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♯❚ chapter one.

El llanto de Jungkook es imparable, no puede dejar de hacerlo aunque trate de intentarlo. Siente el frío colarse por sus mejillas mientras está sentado en una banca a la deriva de la cruda soledad, no sabía ni tenía a donde ir después de lo que hizo. La culpa por haber asesinado a sus padres envuelve todo su siente asqueroso al arrebatarle la vida a las personas que se la dieron a él.

¿Era necesario? Al menos lo era para él, ellos iban a separarlo de la única persona que realmente le demostraba una pizca de cariño en toda su miserable vida. ¡No iba a permitirlo de ninguna manera! Esta vez algo lo hacía feliz por primera vez y el sentimiento de aferrarse a eso, lo mantenía ahí, no lo dejaría ir por nada del mundo. Recuerda cada detalle de lo que hizo y no puede evitar sentir unas terribles ganas de devolver lo que comió.

Horas antes.

—Jungkook, quiero charlar contigo. Es importante, se trata sobre el chiquillo ese con el que te juntas.

El adolescente de dieciséis años sube su mirada en cuanto escucha su nombre salir de los labios de su padre, deja el utensilio filoso que utilizaba y le mira expectante.

—¿Qué es lo que sucede, padre?

—Quiero que mantengas tu distancia del niño Kim, su familia se ha quejado de que te excedes de los límites. —Su padre lo mira con desprecio, Jungkook se siente herido por la crueldad con la que siempre le trató pero prefiere no demostrarlo. —Maldición, la familia Kim piensa que tú lo acosas.

—No voy a alejarme porque tú lo digas, Tae es mi amigo y yo-

—Te vas a alejar de él para siempre, Jungkook. ¡Van a ponerte una orden de restricción y además soy tu maldito padre! Mientras yo viva entonces tendrás que obedecerme, no quiero más problemas por tu estupidez.

El pelinegro le dedica una mirada de rabia, no sabe que decir exactamente. Su padre despreció a su amigo Taehyung desde la primera vez así que debe ser maravilloso apartarlo de él, puede notar que no le importa lo que sienta.

—¿Qué? ¡No puedes hacerme esto, padre! ¡Taehyung es mi amigo!

—Lo harán ellos y lo haré yo. Estás mal en algo, no es normal. —El hombre lo empuja ocasionando que su pequeño cuerpo choque con la madera de aquella cocineta, Jungkook suelta un pequeño quejido de dolor, no se esperaba ese movimiento. —¡Escucha las estupideces que dices! No eres más que un maldito niño loco, no entiendo porque tu madre insistió tanto en tenerte.

—N-No voy a alejarme de Taehyung, papá, lo siento. Expresa apenas audible, no puede permitir que le arrebaten lo único que le da felicidad a su cruel vida. Su padre parece sorprendido por el atrevimiento del muchacho, aprieta sus puños y toma bruscamente de los cabellos al pelinegro.

—¡Me importa un carajo lo que digas! Te vas a alejar de ese maldito crío para siempre mientras sigas viviendo y comiendo de mi casa, eres menor de edad así tienes que obedecer cada jodida orden que doy.

—¡Ya basta! ¡Me duele!—Logra gritar el azabache intentando librarse de las agresiones de su padre, él alcanza lo primero que ve en la cocineta y lo golpea con dureza.

Aprovecha lo aturdido que está el mayor y no duda en tomar el objeto filoso cuando nota que quiere agredirlo de nuevo, grita con dolor y lo apuñala en el pecho con el cuchillo que anteriormente usaba para cortar las verduras, al principio pareció impresionarse y temblar con el objeto incrustado en el pecho del mayor pero el sentimiento de coraje fue suficiente para arremeter aún contra el cuerpo.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco y pierde la cuenta de cuantas veces empujó el filoso cuchillo de cocina en el pecho, el estómago y rostro de su querido padre. Esas dolorosas apuñaladas fueron suficiente para terminar con la vida del hombre que se hacía llamar su papá.

—Espero que nunca conozcas la paz por todo lo que me hiciste, la misma paz que yo nunca tendré por mancharme las manos de tu sangre.

𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋 𝐒𝐀𝐍𝐀𝐓𝐎𝐑𝐈𝐔𝐌.

Largas horas después.

—¿Jungkook?

La voz femenina inunda la sala por completo, sus tacones resuenan a medida de que avanza con tranquilidad. Una mueca de asco aparece en su bello rostro al notar una mancha de líquido rojo en su anterior piso blanquecino.

—Jeon Jungkook, de verdad deseo que no sea otra de tus ridiculeces con lastimarte para llamar nuestra atención. —Advierte la mujer molesta y emprende un camino para seguir las pisadas de lodo que reposaban sobre el lujoso piso de mosaicos, extrañada se dirige al patio trasero encontrándose una horrible escena que hubiera preferido no ver jamás.

Era él, era su hijo enterrando a su propio padre en el jardín.

Llena de miedo suelta un fuerte grito ganándose rápidamente la mirada de su hijo sobre ella, el joven la mira sin una sola pizca de arrepentimiento en su interior, no había rastro de algún sentimiento de tristeza o culpa.

Sólo puede notar el rencor y el alivio de haber terminado con uno de sus verdugos.

—¿Tú lo sabías? ¿Sabías que quería alejarme de la única persona que mostró un mísero cariño por mí?

La tranquila voz del pelinegro hace que su madre tiemble de miedo, está demasiado alterada.

—¡Oh, dios mío! ¿Por qué? ¡Lo has matado, lo mataste!

—Oh, a juzgar por tu cara, si sabías todo. ¿Verdad? —El pelinegro musita sin dejar de verla con esa maldita mirada fría llena de odio, ella la podía sentir perfectamente como si estuviera deseándole la muerte, si no es que él se la brindaría, claro. —¿Por qué, mamá? ¿Qué les hice yo para merecer todo lo que me hacían?

—¡Ninguno te quería, Jungkook! Si te tuve sólo fue para que el maldito de tu padre se hiciera responsable y fuera obligado a casarse conmigo, para mí no significas nada, eres el recuerdo de mi equivocación.

Jungkook aprieta sus labios y siente las palabras de su madre dolerle como el infierno, no sabe porque aún le duele si ya estaba acostumbrado a recibir palabras hirientes siempre.

Con lentitud da un paso a ella con la pala en la mano, esa mínima acción es suficiente para que ella rápidamente retroceda como instinto en un intento por huir.

—Me hubiera gustado que las cosas fuera distintas, mamá. —Le sonríe casi lastimosamente para posteriormente intentar sujetarla del brazo, ella reacciona de inmediato y trata de correr hacia la puerta. Al principio pudo sentir a su hijo seguirla pero después de unos segundos no escuchó absolutamente nada, se gira una vez más para asesorarse de que él no estuviera ahí y cuando volvió a girarse para abrir la puerta, su rostro fue impactado con la pala de manera brutal. —Salúdame a papá, dile que le mando a su bruja para que estén juntos.

𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋 𝐒𝐀𝐍𝐀𝐓𝐎𝐑𝐈𝐔𝐌.

22:24 P.M.

El muchachito pelinegro no se sentía orgulloso de lo que había hecho, después de todo había asesinado a sus propios padres, había manchado sus manos de sangre.

Porque aunque fueron sus verdugos, él se había convertido en algo parecido a ellos al asesinarlos.

—¿Jungkook-ah? ¿Eres tú?

Jungkook suspira y se obliga a tragarse el horrible nudo de su garganta, la voz que lo llama parece conocida. Alza su mirada y se encuentra con su pequeño amigo mirándole preocupado.

—¿Taehyung? ¿Por qué estás aquí? ¿Viniste solo? Es muy tarde para salir, cielito.

—¿Tú has llorado? ¿Qué es? ¿Tu papá te lastimó de nuevo? Puedo notar tus ojos húmedos, Jungkookie. —Él cuestiona sentándose a su lado en la fría banca, el pelinegro se apresura a negar rápidamente para evitar más preguntas, no desea que sepa sus acciones.

—No, ¡todo está bien! No te preocupes, Taehyung-ah.

—Hyung, no sé porque estás triste pero te daré un abrazo para que te sientas mejor.

Jungkook asiente y esta vez no puede retener su llanto cuando los cálidos brazos del castaño lo apresan en un fuerte abrazo.

—Todo estará bien, Tae. Ya no me pondré triste, papá ya no me lastimará. —Le promete a su amigo entre suaves murmullos, Taehyung no comprende a que se refiere pero asiente mientras acaricia el suave cabello del contrario.

—Te quiero mucho, koo. Yo cuidaré de nosotros, seremos amigos para siempre.

El muchachito azabache le sonríe apenas pero eso es suficiente para que Taehyung vuelva a abrazarlo, se ven interrumpidos cuando Jungkook habla despacito.

—Oye, Tae, tengo que decirte algo muy importante.

—¿Sucede algo, hyung?

—No vamos a poder vernos en unas semanas, creo. —Suelta inseguro, no sabía que iba a hacer después de sus acciones. Tenía miedo, no podía regresar a su casa.

—¿No vernos? Pero, ¿por qué? ¿Hice algo mal, koo? —Pregunta suave y bajito, parece dolido por sus palabras. No quiere perder la amistad que tiene con él, lo adora mucho.

—Claro que no, bobo. Es sólo que tengo que hacer varias cosas antes de poder visitarte, Tae.

—Está bien, confío en ti, Jungkookie. ¡Te veré para la semana de videojuegos!

—¡Estaré ahí! Lo prometo.

Jungkook le sonríe y se acerca una vez más a él para abrazarlo, se aferra unos cuantos segundos y le agradece por ser su amigo.

—¡Taehyung!

La voz de su madre se escucha cerca, el muchachito se apresura a irse con cautela. Taehyung extiende su mano para indicarle que estaba en la banca.

—Dios mío, no te alejes así, querido. Me has metido un susto.

—Lo siento, mamá. Me aburrí de esperar así que quise descansar, no quería asustarte.

—Está bien, cielo. Vámonos de aquí, ¿Sí?

Jungkook observaba todo detrás de unos arbustos, se sintió triste porque alguna vez deseó tener unos padres como los de su amigo.

Lástima que le habían tocado unos que ni siquiera lo querían.

Sólo desea que no lo aparten de Taehyung, él es la única persona que le queda en el mundo.

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