no quiero arruinar la historia con la asquerosidad de lemon que hago, así que solo escribí eso━
Sentí los fuertes brazos de el platinado abrazar mi cintura mientras escondía su rostro en mi cuello aspirando mi olor.
──Hueles a mí. ─dijo con su tono tranquilo.
──¿Me preguntó por qué será? ─él solto una risa. Mire el sol estar por meterse para dejar salir la luna. ──Ya esta por anochecer.
──Será mejor ir con lo demás. ─giro mi cuerpo pegandolo a el suyo tomando mi cintura, abrace su pecho recargando mi cabeza en este sintiendo su mano bajar más allá de la cintura.
A los minutos sentía el viento despeinar mi cabello, aún no me acostumbraba a que el viento me golpeará. Mi solución era esconder mi rostro en su pecho.
A unos pocos kilómetros logre sentir el poder de los demás indicando que estábamos cerca. Solté un ligero suspiro en cuanto deje de sentir el viento despeinar mi largo cabello, a muy apenas logre peinarlo tapando mi cuello que ahora parece que es de color morado por tantas mordidas y chupetes que tenía.
──Vaya, ya regresaron. ─escuche la voz de la chica víbora, como yo le decía.
──Y parece que se divirtieron. ─solo ignore a el trapito mientras intentaba acomodar mi cabello.
──Por cierto, Scarlett. ─la escuche hablar de nuevo. ──No tuve tiempo de preguntar hace rato pero si estas viva significa que tu embarazo continuo, ¿no? Se puede saber, ¿dónde esta tu hijo? ─mi cuerpo se tensó por completo ante esa pregunta y la mirada de todos puesta en mi. ──Tengo curiosidad de saber como es. ¿Cuál es su nombre? ─solté un suspiro.
──Ezio. ─dije con mi tono antipático cuando por dentro me dolía y me quemaba.
──Así que un niño, ¿eh?
──¿A... parece...? ─pregunto Derieri.
──Lo único en lo que nos parecemos es en los ojos. ─dije pudiendo acabar de peinar mi cabello.
──Vaya eso si me lo esperaba. ─comentó si no me equivoco se llamaba Monspeet.
──Y... ¿dónde esta él? Me gustaría conocerlo.
──Él... ─mire al cielo que estaba por oscurecer. ──Esta muerto.
Dije fría mientras me mordía mi lengua para que mis lagrimas no salieran. Cerré mis ojos en cuando sentí sus brazos abrazarme la cintura fuertemente escondiendo su rostro en mi cuello.
Nadie se atrevía hablar o decir una sola palabra, solo miraban mi cuerpo y a Galand intentando saber si dije la verdad.
──Su cuerpo no se convirtió en piedra. Dice la verdad. ─rompió el silencio el idiota.
──Galand... ─la llamo la chica. ──Eres un idiota.
──Supongo que él responsable no salió ileso después de eso. ─abrí mis ojos mirando a el azabache.
──De lo contrario el Clan Siren no estuviera extinto. ─ante mis palabras los ojos sorpresivos se pusieron en mi, hasta sentí los suyos y no de sorpresa precisamente.
──Estas diciendo que tu clan...
──Asesino a mi hijo en mis propios ojos. ─termine de hablar por ella. ──Sí, eso fue lo que pasó. ─los mire de reojo. ──Y es por eso que me convertí en el Pecado de la Tristeza. Por matar a todos y a cada uno de ellos sin piedad alguna. ─cerré mis ojos recordando los gritos de ellos cosa que me dio igual, ellos se lo merecían. ──Lo más probable es que Aidan me trate de matar en cuanto se entere y recupere su poder.
──Talvez si le explicas lo suc...
──No hay nada que explicar. ─la corte ante de que terminará de hablar. ──Que haga lo que quiera. Después de todo... no puedo morir.
En un parpadeo ya no me encontraba enfrente de todos, ahora estaba retirada de ellos sentada entre sus piernas sintiendo leves caricias en mi cabello mientras yo acostaba mi cabeza en su pecho. Mordiendo y apretando mis puños para que mis lagrimas se quedarán donde deberían y no salieran.
Mientras eso sucedía podía sentir la mirada ligera de Melascula, como si estuviera pensando en algo que tuviera que ver conmigo.
Y de cierta forma... lo sentía.
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