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021. epilogue

CHAPTER TWENTY-ONE
❝epilogo❞
scream vi: maniac | act. two















GALE WEATHERS Y DWIGHT RILEY SABÍAN perfectamente lo que significaba que ellos dos tuvieran un hijo. Lo habían hablado un millón de veces y a pesar de nunca haber estado cien por ciento seguros, Tyler había llegado a sus vidas y había sido su mayor orgullo.

Ahora que Tyler cumplía diecinueve y Dewey ya no estaba, Gale vive arrepintiendose.

Luego de todo lo que habían vivido gracias a psicopatas sin cerebro, el castaño llevaba en coma casi tres meses y Gale se culpaba cada día por cada una de las cicatrices que Tyler tenía en el cuerpo.

Nunca quiso que su pequeño viviera aterrado de la muerte como lo hizo ella y finalmente, no pudo evitarlo.

Como lo había estado haciendo los ultimos meses, miro su telefono, esperando esa llamada de cualquiera de los chicos, que seguían en contacto con ella. Lo hacia todos los días, apenas terminaba de trabajar, se sentaba en la cama y miraba el celular como si estuviera hipnotizada, por horas sin parar.

No le gustaba ir a verlo al hospital, se sentía hipocrita.

Hasta que por fin, ese viernes nueve de febrero, le llegó ese mensaje tan esperado.

Tara trataba de ir al hospital todos los días.

Cuando entró nuevamente a la habitación quinientos seis, no se sorprendió cuando encontró a Tyler en la misma posición que siempe: boca arriba, ojos cerrados y respirando tranquilamente. Ya no usaba respirador cosa que era bastante buena pero aún así no había despertado. Sus heridas ya habían sanado y ahora solo tenía una cicatriz en el pomulo donde Ethan le habia hecho el corte.

—Hola, Ty —saludó, con una pequeña sonrisa antes de sentarse a su lado y acariciar el dorso de su mano con cariño—. Hoy Sam se tropezó en las escaleras y se cayó de cara. Fue muy chistoso, deberías haber visto su cara.

El castaño abrió los ojos con confusión, viendo a Tara hablar con la mirada baja. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? ¿Cuanto tiempo llevaba ahí? ¿Por qué Tara se veía tan triste y donde estaba el resto?

—Y bueno, llegó del supermercado con dos bolsas repletas. Se le cayó una mandarina y lo siguiente que supe fue que todas las compras estaban en el suelo y Sam estaba en el primer piso tirada en el suelo —Tara rió—. No es primera vez que pasa.

—Quizá la solución es que lleve una bolsa extra, ¿no crees? —dijo con voz ronca.

Tara pegó un grito y saltó en su lugar, mirandolo aterrada. Tyler sonrió debilmente.
—Parece que viste un fantasma.

—Estas... —Tara balbuceo—. Tu...

—¿Qué? Solo estaba durmiendo.

Lo siguiente que supo fue que Tara estaba encima de el, besandolo como nunca antes.

Le dolía el cuerpo pero se aguantó y le correspondió el beso, subiendo sus manos hasta su cintura. Finalmente, Tara se separó y lo miró con las mejillas mojadas por las lagrimas.
—Estas despierto.

—¿Qué día es? —preguntó, quitandole un mechón de pelo de la cara a la contraria.

—Es... es el nueve de febrero —murmuró ella, Tyler frunció el ceño. ¿No era Halloween?—. ¡Nueve de febrero! ¡Feliz cumpleaños!

—¿Febrero? —preguntó un tanto agobiado. Tara puso una mueca.

—Ty... estuviste en coma por tres meses.

Los dos hicieron contacto visual. Tara lloraba tanto que Tyler temió que se quedara seca. El chico volvió a apoyar la cabeza en la almohada con un suspiro.
—Okay...

Tres meses.

Había perdido tres meses.

—Uhm... ¿M-mi mamá está bien? —preguntó un poco asustado—. ¿Y Chad? ¿Está bien? ¿Kirby? ¿Q...? ¿Qué pasó?

Tara junto sus frentes y cerró los ojos.
—Todos están bien.

La chica le explicó un poco de lo que pasó luego de que Bailey, Quinn y Ethan murieran y luego fue a buscar un doctor. Le hicieron un par de examenes y luego le dijeron que querían monitorearlo un par de días más pues había algo que querían confirmar.

Tyler pudo suponer que pasaba, pero no le dijo a sus amigos.

Media hora después, Chad, Mindy, Sam y Tara estaban todos bombardeandolo de información que Tyler trataba de procesar lo más rápido que podía. Todos habían rodeado su cama menos Tara, que se había recostado a su lado y lo abrazaba por el torso con la cabeza apoyada en su pecho. La chica Carpenter no prestaba atención a la conversación pues lo unico que escuchaba era el debil latido de su corazón.

Estaba preocupada, Tyler había dicho que se sentía bien.

—Te lo juro, Ty, no tengo idea como sigo vivo —dijo Chad riendo—. Seguramente es porque soy demasiado genial para morir.

—Eres una cucaracha, eso eres —dijo, burlón, a lo que Mindy se largó a reír a carcajadas.

Tyler se fijó en la puerta y su sonrisa decayó lentamente. Sus amigos lo notaron y voltearon, viendo a Gale en la puerta de la habitación. Sin decir palabra, todos se levantaron. Tara le dio un beso en la frente y salió detrás de Sam, dejando a madre e hijo solos.

Gale tenía ojos llorosos al igual que Tyler.
—Mamá...

Sin perder más tiempo, Gale se acercó y acunó la cabeza de su hijo en su pecho, mientras el se aferraba a su ropa, llorando como niño pequeño.

—Lo siento tanto, mamá —sollozó el con voz ahogada—. No debí decir todo lo que dije, soy un idiota. Nunca te odie y nunca lo haré. Estaba muy enojado pero yo...

—Cariño —murmuró ella dandole un beso en la cabeza—. Esta bien.

—No, no lo está —Tyler se separó—. Lo siento.

—Yo tambien —dijo Gale sonriendo levemente—. Lamento todo lo que hice. Tienes todo el derecho de estar enojado conmigo. Nunca fui justa contigo ni con tu papá. Ty, eres la mejor cosa que me pasó en la vida, ¿sí? Te amo muchisimo.

Los dos volvieron a abrazarse por unos segunos hasta que Tyler rompió el silencio con una frase que le asustaba decir.
—Mamá, me estoy muriendo.

—No digas eso —negó—. Ya despertaste, todo va a estar bien.

—Mirame —pidió Tyler tosiendo—. Mamá.

Gale bajó la mirada con ojos cristalizados, encontrandose con los ojos verdes de su hijo mirandola con cariño.
—No me siento bien. Estoy muy débil. Puedo sentirlo, literalmente.

La adulta empezó a negar freneticamente y Tyler sonrió triste.
—Esta bien, mamá. No tengo miedo. Ya no.

—L-Le dijiste a Tara que... —dijo ella con voz ahogada pero Tyler la interrumpió.

—Ahora tengo tiempo de despedirme —murmuró—. Eso era lo único que quería.

—Siempre fuiste tan valiente —dijo, acariciando su mejilla—. ¿Qué voy a hacer sin ti, cariño?

—Solo... se feliz —pidió, abrazandola otra vez—. Prométeme que encontrarás a alguien que te haga feliz y te alejaras de todo esto.

—Ty...

—No voy a escucharte —negó—. No me importa que sea tu trabajo, necesito que me prometas que estarás a salvo.

Y luego de un par de segundos, Gale susurró un coro "lo prometo". Tyler asintió y no dijo nada más. No soltó a Gale, que le acariciaba el cabello con delicadeza.
—Feliz cumpleaños, cariño.

Sus amigos volvieron a entrar a la habitación, con una dona de la tienda del hospital con una vela prendida y todos comenzaron a cantar feliz cumpleaños. Tyler rió entre lagrimas y pasó sus últimas horas junto a las cinco personas que más quería en el mundo.

Y se fue feliz.

Porque se reencontraría con Dewey y todo estaría bien.
































THE END

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