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PRÓLOGO

INICIO.

¡Perfecto! Cómo no iba estar con tanta felicidad cuando ahora se que soy bueno en algo, desde horas extras de acompañamiento en la comisaría de policía, ¡Hasta detener a muchos como yo intentando cometer errores! No señor, se cómo terminaran y no iba dejar que llegarán a ese camino, obvio. Una parte de mi estaba orgulloso de ellos, su gran avance por corromper está ciudad, pero se que no ganan nada, solo un mal desprecio. Patrañas, ¿Quien no ama tener apodos por el público?.

¡La comandante Gruñez! Me nombró oficialmente su compañero de trabajo en la comisaría de policía, ¡Oh tengan cuidado malhechores! ¡Lobo irá por todos ustedes!. Lo gracioso es que solo soy compañero en ciertas ocasiones, cómo decirle, un simple suplente nocturno. No toda la gente se acostumbra verme trabajar en el equipo de los bueno.

Siempre se puede demostrar lo contrario pero, Nah. Dejó eso en manos de la comandante Gruñez. Justo recuerdo el día que ella me levanto el ánimo por toda esa gente que intento acabar con mi autoestima a través de insultos y malos ejemplos de mí. No lo niego, yo también lo hubiese echo pero que importa, Se puede cambiar ¿No?.

Dejemos esa mala fama a un lado, hablemos de mis mejores amigos, los únicos, inigualables. ¡Los tipos malos! Que ahora ya no son llamados así, pero yo les sigo diciendo de esa manera ya que fue así como yo los ví durante muchos años, fueron malos. Y eso era bueno pero todo lo bueno se acaba, y en nuestro caso, llegaron más cosas nuevas. ¡Si, aún seguimos en pie!.

¡Sr. Tarantula! Cómo no iba olvidar sus habilidades sin límites, con tan solo usar una computadora y ya tenía todas esas cuentas en su poder, ¡Controlar todo ese poder la hacia resaltar infinidad de veces su nombre! ¡Algún problema con el sistema! Ya sabíamos de quién se trataba, una travesura de ella le costaba mucho a todos, en ciertos atracos nuestros, ella siempre nos habría las puertas a todo, que digo. Ella siempre lo hacía.

Ahora que cambiamos nuestro estilo, también nuestras acciones, Sr. Tarantula. Ahora solamente se dedica a jugar todo tipo de juegos en su computadora, esas 8 patas no están nada más por qué si eh.

¡Sr. tiburón! Ese grandulon era todo un dramático cuando se trataba de actuar, cómo no admirar a este tiburón luego de haber engañado a muchos con tan solo usar un disfraz, no importaba su tamaño, siempre sabía engañar a la gente con tener en su boca un bigote falso, ¡El ya me a gastado bromas así que me las debe!.

¿Que fue de el? Bueno. Mi compadre ahora es famoso. Al saber este tema todo el público, no faltó un día más para que mi amigo lo llamarán para estar dentro de unas prácticas para una serie de infinidades de novelas, desde romances. Hasta de terror. A él no le importaba que papel le tocase, siempre se salía con la suya en sus actuaciones, aún recuerdo su novela donde el fue la mujer.

¡Sr. Piraña! Si hay algo que debo reconocer era que este chiquitín nunca se estaba en paz, todo el día metiéndose en problemas con gente de estatura alta, peleas callejeras y aparte de eso, el no le tenía miedo a nada, creí que su carta para sus jugadas sería este estilo de vida, pero luego de haber llamado toda la atención en aquella fiesta de gala para robar ese trofeo, no se dijo más. Mi compadre sabía cantar.

No le fue nada mal, era solicitado para cantar en lujosas fiestas de gente importante por todas las ciudades, incluso hizo sus propias canciones y debo reconocer, me gusta escuchar de ellas, jamás me pierdo de su música, tanto que duermo con una en especial que nos dedicó a todos nosotros, nuestra banda.

Y si, falta uno. Claro, guardaba lo mejor para el final, el ingrediente secreto. ¡Mi mejor amigo! ¡Sr. Serpiente! Debo admitir que nunca me había imaginado que mi amistad con Serpiente fuese tan pero tan importante en mi vida, al principio lo ví como algo normal entre compadres pero creo que nuestro papel siempre fue estar juntos para toda la vida, ambos nos mantenemos juntos, vamos a todo lugar juntos.

Agradezco que el me perdonara por las cosas que dije años atrás, antes de salvar a la ciudad. Sin el, yo me hubiese quedado atrás, pero no, siempre adelante a su lado. A dónde quiera que vayamos nos ganamos el grito atemorizado de las personas, no todos saben el gran cambio que tuvimos en nuestro ser.

A serpiente no le molesta que corran de el, es más. A él nunca le dejará de gustar eso, lo sé. Algo raro pero muy cierto, hay muchas cosas que le gusta hacer solo, incluso sin mi, que malo. El punto es que a dónde quiera que andemos, no importa que lugar sea, incluso del otro lado del mundo. Nadie se olvida el uno al otro.

Tratamos la manera de estar nuevamente juntos, pasar el tiempo como antes cuando robar se volvía nuestra rutina y la forma de pasar más el tiempo en familia, cuando las patrullas iban detrás de nosotros y estábamos casi siempre ilesos. Todos extrañamos esos días, nadie se arrepiente de haber sido un ladrón, créanme. Nadie... Creo que esto me deja a mi como único informante.

Yo... Sr. Lobo, cielos que decepción, dije mi nombre con desagrado, bueno la cosa es está, yo claramente no me encuentro muy bien que digamos. Aveces suelo tener problemas conmigo mismo, a dónde quiera que yo vaya, la mayoría de las personas de esta ciudad se alegran de verme pero otras no y eso es algo que a mi me afecta, cuando la gente supo de mi cambio, creí que eso le gustaría a todo el mundo pero ¡No!.

Eso me hizo dudar de mi mismo, si la gente aún me teme, es porque de verdad aún no eh cambiado, aún no soy un tipo bueno, y cierta persona me dijo que no lo hiciera por ellos, más bien por mi. Pero cuando lo hago por mi, resulta que tampoco soy bueno en eso, me considero un lobo aburrido, con un mal carácter, y la verdad no sé cómo le hicieron mis amigos para no ser temidos por los demás pero me hace sentir mal, quiero ser como ellos, dejar de ser temido pero...

Creo que al final si pude cambiar de lo que era antes, pero eso no les haría olvidar lo que hice. Y saben una cosa, ahora que lo veo... Tampoco soy tan bueno con la comandante.

— Siempre arruino el patrullaje y es por eso que la comandante me seleccionó cómo suplente, ¿Puede creer que no te dejan holgazanear en la banqueta?  — habló entre risitas, volteando a un costado de dónde estaba — Estoy loco, ¿Verdad?.

— Bueno... Sr. Lobo creo que en mi opinión, usted necesita alejarse de todo.

— ¿Alejarme? Creo que usted también está ¡Cu Cu! Jeje, perdón pero creo que esa idea es mala.

— ¿Que es lo que lo pone mal? La gente que le tiene miedo, la gente que lo odia por lo que hizo, entonces. Creo yo saber que lo mejor es evitar todos esos comentarios si usted se aparta de las malas lenguas.

El Sr. Lobo era acompañado con una mujer de piel morena y de estatura promedio, su psicóloga personal, la chica la cuál ahora estaría por el resto de su vida a su lado para tratar de corregir sus malos pensamientos o al menos hasta que el Lobo dejase de verse afectado por falsas palabras de las personas de la ciudad, está chica no tenía mucho tiempo desde que fue contratada gracias al mejor amigo de Lobo.

Serpiente no supo cómo ayudar a su amigo, y no hay mejor solución que una psicóloga para sus problemas tanto sentimentales cómo mentales, el Sr. Lobo odiaba tener que ser siempre acompañado por la chica, pero gracias a ella es que el Lobo se a estado controlando con todos esos malos impulsos por los demás.

— Creo que tienes razón, pero lo que menos quiero, es estar solo. ¿Ya comprende? Sr. Liss.

— Perfectamente... creo que es todo por hoy, muchas gracias por haber compartido las historias de sus amigos, esto le puede ayudar a ver qué usted, es un gran amigo.

— ¡Claro que lo soy! Nadie puede resistir mi lado tierno, que suerte que hoy es viernes.

— ¿Y que tiene?.

— Veré a mis amigos en el penthouse de serpiente. Y tengo que alistarme para irme, 11 meses sin verlos se vuelve una eternidad.

— Entonces no le quito su tiempo, recuerde, mañana no vendré a verlo así que necesito que no haga una locura, no me pagan para cuidarlo, solo para ayudarlo con sus problemas, tenga una linda noche, Sr. Lobo.

— ¡Duerma bien! — Abrió la puerta dejando salir a su psicóloga, sus orejas bajaron con tan solo ver a la mujer de piel morena salir de su casa — Fantástico... Otra vez solo, ¡Yupi!.

No todo era tan malo para el Sr. Lobo. Ahora contaba con una pequeña compañía que hace poco conservaba, el gato que fue rescatado por sus propias manos el día de su cambio de apariencia. Que con el tiempo, se había estirado tanto, el Sr. Peludito. Fue el nombre que  Lobo le dió a su gato, se había llevado tan bien con el gato que decidió tenerlo.

El gato más bien era como una forma de consolación para el Sr. Lobo, su pelaje contra el gato lo hacía volver cuando era muy temido, siempre lo sostuvo en sus manos, incluso después de haber acabado con todo el problema con el profesor Mermelada, el gato se estubo en brazos del Sr. Lobo. El podía tener pláticas con el gato aunque esté tal vez no lo entendiera, pero si lo escuchaba.

El Sr. Lobo se recostó en su cama arrojando su cuerpo sin importarle, con su rostro cubierto por su almohada, el Lobo extendió sus manos al aire con tristeza, ya a los pocos segundos escuchó los pequeños pasos del gato, el Sr. Peludito.

Se subió sobre la cama y se dirigió a los brazos de su dueño, que en el instante fue abrazado con fuerza por el. Se quitó la almohada de la cabeza para ver directamente a los ojos del gato. Su mascota solamente ladeó su cabeza bajando sus pequeños orejas sin entender su expresión, el Sr. Lobo no pudo contener su expresión y dejó caer una lágrima, por qué el era el único que no la estaba pasando bien si ya lo había echo todo.

— Creo que no soy tan bueno... ¿Tu que crees Sr. Peludito? ¿Crees que soy bueno en algo?

El gato ronronea en manos del lobo.

— ¡Claro! Tienes razón, si soy bueno en algunas cosas, gracias por tu ayuda Sr. Peludito — se levanta de la cama —

Ya venía siendo hora que cierto Lobo se cambiara, y eso es lo que iba hacer. Antes de todo, siempre trataba la manera de dejar dormido a su gato, si este salía, su mascota se salía de la casa en busca de el, por eso aveces el Lobo trataba la manera de regresar a casa luego y evitar que su gato se saliera.

El Sr. Lobo ya se encontraba parado frente a su espejo acomodando su cola despeinada, era lo último que le quedaba por acomodar para luego marcharse en su auto, miraba por el costado del espejo a su gato rodar sobre la cama mientras dormía serenamente. Estaba feliz.

El Lobo se acercó con una sonrisa en su rostro y con cariño besar la frente del gato, luego de esto tomo sus llaves y camino muy silenciosamente hacia el garaje donde esperaba su auto, su muy veloz auto de atracos, que ahora estaba repintado con un color menos rudo, un color blanco fue lo ideal para el si se trataba de cambiarlo a uno más amigable.

Afuera de la casa, se mostraba un auto color blanco apenas salir de una casa de tres niveles, una bonita casa a su al aparecer, cerca de la playa donde siempre deseo estar, está casa había sido construida gracias a sus esfuerzos en los trabajos que hace poco tiempo realizó junto a sus amigos.

La cosa fue cuando todos habían ya planeado su vida, el Sr. Lobo no pensaba que sus amigos lo habían abandonado, si se trataba de un buen amigo como lo dijo su psicóloga entonces el entendería que los sueños de sus amigos eran muy importantes para ellos, entonces por qué no dejarlos hacer lo que ellos deseaban.

Fue esa idea la que pasó en la mente de Lobo mientras manejaba a toda velocidad al hogar de su amigo, Serpiente. No quedaba tan lejos el lugar de donde el vivía, y con un auto veloz, solo se demoraba unos cuantos minutos.

Mientras manejaba pudo ver ante sus ojos el hogar de una amiga, incluso este bajo la velocidad de para poder ver con atención si la chica que vivía en esa casa salía por coincidencia alguna, cómo no iba este a olvidar a la hembra que hizo lo imposible para cambiar su vida junto con la de sus amigos, Diane.

El Sr. Lobo había dejado de hablarle a Diane ya hace un par de años, cuando todo parecía una vida normal, se volvió una rutina aburrida casi para todos a excepción del Sr. Lobo ambos se miraban de ves en cuando, los días sábados y domingos eran esos únicos días a la semana que se podían ver, pero por desgracia de ella, su tiempo era muy poco y lo peor es que se fue agotando.

Diane ya no tenía más tiempo para convivir con Lobo que lo dejo desanimado, al ser la gobernadora de toda una ciudad implicaba toda atención en ello, mucha responsabilidad, control total y seguridad, claro que el Sr. Lobo la entendía que tampoco podía seguir así, a lo largo de esos años el Sr. Lobo perdió el interés de seguir buscando a Diane y se volvió una amistad muy cortante.

Eran las pocas veces que se miraban en el camino y si alguien era educado le saludaba al otro, pero esto era cosa del Sr. Lobo claro, Diane siempre estaba ocupada con su puesto de gobernadora que dejó de pasar tiempo no solo con el Sr. Lobo, también con todo el grupo.

En pocos minutos Lobo logró llegar al penthouse de su amigo Serpiente, el lugar era muy grande para solo una serpiente, pero para el era perfecto, podía invitar muchos amigos y conocidos más para al lugar, crear una fiesta enorme, pero serpiente solo invitaba solamente a sus únicos amigos de toda la vida.

Antes de abrir las puertas, el Lobo sintió un cosquilleo atras de su espalda, el rápidamente se dió la vuelta y por sorpresa no había nadie.

— No puede ser, creo que tengo pulgas.

— ¡No son pulgas! Soy yo, tu fuente más confiable en todo el mundo.

— ¡Redes! — gritó emocionado viendo a su amiga sobre su hombro — Que gusto de volver a verte, apuesto que te llevó tiempo llegar hasta acá.

— Naa, fue fácil hackear las señales de tránsito, nada que yo no pueda hacer — dice dándole palmadas en su mejilla — Que gusto de volver a ver a mi amigo.

— ¡Eso mismo digo!

Antes de seguir charlando, la puerta del penthouse se abrió rápidamente para mostrar a un enorme tiburón sonriente, el cual muy entusiasmado abrazaría fuertemente el cuerpo del lobo y sin olvidar a la tarántula claro.

— ¡Lobo! ¿Me recuerdas amigo? ¡Soy yo! — grita con emoción — ¡Que gusto tenerte en mis brazos! ¡Tampoco voy a olvidar a Redes! ¡Esto es fantástico!.

— ¡Grandulon! Suéltame antes de que pierda una pata y no me llame tarántula.

— ¡Jo jo jo! También me da gusto verte tiburón, mi actor estrella — dice el lobo en halago a su amigo — ¡Siempre veo tus series y déjame decirte que eres un gran actor!.

— ¡Ji Ji! Basta que me sonrojas amigo, ¡Vamos! Piraña y Serpiente los esperan en la mesa, ya organizamos todo el festín.

— ¡Espero tengan algo dulce! — salta al hombro del tiburón — Vamos lobo, no queremos que esté grandulon engorde y no le quede su ropa para sus interpretaciones.

— ¡Ja ja ja!.

Más adelante se miraba a piraña saltar sobre la mesa, adornaba con un par de estrellas luminosas y coloridas sobre la mesa donde un candelero ya hacía puesto, pero piraña tras escuchar varias voces del otro lado de la puerta no pudo evitar gritar de la emoción y correr abrirles a sus amigos las puertas de la cocina.

Piraña abrió la puerta observando cómo sus otros dos amigos estaban detrás de ella.

— ¡Compadre, Redes! ¡Que locura! ¡Ya están aquí!

— ¡Hola chiquitín! — dice tarantula bajandose de tiburón — bueno, creo que soy más que tú.

— ¡Ja ja ja! Noto que sigues del mismo tamaño, no hay mucha diferencia en ti sin ofender — voltea a ver al lobo — ¡Compadre, dame un abrazote!.

— ¡No espera el traje es nue-

Fue derribado por el cariñoso abrazo de su amigo, que a los pocos segundos el tiburón se lanzó contra ellos en forma de un abrazo grupal, dejando aplastados a sus amigos.

— ¡Abrazo grupal! — grita tiburón —

Entonces a lo lejos se escucho la voz del mejor amigo del Lobo, serpiente.

— ¡Oigan! Yo ya limpie el piso, es mucha molestia que usen sus cuerpos como alfombras — dice a carcajadas tomando a tarantula con su cola para unirla al abrazo junto a sus amigos — ¡Que gusto ver sus apestosas presencias de todos! ¡Más a ti lobo! Perdón por no ir a visitarte.

— ¡No te preocupes! No me fue tan mala mi soledad.

— ¡Hace tiempo que deseo un abrazo de todos mis compadres! — se levanta junto a los demás del suelo — ¡Vamos, la comida ya está preparada!

— ¡Genial! — grita tiburón corriendo a sentarse a la mesa — ¡Vengan!.

La banda se acomodó en los asientos de la mesa, solo ver cómo su amigo piraña movía varios carritos con comida encima, la banda reconocío los platos de cada, piraña se había encargado de prepararles a cada uno su platillo favorito, al Sr. Lobo aunque costará creerlo, a él ya le estaba empezando a gustar la ensalada, ésto solo les tomo de sorpresa a Tarantula y Tiburón. Los demás ya sabían el platillo de Lobo.

Antes de que todos empezarán a comer, el Sr. Lobo desvío su mirada al costado suyo, dónde vió un asiento vacío, Lobo se acomodó aún más estirando sus piernas al asiento de alado para tomar el tenedor de su ensalada y empezar a comer, sus amigos al verlo comer se rieron de él.

Esto también le causó gracia al Lobo pero antes de preguntarles de que se trataba, Serpiente ajustó su voz y se deslizó sobre la mesa sosteniendo una copa, entonces habló.

— Esto va sonar raro, más si proviene de un enojón como yo pero aquí va, ¡Brindo! Por mis amigos, mis compañeros que siempre estuvieron a mi lado, si saben a qué me refiero. Ya que ahora cada quien está ocupado.

— ¡Menos yo! — comenta con orgullo el Lobo —

— ¡Exacto! Gracias a ustedes por formar parte de esta banda y les garantizo que siempre estaremos juntos, porque no hay mayor regalo que su amistad ¡Brindó por los tipos malos!

Todos alzaron sus copas repitiendo esas últimas palabras de serpiente, fue cuando en ese instante todo lo bueno de su alrededor se pondría intenso para cierto integrante de la banda, mientras todos hablaban y gritaban entre ellos, el Sr. Lobo comía de su ensalada con la mente distraída, a él no le llamo tanto la atención la plática de todos sus amigos.

El solo comía, alzaba su mirada para ver a sus amigos reír pero nuevamente la bajaba para seguir comiendo de su plato, el no sabía a qué se debía su silencio en la mesa, debes en cuando escuchaba a sus amigos contar sus historias del como les había ido en sus nuevos trabajos, Tarantula aúnque lo suyo no era algo que le gustará, ella se hizo cargo de que al menos le fuera bien, ganaba dinero por jugar juegos, éso la hacía única en sus redes.

Tiburón dramatizaba algunas escenas de su serie, que también hizo reír a Lobo. que esto si le gustó escuchar a su amigo, Piraña alardeando cómo siempre que era el mejor con la mejor voz del grupo, puso aprueba al tiburón y ambos gritaban para ver quién era el de tono suave, obvio sería piraña.

Serpiente de reojo observó a su amigo Lobo, al ver su expresión en su rostro se percató que su amigo, su gran mejor amigo estaba decaído, verlo decaído lo hizo pensar que el no se la estaba pasando genial en la reunión de sus amigos, ¿No le alegró tanto verlos de nuevo? Pensó Serpiente.

Pero Serpiente ya sabía los problemas que este Lobo tenía, había planeado algo a espaldas de su amigo como sorpresa para el, entonces el sonrió con orgullo para que al pasar de unos cuantos minutos, la puerta del penthouse se tocase levemente.

Quien escucho los golpes de la puerta fue el Sr. Lobo. Que calló rápidamente a sus amigos confuso, los volteo a ver ya que no sabía que habían invitado a alguien más a su reunión de amigos, todos tras escuchar tambien sonrieron entre ellos y miraron al Lobo con felicidad.

— ¡Lobo! Adivina quién está tocando la puerta — dice tarantula con voz juguetona subiéndose al hombro de este —

— Hmmm, ¿Quien...?.

— Vamos compadre, es tan obvio — agrega tiburón entre risitas —

— ¡Si! Además es la única que sería invitada a nuestra reunión después de habernos ayudado — gritó Piraña golpeando la pierna de Lobo —.

— De verdad no entiendo a quien se dirigen, ¿Serpiente?.

— ¡Oh! ¡Ja ja! Pues quién más puede ser, ¡La gobernadora! La in-.

— ¿Que? ¡¿Ustedes la invitaron?!

— ¿Lobo, esta todo bien compadre? Pareces no estar alegré por eso, creí que te gustaría tener su presencia aquí una vez más.

— ¡Je je! ¡Claro que me alegra! Es solo que no c-crei que la iban a invitar a-aqui.

— ¡Pues claro que sí viejo! Ella más que nadie nos ayudó en muchas cosas años atrás, así que lo menos que podemos hacer es invitarla y agradecerle — comenta serpiente acercándose a la puerta — ¡Vamos todos! Odio hacer estas cosas cursis yo solo.

— ¡Perfecto! — grita Tiburón cargando a Tarantula hacia la puerta — ¿Creen que se acuerde de todos nosotros?.

— Lo dices como si hayan muchos animales en la ciudad grandulon, ¡Claro que se acordará de nosotros! Somos sus amigos — volteo a ver al Lobo — ¡Vamos compadre!.

— S-si ahora regreso, yo debo de ir al baño a li-limpiar mi cola, se manchó con la comida.

El Lobo rápidamente se metió al baño alarmado, cómo no iba estarlo si recién se enteró que sus amigos habían invitado a la gobernadora, la hembra que dejó de ver durante muchos años. Esto era algo curioso ya que el Sr. Lobo no era así con Diane, se comportaba de una manera pasiva con ella, pero a qué se debía todo ese giro inesperado, sabía perfectamente que ella dejó de hablarle desde que la ciudad empezó a surgir nuevos criminales.

Pero por qué ella dejaría su amistad por situaciones, ella siempre supo que podía contar con el apoyo de Lobo, pero ella no se dió cuenta de eso, el dejarse de hablarse afectaría tanto su amistad que Lobo se sintió algo menos por ella, ella nunca más le volvió a escribir y menos llamarle, esto hizo sentir a Lobo cómo algo menos importante para ella.

Gracias a eso, Lobo tubo problemas con el mismo, fue de ese entonces cuando se percató que su persona se vio afectada por la gobernadora, se había acostumbrado tanto su presencia que odiaba estar sin ella, pero que lastima que si amistad llegó a su fin. Así que desde ese entonces, Lobo se dió cuenta que el no estaba para nada bien.

Nisiquiera estaba conforme con las pocas personas qué no le tenían miedo, Serpiente no sabía del problema sentimental de su amigo pero si sabía cómo se sentía al seguir siendo despreciado por esas personas, fue en ese entonces que llegó la psicóloga a la vida del Lobo quien también trata de hacerlo ver qué no todo el tiempo tiene que sentirse olvidado.

De regreso a la escena, Tarantula claramente sospechó que algo no iba bien con Lobo, en ves de recibir a la gobernadora con los demás, tambien se dirigió al baño donde su amigo. Lobo había puesto seguro a la puerta del baño para que nadie entrase, Tarantula busco la manera de entrar al baño por medio de la regilla de ventilación que estaba aún lado de la puerta, se introdujo dentro y camino hasta llegar a la otra rejilla que conducía al baño.

Al pasar y ver hacia su amigo, vió como este caminaba en círculos sin rumbo alguno, esto le fue tan raro para ella ver a su amigo caminar así y no tan solo tenía una expresión de angustia, también estaban decaídas sus orejas.

— Sabía que algo anda mal contigo — dice Tarantula bajando al baño — Los Lobos no son tan tontos para perseguir su propia cola.

— ¡Tarantula! ¡Je je! Que susto m-me diste, ¿Q-que haces aquí?.

— Eso debo decirte yo, ¿Que te pasa? Te pusiste raro cuando mencionaron su nombre ¿Tuviste un problema con ella? Antes te divertias con ella, ahora su nombre te incómoda.

— No es lo que crees, bueno... Si túbe un problemita pero nada que ver con una discusión.

— ¿Entonces que sucede?.

— Son problemas que tengo desde hace tiempo Tarantula, me da vergüenza decirte esto porque eres mi amiga y creo que te vas a reír de mí.

— ¿Disculpa? ¿Cuando me eh reído de los problemas de otros?.

— No sé, cuando me disfrace de anciana y me atropello un camión, ¿Hmmm?.

— ¡Ja ja! Fue algo gracioso, pero ya, esto es algo serio, si no dices nada entonces tú solamente te encerraras con tus problemas y eso no está bien compadre.

— ¡Cielos! No sé que hacer... Mira no te diré todo ya que es una larga historia, así que en conclusión. Me incomoda Diane.

— ¿Que? ¡No! Lobin entonces esto si es serio. Estás incómodado por uno de la banda.

— ¿Desde cuándo ella es parte de nuestra banda?.

— ¿De que hablas? Ella es parte de nuestra banda desde que se pasó a nuestro lado — comenta confusa tras las palabras de Lobo —

— ¿Ahora metemos a cualquiera?

— Fue idea de Piraña y Tiburón, aunque debemos de admitirlo, Diane tiene mucho estilo y es muy buena honda.

— Para ustedes es facil decirlo, no es que la odie, no se si lo sepas pero pasaron muchos años desde que deje de hablarle a Diane.

— ¡Wau! ¿Y porque?.

— Ella empezó a ser más distante conmigo, una vez Incluso me dejó plantado en una cena que yo organice, luego de eso apenas si me saludaba y me sentí... No sé, creo que mal, y mejor le dejé de hablar.

— Rayos, no tenía idea que ustedes ya no se hablaban, entonces dices que tampoco le quieres hablar.

— Si quiero, pero no creo estar preparado — se mira al espejo — ¿Cómo me veo? ¿No huelo mal? ¿Se ve bien mi pelaje?.

— Lobin, estás perdiendo la cabeza. No te preocupes, ¡Redes está aquí para solucionar ese problema! — Se sube a su hombro — ¡Tu tranquis!

— ¿Que harás? Esto no tiene nada que ver con hackear algo Tarántula — comentá reposando contra la puerta —

— Puf, se lo que hago, mira, yo tratare de sacarle mucha plática, ¿Si? No soy muy buena charlando cosas de mujeres pero, haré que no se comunique tanto contigo, por qué seamos sinceros, no tienes nada en mente.

— ¡Me ofendes! Pero tienes razón, no tengo nada, rayos, cuánta intensidad. Bueno, entonces. ¿Salimos?.

— Solo si prometes ayudarme en algo después. — se pone sobre el lavamanos y extiende una de sus patas — ¿Trato?.

— No conocía tu lado negociante, Sr. Tarantula — habla con voz suave correspondiendo a su pata — ¡Redes, salgamos a hacer historia!.

— ¡Eso es Lobin!.

Sr. Lobo muy armado de valor y confiado en las palabras de ayuda de su amiga, cruzó la puerta esperando que todo le fuese a salir bien, al ver a la mesa, notó como ahora todos sus amigos estaban sentados en la mesa donde en medio de estos, cierta zorrita estaría sentado acompañándolos.

Diane al parecer no se había percatado la presencia de Lobo el cual salío detrás de ella donde se encontraba el baño, Tarantula lo que no tomó en cuenta era que Diane, estaba sentada justo al lado del asiento de Lobo, la cual la hizo cambiar de expresión a una más angustiada, si iba a distraer a Diane por todo el resto de la noche, ella debía de sacar una buena conversación.

Lobo se acercó a la mesa donde sus amigos, para que con voz segura llamar su atención con un "ya regresé compadres" al ver que su amiga Tarantula no dijo nada, creyó que de igual manera tendría la atención total de la gobernadora, así que muy seguro se sentó al lado de Diane y no dijo nada más y agarro su plato y se sirvió otra porción más de ensalada.

Lo que no se esperó Lobo era que Diane volteo a verlo y muy sonriente extendería su mano hacia el en saludo cordial, fue en ese entonces que entró tarantula y se interpuso en su camino y muy alegre le estrecho su mano a ella en vez de lobo, gesto que Diane no sé negó a saludar y muy sonriente pero a la vez confusa la saludo.

Serpiente al ver tal acto de su amiga, miró de reojo a su amigo el Sr. Lobo y pudo ver qué entre su rostro se mostraba una sonrisa de victoria, pero el era su mejor amigo y vio algo más allá en sus ojos, como un Lobo se refugiaba en la piel del cordero y usaba sutilmente a tarantula para no entrar en contacto con Diane, pero estaban en una reunión de amigos, lo menos que podía hacer era seguir festejando con sus amigos, aunque poco a poco se sentiría preocupado por su amigo Lobo, ¿Ahora que le pasa a mi amigo?.


CONTINUARÁ.

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