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026. just let me know i'll be at the door

CHAPTER TWENTY-SIX
❝déjamelo saber y estaré en la puerta❞
cobra kai season 4 | act. three








LAS REGLAS DEL ALL VALLEY habían cambiado. Dividieron el torneo en distintas categorías y Johnny no estaba nada feliz.

—Esto es lo peor que pudo pasar —dijo el rubio molesto—. Competencia de habilidades, qué estupidez. Kata no es karate, es un baile. ¿Una división de chicas? ¿No querían igualdad? Deberían ser varoniles y aguantar los golpes.

—No creo que... —empezó a decir Ethan pero Johnny rápidamente lo interrumpió.

—Si Ethan es gay y puede, ellas pueden.

Luca soltó una carcajada, sin siquiera molestarse en disimular mientras Ethan miraba a su sensei con incredulidad. Johnny lo vio e hizo un gesto.
—Sin ofender.

—Creo que nos vendría bien tener alumnas —sugirió Miguel.

—Está bien. ¿Conocen a alguna chica? —preguntó y todo el mundo se quedó en silencio. Luca recordó a Sophie pero dudaba que quisiera meterse en todo esto—. Por supuesto que no.

—Yo conozco a una chica que podría querer unirse —dijo Luca, con muy poca fé pero no demostrándolo—. Tendría que preguntarle.

Johnny asintió.
—Sí, hazlo.

—Hay una chica del equipo de debate —dijo Bert.

—¿De debate? —preguntó Johnny—. Necesitamos asesinos, no más nerdos. Bien, vayan a correr. Les refrescará la memoria. No respiren mucho, hay moho en la esquina.

Todos empezaron a correr, excepto Ethan y Miguel que se quedaron hablando con Johnny. Luca solo deseaba que Halcón estuviera aquí.

Estaban en un almacén abandonado. Había equipamiento de construcción y desechos por todas partes y olía a humedad. Luca no tenía idea como Johnny había hecho para pintar el logo de Colmillo de Águila en la pared.

Luego del entrenamiento, Luca, Miguel y Ethan acompañaban a Johnny en un intento de encontrar alguna chica que se una al dojo.

—Bueno, aquí practican la mayoría de los equipos de las chicas —dijo Miguel—. ¿Podrá convencerlas?

—Miren, cuando joven, en lo único que era mejor que en el karate, y era genial en karate, era hablar con chicas —dijo Johnny confiado—. Miren y aprendan, novatos. Miren y aprendan.

Luca vio como Johnny falló miserablemente en hablar con cada equipo existente en esa cancha y rió cada vez. Ni siquiera sabía porqué los había acompañado pero se la estaba pasando increíble.

Luego de aburrirse, Johnny tomó una botella de aceite de bebe y obligó a los tres chicos a quedar en camiseta. Miguel tenía una musculosa y Luca tenía una camiseta manga corta.

—Créanme, las chicas aman esto —insistió el sensei.

—Esto es raro —dijo Luca aceitando sus brazos con una mueca de asco.

—¡Es demasiado! —dijo Miguel quitando las manos.

—Deben aceitar cada pliegue —insistió asintiendo—. Así crean reflejos y enfatizan curvatura. Ethan, te toca.

Ethan negó, dando un paso atrás y cruzándose de brazos.
—Jodete, abuelito, no.

Johnny frunció el ceño, mirándolo mal mientras los otros dos seguían aceitando sus brazos.

—Sin ofender —se burló—. Yo prefiero observar tu técnica maestra.

Luca suspiró, sintiéndose asqueroso pero quedándose ahi, al lado de Miguel. Johnny rodó los ojos y fue a buscar a otras chicas. Luego de un rato apuntó a los dos chicos y los dos comenzaron a posar, flexionando los brazos.

Estúpido.

Podía escuchar a Ethan riendo unos metros más allá.

Luego de una media hora de puro sufrimiento, Johnny aceptó largarse. Miguel se puso su chaqueta y Luca volvió a ponerse la camisa a cuadros mientras caminaban.
—No entiendo. Creía que ahora las chicas eran rudas. ¿Por qué no hallamos a nadie para el equipo?

—Quizá no todas necesitan karate —dijo Miguel—. Sobre todo, si ya están en un equipo.

—Hola, chicos —saludó Moon con pompones de porrista en la mano.

—¡Moon! —dijo Ethan sonriendo antes de darle un pequeño abrazo—. ¿Qué tal?

—Un pervertido acosó a las atletas, así que practicaremos adentro —explicó—. ¿Qué hacen aquí?

Ethan volteó a ver a Luca y los dos tuvieron que aguantar para no largarse a reír a carcajadas.

—Reclutando para nuestro dojo —logró decir Luca, mordiendo la parte interior de su mejilla para no reír.

—Colmillo de Águila —dijo Johnny asintiendo.

—Sí, tu deberías unirte —dijo Miguel sonriendo.

—¿En serio? —preguntó de igual manera—. Bueno. Sí, suena divertido. Espera. ¿Tengo que golpear gente?

—¡Claro que sí! —dijo Johnny emocionado.

—Entonces no —negó—. No puedo con la agresión física. Deberían invitar a mi ex.

—¿Halcón?/¿Piper? —preguntaron Miguel y Luca al mismo tiempo a lo que Moon sonrió.

—No —dijo apuntando a Miguel para luego voltear hacia Luca—. Sí. Es la mejor atleta de aquí y no le teme a pelear.

—La nena que buscábamos —dijo Johnny sonriendo.

—Sí... quizá quieras abordarla de otra forma —dijo divertida—. ¿Quieren consejos?

—Claro —asintió Ethan.

Luego de que Moon les diera consejos, la acompañaron adentro y los cuatro se dedicaron a ver a Piper entrenar y hacer piruetas en la colchoneta.

—Es rápida, es fuerte...

—La chica es un águila natural —dijo Johnny.

—¿Cuál es la tuya? —preguntó el señor al lado de Luca hacia Johnny.

—Esa se ve bien —dijo Johnny apuntando a Piper—, pero aún no he hablado con ella. Aún afino mi entrada. ¿Algún consejo?

El señor frunció el ceño y se alejó a lo que Luca comenzó a reír otra vez, contagiando a Ethan y luego a Miguel.
—¿Recuerda lo que nos dijo Moon?

—Sí, veré si consiente —dijo Johnny empezando a caminar hacia ella.

Los tres lo siguieron y Miguel siguió hablando.
—No, que sea consciente. Hola, Piper. Quería presentarte al sensei...

—John Lawrence de Colmillo de Águila Karate —interrumpió sonriendo—. Te diré por qué mi dojo es perfecto para una joven moderna como tú. En este mundo debes ser un alfa para sobrevivir. O eres un asesino o eres carne muerta. Tienes que ser un hombre.

Luca puso una mueca siendo seguido por los otros dos. Johnny podía ser tan ignorante a veces, pero era chistoso.

—En nuestro dojo desafiamos eso y los empoderamos a todos —dijo Johnny, arreglándolo a último minuto—. Le enseño a usar su fuerza a quien se identifique como mujer para derribar al patriarcado y enfrentar el sexismo interiorizado.

—Suena inclusivo —dijo Piper—. ¿Y los no binarios y de género fluido?

—Los fluidos son cruciales —asintió Johnny—. La deshidratación afecta el rendimiento.

—Y es comediante —dijo Luca alzando los pulgares con una sonrisa.

—En realidad, quería unirme a un dojo —dijo Piper asintiendo—. No quiero ser la única que no sabe karate.

—Entonces es tu día de suerte —Johnny le entregó un panfleto y Piper lo leyó.

—Bien, genial. Allí estaré.

Las compañeras de Piper la llamaron por lo que se fue despidiéndose con la mano y Miguel sonrió emocionado.

—¿Entendiste algo de todo lo que dijiste? —preguntó Ethan sorprendido.

—¿Te parece que orino sentado?

Ethan alzó los hombros con una sonrisa burlona y Johnny le dio un golpe en la nuca.
—¡Hey!

Luca se despertó sobresaltado al sentir su teléfono vibrar y su tono de llamada más fuerte de lo que esperaba. Vio el reloj en su mesita de noche y frunció el ceño antes de agarrar su teléfono.

El nombre de Ethan ocupaba la pantalla junto a una foto del chico durmiendo en un sillón como icono. Luca se la había cambiado sin que se diera cuenta y luego de unas semanas seguía así.

Contesto de mala gana, llevando el teléfono hasta su oído.
—Ethan son las tres de la mañana, ¿que mierda quieres?

Estoy con Robby borracho en la playa, ¿lo dejo en tu casa o lo llevo a Cobra Kai?

La mueca de enojo de Luca se volvió una preocupada y confundida. La voz de Ethan sonaba triste, casi como si estuviera aguantando las lágrimas. Era jueves, ¿qué hacia en la playa a las tres de la mañana? ¿Y que hacía con Robby? Tenía entendido que ya no hablaban.

—Tráelo —dijo luego de unos segundo—, ¿me ayudas a subirlo a mi habitación? Si Molly me escucha me matará.

Sí, esta bien —dijo Ethan—. Te escribo cuando llegue.

Y sin poder decir nada más, su amigo corto. Luca prendió la lámpara de la mesa de noche y se sentó, rascando sus ojos y bostezando tratando de mantenerse despierto. Tomó agua del vaso y se sentó en la cama, esperando ansiosamente que Ethan le avisara que había llegado.

Se puso sus pantuflas y bajó al primer piso, haciendo el menor ruido posible. Espero y espero hasta que escuchó el auto estacionarse fuera y pocos segundos después el mensaje de Ethan iluminó su pantalla por lo que salió de la casa, dejando la puerta junta.

—¿Está muy mal? —preguntó preocupado.

—Esta dormido —dijo cruzado de brazos, tenía los ojos rojos—. Perdón por despertarte, no sabía que hacer.

—Está bien —dijo quitándole importancia mientras los dos caminaban hacia el auto. Entre los dos sacaron a Robby del auto—. Trata de no hacer ruido.

Cada uno tomó un brazo del ojiverde y subieron las escaleras hasta el segundo piso, lo más callados posibles hasta llegar a la habitación de Luca, donde recostaron a Robby en la cama. Ethan suspiró y se fue, bajando las escaleras con Luca siguiéndolo.

El chico LaRusso se metió al auto, cerrando la puerta que estaba con la ventana abierta por lo que Luca se apoyó ahí.
—Gracias por llamarme.

Ethan asintió, sonriendo casi invisiblemente.
—Dale café en la mañana y ten un basurero al lado de la cama por si vomita. Llámame su necesitas algo. Nos vemos en el entrenamiento, buenas noches.

—Buenas noches —murmuró, alejándose del auto y observando como salía del estacionamiento de la casa antes de volver a entrar, cerrando la puerta con cautela.

Fue a la cocina, llenando un vaso con jugo de naranja y agarró un bowl enorme antes de subir otra vez. Vio a Robby dormir plácidamente, acurrucado entre sus sábanas y sus almohadas y suspiró, dejando el vaso en su lado de la cama y el bowl al lado de Robby, en el escritorio. Solo tenía que sentarse y tomar el bowl, aunque estaba esperando que no vomitara.

Se quitó las pantuflas y volvió a recostarse, apagando la luz, acercándose a Robby y abrazándolo. El olor a alcohol lleno sus fosas nasales pero lo ignoró, acariciando el cabello de su novio distraídamente, tratando de callar todas las preguntas que tenía.

Robby se acurrucó contra el, dejando caer su cabeza en el pecho del castaño y abrazándolo por la cintura. Luca suspiró de nuevo, sus ojos viajando hasta el techo.

—¿Por qué lo llamaste a el y no a mi? —susurró, preocupado.






























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