𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒐𝒄𝒉𝒐.
Las emociones que gestionaba Alexandra en su interior en aquellos instantes, no sabía ni cómo describirlo. Tras haber soltado la bomba delante de Shawn, las lágrimas de impotencia se acumularon en sus ojos. Estaba enfadada, muy enfadada.
Enfadada consigo misma por estar siendo tan débil, por dejar que las decisiones equivocadas de su hermano le afectaran.
Enfadada con Alec por estar siendo tan ciego, tan idiota, tan calculador como siempre. No entendía cómo podía creer en la palabra de una desconocida, antes de escuchar lo que sus padres tenían que decir respecto a su pasado. No comprendía como podía estar siendo tan idiota, sabiendo que le rompería el corazón a Annabeth. A su parabatai.
Y enfadada, por no mencionar el odio que sentía, con Lydia Branwell. Era tan cínica, tan desgraciada... no soportaba su presencia en el Instituto. Aborrecía verla en cada rincón, apoderándose de algo que no le pertenecía. Así como el corazón de Alec, que tampoco lo hacía. Pero, sabiendo cómo actuaba la de cabellos rubios, no le sorprendía que lo gritase a los cuatro vientos.
Se encontraba con Shawn en la parte trasera del Instituto, donde un bonito jardín muy bien cuidado era su única compañía. Se sentía querida y apoyada por su reciente nombrada pareja, de la cual no se arrepentía de haberle dicho que sí, pero también sabía que no podía ser tan egoísta y haberle pedido que se fuera con ella a Idris. No podía pedirle que dejase todo atrás solo por un capricho suyo.
—Sé que no tengo derecho en pedírtelo, Shawn. . . pero no aguanto más aquí —susurró la azabache, soltando un suspiro—. Alec sigue siendo el mismo idiota de siempre y solo por limpiar el apellido Lightwood, como dice él, va a arruinar su vida.
—Él ya sabe lo que hace, Lexie.
—Sigue siendo un error —insistió—. Shawn, lo siento. No puedes cambiarlo todo por un capricho mío, no es necesario que vengas a Idris. Tú eres feliz aquí y no debes cambiarlo todo por mí. No quiero ser egoísta, por primera vez en mi vida.
—Yo soy feliz si tú estás junto a mí —la cortó, impidiendo que siguiera lastimándose a sí misma con sus propias palabras envenenadas—. Escúchame bien, Alexandra Lightwood. Estoy enamorado de ti desde que teníamos catorce años, no creas que dejaré escapar la oportunidad de poder tener una historia juntos solo porque no quieras ser egoísta, como estás diciendo. Permítame ser yo quien decida por mí, no lo hagas tú por mí. Te seguiré al fin del mundo si es necesario, volver a Idris tampoco suena tan mal. Además, ya tenía pensado volver por un tiempo. Entonces, ¿por qué no hacerlo ahora? Tú puedes trabajar en el hospital, mientras que yo puedo ir y volver a menudo, o incluso estar en el consejo con mi padre.
Alexandra suspiró. A pesar que Shawn le estaba dando el visto bueno en lo de volver a Idris, sentía que le estaba obligando a seguirla, cuando sabía que el varón estaba bien en Nueva York. Sentía que estaba siendo, en parte, egoísta por querer que la siguiera, pero el mismo Shawn Lowell había aceptado hacerlo. Si realmente no quisiera, ¿se lo diría? ¿O la seguiría al fin del mundo, como había mencionado?
El silencio repentino no pasó por alto para el chico, que no tardó en fijar su mirada en la joven Lightwood. Acarició la mejilla impropia, llamando la atención de la fémina, quien pasó de mirar al frente a mirarle a él. Sonrió con cierta tristeza, para después acortar la poca distancia que quedaba entre ambos, uniendo sus labios con los impropios. Tan solo dejó que sus impulsos fueran quienes llevasen el control.
A espaldas de la pareja, Alexander había estado buscando a su hermana gemela para hablar, todavía no sabía si ella tenía razón pero, al verles besándose en el invernadero, lugar al que siempre iban los gemelos —usualmente por separado, si no sucedía nada importante para hacerlo juntos— cuando necesitaban estar solos. La naturaleza era, entre otras muchas cosas, una de las pasiones que ambos compartían. Alec sintió algo en su interior, como si fuera culpa, mas, siendo tan orgulloso como siempre no dejaría pasar, por eso, el comportamiento infantiloide de Lexie. Por ello, bufó y giró sobre sus talones. No le daría la satisfacción a su hermana de tener la razón, puesto que sabía que la tenía pero, una vez más, prefería mantener el orgullo bien alto, no daría su brazo a torcer, y seguiría con el compromiso. Sin importarle que no hubiese sentimientos por el medio.
De nuevo, sería él quien mantendría el apellido Lightwood en el lugar donde se merecía.
* *
n/a. hooooooooooola, por fin aparezco con un nuevo capítulo. Si bien prometí un horario, lamento no haberlo cumplido... la inspiración me abandonó. Sin embargo, ahora sí que prometo seguirlo. Nos leemos el próximo miércoles con un nuevo capítulo.
¡POR CIERTO! Cuento que le quedan dos capítulos y el epílogo, no quiero enredar mucho más la historia. Y, al terminarla, avanzaré otros fics y después empezaré uno nuevo relacionado con este: KEYFRAME, y será con Alec y Annabeth de protagonistas.
¿qué os ha parecido el capítulo? ¿pensáis que finalmente la pareja se irá a Idris o se quedarán en NY? todavía no lo he decidido, podéis votar por aquí y ya veré qué hago al final JSJSJS
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