"¡Alguien empújelo!"

Las luces se encendieron, dando a entender el inicio de otro día, la mujer talló sus ojos removiéndose incomoda para levantarse, dando leves golpecitos en el hombro de Sang-Woo esperando despertarlo.

La expresión confundida de Gi-Hun la hizo alertarse al ver la puerta abrirse dando paso a cuatro guardias sosteniendo uno de los ataúdes negros.

—¿Qué sucedió? –Murmuró Yelena, imitando a Gi-Hun parándose, dando la vuelta encontrando el  cuerpo colgado del numero 069. —Oh, mierda. –Tapó sus ojos con sus manos apartando la mirada de aquella escena.

Con una horrible sensación de inquietud, tal como lo avisó la voz femenina del altavoz, tenían que prepararse para el siguiente juego. Siguiendo a los guardias los decaídos jugadores llegaron hasta el cuarto de juegos, topándose a 17 maniquís cada uno portando un numero.

La pareja se miró entre si, tratando de averiguar que juego sería el siguiente, antes de escoger el numero que usarían, sin embargo en ese tiempo, los primeros jugadores avanzaron, como instinto humano, escogieron los números que estaban en medio, era el lugar más seguro a elegir.

—Atención por favor, los números frente a ustedes, son el orden en el que van a jugar.

—Si es un juego con tiempo como "luz roja, luz verde" los últimos quedan en desventaja. –Comentó Sang-Woo teniendo un debate interno. —Pero ir al principio es muy arriesgado si no conocemos el juego.

—¿Eso significa que...? –Agregó la mujer, sin dejar de sostener su abdomen intentando no verse muy obvia. 

—No tengo idea. –Admitió rendido el hombre, sobre-estresándose al pensar en todo lo malo que podría pasar dependiendo del numero que escogieran.

—¿Quieres que escoja yo? –Sugirió Yelena, sentía que durante todo el juego había dejado cada decisión en manos de Sang-Woo y eso tal vez no había sido muy justo para el. El asintió, dejando a ella ser la voz por un día. —Los números de al final, el catorce o el quince, no tan al final.

—¿Estás segura? –Cuestionó el mayor, la mujer asintió fingiendo seguridad. —Entonces los últimos números.

Ambos se acercaron a los maniquis, el tomó el numero catorce, dejando que ella escogiera el numero quince, Sae-Byeok los siguió tomando el dieciséis. Gi-Hun estaba a punto de escoger el numero uno, pero para su buena o mala suerte, ese fue tomado por otro sujeto, que quería por una vez, tomar las riendas de su vida.

Formados en fila, guiados por un guardia entraron al lugar donde el juego se llevaría a cabo. Todo lucía como un circo, con un enorme puente que separaba la plataforma en la que estaban de otra.

—Jugadores, bienvenidos al quinto juego, el quinto juego se llama, puente de cristal.

Las reglas eran simples, habían dos peldaños de cada lado, uno era de vidrio templado y soportaba hasta a dos personas, otra, se rompía apenas con el peso de una. Lo difícil era adivinar cual era el peldaño correcto.

El primer jugador, logró saltar el primer peldaño sin romperlo, pero al dar el segundo salto, cayó por el vacío estrellándose contra el suelo, a tal vez más de diez metros de altura, muriendo.

Temblando, la segunda jugadora corrió con la misma suerte al caer, fue el tercero, quien logró cruzar tres peldaños correctos antes de caer, pero al menos, dejando una parte del camino descifrada para los demás que cruzaran.

Si tan sólo el jugador numero cuatro no hubiera olvidado el orden cayendo al primer intento.

Ocho jugadores habían muerto a ese punto, siendo el 101, aquel que seguía para saltar.

—¡Escuchen bien imbéciles! No voy a seguir adelante. –Anunció el 101 alterando al resto de jugadores. —¡El que quiera avanzar que avance! 

—Carajo. –Maldijo Sang-Woo, si el no saltaba, ellos siendo los últimos quedaban en desventaja. 

—¡Alguien empújelo! –Exclamó Yelena sintiendo desesperación por lo que podría llegar a suceder. Y claro, le gustaría ver al 101 morir de una vez.

—¡Empújelo usted, si es tan valiente! –Le gritó el hombre detrás del 101, volteando a mirarla con molestia, Yelena apartó sus ojos como si no hubiese escuchado nada.

Un minuto pasó y la discusión entre el 101 y el jugador tras de el continuó, alertando a todos pues apenas quedaban cinco minutos en el reloj.

 Aunque para sorpresa de los presentes, la jugadora 212, Mi-Nyeo fue la valiente que dio un paso al frente, haciéndole creer al 101 que iba a avanzar. Aprovechando lo confiado del hombre para apretar su cintura, y recordarle lo que se habían dicho hace un par de noches...

—Te advertí que si me traicionabas, te iba a matar. –Escupió la mujer, desesperando al hombre quien rogaba por su vida realmente asustado. —Eres un cobarde, Deok-Su, ¿Te confieso algo? Lo tienes pequeño y asqueroso. –Dijo antes de dejar su cuerpo caer hacía atrás, chocando contra peldaño, rompiéndolo al instante cayendo junto al 101 al vacío, muriendo ambos en ese momento.

Sin tiempo de alegrarse, el resto de jugadores continuaron avanzando, hasta que el jugador que escogió el numero 13, facilitó algo en el juego, era un ex trabajador en una fabrica de vidrio, y sabía diferenciar entre el vidrio normal y el templado.

Un sólo peldaño faltaba, mientras el ex trabajador intentaba descifrar sobre cual vidrió saltar, en base al reflejo de la luz, la persona que organizaba el juego pareció darse cuenta apagando todas las luces del lugar dificultando la tarea.

—¿Qué pasa? ¿Cuál es el problema? –Preguntó Sang-Woo al ver que el sujeto no decidía cuál era el cristal correcto.

—Está demasiado oscuro para poder ver. –Respondió el hombre.

—Maldita sea. –Soltó Yelena viendo el poco tiempo que quedaba en el reloj. —Debe haber otra manera de diferenciarlos...

—¡Decide ya!  –Exclamó Sang-Woo alterado. 

—Tengo que escuchar el sonido. –El sujeto se levantó rápidamente para observar al resto de jugadores. —¿Tienen algo para lanzar?

Yelena buscó entre sus bolsillos en busca que aunque sea el más pequeño objeto, pero no tenía nada a parte de su brazalete y su anillo, por obvias razones no iba a lanzar ninguno de ellos.

Por suerte, Gi-Hun tenía en sus manos una canica del juego anterior, sin perder el tiempo la pasaron hasta el hombre, lanzándola a uno de los peldaños.

—Una más, necesito escuchar el correcto. –Las miradas se dirigieron hacía Gi-Hun quien negó con su cabeza, era la única canica que tenía.

—¿Que vamos a hacer ahora? –Soltó Yelena aterrada por el poco tiempo que quedaba.

—No estoy seguro... –Sang-Woo saltó hasta el peldaño donde el sujeto estaba parado, mientras este aún trataba de decidir cual escoger.

—Entonces sólo salta. –Dijo Sang-Woo empujando al otro jugador con fuerza haciéndolo caer contra el cristal rompiéndolo de inmediato. La respiración de la mujer se agitó por la sorpresa, el simplemente lo había empujado, sin dudarlo ni un segundo.

El fue el primero en cruzar a la plataforma, seguido de la atónita mujer, de Sae-Byeok y Gi-Hun. Apenas sus pies tocaron el suelo, como si hubiese perdido fuerza cayó al suelo sosteniendo su abdomen, se sentía débil, pero aun podía intentar levantarse, antes de que Sang-Woo pudiera acercarse o hacer el más mínimo movimiento, los cristales que quedaban comenzaron a estallar uno por uno.

La mujer pudo sentir los pequeños pedazos chocar contra ella, los más pequeños atorándose en su cabello y uno que otro raspando su mejilla dejando una gota de sangre correr bajo su ojo.

—¿Estás bien? –Preguntó preocupado Sang-Woo agachándose para revisar a Yelena. ella asintió sin mirarlo a los ojos, apartándose un poco cuando el pasó su mano por su mejilla.

—Tu también estas sangrando. –Agregó, mantenía su sentimiento de sorpresa por lo que el hombre había hecho antes, pero a pesar de eso, se sentía más preocupada por la herida en el pómulo de Sang-Woo que por su propio dolor.

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Estamos tan cerca de la final que juro que podré terminar esta historia antes de fin de año.

Estoy emocionada.

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Los veo en el siguiente cap!

-Alessandra