LONDRES, INGLATERRA

Viernes 20 de noviembre 2020

— Buenos días — Miro a Gio sonriendo y le devuelvo el gesto — Justo pensaba despertarte —

— Es la hora de todos los días — Reí — Me tengo que preparar para la universidad.

— ¿De verdad tienes que ir?

— Lamentablemente, sí, estoy en finales y no puedo faltar — Bese sus labios cortamente — Pero el domingo tú y yo, solos.

— Me gusta su idea, señorita Díaz — Ambos reímos.

Gio me atrae más hacia él y me abraza con sus fuertes brazos.

Hablamos por un rato más hasta que decidimos levantarnos de la cama, entro a la ducha y le doy un corto baño, al salir me pongo la misma ropa de ayer, aunque ahorita pasaré a mi casa para cambiarme.

Bajo a la cocina, busco que hay en la nevera y preparó algo de desayuno.

Más tarde salimos de su casa hacia la mía.

— Suerte pequeña — Gio besa mi mejilla — Paso por ti más tarde.

— ¿Otra vez? — Bromeé — Te estaré esperando — Hice un puchero.

Me despido de mi novio y bajo de su auto, me doy la vuelta y camino hasta la entrada de mi casa.

Subo a mi habitación y me cambió de ropa, acomodó mis cosas y bajo de nuevo a la primera planta.

— Cariño — Mi padre me llama — ¿Te llevo a la universidad?

— Si papá — Sonreí — ¿Y mamá?

— Salió más temprano de lo normal, tenía una reunión de la fundación.

Esperé a mi padre y salimos de casa.

— ¿Cómo van las cosas con Giovani?

— Ah bien, papá — Dije algo nerviosa.

— No ha pasado algún problema o algo de lo que me tenga que preocupar...

Reí levemente — Papá, está todo bien. No tienes por qué preocuparte.

— Lo sé Mariana, únicamente quiero que cualquier cosa que suceda me lo cuentes.

— No te queda el papel de padre sobreprotector — Reí y mi padre me miro serio, aunque después termino riendo.

Gio es mi primer novio, si eso suena muy dramático, pero no soy de las típicas chicas que a su edad ha tenido muchos novios.

Sobre todo por mi padre, que a veces suele ser algo celoso.

Me despido de mi padre y bajo del auto para después entrar a la universidad.

Entro al salón de clases y voy directo con mi mejor amiga, hablamos por un rato hasta que el profesor llegó.

•••

— ¿Entonces quedamos en tu casa? — Pregunté.

— Sí, como veas deja, le mando un mensaje a Gio quedó en venir por mí, pero tarea es tarea.

Me alejé un poco de Sandra y le iba a enviar una nota de voz, pero alguien me quito mi teléfono celular de las manos.

— ¡QUÉ TE...! — Miro sorprendida y enojada a Andrea.

— Creo que fui lo suficientemente clara contigo — Andrea del coraje avienta mi teléfono celular al suelo — ¡No te quiero ver cerca de Gio!

— ¿Qué es lo que te pasa loca? — Miró mi teléfono celular en el suelo y lo levantó — La pantalla está rota, me debes uno.

— No me hagas reír, tu familia tiene mucho dinero para comprarte diez de esos, pero eso no importa ahora ¡Aléjate de Gio! Él no te quiere.

— Estás loca, Gio me quiere no por algo, estuve con él anoche.

Hasta yo le quedo sorprendida por lo que dije.

— Ah, ¿si? ¿Quieres que te cuente las veces que él me ha hecho el amor? — Andrea me mira riendo y simplemente bajo la mirada —Eso suponía, Gio necesita a una verdadera mujer que lo haga sentir lo que tú no niña.

— ¡Lárgate de aquí! — Miro a mi mejor amiga colocarse frente a mí — No te quiero ver cerca de Mariana, loca psicópata.

— ¿Y quién eres tú? — Andrea la mira con mucho despreció.

— La chica que te va a romper la cara — Sandra la amenaza — Así que vete de aquí zorra.

— Ya te lo dije Mariana, aléjate de Gio.

Andrea me mira amenazándome para luego irse.

— ¿Estás bien? — Sandra me mira preocupada — No creas en nada de lo que esa perra interesada dijo.

— Estoy bien — Murmuré — No hay nada de que preocuparse — Sonreí levemente.

Mi mejor amiga me abrazó, en verdad lo necesito.

— Vamos, tenemos trabajo que hacer — Asentí simplemente.

Trató de sacarme de mis pensamientos las palabras de Andrea.

Gio me quiere, él mismo me lo ha dicho.