Epílogo
Querida Yelena.
No se como empezar a escribir, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi, un año para ser exacto, y tal vez suene tonto pero aún espero que regreses, es un gran momento para que vuelvas a casa.
Hyo me contó la última vez que hablaron, dijiste que encontrarías una manera de pagar mi cirugía, pero Gi-Hun la pagó al final, estoy seguro de que el sabe algo, pero cada que lo veo, parece huir o alejarse, solía ser mi mejor amigo, pero creo que el año pasado nos afectó a todos de una manera terrible.
Es como si el tiempo se hubiera detenido por ti hermana, y por el idiota de tu esposo, todos intentamos continuar con nuestras vidas, todos intentamos avanzar, pero nunca fue igual para nadie, su ausencia se siente muy presente y seguirá así no importa cuanto tiempo pase.
Colocaron una foto tuya en los pasillos de tu trabajo, como un homenaje, eras más importante para ellos de lo que podrías pensar. Aunque encontraron un remplazo para tu área, no era lo mismo, solías ser una de las mejores trabajadoras, estabas concentrada en hacer y divertirte al mismo tiempo, he escuchado que todos extrañan tus peleas con el pasante, como cantabas emocionada cuando se acercaba la hora de salir, y lo amable que eras con todos, nadie puede remplazar eso.
Muchas personas siguen susurrando al pasar por la que solía ser tu casa, se preguntan que te pasó, si saliste de viaje, si decidiste huir un día, algunos crean rumores, dicen que te fugaste con alguien, que te volviste loca y escapaste de la cuidas, ese es el más ridículo, pero no creo nada de eso, jamás te irías sin avisar, jamás te irías y me dejarías sin decir nada al respecto.
La madre de Sang-Woo es la mujer que más pena me da, tampoco hemos sabido nada de el y estoy seguro que tiene mucho que ver con tu desaparición, el no me agrada y nunca lo hizo, supe que el no era alguien bueno para ti, pero tu lo escogiste y no puedo hacer nada al respecto. Sin embargo su madre no tiene la culpa de nada de eso, ella aun lo espera, los espera a ambos.
Jamás rompí la promesa que te hice, sobre no contarle a su madre que hace tiempo que el había vuelto de su "viaje de negocios" que estuvo aquí mucho tiempo, ella creé que volverá en algún momento, estaba preocupada por como reaccionaría al contarle que no estabas aquí, pero es como si ustedes dos se hubieran desvanecido en el viento, y se lo mucho que le duele no saber nada, porque me siento igual, es un sentimiento horrible de impotencia.
No pierdo la esperanza, no pierdo la esperanza de volver a verte por aquí algún día, no quiero resignarme, no quiero pensar en la peor situación, no quiero pensar en que tal vez te perdí para siempre.
Pero si fue así, tampoco quiero dejarte ir, es egoísta, lo se, terriblemente egoísta, pero se que tu no querrías irte tan pronto, voy a mantener tu memoria viva hasta que llegue mi día, te lo prometo.
Te quiero y extraño.
-Alexey
El chico cerró la carta una vez la terminó de escribir, limpiando sus lagrimas mientras sostenía el sobre entre sus manos. Estaba solo en el parque más cercano a su vecindario, quería respirar aire fresco mientras escribía, porque la situación era tan sofocante.
Era una impotencia horrible no saber nada de ella, la última vez que se le vio, fue el día que visitó a Hyo-Ri en el hospital, y se lo contó una vecina, la vio hablando con un policía fuera de este.
Pero ese policía estaba desaparecido también. Como si todo estuviera en su contra, como si hubiera algo más grande que no conocía.
—¿Alexey? –Una voz conocida lo hizo levantar su mirada, encontrando a Gi-Hun con una tímida expresión y su cabello rojo ardiente destacando por sobretodo.
—Oh Dios, Gi-Hun... –Exclamó el chico con sorpresa, levantándose para abrazar con fuerza al hombre. —Extrañaba hablar contigo, hermano.
Gi-Hun formó una triste sonrisa en su rostro. —Yo también lo extrañé, pero ya sabes, el año pasado fue...
—Muy difícil para todos, sí. –Interrumpió terminando su oración, Gi-Hun asintió tomando asiento junto a el. —¿La extrañas?
—Cada día. –Tomó un profundo suspiro, sacando de su bolsillo el brazalete que Yelena le había entregado antes de morir. —Ella quería que tuvieras esto, debí dártelo hace un tiempo, pero no tenía la valentía de hacerlo...
Extendió su mano revelando aquel brazalete dorado con algunas perlas el color blanco que brillaba con el solo de se día. —¿Ella quería que lo tuviera? –Soltó petrificado. —¿Tu sabes que le pasó?
Gi-Hun se quedó en silencio.
—Ella murió, ¿No es así? –Continuó, sus ojos se cristalizaron, se aferraba a creer que ella aún estaba viva, pero la mirada dolida de Gi-Hun lo decía todo.
—Lo lamento tanto, Alexey... –Gi-Hun intentó posar su mano en el hombro del abatido chico en modo de apoyo, pero este se levantó de su asiento de inmediato.
—¡¿Fue Sang-Woo, verdad?! ¿¡Ese imbécil le hizo algo, no es así!? –Exclamó furioso, llamando al atención de las personas que caminaban cerca. Gi-Hun no dijo nada, no tenía la valentía para revelar lo que había pasado en ese juego.
—Ellos están juntos, ellos se fueron juntos. –Era una manera de suavizar la verdad, toda esa tragedia que en realidad había sucedido. Pareció funcionar, la mirada de Alexey de suavizó.
—No es justo, no es justo... –Repitió múltiples veces, volviendo a su asiento aceptando la mano de Gi-Hun en su hombro. —¿Por qué la vida es tan injusta a veces? Ella era una buena persona merecía más tiempo, tenía que estar aquí más tiempo, debí ser yo en su lugar...
—No digas eso, todo lo que ella quería era que tú vivieras, te tuvo presente todo el tiempo, tienes que vivir tu vida así valdrá la pena todo lo que hizo...
—¿Algún día podrás decirme exactamente lo que le pasó? –Cuestionó el chico con su cabeza agachada.
—No lo se... –Respondió con melancolía. –No estoy listo para volver a ese momento.
—Se que la querías, aunque quiero respuestas no puedo obligarte a recordar algo que debió ser horrible. –Ambos quedaron en silencio, lo que sea que dijeran después, sería vertir más sal en la herida. —¿Por qué el cabello rojo? –Preguntó con curiosidad. —Te queda bien pero...es diferente.
—Quería hacer un cambio. –Gi-Hun soltó una pequeña risa mientras explicaba. —En la foto lucía como una buena idea, y quería sorprender a mi hija cuando la visitara.
—¿Visitarás a Ga-Yeong? –Soltó el joven sorprendido a lo que Gi-Hun asintió. —No la has visto por casi un año, no pensé que tu ex esposa te dejaría verla de nuevo.
—A mi también me sorprendió, mañana tomaré un vuelo hacía Estados Unidos.
—Dicen que es un lugar lindo, disfruta el tiempo que pases con ella, no la ves todos los días. –Dio una triste mirada al cielo con una pequeña sonrisa en su pálido rostro, Gi-Hun hizo lo mismo. Alexey tomó su teléfono para revisar la hora, abriendo sus ojos con sorpresa, eran casi las tres. —Mierda, tengo que irme, Hyo-Ri llega a casa en veinte minutos y no tiene la llave.
—Entonces será mejor que vayas si no quieres hacerla esperar... –Soltó Gi-Hun con una risa. —¿Aún se enoja tanto como antes?
Alexey asintió rápidamente mientras se levantaba. —Menos que antes, pero aún da miedo cuando lo hace. –Ambos soltaron una risa. —Te veo luego...
—Adiós Alexey. –Se despidió el hombre observando al chico correr a la estación del metro como si su vida dependiera de ello.
Alexey se encontró en la estación, esperando impaciente su tren, justo había llegado cuando el tren que necesitaba avanzó, tenía que esperar 10 minutos para la siguiente.
Mientras jugaba con sus propias manos para distraerse, un hombre bastante arreglado portando un traje y un maletín tomo asiento junto a el.
—Disculpe, ¿Tiene un minuto?
...
Hemos llegado al final de este libro, espero que les haya gustado, si es así. Voten y comenten.
-Alessandra
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