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07. Mentiras.

( ¿Donde está Sam? )

TRAIDOR


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ZOEY TRATABA DE ENTENDER QUE ESTABA SUCEDIENDO, a un que viendo la mirada de su padre, lo entendió todo.

Era todo una mentira.

—¿Donde está Sam, Sullivan? —Nathan se acercó para golpearlo pero la rubia lo detuvo.

—Está muerto... ¿Verdad? Braddock lo asesino. —Silencio, al no recibir respuesta solo suspiró.

—¿Por eso me trajiste contigo? Si no se pudo con Drake grande... ¿¡Por que no intentarlo con el pequeño?! ¿Por que no me lo dijiste?

—Nunca cambiarás, pensé que lo estabas haciendo... Vámonos de aquí Nathan. No pierdas tu tiempo con el. —Tomó su mano, empezando a caminar para buscar una salida.

Solo podían escuchar los pasos detrás de ellos de Sullivan, además de sus súplicas y sus excusas. Ninguno de los dos quería saber nada de él, no por ese momento. Ya que después de todo, Victor Sullivan les había dado la cara. La ojiazul en serio había creído en sus palabras, Sam era importante para ella y que ni siquiera le dijera, le había dolido.

Incluso Chloe lo sabía.

—Chloe... —Negó está, aún que no le sorprendiera, si le dolía.

Después de todo, Chloe era como su mejor amiga. Si ella lo sabía, ¿por que no se lo dijo? Además. No era de esperarse que los traicionara.

—Ella fue quien mandó a Braddock con nosotros. ¿Quien más?

Pobre Zoey, pobre, pobre.

Las voces de Nathan y Sullivan peleando, además de las burlas de la bruja poco a poco fue quitándole la paciencia a la ojiazul, golpeando una pared con su magia. Derrumbándola por completo.

Encontrándose con una salida, ocasionando que todos se callaran.

Siguió su camino sin decir una palabra, estaba cansada. Sus ánimos estaban en el suelo, su mejor amiga la había traicionado y su mejor amigo, hermano. Sam Drake estaba muerto. Había convivido mucho tiempo con el, tenían planes, demasiados diría ella.

Tenían mucho por hacer y ahora no quedaba nada.

—¿¡Podrían callarse por un segundo?! Sam esta muerto. —Gritó, por fin saliendo de las alcantarillas.

Estaban caminando, puesto que Chloe se llevó las llaves del auto. Y lo más seguro es que ya estuviera lejos de donde estaban ellos. Ya no le importaba, le daba igual el tesoro. Que se lo llevarán los demás, total, no creía que llegaran tan lejos.

—Braddock...

Zoey se maldecía por siempre ser tan suave con todos, todos podían ser malos con ella, incluso crueles. Pero ella no podía, creía que podían cambiar. Primero fue su madre, después fue su padre, sus rivales. ¿Porqué no podía ser como ellos?

Sin más fuerza en su cuerpo, se dejó caer de rodillas, sentía como su pecho le hacía presión.

—¿Zoey? —Dijeron al mismo tiempo los hombres, viendo a la chica en el suelo.

Lo único que pudo hacer fue gritar, sacó toda su frustración y dolor en ese grito. Ocasionando que una onda de color morado los mandara a volar junto a otras cosas a su alrededor. Además que las luces se apagaron.

Todas las calles fueron iluminadas por el poder de Zoey, asombrando a todos.

—Debemos irnos de aquí. —Victor tomó el hombro de su hija, pero está lo alejó. No quería que la tocara.

—¡No te atrevas a tocarme! —Amenazo, sus ojos estaban morados.

—Ellie... —Nathan tomó su mano, tranquilizándola y está a su vez caer desmayada.

Ambos como pudieron se llevaron el cuerpo inconsciente de la rubia, había sufrido un pequeño ataque, logrando que al poco tiempo tomara el control Shunayya.

Sus ojos ya no eran de ese color azul, eran penetrantes y de un color morado.

—Solo no uso mis poderes por que nadie me mire. —Soltó sin más, alarmándolos. La creían inconsciente.

En realidad no los usaba por respeto a Zoey, entendía el hecho que no quería que el mundo supiera de su "condición" a pesar de que podría ser tratada como una diosa. Entendía que ya no vivían en su época, las personas la podían adorar como querrían experimentar con ella al querer averiguar cómo tendría poderes.

—Shunayya... —Victor vio a su hija, con las manos arriba.

—Tu no tienes derecho a hablarme, en todo este tiempo que he vivido en este mundo, he visto como hombre vanidosos entraban a mi cueva, ninguno pasó la prueba. Y tu, teniendo una mente brillante desaprovechas ese don. Además de la dicha de poder tenerme en persona, tu hija, ella es la mente maestra. Ella se merece todos los logros que ha conseguido.

—Ella...

—No he terminado. —Eleva su mano, callando al mayor—. ¿Por que no puedes ver el mal que le haces? ¿Acaso no puedes pensar?

Nathan quiso interrumpir, debían irse de ese lugar. Pero simplemente también fue callado. Victor al escuchar esas palabras, además de estar siendo presionando por la fuerza de la bruja, lágrimas amenazaban por salir.

—No deberías llorar por tus desgracias, por tus propios pecados. A ti también te han buscado pero estás tan perdido en tu propio egoísmo que nadie puede encontrarte. Lo sabes, ¿Verdad? Ni tu propia hija. Ella lo único que quería era a su padre de vuelta, pero veo que no cambias.

Sin más lo soltó, devolviéndole el poder a Zoey que de igual forma cayó al suelo.

—Zoey... —Acomodó el pelo de su rostro, cargándola para pedir un taxi.






















꒰ 🗺️ ꒱




























Zoey por fin había despertado, se encontraba en su cama y a su lado estaba Nathan dormido.

Toda la noche había velado por su bien estar esperando que despertara, al menos podría despedirse y regresar a su casa. Después de todo, ya sabía la verdad. Chloe tenía las cruces, ella había ganado. Lo único bueno que sacó de ese viaje, fue haberla conocido.

Zoey se quedó sorprendida al ver al castaño durmiendo, se miraba cansado.

—Nathan... —Susurro, poniendo su mano en su mejilla, estaba helado. Puesto que él le había dado el poncho a ella.

Le compartió él poncho, levantándose con cuidado de la cama con tal de no despertar al castaño. Debía estar cansado, no solo físicamente, si no mentalmente al saber que su hermano estaba muerto.

Si tan solo hubiera sabido la verdad, nunca hubiera sido tan blanda con Braddock.

Apretó sus puños molesta, molesta consigo misma al caer nuevamente en el juego de Victor. Por dejarse influenciar, en dejar a Nathan solo. No era la manera de enterarse, y Chloe lo sabía.

Reviso su celular, encontrándose con miles de mensajes de su padre. Pero lo que le perturbó fue ver el de Charlie, el padre de Santiago, había sido asesinado por la mismísima Braddock. Lo qué significaba que la fortuna de los Moncada iría a parar con el único hijo y heredero.

—Maldición... —Se quitó el pelo del rostro, acomodándolo en un chongo.

Y así se pasó el resto de la madrugada, vio como el sol salió y entraba por la ventana la luz. Despertando poco a poco al menor Drake, se sentía exhausto. Confundido y algo desorientado. Pero todo ese se fue cuando se dio cuenta que en la cama ya no estaba Zoey, levantándose alarmado y buscarla por todas partes, encontrándola parada en el balcón.

—Veo que ya despertaste. —Sonrió levemente, volteándolo a ver.

—Y yo veo que ya eres tú.

Al escuchar esas palabras asumió que Shunayya había tomado el control.

—Espero que no haya hecho algo estupido o que te haya incomodado. —Suspira—. Entiendo que ahora te marches nuevamente a tu hogar.

—¿Quien dice que me iré a casa?

Una pequeña sonrisa amenazo en salir en Zoey. Irían tras los Moncada, no únicamente por el tesoro. Si no por darle un final digno a Sam, además de encargarse de Braddock.

—¿No estás asustado de lo que tendremos que pasar para llegar? —Este no titubeó, quería hacerlo.

Tiene agallas, me gusta.

¿Que estamos esperando? —Nathan al escuchar eso se levantó de la cama.

Tenían mucho que hacer. Primero que todo, organizar sus cosas, además de prepararse.


Narra Zoey

Ya tenía la información que necesitaba, Nathan estaba listo y al salir de la habitación estaba Victor esperándonos.

—¿Ya se van? —Preguntó, levantándose de su silla.

—Eso no te interesa.

—Claro que me importa, ya he visto esa vestimenta antes. La usabas cuando teníamos una misión. Ahora te vas, con ese mocoso. ¿Sin mi? Sabiendo que estoy aquí, justo aquí.

—¿Podrías parar? Todo se trata de ti. Todos estamos mal menos tu.

—Golpéame, arrástrame. Haz lo que sea conmigo pero no me alejes. Déjame hacer las cosas bien esta vez, yo haré lo que sea para estar a tu lado. Eres mi niña.

Eres la niña de papá... ¿Lo sabías? —Shunayya solo me vio, reconociendo lo que iba a hacer.

—Prepara tus cosas.

Nathan no dijo nada, se quedó ahí parado. Decidí dejarlos solo para que pudiera sacar todo lo que tuviera guardado, supongo que después de todo tendríamos que trabajar como un equipo.

—Muy bien Chloe, veamos qué tan buena eres escapando.

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