15.| 𝐃ormir
A N D Y
✈︎JAMÁS EN SU VIDA había estado tan emocionado por ir al trabajo. Al menos no hasta aquel viernes. Lo cierto era que se sentía jodido en todos los sentidos en los que una persona puede sentirse mal. No había comido, se sentía tan solo sin su familia, no dormía bien.
Y lo peor es que esos sentimientos habían estado ocultos o apaciguados por la presencia de Alice. Cuando ella se fue, todos esos demonios que la sonrisa de Alice mantenía tranquilos, salieron a relucir para matarlo. Así que tal vez cuando ella volviera, Andy podría sentirse mejor.
No es que dependiera de su presencia, sino que ella le ayudaba como si fuera un analgésico.
Cuando vio en su teléfono que la alarma sonaría en diez minutos soltó un suspiro.
No había dormido más de dos horas, pero ya debía levantarse. Solo pudo hacerlo cuando la idea de ver a Alice de nuevo llegó a él.
No sabía qué iba a hacer cuando las grabaciones terminaran, no quería saber como iba a estar sin verla durante tanto tiempo si con una semana y tres días ya sentía que se moría.
¿Por qué era tan fácil enamorarse pero tan difícil sobrevivir sin ese amor que hace el corazón latir con gusto?
Se vistió y se dirigió al autobús, esperaba con tantas ganas por fin ver a Alice... Pero no la encontró en el autobús. Le pareció raro pues ella había asegurado qué llegaría el jueves el la noche...
—¡Andy! —exclamó la conocida voz de Alice. ¿Dónde?
Se giró solo para encontrarse con una Alice completamente diferente a la que recordaba. Sus ojos estaban más grandes y sus pestañas estaban rizadas. Sus mejillas seguían siendo sonrojadas pero sus ojeras no estaban. ¿Qué le había pasado a Alice?
—¿Ali? ¿Posta sos vos? —preguntó desconcertado.
—Bueno, parece que no te alegra verme —le dijo Alice cruzando sus brazos sobre el pecho. Y entonces notó que llevaba una blusa rosa que se le ajustaba bastante al cuerpo y unos jeans un poco más claros de los que acostumbraba.
Sonrió, y es que se veía preciosa. Ella ya lo era, pero irradiaba una luz especial.
Se acercó a ella y la abrazó con fuerza. No quería que se le escapara de los brazos.
Si había estado cansado, tenerla con él curaba todos sus males.
—Yo también me alegro de verte, Andy —dijo la chica correspondiendo al abrazo.
Andy sintió que sus ojos se humedecieron, se sentía seguro con ella, todo estaba bien. Pero contuvo las lágrimas y se dedicó a tenerla tanto tiempo como pudo entre sus brazos.
Le hacía tanta falta.
—Espera, no he saludado ni a Pipe ni a Fran ni a Kuku, y de hecho ni a Enzo, creo —dijo Alice cuando rompieron el abrazo. —¡Cuídame mi lugar contigo, eh!
—¡Claro!
No sabía disimularlo, su sonrisa estaba tan grande que cualquiera que la notara iba a saber que Andy estaba demasiado feliz de ver a Alice de nuevo. Se sentó en su lugar a esperarla, quería hablar de tantas cosas con ella, decírselo todo.
—Ay, ya, por fin —suspiró Alice sentándose en su lugar. Ella lo miró con una sonrisa enorme, Andy sintió que por su estómago revoloteaban miles de mariposas. Sin embargo la sonrisa de Alice de pronto se tornó en una mueca de confusión. —¿Ya vienes maquillado? —preguntó.
Andy frunció el ceño sin saber a qué se refería.
—Es que tus ojeras... Están muy grandes, ¿Has dormido? —preguntó Alice.
Andy no supo qué responderle. No podía mentirle y decirle que sí... Pero tampoco quería preocuparla, así que le sonrió y le dijo muy confiadamente. —Aquí la qué está diferente sos vos... Pero miráte, Alice... Te ves preciosa...
Alice lo miró como si lo cuestionara. —Andrés, no me estés cambiando el tema... ¿No dormiste o qué? —le dijo seriamente. Andy suspiró, y es que Alice era una persona de las más difíciles de engañar en el mundo. Andy hubiera logrado engañarla si tan solo Alice no supiera leer el lenguaje corporal... Solo esperaba que jamás hubiera adivinado lo enamorado que estaba.
—No mucho, la verdad... —murmuró después de unos segundos. —Tuve ahí unos problemas con...
—¿Con? Andy, dímelo... ¿Fue alguien de el set? —preguntó Alice mirándolo con tanta seriedad que Andy se sintió obligado a decírselo.
Y es que él no había querido decir nada porque sabía que era imposible que Alice lo quisiera tanto. Andy era un chico seguro de sí mismo, no le costaba tanto hablarle a la chica que le interesaba, pero Alice solo lo miraba y toda su valentía desaparecía.
El problema era que Alice jamás lo miraba como él quería que lo hiciera.
Nadie en el set lo sabía.
Nadie excepto una persona.
—No, no, todo está bien... Es que te extraño a mi familia, viste... Y no he comido bien por lo de la dieta y bue, vos sabés como es esto —dijo Andy. No era mentira, Alice debería creerle.
Por la manera en que lo hizo, estaba seguro de que no era así, pero no dijo nada más del tema.
—Andy, necesitas dormir... —murmuró Alice tomando su rostro.
Él haría lo que sea que ella pidiera solo si lo miraba de esa manera.
—Yo sé, yo sé, pero no quiero dejar de hablar con vos —dijo Andy dándole una sonrisa.
Alice imitó su gesto mientras parecía pensar. —En el set vamos a tener muchísimo tiempo te hablar, mejor intenta dormir ahorita —aconsejó. —Mira, acuéstate en mi hombro...
Intentó aparentar que la sugerencia no lo puso nervioso y obedeció.
Alice le acariciaba el cabello cuidadosamente.
—Cierra los ojos e intenta poner tu mente en blanco —murmuró Alice, y Andy lo hizo. —Ahora piensa en un color...
Lo primero que pudo pensar fue el verde, era un color que le daba tanta paz.
—E imagina que ese color se extiende por un camino frente a ti —la voz de Alice se fue desvaneciendo poco a poco. Se sentía tranquilo, y poco a poco logro quedarse dormido.
A L I C E
✈︎PODÍA SENTIR EL pesado respirar de Andy. Ya estaba dormido, y eso le alegraba.
Ella sabía lo que era no poder dormir por culpa de sus pensamientos.
Así que se quedó con él, dejándolo dormir entre sus brazos durante el trayecto de una hora.
Juani iba en el par de asientos junto a ellos, y había algo inquietante en su mirada.
—¿Soy o me parezco, Juani? —preguntó burlonamente después de unos minutos.
El chico rio sin dejar de mirarla. —¿De verdad sos vos?
Alice rodó los ojos divertida ante la pregunta.
No era ella, en realidad, pero le gustaba mucho más esa versión.
—Sí, Juani, sí soy yo —afirmó soltando pequeñas risitas. El chico no paraba de mirarla, y eso a ella le encantaba.
—Te ves re diferente —murmuró sorprendido.
—¿Diferente bueno o diferente malo? —preguntó Alice mirándolo mientras no dejaba de acariciar el cabello de Andy.
—No, no, diferente bueno, te ves re linda —le dijo Juani, y aunque Alice estaba demostrando una actitud tan segura frente a él, esa fachada se deshizo ante el cumplido logrando hacerla sonrojar intensamente.
No dijeron nada más durante el camino, Alice no paraba de pensar en lo que Juani había dicho. ¿De verdad se veía bonita? ¿Sería lo suficientemente bonita para gustarle? Fue lo único que podía pensar mientras avanzaban en el camino hacia la montaña.
Sin embargo, ni bien llegaron, su paz mental se terminó. El área de maquillaje estaba hecho un desastre completo, al menos en lo que respectaba a Yahir, Alejandro y Sara, quien huyó del lugar en cuanto vio llegar a Alice. Ni siquiera la saludó, pero a Alice no le importó mucho.
Le importaba más que Bayona estaba tan estresado que ni siquiera lo había visto en todo el día, se la pasaba detrás de las cámaras ocultándose para que no notaran su estrés. Así que comenzó con su labor, empezando a maquillar a Enzo. Estaba tan concentrada que jamás notó la presencia de una persona detrás de ella.
—Bueno, creo que ya sé cómo es que en las fotos Enzo siempre sale bien maquillado —comentó la voz detrás de ella.
Para Alice fue extraño escucharla, se dio la vuelta inmediatamente soltando los broches que tenía en sus manos. —¡Alia!
Sin pensarlo un solo segundo se lanzó a abrazarla. —Hola, Alice, ¿Cómo estás?
Alice no respondía, solo se dedicó a abrazar a su mejor amiga durante unos segundos más.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con una sonrisa tan enorme que nadie podía negar que estaba feliz de ver a su mejor amiga después de meses.
—Vengo a tomar fotos para los promocionales y esas cosas... Me mandaron unas pero no me gustaron, y era una buena forma de sorprenderte —dijo Alia sonriendo también.
Alice miró a Enzo y notó que todavía le hacían falta unas cosas. —Si quieres ve con Bayona y ahorita te alcanzo, todavía no acabo aquí con Enzo y me hace falta Pipe...
Alia asintió y la dejó. Alice estaba tan emocionada de volver a ver a su mejor amiga que intentó acelerar el proceso lo más que pudo sin bajar la calidad de su trabajo. Pero cuando se dispuso de nuevo a terminar de maquillar a Enzo, notó como este tenía la mirada desviada.
—Voci, voltea para acá —pidió Alice acomodando el rostro del uruguayo.
—Sí, perdoná, Ali —murmuró Enzo y se quedó quieto unos segundos. Al menos hasta que su rostro volvió a voltearse involuntariamente
—Bueno, ¿Qué es lo que ves, tú? —preguntó Alice siguiendo la mirada de Enzo.
Y lo entendió completamente. La sonrisa de Alice creció y no le reprochó nada a Enzo, es que simplemente no lo podía culpar por perderse en la mirada de Lia.
—Entonces... ¿Te parece bonita Alia? —preguntó Alice nuevamente aprovechando que su amiga se había distraído con Bayona y Enzo por fin había decidido mirar a otro lado.
—¿Qué? —inquirió desconcertado, la pregunta lo había tomado por sorpresa. —Ali, ¿Quién es? La he estado viendo acá desde hace unos días y me parece raro
—¿La has estado viendo unos días? ¿Cómo está eso? —dijo Alice dándole una mirada divertida.
—Bueno, tiene unos días acá tomando fotos y supongo que es del equipo de diseño gráfico, además su cámara es buenísima —respondió Enzo —Y me parece raro que venga y te salude así... ¿Quién es?
Alice sonrió maliciosamente. —Es Alia, mi mejor amiga y directora de fotografía, es diseñadora gráfica y ama tomar fotos... Y por si ahí queda una duda, ha estado soltera los últimos años, así que...
—Yo solo te pregunté quien era, Alice —comentó Enzo riendo, aunque ella conocía bien esa risa nerviosa.
Su comentario estaba despertando algo en el pecho de Vogrincic.
—Listo, Voci, ya acabé contigo —dijo Alice ayudándole a levantarse. —Creo que Bayona está ocupado, ¿Puedes ir a hacerle compañía a Lia en lo que yo maquillo a Pipe porfa? Gracias, Voci, eres un amor
No le dejó de otra al uruguayo mas que acercarse a la otra mexicana. Alice los miraba desde la distancia, Enzo la había saludado con tal naturaleza que parecían conocerse de toda la vida. Aunque conocía a Lia, y ella actuaba tan nerviosa como siempre.
Felipe se sentó en el sillón del maquillaje y Alice comenzó a preparar su piel.
—Ali, se te ve re bien el maquillaje —halagó dándole una sonrisa.
Ella le devolvió el gesto y agradeció. Y es que no solo se veía, se sentía hermosa por fin. Por fin se sentía un poco mejor con ella misma.
Se apresuró a maquillarlo igual que a Andy, quería hablar un rato con su mejor amiga. Pero cuando hubo terminado, salió para encontrarse con Alia, pero ella seguía hablando con Enzo, así que se sentó en una silla que estaba ahí abandonada.
—Hola, Alice —saludó Juani sentándose junto a ella. —¿Qué hacés aquí solita?
Alice sonrió mientras apuntaba a su mejor amiga con el rostro. —Mi mejor amiga y mi mejor amigo se están coqueteando... Así que me quedé sola, y creo que me va a tocar estar sola un buen rato... —murmuró mirando a los dos aquellos caminar por el lugar.
—Bue, entonces nos tocará estar solos juntos —respondió Juani mirándola. El paisaje que Sierra Nevada ofrecía era precioso, ¿Por qué la miraba a ella tan detenidamente? Alice le regresó la mirada sonriéndole, y de pronto notó como los ojos de Juani viajaban constantemente de sus ojos a sus labios.
Alice se puso tan nerviosa que no supo qué decirle ni tampoco como reaccionar, solo le sonrió amablemente y recorrió la mirada de nuevo hacia otro lado. Y tal vez hubiera sido lo mejor de no ser que lo que se encontró no fue precisamente de su agrado.
Frunció el ceño al ver como Sara hablaba con Andy.
No es que le molestara que Andy y ella hablaran, sino que le parecía raro que después de que ella había comenzado a juntarse tanto con Andy, Sara comenzaba a acercarse a él. Sacudió la cabeza intentando sacar sus pensamientos, pero... Había algo raro en Andy, parecía incómodo y como si quisiera huir. Sara tenía una mirada más dura hacia el chico.
—¿Qué pasa, Ali? —preguntó Juani mirándola de nuevo.
—Oye, estos días que no estuve... ¿Sabes si Andy y Sara comenzaron a hablar? —preguntó Alice sin parar de mirar a los otros dos.
—No que yo haya escuchado algo, pero... —murmuró Juani, su tono de voz había cambiado tanto como si se hubiera molestado.
—¿Pero?
Alice se sentía extraña, como si tuviera de nuevo un presentimiento de aquellos que solían llegarle, pero, ¿Presentimiento de qué?
—Pero no me parece que a Andy le agrade mucho Sara —respondió Juani. —Perdón, ya vuelvo
Alice asintió pero no podía parar de mirarlos, había algo raro, muy raro en cómo Sara lo miraba y le decía cosas con sus brazos cruzados sobre el pecho. Andy parecía un niño siendo regañado, su cuerpo le decía que quería irse corriendo de ahí, así que Alice se levantó.
—¡Ali! ¡Acaba de pasarme algo super extraño! —de pronto Alia la interceptó.
Seguro se estaba haciendo ideas de cosas que no eran.
—¿Qué te pasó, Lia? —preguntó cambiando su expresión extrañada por una sonrisa amable hacia su amiga. Seguro que Andy estaría bien.
—Enzo y yo hablamos —dijo Alia emocionada. Claro que Alice sabía sobre el enamoramiento de su amiga por el actor uruguayo desde que había comenzado el trabajo de fotografía. —No sé, él vino solito y... ¡Ahhhhh! Estuvimos hablando como media hora, me preguntó por mi cámara y si me gustaba la fotografía... Ali, su interés era tan genuino... Hace tanto que no me parecía gustarle a alguien, pero... ¡Alice, Enzo Vogrincic me estaba mirando tanto y estaba hablando conmigo! —chilló Lia.
Alice usualmente podía entender todas las cosas que Lia decía, pero ahora por más atención que le ponía a su mejor amiga le estaba costando horrores enlazar dos palabras que ella decía.
—Perdón, Lia, a ver, repíteme todo por favor porque no ando en este mundo —murmuró Alice sacudiendo su cabeza.
Alice y Alia se sentaron en un pequeño grupito de sillas que estaban por ahí.
—Tengo tantas cosas que contarte, Ali... Me hace falta hablar contigo —dijo Lia antes de comenzar a contarle miles de ideas.
Alice no estaba en ese mundo, sentía que una parte de su mente estaba divagando en el espacio mientras la otra estaba en la tierra intentando mantenerla atenta a su alrededor. Intentó seguirle el paso a Lia para responderle algo, pero cuando supo que eso era caso perdido se dedicó solo a escucharla.
—Ay, está haciendo frío... —murmuró Lia interrumpiéndose a sí misma.
—Espera, deja voy por un suéter que tengo en mi mochila —le dijo Alice levantándose de la silla.
Se dirigió a la carpa de maquillaje con el pretexto de ir por un suéter, pero aprovechó para tirarse agua a la cara, quizá de esa manera podía hacer que su cabeza se detuviera un poco con los pensamientos, y después se dirigió a su mochila.
—¿Qué buscas, Ali? —preguntó Enzo que estaba dando vueltas por ahí.
—Ah, una sudadera para Lia que tiene frío —le dijo Alice.
Vio entonces como Enzo sonrió. —Si querés podés tomar mi buzo, está en la silla de maquillaje —le propuso.
Alice le sonrió con un dejo de picardía. —Qué caballeroso me saliste, Voci...
Enzo soltó una risa y se fue después de que Bayona le llamara. Alice se acercó para tomar la chamarra de el chico y se la llevó a Lia.
—¡Alice, Pipe necesita retoque! —escuchó el grito de Sara.
—¡Voy! —le dijo. —Ahorita vengo...
Alia asintió y ella se dirigió a Felipe.
—¿Qué te hiciste? —preguntó Alice mientras intentaba difuminar un manchón que se había borroneado de su maquillaje.
Felipe negó, parecía que su mirada divagaba hacia detrás de ella donde Sara se alejaba, tomó el brazo de Alice y la tiró hacia él. —Vos no vayas a dejarme a cargo de Sara de nuevo, por favor... Eso pasó...
Alice hizo una mueca, no entendía lo que Felipe estaba diciendo, pero solo asintió y se dedicó a maquillarlo de nuevo.
Pronto terminó la hora de rodaje y todos regresaron al hotel. Alice se acomodó para dormir, le había mandado mensaje a Alia para disculparse por dejarla sola, pero Alice solo estaba haciendo su trabajo.
Cuando estaba a punto de quedarse dormida, recibió un mensaje.
Pruchis 🤍
Ali, no puedo dormir de nuevo
9:15 pm
Perdona que te moleste ahora, pero, ¿Podés escribirme la meditación, por favor?
9:15 pm
Alice soltó un suspiro, y justo cuando estaba escribiendo los pasos, una idea cruzó su mente. Andy había estado ahí para ella cuando lo había necesitado, así que sería justo hacer lo mismo. Además quería hacerlo, tal vez podría enterarse de qué sucedía con Sara y él.
Mira, tengo unas gomitas de melatonina muy buenas, si quieres voy a tu habitación para llevarte unas, te hago un tecito y te ayudo a meditar de nuevo, ¿Va?
9:18 pm
No quiero molestarte, Ali
9:18 pm
No me molestas, Andy, quiero ayudarte
9:19 pm
No esperó a recibir respuesta, dejó su teléfono en la cama y buscó entre sus cosas el tarro de gomitas, los sobres de té de manzanilla y el vasito de miel que escondía en su hotel antes de dirigirse a la habitación de Andy.
Tocó la puerta, Andy se tardó en abrir, pero cuando lo hizo Alice entendió por qué. Sus ojos estaban llorosos e hinchados. Él no dijo nada, pero Alice reconocía el dolor en su mirada, así que dejó las cosas en un pequeño escritorio antes de acercarse a abrazarlo. Cerró la puerta mientras Andy se escondía en el hueco entre su cuello y el hombro como un niño chiquito que buscaba la protección de un adulto.
—Ay, Andy, ¿Qué pasó? —murmuró Alice mientras acariciaba su cabello. Andy negó mientras dejaba que sus lágrimas cayeran una por una, se mordía los labios esperando que pudiera retener sus sollozos lo más posible. Pero no pudo hacerlo.
O M N I C E N T E
✈︎NINGUNO DE LOS DOS sabía muy bien qué hacer. Andy quería detenerse pero no podía, sentía como si todo lo que se había guardado durante tantos meses por fin se estuviera manifestando. Alice no sabía cómo consolarlo, así que solo le acarició el cabello definiendo cada uno de sus rizos cuidadosamente mientras le permitía llorar en su hombro.
Pasó sus manos por la espalda de Andy intentando transmitirle su apoyo, él se sentía poco a poco más tranquilo en sus brazos, así que sus sollozos se calmaron después de unos segundos.
—Perdona, Ali... —murmuró alejándose de ella. Se sentía mal porque ella lo había visto ser tan frágil.
—¿Por qué perdón, Andy? —inquirió Alice, parecía querer comprenderlo. —Ven, siéntate...
Andy fue guiado hacia la cama para sentarse, Alice se alejó para calentar el agua en una pequeña cafetera y le preparó un té.
—A ver, ten —dijo dándole el pequeño vaso de unicel. Pero sus manos le temblaban tanto que le costó no tirar el té. —Mejor no, espérame, deja te lo enfrío un poquito...
Alice se dedicó a soplar el líquido tan caliente en sus manos. —¿Quieres contarme qué te pasa? —preguntó en un susurro.
Andy la miró, sintió como si sus ojos lo amenazaron con volver a llenarse de lágrimas, pero cuando se encontró con los ojos de Alice se sintió en paz. ¿Cómo le decía a Alice que estaba cansado? Se sentía un niño haciendo berrinche por no querer ir al colegio. ¿Cómo le decía a Alice que Sara se había enterado de lo enamorado que estaba de ella y le había llamado idiota? Porque no quería que Alice lo supiera. ¿Cómo le decía que ya no quería nada?
—Estoy un poco cansado, Ali... Y estuve leyendo el libro de La Sociedad de la Nieve y pues... —murmuró intentando convencerla. Pero la mirada de Alice volvió a hacerlo.
Alice no le creía en lo absoluto. Sus ojos mentían casi tanto como su boca. Y si algo se había prometido Alice durante sus noches llenas de miedo por estar sola con sus pensamientos, había sido ayudar a todo el que pudiera, hacer todo lo que estuviera dentro de sus posibilidades para ayudar. No quería que nadie se sintiera tan solo como ella se había sentido.
Así que dejó el té en la mesita de noche y tomó la mano de Andy.
—Nadie debe guardarse nada, todos tenemos a alguien a quien poder recurrir... Yo te tengo a ti, por ejemplo, cuando siento que ya no quiero nada... ¿Tú se lo has contado a alguien, Andy? —preguntó Alice intentando sonar tan calmada como pudo.
Andy negó. —Es que es una boludez, Ali...
Alice negó con la cabeza y con su mano libre acarició la mejilla mojada de Andy. —Si lo sientes, no puede ser una boludez... Si lo sientes es por que es real y ahorita puede no tener mucha importancia, pero si dejas que crezca se va a volver como una bola de nieve gigante que no va a tener piedad en aplastarte...
—¿Y cómo la detengo? —preguntó Andy por fin intentando ser accesible a lo que Alice decía.
—No puedes guardarte nada, díselo a alguien, no sé si soy buena para consolar pero te puedo escuchar siempre que quieras o lo necesites, y si no confías en mí, ahí está Rocco, por ejemplo, o Pipe o Juani o... Alguien va a estar dispuesto a escucharte... Pero no dudes de que puedes confiar en mí... —dijo Alice acariciando la mejilla del chico como si quisiera demostrarle lo mucho que lo quería. —Estoy para ti como tú siempre estás para mí... Para eso son los amigos...
Ese era precisamente el problema. Andy no la quería como amiga, quería besarla, decirle que la amaba, que se había enamorado loca e irremediablemente de sus malos chistes tan sarcásticos, de su sonrisa y de sus ojos que tanta paz le daban. Quería que ella lo mirara como él lo hacía... Pero sabía que eso era imposible.
Ella miraba a Juani, Sara se lo había dicho. Le había dicho que era un idiota si creía que Alice iba a corresponderle porque ella solo tenía ojos para Juani... Pero Andy no perdía la esperanza de que un día ella cambiara de opinión.
Así que debía ser valiente y decirle, tal vez así ella se daría cuenta de que... Debía estar con él.
Abrió los labios, completamente dispuesto a decírselo. Pero la voz de Sara llegó a su cabeza. «Es, literalmente imposible que ella te haga caso... Está pero enamlradísima de Juani, déjalo así, mejor...»
—Andy —murmuró Alice tomando el rostro del chico para que dirigiera su mirada hacia ella. Los ojos de Alice denotaban preocupación pura por el chico y él no sabía qué decirle para evitar contarle todo lo que guardaba.
Pero sabía que Alice no iba a creerle nada de lo que le dijera, y eso tal vez resultaría contraproducente, así que soltó un suspiro y le contó todo, obviamente evitó decirle que estaba enamorado de ella. Le dijo a Alice que Sara lo había llamado idiota, pero la justificó diciendo que él no paraba de moverse cuando ella lo maquillaba.
No es que Alice no le creyera, porque Pipe también le había dicho que se sentía un tanto incómodo con la española. Sino que le costaba entender como es que Sara podía cambiar tanto, porque con ella siempre había sido linda...
Pero escuchó a Andy cuidadosamente, no sabía qué decirle al chico, pero lo abrazaba cuanto podía con la esperanza de poder hacerlo sentir acompañado.
Entonces escuchó el suspiro de Andy y supo que había terminado de desahogarse. Lo acercó a su hombro y le acarició el cabello amorosamente.
Se quedaron en silencio unos minutos mientras Alice le acercaba el té para ayudarlo a tranquilizarse.
—Andy, lo que tú necesitas es dormir —dijo Alice —No sé qué decirte, la verdad, pero si de algo te sirve es que es normal estar cansado, te están explotando al límite pero porque eres capaz. Si no lo fueras no te lo pedirían... También está bien que te sientas harto, pero Andy, es que jamás se lo dijiste a nadie tampoco, es lo que te decía ahorita, esto va a crecer si no lo detienes —su voz era tranquila intentando transmitir la misma paz hacia Andy.
Él simplemente se sentía más tranquilo estando en los brazos de Alice, con eso era suficiente para él.
—Andy —llamó Alice separándose para tomar el rostro de el chico. —Prométeme una cosa, por favor... —pidió acariciando sus mejillas, a lo que Andy asintió —Cuando necesites ayuda, cuando sientas que te estás ahogando, puedes decírmelo... Yo te puedo escuchar cuando quieras, ¿Sí?
Andy volvió a asentir y le agradeció su ayuda. No quería verla a los ojos porque sabía que en algún momento iba a perder el control de sí mismo e iba a hacer un movimiento del cuál probablemente se arrepentiría después.
—Pero también necesitas dormir, Andy —dijo Alice con la voz baja, no quería alterar a Andy. El chico asintió sin mirarla aún. Alice se levantó para tomar el frasco de gomitas del escritorio. —A ver, cómete estas mientras te preparo otro té, ¿Sí?
Andy se quedó quieto en la cama obedeciendo las instrucciones de Alice, cuando su té estuvo listo también lo tomó poco a poco. Alice se subió a la cama acomodándose detrás de él, sus manos acariciaron sus hombros y se recorrieron hacia sus omóplatos cuidadosamente.
Podía sentir los huesos que le daban el soporte a su piel, lo que le causaba tanta tristeza por él. Pero entendía su trabajo y solo siguió con el suyo intentando relajar los músculos del cuerpo de Andy.
A él le costaba mantener su decencia dentro del cuerpo y no girarse para besarla. Soltó un largo suspiro, se sentía mucho mejor, estaba relajado después de soltarlo todo. Sentía las manos de Alice recorrerle la espalda y subir de pronto por su cuello hacia su cabello. Pasó saliva intentando mantenerse tranquilo, pero sentía como un calor se extendía desde su estómago dejándole un cosquilleo extraño en la piel, tuvo un escalofrío cuando sintió como Alice lo abrazó.
Cuanto le estaba costando a Andy mantenerse tranquilo.
Alice, por su parte, se daba cuenta de que jamás había notado lo bonitos que eran los rizos de Andy, eran tan desordenados y tenían un color castaño muy bonito. Jamás lo había notado, y eso que lo peinaba todos los días.
—Vas a estar bien, Andy, te lo prometo, pero deberías dormir —murmuró en su oído. Sintió como Andy tembló bajo su cuerpo y asintió. Alice se sentó en la cama y tiró de Andy para recostarlo sobre sus muslos.
Debía concentrarse en el presente mientras Alice guiaba su meditación y le hacía masajes en la sien.
Alice miraba los ojos de Andy, tenían un color extraño. Estaba tan segura de que eran cafés... Pero bajo la luz cálida y tan tenue de la habitación parecían verdes... Aunque si los miraba desde otro ángulo se volvían grises. Tenía los ojos como un arcoíris...
Sus labios eran gruesos pero se escondían un poco detrás de la pequeña barba que se había dejado para el rodaje. Alice sonrió un poco. Andy era guapo, no podía negarlo...
Sintió como Andy se quedó dormido y se dispuso a dejarlo descansar, tenía tantos pensamientos en ese momento que necesitaba aire fresco, así que se levantó cuidadosamente y dejó la cabeza de Andy descansar sobre la almohada. Como un niño chiquito que rebuscaba algo en la cama, Andy paseaba sus manos por el lado vacío de la cama mientras Alice se ponía los zapatos después de apagar la luz.
De pronto Andy lo encontró, sus manos tiraron de la cintura de Alice y la acercó a él.
—Por favor, quedáte otra vez, un ratito solo —pidió en un murmuro.
No estaba del todo dormido, pero no quería que Alice se fuera, se sentía a salvo y tranquilo con ella, y hasta que no despertara y fuera consiente de lo que iba a hacer con su vida después de hablar con ella, no quería sentirse tan solo.
—Pero debo irme, Andy —murmuró Alice tranquilamente, los brazos cálidos de Andy la retenían abrazada por la cintura.
Y es que dentro de ella había algo que no quería irse.
—Por favor, un ratito nomás, no te vayas... —pidió Andy. No dependía de ella, pero quería sentirse cuidado y querido un segundo más...
Escuchó el suspiro de Alice y como ella se acomodó entre sus brazos. —Solo un ratito, Andy...
Pero es que ella no quería quedarse solo un ratito.
Holi de nuevooooo
¿Cómo van?
Ok, este cap si me da maripositas en el estómago, Andy me duele, pero la manera en la que Alice intenta consolarlo aunque no tiene ni la más mínima idea de cómo hacerlo y de todas maneras como Andy se siente seguro con ella es tan 🦋✨🦋✨🦋✨
🤎
Ali viendo a Sara hablar con Andy:
🤎
Ali después de llegar al trabajo y ver el desorden que se trae Sara:
🤎
Alice con la mínima interacción con Juani:
🤎
Oigan, ¿ustedes qué dicen? Que Ali se haya sentido rara cuando vio a Andy y Sara hablar, ¿Fueron celos? ¿Fue miedo? ¿Presentimiento?
Amiguitos, es que por más que trato con Sara... Nada más no me cae *emputadito*
¿Y a ustedes?
En fin, espero que les haya gustado y nos vemos despuéssss
FÁTIMA FUERA 🤎✨
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