
024. auto-cinema
CHAPTER TWENTY-FOUR
❝auto-cine❞
cobra kai season 4 | act. three
EL SONIDO DEL AGUA y las quejas de sus compañeros era lo único que se escuchaba. Seguían sin poder atrapar un pez y Luca realmente no tenía idea de como se supone que tenían que hacerlo.
Apenas había metido las manos al agua, estaba sentado de piernas cruzadas en la orilla del estanque tratando de pensar en otra manera para agarrar al pez.
—¡Maldita sea! —se quejó Mitch—. Se ve tan fácil en la televisión.
Luca rodó los ojos. ¿En serio pensaba que atrapaban peces reales en las películas? Además, estaba un poco irritado con Mitch. Se quejaba mucho, le ponía los pelos de punta.
—¡Mierda! ¡Esto es imposible!
—Paciencia —dijo Daniel divertido—. Ya lo resolverán.
—Tengo una idea —dijo Miguel luego de unos segundos y se metió con zapatos y todo al estanque. Luca puso una mueca de disgusto—. Vamos, entren.
Todos comenzaron a entrar sin siquiera sacarse los zapatos pero Ethan se negó, sentándose y quitándose los suyos al igual que los calcetines. Luca bufó y copio la acción de Ethan antes de meterse detrás de el.
Trato de disimular la mueca de asco que amenazaba por invadir su cara al ver el agua sucia. Miguel tomó la palabra de nuevo.
—Síganme, caminaremos en círculo.
Siguieron a Miguel, caminando alrededor del enorme circulo de madera que estaba en medio y Luca notó que los peces se iban al centro.
—Está funcionando —dijo con una sonrisa.
—Nadan bajo la plataforma —dijo Halcón.
Miguel agarró uno de los peces con las dos manos y lo saco del agua con una sonrisa de oreja a oreja. Daniel sonrió.
—¡Tenemos un ganador! Buen trabajo, Miguel. Muy bien.
Luego de un rato, todos estaban ya secos y observaban a Daniel y Miguel en la plataforma que habían armado.
—El señor Miyagi me dijo una vez que esto representa perseverancia, coraje y fuerza. También evita que te llegue sudor a los ojos.
Le puso la cinta alrededor de la cabeza y los dos hicieron una reverencia. Luca notó que a Ethan le brillaban los ojos.
Ethan, Halcón y Luca entraron al baño, los últimos dos notando inmediatamente que un chico estaba por golpear a Bert y a Nate.
Cada uno lo agarro de un hombro antes de ponerlo contra una puerta de los cubículos, Halcón un poco más brusco que Luca. Tenía una camiseta de Cobra Kai pero se veía aterrado.
Recordó a Robby mencionando a un niño nuevo pero no había alcanzado a mencionar su nombre.
—¿Vas a golpear primero? —preguntó Halcón burlón.
—Y-Yo...
—Sí —dijo Luca negando—. Un consejo, niño, sal de Cobra Kai mientras puedas. Porque van a caer y la cosa se pondrá fea.
Los dos lo soltaron y mientras salían de los baños, Halcón y Luca hicieron un saludo. Ethan se quedo.
—¡Debilucho! —se burló Bert—. ¡Creo que va a llorar!
—Cierra la boca, ¿quieres? —dijo Luca, golpeándole la cabeza—. Tiene como doce.
—Esta grande ya —dijo Nate rodando los ojos—. Probablemente es otro idiota más.
—Es más alto que tu a los doce —se burló Luca y Halcón rió.
Nate se cruzó de brazos y se dispersaron cada uno yendo a sus respectivas clases.
Ese día no había entrenamiento pero Luca fue igual, a entrenar por si solo. Necesitaba distraerse y Robby no le contestaba.
Para variar, Molly, Cassie y el habían discutido otra vez. Estaba molesto y si quería pasarla bien en la noche cuando vayan al autocine necesitaba descargarlo de alguna manera.
Lamentablemente para el, ignorarlo y fingir estar feliz no le estaba funcionando tan bien como antes.
Sus nudillos golpearon una y otra vez el saco de boxeo hasta que escuchó pasos entrando y paso la mano por su frente, eliminando los rastros de sudor que caían.
Johnny apareció, igual o más molesto que el y se congeló cuando lo vio. Luca respiró agitado y lo saludó con la mano.
—Perdón, se que no debería estar...
—No te preocupes —negó Johnny, dejando una caja de gatorades en el suelo—. Pueden venir cuando quieran, no me esperaba ver a nadie aquí, es todo.
Luca asintió estirando la mano pues le había empezado a doler. Había envuelto sus nudillos con gasa pero luego de tanto golpear le dolía de igual manera. Johnny no lo pasó por alto, tampoco su cara enrojecida y su cabello mojado.
—Toma un descanso, no creo que quieras lesionarte.
El de lunares bajo la cabeza, tratando de regular su respiración. Johnny abrió las puertas y tomó su caja para reponer las bebidas en el pequeño refrigerador que Daniel había conseguido. Cerró los ojos y paso una mano por su cabello mojado, desordenándolo aún más.
Johnny volteó a verlo con una mueca de preocupación y le estiró una Gatorade azul.
—¿Quieres una?
Luca abrió los ojos, mirándolo y a la botella antes de tomarla.
—Gracias.
—¿Te sientes bien?
El castaño suspiró y asintió.
—Solo estoy molesto.
—Vives con Molly Weber, ¿verdad? —preguntó Johnny a lo que Luca asiente—. No me extraña. Es una perra.
Luca casi se atraganta con la gatorade pero logró tragar el líquido y ahogó una risa.
—O sea que el odio es mutuo.
—Oh, sí —asintió el rubio, terminando con las botellas—. Nos conocemos desde pequeños. Salimos por un tiempo en secundaria, lamentablemente.
Sus ojos se abrieron tanto que Johnny pensó por un segundo que se le iban a salir del craneo.
—¿Saliste con Molly?
—Técnicamente —dijo de mala gana—. Fue como un mes, no cuenta.
—Si cuenta —se burló Luca riendo.
—Bueno, bueno —Johnny rodó los ojos—. ¿Que hizo para que estes tan molesto?
—Discutimos —dijo Luca, volviendo a golpear el saco de boxeo ahora que estaba más calmado—. Con Cassie cocinamos anoche y ninguno de los quería lavar así que dijimos que lo haríamos hoy. Molly estaba de viaje por trabajo y volvió antes y se puso a gritar. Además de que llevan discutiendo por el tema de la universidad por un tiempo y a Molly le jode que Cassie salga con Sam y bla, bla, bla. Es estúpido pero se enoja por una cosa y te grita por veinte más.
—¿Les grito por no lavar los platos? —preguntó incrédulo—. ¿Es en serio?
Luca dio otro golpe mientras asentía. Johnny bufó, sentándose en la entrada y observando.
—Sube tus brazos.
Obedeció y volvió a golpear, aprovechando de dar un par de patadas.
—¿Por qué vives con ella y no con tus padres?
El castaño dejo de golpear sintiendo su pecho apretarse. No esperaba esa pregunta, para nada. No sabía si contestar pero, era Johnny. Confiaba en el.
—No conozco a mi padre —dijo luego de un rato—. Mi madre... debe andar por ahí. No lo sé, dejo de aparecer.
Johnny frunció el ceño.
—¿A que te refieres?
—Siempre desaparece —murmuró—. Siempre eran días, nada más, pero esta vez no volvió a aparecer. Le pagaba a una señora para que fuera a limpiar el departamento y luego de dos semanas decidió llamar a la policía. Molly es la única familia que tengo que puede aceptarme y solo me deja quedarme como un favor a mamá. No le agrado, ella tampoco me agrada pero es mejor que la crianza temporal. Nadie iba a aceptarme de todas formas, tengo diecisiete, nadie quiere cuidar a un adolescente. Además, si llega a aparecer probablemente tengamos que ir a juicio porque abandonar a un menor de edad tiene penalización de uno a tres años en prisión. No tiene caso.
Los dos se quedaron en silencio antes de que Luca volviera a golpear el saco. Johnny parecía pensar pero incluso cuando Luca espero un comentario sarcástico o alguna broma, nunca llegó. En vez de eso, escuchó un corto:
—Lo siento.
Luca volteó a verlo y negó.
—No es tu culpa.
—Lo se —dijo, cruzado de brazos—, pero aún así. No te mereces eso. Helen siempre fue... complicada, pero no era mala persona. Solo se involucró que la gente equivocada.
Los dos volvieron a quedarse en silencio mientras Luca desenvolvía sus manos y guardaba sus cosas en su mochila. Notó como Johnny lo miraba y suspiró.
—No me tengas lástima, por favor. Fue hace casi un año a este punto. No interesa.
Su teléfono vibró y vio un mensaje de Robby. Su expresión se volvió una preocupada.
Rob 💞
acosando niños en la escuela? en serio?
Luca desordeno su cabello de nuevo y habló antes de que Johnny pudiera hablar.
—Tengo que irme, adios sensei.
Johnny parecía querer decir algo pero nada salió de su boca. Se despidió de el con la mano y Luca tomó su mochila parar caminar hacia la salida. Busco el contacto de Robby y lo llamó.
Tres tonos después, contestó.
—¿Que hice ahora? —preguntó Luca, caminando hacia su casa.
—Kenny me dijo lo que tu y Halcón le dijeron esta mañana —contestó la voz de Robby—. ¿"Van a caer y se va a poner feo"? ¿Me estas jodiendo?
—Robby, ese niño no necesita Cobra Kai —dijo Luca frustrado—. Se que Kreese no puede manipularte, pero a un niño de trece sí. ¿En serio quieres que un niño se meta en medio de todo este problema?
—Amenazarlo no era la manera —dijo Robby molesto—. Me estoy encargando, ¿sí? Dejen de molestarlo.
—No lo estábamos molestando, Robby —replicó—. Iba a golpear a Bert y a Nate, solo le advertimos que no lo hiciera y que saliera de ese jodido dojo mientras pudiera. Nadie le dijo nada. Bueno, Nate sí pero lo calle.
La llamada quedó en silencio por un segundo hasta que Robby habló de nuevo, más calmado.
—Lo siento, no quería enojarme.
—No importa —murmuró—. ¿Estamos bien?
—Sí..., sí —contestó.
Luca suspiró, sacando las llaves de su bolsillo y buscando la correcta.
—¿Vas a hacer algo hoy?
—Los chicos y yo iremos al auto-cine —dijo Robby—. ¿Tú?
—Oh, ¿en serio? —dijo, abriendo la puerta y entrando a la casa—. Nosotros igual. ¿Te veo ahí? Te extraño.
Robby se quedó en silencio un par de segundos antes de contestar.
—Sí, te veo ahí.
—Bueno, tengo que cortar —dijo de mala gana—. Nos vemos, te amo.
—Yo también —dijo Robby antes de cortar.
—Hay de todos los sabores —dijo Demetri sorprendido mientras llenaba su vaso con bebida—. Es impresionante. ¿Quieres?
Luca negó, comiendo una palomita. Había acompañado a Demetri a buscar comida mientras el resto veía la película. Demetri terminó de rellenar su vaso y los dos se encaminaron hacia sus amigos.
—¡Chicos! ¿Vieron que tienen sodas de todos los sabores?
Luca notó las dos hileras de personas y quienes estaban en estas hileras y suspiró. Demetri también lo notó.
—Mierda. No de nuevo.
—Hola, bonito —saludo Luca a su novio quien le sonrió levemente.
—Cuidado —dijo Tory, viendo a los mellizos—, su mamá no está para dárselas de pacificadora.
—Oye, rubiecita —llamó Cassie alzando una ceja—, con la señora LaRusso no.
—Basta —se metió Miguel—. No podemos hacer esto. Los venceremos en el torneo.
—¿Sí? —preguntó Robby—. ¿Recuerdas la última vez que peleamos?
Luca frunció el ceño, mirándolo pero Robby no le dirigió ni siquiera una mirada. Miguel se tensó.
—Bien, nos vemos en el campo de béisbol en treinta minutos. Sin armas.
—No las necesitamos —dijo la rubia.
Ambos grupos se fueron por su lado pero Luca no se movió, su mirada aún fija en Robby. Salió de su ensoñación ya que Cassie le tocó el hombro.
—¿Estás bien?
—Sí —asintió antes de sacudir la cabeza—. Vamos.
Todos estaban en el auto luego de media hora. Halcón manejaba, Miguel en el copiloto y el resto apretujados en la parte de atrás.
El grupo de Cobra Kai entró al campo de béisbol, buscándolos con la mirada cuando las luces se apagaron y los rociadores empezaban a funcionar, empapándolos.
Halcón rió, golpeando el hombro de Miguel.
—¡Amigo, jugada maestra! ¡No tuvimos que pelear!
—Mi victoria favorita —dijo Demetri sonriendo.
Luca se quedo en silencio, viendo la figura de Robby con rostro pensativo. Nadie lo notó y el no se molesto en poner sus pensamientos en voz alta.
—Ahora Miguel Díaz será conocido como El Hacedor de Lluvia —dijo Demetri emocionado.
—El diablo de la lluvia —dijo Halcón en español.
—Si no hubieran caído, los habríamos vencido —dijo Sam de brazos cruzados.
—Sam, para —dijo Ethan visiblemente molesto—. De verdad.
—Podría haber salido mal —agregó Miguel.
—¿Qué pudo haber salido mal? —preguntó Johnny.
—Estábamos a punto de pelear, pero Miguel salvó el día —explicó Halcón.
—¿Sí? —preguntó el rubio sonriendo—. ¿Cómo?
—Mandé a los Cobra Kai al campo de béisbol —explicó—. Justo cuando regarían el césped.
—¿Buscaste una pelea, los plantaste y los rociaste con una manguera? —preguntó Johnny no viéndose muy feliz.
—Eran rociadores —corrigió Demetri que se retractó apenas Johnny volteo a verlo—. No volveré a decir nada.
—Acabas de provocar a la fiera —dijo Johnny—. ¿Qué crees que pasará? ¿Qué los dejarán en paz?
—Por todo lo que escuché —se metió Daniel apareciendo de la nada—, parece que Miguel práctico la moderación. Halló la solución sin que nadie saliera herido. ¿Qué querías que hiciera? ¿Que lucharan con navajas? Estoy orgulloso. Aplicaste las enseñanzas de Miyagi-Do.
—Tenemos que hablar, LaRusso —dijo Johnny luego de unos segundos.
Luca vio a Kreese junto a otro anciano entrar al dojo y frunció el ceño. El señor de coleta habló.
—Caballeros. Parece que tenemos algunas cosas que discutir.
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