𝒒𝒖𝒊𝒏𝒄𝒆.
Maratón 3/3.
Su cabeza dolía horrores y aunque con la runa irazte gran parte del dolor había desaparecido, incluso la herida en su cabeza y en su antebrazo habían curado, pese a que las cicatrices seguían ahí como si esa arma hubiese estado hechizada o algo parecido, no conseguía abrir los ojos de nuevo.
Ya no sabía si por el dolor que le causaba, por el miedo a saber que su hermano no estaba bien o por el temor por haber fallado, por no haber sido suficiente. O por las duras palabras que, muy probablemente, su madre le dedicaría de mala manera, como siempre que algo no salía como a ella le gustaba.
Había abierto los ojos un instante, pero la luz cegadora de la enfermería le obligó a cerrarlos de nuevo. Era molesto, tras haber pasado varias horas, inconsciente. Su antebrazo estaba vendado, impidiendo que el gran corte por el que había estado sangrando se viera. Inconscientemente y todavía sin abrir los ojos, llevó su mano libre a su cabeza. Tan solo llevaba un apósito donde el golpe, seguramente para evitar que se pudiera infectar hasta que sanase al completo. Izzy debió ser su enfermera en esta ocasión, haciendo la menor de los Lightwood el trabajo que debería hacer ella.
Pasaron varias horas más, hasta que por fin se despertó. A pesar del silencio que reinaba en su lugar de culto, como siempre lo había llamado desde que empezó a estudiar medicina unos años atrás, podía percibir la presencia de alguien más, por lo que no estaba sola. Gracias a la pequeña luz de la mesita de noche pudo ver de quien se trataba. Un suspiro de alivio se escapó de sus labios al ver a su hermano gemelo ahí, en el pie de la cama, durmiendo. Se escuchaban leves ronquidos, por lo que sabía que no estaba descansando.
—Alec... —susurró la morocha, incorporándose—. ¿Alexander? —insistió.
Al ver que parecía no escucharla, intentó ponerse de pie, lo cual fue un error. Al levantarse tan rápido, le dio un ligero mareo que la obligó a sentarse de nuevo. Al caer, de culo, encima del colchón, provocó un chirrido en el somier metálico que hacía de soporte, y despertó al varón.
—Lexie... por el ángel, estás bien —susurró, aunque le costó entenderle—. Pensé... pensé que no volvería a escucharte de nuevo, Gigi.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar ese apodo. Gigi. Hacía muchísimos años que no se refería a ella por ese apodo, por el nombre que le había puesto cuando eran unos niños pequeños.
—Estoy bien —mintió, ligeramente, pues todavía le dolía la cabeza—. ¿Estás bien? Dime que sí, que no fue nada...
—No ha sido más que un corte, no tienes que preocuparte por mí —exigió el mayor, acercándose a ella—. Tienes que guardar reposo, Izzy te obligará a estar en cama por unos días hasta que te recuperes.
—Estoy bien, Ander... —insistió su gemela, resoplando—. Menos mal que estás bien... lo siento, lo siento muchísimo. Lo siento por no haber podido protegerte.
—Soy yo el que debe proteger a sus hermanos, Lex... no tú —rebatió, volviendo a ese estado serio de costumbre—. Lo juramos cuando éramos pequeños. Peleamos juntos. Codo con codo y espalda con espalda, ¿recuerdas? Siempre, Gigi.
—Siempre... lo juré cuando empezamos a entrenar, ¿te acuerdas?
Los recuerdos volvieron a su mente después de mucho tiempo. Con el paso de los años, al hacerse a la idea que no volvería a tener la misma relación con sus hermanos como la que una vez tuvieron, se prometió a sí misma que todos esos recuerdos, de momentos que habían vivido juntos, no volverían a lastimarla mentalmente. Los mantenía ocultos en su memoria y solo, en ocasiones especiales como lo eran los cumpleaños de Alec e Izzy, se permitía recordarlos como era todo antes. Sin embargo, con esa conversación y después de pensar que no volvería a ver a sus hermanos, le era imposible mantenerlos reguardados en la recámara mental que una vez obligó a crearse.
—Todo era tan diferente antes, éramos tan inocentes... —la fémina soltó un suspiro, permitiéndose dejar salir todas las emociones que durante años había mantenido dentro de ella, dejando ver a esa Alexandra más débil, más accesible, más sentimental—. A veces pienso cómo sería todo si no hubiese sucedido aquella trágica noche en Manhattan, cómo sería todo si Valentine hubiese muerto.
—No podemos volver atrás en el tiempo, pero podemos crear recuerdos nuevos, Lexie —le dijo su hermano, dejando suaves caricias en la melena azabache de ella—. Todo terminará bien y pronto, y entonces tendremos tiempos de paz, que disfrutaremos mejor que nunca.
—No te merezco, Alec —musitó, acomodándose en la cama—. Eres el mejor hermano que alguien podría tener y Annie tiene mucha suerte de que hayas dejado entrarla en tu vida. He visto como os miráis, deberías hablar con ella de tus sentimientos. Sé que son correspondidos.
— ¿En qué momento esta conversación ha derivado a mi vida, Lex? —Se burló el chico, logrando que su hermana gemela soltase una sonora carcajada—. Eres increíblemente terca, por Raziel.
—Y tú extremadamente cerrado, no es malo que quieran conocerte y ser parte de tu vida —rodó los ojos ella, sabiendo que ni siquiera se aplicaba dichos consejos a sí misma—. ¿Me prometes que intentarás que esos sentimientos salgan a la luz?
— ¿Y tú me prometes que ahora vas a cerrar tus ojos, te dormirás y descansarás? —replicó, a regañadientes, sabiendo que no le podría sacar esa idea de la cabeza a su hermana.
—Pinky promise —rió, alzando su mano para enlazas los dedos meñiques—. Cuando éramos unos críos, así guardábamos los secretos y cumplíamos las promesas... no todo debe de haber cambiado tanto, ¿verdad?
Unos minutos más tarde, Alexandra volvió a quedarse dormida. Aunque Alec esperaba que la mañana siguiente no recordase esa conversación, muy en el fondo sabía que todo había sido para no hablar de lo ocurrido en la sala de entrenamiento y que, por supuesto, lo recordaría a la perfección.
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Y aquí termina la pequeña maratón para los 5K leídas. Estoy muy agradecida, porque además estamos por llegar a las 6K en nada, y no puedo sentirme más orgullosa.
Ahora estaré unos días (quizás un par o tres de semanas) sin actualizar, pero prometo que pronto lo haré y tendré varios capítulos para que las actualizaciones sean más seguidas.
Espero que os esté gustando el rumbo que está tomando la historia, pues sé que no sigue la línea temporal de la serie al cien por cien y, además, como no me he leído los libros, estoy improvisando a medida que voy leyendo en la wikia y demás. Pero yo, personalmente, me siento bastante orgullosa del trabajo que estoy haciendo y creo que, viendo el feedback que recibo, también os gusta.
Nos leemos pronto.
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