12.| 𝐀quí
J U A N I
✈︎EL AQUÍ Y EL AHORA eran dos cosas en las que le costaba enfocarse.
Alice se había ido a México hacía unos días, y desde entonces no habían hablado demasiado. De hecho, no habían hablado.
Como era de esperarse por parte de Alice, jamás subía stories, algo que pudiera contestar y tener un pretexto para hablar con ella.
No es que estuviera enamorado, sino que extrañaba a su amiga. Sacudió la cabeza y se concentró en su papel, no podía parecer afectado, hacía unos días que no hablaba con Valentina, ni con Sara, ni con nadie, de hecho.
Cuando entró por la puerta de la carpa de maquillaje, supo que sería un desatastre de nuevo.
—¡Numa, sigues tú...! En cuanto termine con Carlos...
—Yahir, ¿Te acuerdas de como hacerle el pelo a Roberto?
—Creo que no me está quedando bien Roy...
El grupo de Yahir, Alejando y Sara estaban volviéndose locos. Ante la ausencia de Alice, a todos les costaba recordar los pasos a seguir, y Sara había sido llamada para sustituir a Alice temporalmente.
Todos los miraban extrañados, pues les sorprendía que la ausencia de la mexicana causara tal desorganización.
Juani se sentó a esperar su turno para que lo maquillaran mientras veía a Yahir desesperado por terminar a Enzo.
Alice hacía falta, no solo en el set.
Le hacía falta a él.
Pero simplemente le parecía irracional su forma de sentir cuando estaba claro que no le gustaba.
No podía enamorarse de ella, no sabía nada de su persona... Y era medianamente bonita, aunque eso era medio punto a su favor.
Lo cierto era que, a pesar de no conocerla, Juani sabía que la pasaba increíble con ella. Su risa era contagiosa y parecía que el lugar se iluminaba, así que hacía de todo con tal de verla sonreír así fuera solo un minuto.
—Juani, ya puedes pasar —le dijo Valentina.
Hacía días que no hablaba con ella, pues pasaba la mayor parte del tiempo con Alice.
—Hola, Valen, buenos días —saludó amablemente mientras se sentaba en el sillón.
Ella respondió su saludo, sin embargo las cosas estaban algo tensas y Juani no lograba terminar de comprender por qué.
Cuando terminaron de maquillarlo y peinarlo, salió a escena.
No era capaz de concentrarse, no del todo.
—¡Juani! Tu madre te llama, dice que es urgente —aclamó Valentina acercándole su teléfono.
Pidió permiso al director para contestar, pero cuando lo hizo se arrepintió de inmediato.
Claro que le parecía extraño que su madre le llamara, pues de hecho no había hablado con ella desde que el rodaje y la preparación de la película había comenzado.
—¿Hola? —respondió tembloroso.
—Ay, cielo, que bien que me respondes ¿Cómo has estado? —preguntó su madre, parecía estar igual de nerviosa que él.
—Bien, bien, ¿Y vos?
El silencio de su madre lo asustó un poco, solo fueron dos segundos de escuchar su pesada respiración pero fue suficiente para él para saber que tal vez lo llamaba por una razón. Una que quizá no iba a gustarle mucho.
—Bue, te mentiría si te dijera que igual que vos de bien... Sabés de la adicción de tu padre por apostar, ¿No? —comentó la mujer, soltando un largo suspiro.
Juani asintió, imaginando todas las posibilidades que habría, ahí estaba entonces la razón por la que su madre lo llamaba después de casi un año de no saber nada de él.
—¿Qué pasó? ¿Gustavo está bien? —preguntó, pues a pesar de que evidentemente no sabía nada de él, comenzaba a preocuparse.
—Sí, bueno, tan bien como se puede estar sin plata ni para comer... —respondió Roxana, su voz podía parecer preocupada, pero Juani sabía que tal vez estaría frente a su padre, mirándolo con reproche y odio.
No supo qué responderle en ese instante. ¿Qué le podía decir a la mujer a quien en realidad no le importaba siquiera si él estaba vivo o muerto al otro lado del mundo?
Sintió que su labio tembló, y como si sus lágrimas fueran a rodar, pero Valentina y Sara lo estaban mirando detenidamente, así que aclaró su garganta y se obligó a retomar su postura.
—¿Y que querés que haga, madre? Decime cualquier cosa y ya veo yo como lo hago... —respondió.
Él no quería ser como sus padres, quería estar ahí para ellos cuando lo necesitaran.
—No, no, hijo, ¿Qué te pensás que soy una rata para pedirte dinero a vos? —preguntó su madre como si estuviera indignada.
—No, ma, yo no quería decir eso. Más bien que si vos necesitás que haga algo o si querés que te mande guita o algo así, decímelo —insistió Juani.
Escuchó el suspiro se su madre al otro lado del teléfono. —Bueno, que conste que vos te ofreciste solo... ¿Podés mandarnos algo de plata? No tenemos pero es que ni para comer...
Juani asintió rápidamente, se aseguró de que los datos de la tarjeta bancaria estuvieran bien y acordó con la mujer para mandarle el dinero ni bien tuviera el wi-fi suficiente. Su madre le agradeció y antes de que él pudiera decirle algo más, ella colgó, dejándolo con aquel Te quiero entre los labios...
Se tragó sus ganas de llorar y le entregó el teléfono a Valentina.
—¿Qué ha pasado, Juani? —preguntó la chica mirándolo preocupada.
—Nada, unos problemas con los depósitos del trabajo de mi viejo... —balbuceó Juani intentando que su voz se disfrazara en tranquilidad.
Sara le dio una mirada cargada de pena por su situación, y esperó a que Valentina se fuera.
—Ven, tengo que retocarte en maquillaje —dijo Sara tomando su brazo, él asintió y comenzó a caminar junto a ella, mientras Sara solo lo abrazaba con fuerza.
Aquí y ahora, estaba jodido.
Se sentó en la silla de maquillaje mientras Sara retocaba un poco los pigmentos del rostro de Juani. A diferencia de Alice, ella no usaba cubrebocas, así que Juani podía concentrarse en lo bonitos que se veían sus labios solo para intentar distraer un poco su cabeza.
Tal vez Sara había notado la forma tan intensa en la que Juani delineaba sus labios con la mirada, pues intencionalmente acercó más su rostro al del chico con la excusa de que iba a colocar unos pigmentos más específicos y necesitaba ver qué era lo que estaba haciendo.
Su cerebro se desconectó momentáneamente, al menos la parte que lo hacía ser una persona racional con límites. Sara mojó sus labios pasando su lengua por estos sutilmente, como si ni siquiera pretendiera que se notara. Y Juani olvidó cualquier otra cosa.
Su mano inmediatamente subió hacia la nuca de Sara y atrajo su rostro hacia el suyo aún más, sus labios se encontraron. Pero a pesar de que los labios de Sara eran suaves y bailaban con los suyos de una forma increíblemente placentera, Juani no sintió nada, como siempre había sido y como siempre había estado acostumbrado.
—Pero detente, Juani, ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Sara.
—No lo sé, perdón —murmuró Juani avergonzado mientras se levantaba de la silla y salía a grabar de inmediato. Casi estaban por grabar el rescate, pero antes de eso tenían que hacer la muerte del Vasco...
Así que fingió llorar por la persona que Benjamín Segura interpretaba, mientras sentía un dolor aprisionarte en su pecho y descargaba sus lágrimas bajo el seguro refugio de una buena actuación.
Tomó una foto y la tomó con humor, como solía hacerlo siempre.
Cuando la hora de regresar al hotel llegó, se sentó junto a Andy y Fran. Pipe se reía de sus chistes y no parecía ni siquiera que unas horas atrás se había desmoronado por completo solo porque su madre lo había llamado.
Se adentró a su habitación dejándose caer sobre la cama, vio unos cuantos tik toks antes de decidir que se debía cambiar la ropa. Quería subir algo a su tik tok, así que buscó en sus videos. Había uno específicamente que no recordaba haber grabado así que le dio play.
—Día veinte, Juani ni siquiera tiene idea de que uso su teléfono para grabar —inmediatamente reconoció la voz: Alice. El primer plano era Juani tirado en el piso representando perfectamente su papel mientras las cámaras lo rodeaban y Bayona le dirigía unas palabras que no se percibían en el audio. Entonces la cámara se volteó y Juani pudo ver a Alice. —Llevo unos días haciendo estos videos, y Juani, ni en cuenta, yo creo que ni los ha de ver jaja... —Alice hizo una mueca, su nariz se arrugó y sus labios se fruncieron haciendo que se marcaran dos pequeñas líneas. —¡Ay wey, se me ve un bigote como los de las caricaturas de los chinos! —gritó soltando una carcajada. Juani sonrió al instante, mientras Alice volvía a hacer los mismos movimientos una y otra vez.
Entonces mientras él estaba concentrado en mirar lo que Alice hacía en la pantalla y que le causaba una ternura infinita, alguien golpeó la puerta sacándolo de su ensimismamiento. Cerró inmediatamente la aplicación y fue a abrir.
—Ah, hola Sara —saludó haciéndose a un lado para poder pasar.
—Hola, Juani... Mira, quería hablar contigo sobre lo que sucedió hoy... —murmuró Sara mientras se acomodaba en el borde de la pequeña mesa de noche que había.
Juani suspiró y la miró. —No tenés que decirme nada, Sara, fue un impulso y lo siento mucho por ello, tenés que creerme que eso no va a volver a pasar... —interrumpió Juani restándole importancia con un ademán de manos.
Hasta que de pronto Sara tomó su mentón y lo obligó a mirarla. Se enderezó y desabotonó los primeros tres botones de su blusa. —¿Estás seguro de que no quieres que pase algo?
Juani pasó saliva cuando de pronto Sara se sentó en su regazo. —Porque bueno, a mí me parece que estás soltero, igual que yo... Y no estaría mal si... Dejamos que las cosas fluyan, ¿No?
Los labios de Sara se recorrieron cuidadosa pero sensualmente por su cuello. Juani tembló un poco, eso no era normal en él. Las manos de Sara lo sedujeron cunado comenzaron a acercarse a sus brazos. A la mierda todo. A la mierda Alice. Aquí y ahora estaba Sara.
Juani pasó sus manos hacia la cadera de Sara, y simplemente se dejó llevar.
Los suspiros de Sara lo complacían, cada acción que ella realizaba, sus caricias eran suficientes para él.
Podía sentir el calor en la habitación, y se olvidó de todos sus problemas. Estaba siendo débil y lo sabía.
Sara se levantó de la cama ni bien terminaron y se vistió, permitiéndole a Juani detallar aún mejor cada parte de su cuerpo. Dejó un beso sobre su frente y se fue insinuándole que quería que volviera a pasar.
Él accedió y la miró irse, se vistió de nuevo y abrió su teléfono. Ahora se sentía una mierda de nuevo.
Esta vez sí qué podía enfocarse en el aquí y ahora. Aquí y ahora estaba jodido aún después de haber tenido una buena noche de descargo. Pero seguía sintiéndose mal.
A N D Y
✈︎LA AUSENCIA DE ALICE le estaba afectando un poco bastante.
Extrañaba hablar con ella, reír y contarle cosas tontas para que ella se riera también.
Aunque últimamente estaba bastante bajoneado. No solo Alice le hacía falta, sino que no había podido dormir bien desde que habían iniciado las grabaciones, pues se concentraba tanto en su papel que a veces olvidaba que solo era un humano que necesitaba descansar. Además de que a pesar de estar acostumbrado a la estricta dieta que sobrellevaba por el papel con el que lidiaba, extrañaba tanto comer algo más que no fueran sopa o ensaladas. Extrañaba Argentina, extrañaba a su familia.
Estaba harto de todo. Aunque sus compañeros eran como una curita al corazón haciéndolo reír todo el tiempo con sus ocurrencias y bromas.
Estaba nostálgico porque sabía que aquella aventura terminaría pronto.
Así que se sentía como un revoltijo de emociones, ya ni siquiera sabía qué era lo que quería.
De hecho, sí lo sabía. Quería a Alice, quería abrazarla, quería tenerla cerca y embriagarse de el perfume que su piel desprendía, quería reírse de sus chistes, quería que le contara cien mil datos curiosos e históricos, quería que le hablara de los datos sobre la tragedia que ni siquiera él terminaba de conocer. Quería escuchar a Morat con ella, quería que le hablara sobre Marvel por horas, quería escuchar sus chistes sarcásticos y a veces algo ofensivos porque esa era ella. Esa era Alice Mora Aldana, la persona de quien se había enamorado profundamente.
Su teléfono vibró y sonrió al reconocer quién era. Aceptó la videollamada y lo primero que vio fueron unos ojos verdes preciosos que abarcaban la mitad de la pantalla.
—Holis —saludó Alice con una sonrisa.
—Hola, Ali —respondió Andy dándole una sonrisa. —¿Cómo estás?
—La verdad, muy feliz, hace rato que no estaba tan feliz por hacerme más vieja, pero... ¡Ya es mañana! Por fin voy a cumplir veintiuno —respondió dejando el teléfono sobre una mesita y comenzando a hacer un bailecito de felicidad.
Andy sonrió. Ella era Alice, estaba recuperando su brillo poco a poco, y él estaba enamorado de eso. Entonces Alice tomó su teléfono de nuevo y le preguntó: —¿Y tú? ¿Cómo te va con Sara de maquillista?
El chico soltó un suspiro. —Uy, creo que no muy bien... —murmuró Alice.
—No, no digo eso, es que... Tienen un caos todos los días, se desorganizan mal... El otro día me picó el ojo con la brocha —se quejó Andy. —Me lo dejó morado y aún no se quita
Alice hizo una mueca. —Chale, y según yo había dejado todo acomodado... Ya casi vuelvo, no te preocupes —bromeó haciendo un guiño.
Andy conservaría esa imagen eternamente. —Pero bue, yo ya no quiero hablar de lo deprimente que ha sido el set sin vos... Bayona también está vuelto un loco porque dice que Yahir no le funciona bien, y escuché que quería despedirlo —murmuró acercándose a su teléfono. La habitación estaba sola, pero aún así susurraba.
—Ay no, no, voy a hablar con ese wey, es que no pueden hacer nada sin mí —volvió a bromear.
A pesar de que Andy sabía que Alice bromeaba, para él era cierto.
—Vos contáme como te va allá en México, mejor —sugirió sonriendo.
—Ha sido increíble, tenía muchísimo que no veía a mi familia... ¡Y mi gordito que está bien grande! Llegó y no me reconoció, pero cuando le dije que si quería "tintán", me gritó: "¡Ali!" y corrió y me abrazó de la pierna... Ahhh te juro que amo a ese niño —relató con una sonrisa enrome.
"El gordito" como Alice lo llamaba, era su primo más pequeño, Lucas de a penas tres años para ese momento. Alice lo adoraba. Andy solo lo conocía por fotos y stickers que le habían hecho por sus graciosas caras, pero adoraba mirar a Alice cuando hablaba sobre aquel niño, porque sus ojos brillaban y se notaba cuanto lo amaba.
—¡Aliiii! —la voz del niño se escuchó por el micrófono.
—Me parece que quieren hablar con vos, mejor te dejo —dijo Andy.
—No, no te preocupes, solo dame un segundito —pidió Alice dejando el teléfono en la cama y después cuando lo volvió a levantar, pudo verla a ella abrazando al pequeño niño. —Dile "Hola" a Andy...
—Hola Any —saludó el pequeño sacudiendo su manita hacia la cámara mientras Alice le daba varios besos en la mejilla.
Andy no lo resistió y tomó un screenshot. —Hola, campeón, ¿Cómo estás?
—Bienn —respondió sonriéndole, después se volteó hacia Alice. —Aliii, tintán... —pidió.
—Espera, deja voy por el pizarrón, ¿Ok? —preguntó Alice.
—Okei —respondió el niño.
Andy la admiraba. Si un día ella decidía cambiar de opinión, sería una madre excelente... Y muy hermosa a decir verdad.
—¿Me acompañas, gordo? —preguntó Alice.
—Sí
—Ándale, pues, tráete a Andy —le dijo Alice apuntando el teléfono.
Lo siguiente que Andy vio fue como el niño le extendía el dispositivo a Alice.
—Quiere pintar, nada más que no puede pronunciar bien la erre aún, y le cuesta... —explicó mirando a la cámara.
Andy sonrió y asintió mientras la veía buscar unas cosas. —¿Cómo estás tú? Creo que ni siquiera lo pregunté...
Él alzó los hombros y le restó importancia. —Las cosas han estado difíciles, pero supongo que bien —explicó intentando volver a evadir el tema de que no estaba durmiendo bien.
—¿Seguro? Te ves bien cansado —dijo Alice. —Ay, pendeja —gritó al mismo tiempo que se escuchaba algo caerse. —Gordis, ¿Me cuidas a Andy? Es que no alcanzo el pizarrón y me acabo de dar un... —se interrumpió a sí misma cuando se dio cuenta de que iba a decir una grosería. Y ella jamás le decía groserías a los niños. —... Un golpecito...
El niño asintió y volvió a tomar el teléfono.
—Cuídamelo bien, eh —pidió la chica —Oye, ¿Cómo le hace el rayo McQueen? —preguntó Alice mientras se subía a una silla, captando la atención del niño.
—Cuchauuuu —exclamó haciendo un movimiento de cabeza.
—¿Te gusta el rayo McQueen? —preguntó Andy al niño.
—Si
Andy habló con el niño, tal vez no eran más que simples preguntas que el pequeño respondía con Sí o no y a veces Alice le sugería al niño hacer el sonido de un animal.
—Ay, ya, por fin, imposible de sacar el pizarrón, eh —suspiró Alice extendiéndole el artefacto a el niño.
Durante al menos hora y media, Andy se entretuvo con Alice y el pequeño, se reía de las caras que Alice hacía, de que fingía hacer un berrinche cuando ella le dibujaba lo que el niño pedía y el pequeño lo borraba solo para hacerla molestar porque Alice le hacía cosquillas después de eso. Cada pequeña cosita que ella hacía, solo incrementaba la fuerza con la que el corazón de Andy latía por Alice.
—Ay, oye, ya han de ser como las 2 de la mañana allá, y mañana todavía tienes que ir a grabar... —dijo Alice. —Ya, órale, a dormir —le ordenó.
—Sí, es que no tengo sueño —respondió Andy, quería quedarse con ella hasta que el sueño lo venciera (como los últimos días), pero Alice lo miró mal. —¿Cuándo volvés? —cambió el tema, sabiendo que esas cosas distraían a Alice.
—No voy a caer en eso, Andrés, tú eres el que siempre me está chingue y chingue que debo dormir mis horas, así que ándale, a dormir —riñó fingiendo molestia. —Y regreso dentro de una semana...
Andy rio y accedió a la petición de Alice, se despidió de ella antes de recostarse a intentar dormir. Pero como lo estaba esperando, eso no pasó. Necesitaba sentirla cerca, así que reprodujo Besos En Guerra, una de las tres canciones favoritas de Alice, para sentir que ella estaba ahí también.
No pudo evitar sentir la similitud entre las situaciones. Él moría por confesárselo, por decírselo en la cara y saber si ella sentía igual. Pero sabía que eso no era posible.
Igualmente, aunque lo hiciera o no, aquello ya lo lastimaba. Pero por un solo beso suyo, él moriría con gusto. Pero aquello no era posible, así que solo guardó sus palabras en un poema que escondió bajo su almohada.
En la pantalla pequeña, su risa encantada,
Juega con su primito, en México, en la distancia,
Sus ojos brillan, su alma desbordada,
Y yo aquí, en España, con el corazón en balanza.
Eres mi amiga, mi confidente, mi estrella fugaz,
Tan cerca y tan lejos, duele tanto imaginar,
Una familia contigo, un sueño en compás,
Mientras grabo, mi mundo gira sin parar.
"Besos en guerra", suena Morat en el fondo,
Tu risa, tu esencia, en mis pensamientos se esconde,
Quiero confesar lo que guardo en lo más hondo,
Pero el miedo y la distancia me ahogan.
Duele no verte, sentirte tan lejos,
Mientras tú disfrutas de tu tierra natal,
Yo aquí, en el set, con este amor viejo,
Soñando con el día en que pueda contigo estar.
Dobló la hoja y la escondió junto a otras tantas que había escondido a lo largo de los meses. Su alma entera estaba ahí, sus sentimientos, todo. Lo leyó y se asustó. ¿Cómo se puede amar tanto a alguien en tan poco tiempo?
Sacudió la cabeza y los guardó, debía encontrar algún escondite secreto, pues en cualquier momento alguien podría encontrar esos papeles y tirar a la basura su corazón de palabras escritas con sangre y lágrimas.
Tal vez al día siguiente, pues ahora comenzaba a sentirse un poco más cansado, y finalmente cayó dormido mientras Acuérdate de Mí lo hizo soltar un par de lágrimas llenas de esperanza de que, algún día, Alice pudiera verlo en la forma en la que él la miraba a ella.
Pero, aquí y ahora, solo estaba dormido imaginando un fututo que podía no ser posible, fantaseando con la cercanía que proyectaba la música favorita de su maquillista.
Holisss ¿como están? Dios, ya moría por publicar este capítulo para poder gritar
CHINGA TU MADRE JUANI
PD. Te amo Juani de la vida real
Pero sí, Juani se pasó... Mientras Andy solo se nos está muriendo y también de amor... Ayno, pobrecito de mi niño
🤎
Andy después de ver a Lucas e imaginarse un hijo con Ali (Spoiler: La de Spider-Man es la de Alice) :
🤎
Alice en México con todo el desastre en España:
🤎
Todos ahorita con Juani:
🤎
Honestamente yo voto porque se quede con Andy, él es 100% la mejor opción.
Pero Buenop, ¿Qué les pareció el capítulo de hoy?
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