012. mommy issues
CHAPTER TWELVE
❝problemas maternales❞
scream vi: maniac | act. two
LOS TRES ESTABAN sentados frente una mesa en donde se encontraban fotos sobre los dos primeros asesinatos. Había sangre por todos lados y uno de los chicos estaba decapitado adentro de un refrigerador.
El detective Bailey entró a la habitación con una mueca y se sentó frente a ellos.
—La encontraron junto al cadáver en el departamento —dijo mostrándoles una máscara de Ghostface—. El ADN indica que perteneció a un tal... Richie Kirsch. ¿Les suena conocido?
Hubo en silencio incómodo en donde Tyler y Tara miraron sin expresión a Sam.
—Sabemos quién es.
—Pero quien nos atacó usaba otra máscara —dijo Tara y Bailey frunció el ceño—. Se veía desgastada, como más vieja.
—Una pregunta obligada... ¿Tienen coartada para lo de hoy?
—Fuimos a una fiesta con nuestros amigos —respondió Tara mientras Tyler asentía un poco incómodo.
—Yo vi a mi terapeuta —dijo Sam—. Le daré sus daros para que lo confirme si quiere. Luego alcancé a Tara y Tyler en la fiesta. Ahí electrocute a alguien.
El policía la observó con confusión y Sam se encogió de hombros, restándole importancia.
—No relacionado.
—¿Antes o después de esto? —Bailey puso el video donde la chica le lanzaba la bebida a Sam encima y se ponían a gritar.
—Antes.
—Pero estuvimos acompañados toda la noche —interrumpió Tara.
—Y al papá de nuestra compañera de cuarto casualmente le asignan nuestro caso.
—Qué extraña coincidencia, ¿no?
—Demasiado —habló el chico por primera vez. Bailey no le generaba la confianza que debería.
—El detective que llevaba el caso me lo ofreció porque involucra a Quinn —explicó con tranquilidad—. Pero puedo devolvérselo si les incomoda. Como quieran.
Los tres se miraron y Sam negó. Tyler tomó la mano de Tara por debajo de la mesa, calmando sus nervios enseguida.
—Si el hombre que las atacó robo sus licencias y sus ID's y las plantó junto al cuerpo, es probable que sea alguien cercano.
—Siempre lo es —murmuró en voz baja.
—¿Hace cuánto conocen a sus amigos?
—Vinimos con Mindy y Chad a la universidad hace seis meses. A Quinn, Ethan y Anika los conocemos desde entonces.
—Conozco a Quinn, así que podemos descartarla —dijo sonriendo—. ¿Hay alguien que quiera hacerle daño a alguno de los tres?
—Nadie que esté vivo.
—Vaya.
La puerta se abrió y entró un policía explicando que el FBI llegó y estaba reclamando jurisdicción. El sheriff se fue dejándolos solos.
Un policía los sacó de la sala y cuando caminaban a la sala de espera, Sam y Tyler vieron a una chica rubia que reconocieron enseguida.
—¿Kirby?
—Hola, Sam —saludó—. Tyler estás... enorme, ¿cuando creciste tanto?
—Kirby, tenía nueve la última vez que nos vimos —dijo Tyler dándole un corto abrazo—. Han pasado diez años.
—Sigues teniendo cara de bebé —se burló.
—¿Tú eres "el FBI"? —preguntó Sam.
—¿Se conocen?
—Sí —asintió la mayor de las Carpenter—. Entré a la escuela en Woodsboro, y ella estaba por graduarse.
—Vivimos cierta historia juntas —añadió Kirby.
—Conoció a mis padres cuando Jill Roberts y Charlie Walker se volvieron psicópatas —explicó Tyler cruzándose de brazos con naturalidad.
—No compito por la jurisdicción para quitársela —dijo Kirby al policía—. Solo quiero ayudar. "Le muestro el mío si...", etcétera.
—Dejó esta máscara en la tienda. Tiene ADN de dos individuos: Charlie Walker y Jill Roberts, ambos muertos.
—Los dos Ghostface asesinos del dos mil once —Kirby observó la máscara y luego levantó su camiseta revelando una cicatriz—. Charlie Walker me hizo esto. Como dije, me interesa mucho. ¿Usaba esta máscara cuando las atacó?
—No.
—Entonces las deja a propósito...
—Significa que quien hizo esto estudia a los asesinos anteriores —asumió Kirby—. Quizá crea que Sam es la última de una dinastía.
—Sí. Suerte con el caso. Nos vamos de la ciudad.
—Perdón, pero no será posible —los detuvo el policía—. Ya que están los tres involucrados en un homicidio doble, no pueden irse de la ciudad.
—¿Habla en serio? —preguntó Tara.
—Ya mantenme de una vez, no quiero más —lloriqueo Tyler para si mismo.
—Él tiene razón —dijo Kirby con una mueca—. Si trabajamos juntos...
—Nos vamos.
Los tres salieron del edificio y enseguida se encontraron con una masa de reporteros bloqueando el camino. Tyler se adelantó y abrió el camino mientras protegía a las dos chicas de las cámaras que podía.
—Samantha, ¿tienes coartada para los asesinatos de anoche?
—Tara, ¿te sientes segura con tu hermana?
Los tres salieron del montón de periodistas hasta que escucharon nuevamente, la voz de alguien conocido.
—Gale Weathers para Canal Cuatro —los tres se voltearon con enojo—. ¿Creen ser la razón por la que Ghostface vino a la Gran Manzana?
Tyler la miró con nada más que odio. Llevaban un par de meses sin tener contacto alguno y si somos sinceros, no era tan extraño. Nunca habían hablado tanto. Sam soltó una risa y trató de golpearla pero Gale se agachó con una sonrisa.
—Buen intento, señorita, pero ya he pasado por esto.
Tara la golpeó y Tyler reprimió una sonrisa.
—Aléjate de nosotros.
Tomó la mano del castaño y los tres volvieron a caminar.
—¿Siguen enojados conmigo? —preguntó.
—Dijiste que no escribirías un libro de lo que pasó —gritó Sam—. Y sí escribiste un libro.
—Por favor... Alguien iba a escribirlo. A eso me dedico. Tyler háblame...
—No quiero hablar contigo, te lo deje claro —murmuró.
—Soy tu madre, tengo el derecho a hablart...
—¡Lo prometiste! Mamá, lo prometiste —espetó Tyler con los ojos llenándose poco a poco de lágrimas—. Lo prometiste por papá y te importó una mierda así que no vengas ahora a pedir perdón. Estuve dispuesto a mejorar mi relación contigo en su momento pero ya no me interesa, no quiero... ya no. Te odio.
—No digas eso —pidió Gale con ojos aguados—. Es una palabra muy fuerte, Tyler.
—¿Valió la pena? —preguntó sonriendo—. ¿Crees, en serio, que valió la pena?
—No te lo compraron para cine —dijo Tara entrelazando sus dedos con los de el y acariciando su mano.
—Porque están de moda las miniseries de crímenes reales —dijo con menos ánimo que antes.
—¿Luego de lo que vivimos juntas? —preguntó Sam—. ¿Qué diría Dewey?
—Eso es un golpe bajo.
—Eres una hipócrita —Tyler dejó que Tara lo abrazara y se limpió las lágrimas bruscamente con su camiseta.
—Me llamaste "inestable" y "asesina nata" —reclamó Sam.
—Eso está fuera de contexto.
—Es una cita literal.
—¿Crees que tu libro no se relaciona con lo que nos pasa? —preguntó Tara enojada.
—Vámonos.
—Hablé con Sidney —dijo Gale antes de que entraran al taxi.
—No va a venir, ¿verdad?
—No —negó—. Les manda un abrazo, pero llevará a Mark y los niños a un lugar seguro. Se merece un final feliz.
—¿Sí? Mi papá también —Tyler sonrió con sorna y entró al taxi sin siquiera despedirse con la mirada.
Oh, se iba a arrepentir de muchas cosas...
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